POV: CARMEN.
Era un poco extraño, gracias al nuevo integrante en mi vida, no podía dejar de ver mi celular, de hecho pasaba mucho tiempo en ese aparato después de realizar mis deberes de la universidad. Sumándole que no podía sacar de mi cabeza, sus hipnotizadores ojos y la manera en la que disimuladamente me miraba, al principio podía jurar que no le quitaba los ojos de encima a mi amiga, pero una vez que te concentras bien, descubres su verdadero punto de vista.
“Yo”
¿Quién lo diría? La chica que se la pasa todo el tiempo estudiando, u haciendo alguna otra cosa, menos estar atenta a un celular, o estar esperando la respuesta de alguien, ahora hasta hacía las tareas con un ojo sobre el celular, a veces el miedo me invade y me aterro de mis propios sentimientos, de la manera en que él estaba adentrándose no sólo a mi vida, también se colocaba en mis pensamientos, y mi pequeño corazón sabía que pronto le tocaría lo suyo, además de que ya se calentaba con sólo ver un mensaje de él.
Con fuerza aferro mi agarre a la tira de mi mochila y salgo de la universidad rumbo al auto del chófer que me lleva a casa, no puedo quejarme de él, me ayuda con mis escapadas cuando hace falta, mis padres me tienen hasta la madre, siempre con su preocupación, a mí no me engañan, simplemente les gusta tener el control, y saben cuánto detesto eso, por Dios, son veinte años que tengo.
—Hola —saludo, bufando del aburrimiento, deseo y amo la carrera de doctorada, pero eso no quita que no sé lo difícil que es, pero no soy de rendirme, no me gusta la idea de si quiera pensar que no lo lograré, esa meta está encima de muchas cosas, las promesas que me hago a mí misma valen mucho, sino soy capaz de cumplirme algo, dudo que a alguien más, se supone que debo amarme primero.
Desvío la mirada de la ventanilla, y me encuentro con la mirada de mi chófer, mirándome desde el retrovisor, frunzo el ceño, pero al ver que estamos en casa bufo queriendo golpear mi frente por estar perdida en mis pensamientos.
“Todo por culpa del moreno de ojos hipnotizadores”
Bajo del auto avergonzada, pero sonriendo, el chófer me hace un gesto de ¨a la orden¨ y entro a casa.
No me sorprende no ver a nadie, el zumbido de mi celular me saca de mis pensamientos, lo saco del bolsillo pequeño de mi mochila y miro la pantalla viendo un ¨Hola¨ de él, del morenazo.
Subo corriendo las escaleras y me encierro en mi habitación con seguro.
Lanzo mi mochila a un lado, y me tiro a la cama con el celular en manos, con una sonrisa de boba abro mi chat para contestarle.
¨Hola¨
No pasa ni un minuto y ya me responde.
: ¿Qué tal?
Muerdo mi labio inferior, mientras tecleo.
¨Bien, ¿Y usted?¨
Él: Podemos tutearnos.
Yo:Ajá, ¿Y estaría bien tutear con un hombre de veinticinco?
Él; Mientras nos de igual, está todo bien. ¿Te puedo llamar?
Yo: ¿En serio?
ÉL: Lo siento, pero no me conformo, sólo leerte se siente como si hablara con una desconocida. También admito que quiero escuchar tu voz.
Yo: Supuse que dirías eso, pero me temo que te quedarás con las ganas.
ÉL: ¿Sigues haciéndolo difícil?
Yo: Ideas tuyas.
ÉL: Bueno, en ese caso nos vemos mañana, escucharé tu voz, fuerte y claro.
Yo: ¿Qué piensas hacer?
ÉL: Si no quieres venir a mí, yo voy a ti, pequeña;)
YO: Eres insistente.
Se desconecta justo cuando le doy a enviar, extrañamente eso me entristece un poco, pero eso no quita que seguiré siendo como soy con él, aunque por alguna razón desconocida siento que no se rendirá, y no quiero que lo haga.
Me pongo a hacer mis deberes sin interrupciones ya que apagué los datos de mi celular, lo malo de mi carrera es que si uno del grupo falla, pierden todos, razón por la cual todos debemos estar atentos y estudiar mucho.
Ceno en mi habitación enredada entre libros y libretas, él no me ha vuelto a escribir,tal vez esté ocupado en su trabajo, con eso de que los González están teniendo muchos problemas, me imagino al pobre haciéndose cargo de todo.
Como si lo hubiera invocado con la mente, me escribe un sí a mi último mensaje.
ÉL: ¿Me extrañaste?
Yo: Nop.
ÉL: Yo sí, ni con tanto trabajo dejo de pensar en ti.
Yo: No te creo, debes estar cansado.
ÉL: Sí, no tienes que creerme, sólo debes sentirlo, al menos me piensas ¿no?
Yo: Duerme, estás cansado ¿no?
ÉL: Sí, pero no de escribirte, ¿Estás estudiando?
YO: Sí :(.
ÉL: Así sí te dejo, pequeña. Sueña conmigo, que yo sueño contigo.
Meneo la cabeza sonriendo, se toma muy en serio su rol de conquistador.
¨Buenas noches¨
—Carme —llaman a mi puerta.
Dejo el celular a un lado y tomo mi libreta rápidamente.
—Sí —contesto, agachando un poco la cabeza para escribir.
La siento entrar y me hago la concentrada esperando que se acerque.
—¿Cenaste? —pregunta, apoyando una mano al respaldo de mi asiento.
—Sí —le contesto sin voltear a verla.
—Descansa —besa mi cabeza y se aleja.
—Buenas noches —murmuro.
Me disgusta mucho la manera en la que se manejan las cosas en mi casa, para obtener lo que quieres, tienes que ganártelo, y no es que sea un problema, si no que esas cosas que uno desea, son decisiones que uno desea ejercer sobre su vida, SU VIDA, no debería de estar dando una garantía a ellos por algo que ejerceré sobre mi vida, pero ni modos, tal vez termine haciendo lo mismo que mi hermano, marcharme.
Ni que fuera gran cosas lo que nos ofrecen como padres, la triste realidad de muchas familias adineradas, es que en cuanto más dinero haya, menos amor queda.
Apresurada camino por los pasillos de la universidad rumbo a la salida.—Tienes que esforzarte más —comenta el chico que está a mi lado.—¿Y quién eres tú para decirme lo que tengo que hacer?—pregunto, deteniendo mis pasos para enfrentarle.—Vine a...Alzo mi palma para que se detenga.—Viniste porque ellos te lo pidieron, conmigo no te hagas, y no me sigas, tú y yo somos simples conocidos, no vengas a opinar de si me esfuerzo o no, que te quede claro —me doy la vuelta, dando zancadas hacia la salida.Estoy ardiendo en rabia, hoy no es un buen día que digamos, estuve trabajando tanto para ese proyecto y resultó ser un fracaso, como mis padres nunca asisten a nada que tenga que ver con mis estudios desde pequeña, no tendré que darles ninguna explicación.Sacudo la cabeza echando mi melena hacia atrás, miro hacia el frente buscando a mi chófer, pero se me escapa el aire de la impresión, jadeo sorprendida, doy varios pasos hacia atrás, y me pego de espaldas a una pared.¡¿Qué está hacie
Con mis estudios me es fácil ignorar a mis padres, tampoco es que pasaran mucho tiempo en casa, mi padre se la pasaba de viaje haciendo negocios, mi madre algunas veces se iba con él, otras se encargaba de que todo estuviera bien con la empresa. Mi padre la respeta y todo, pero le gusta ejercer demasiado control sobre las personas y eso no me gusta, me quieren, no lo dudo, pero no me gusta que controlen mi vida, me choca.Hoy es sábado y aunque estoy libre de los deberes de la universidad ya que me desvelé el jueves para terminarlo todo, no tengo ánimos de mucho, aparte de eso tomo cursos de idioma, mi madre y Mary dicen que no estará nada mal para mi carrera y me convencieron.Mi celular vibra sobre la mesa y lo tomo. Contesto sin mirar de quien se trata y llevo el aparto cerca de mi oído.—Hola —contesto parándome de la mesa.—No miraste de quien se trata —esa voz...Alejo el aparto de mi oído y gruño bajito.Ash, ¡que tonta!—¿Qué desea señor?—pregunto juguetona.Escucho su risita
Inclino mi mano para unirla con la suya, aceptando su ayuda para salir del auto, como todo un caballero. —Gracias —le agradezco con una sonrisa. No me suelta, contrario a eso entrelaza nuestros dedos con firmeza, su mano le brinda calor a la mía, sólo ruego por no ponerme a sudar y arruinarlo. Entramos al restaurante y se escucha un pitido, supongo que anunciando un nuevo cliente, el lugar es espacioso, las mesas son de color caoba, hay flores por fuera del local que resalta el aura del lugar, hay una pequeña cantidad de personas, unos hablando, otros comiendo. Hugo elige nuestra mesa y va por nuestra comida, hay una pequeña fila, no tan larga, desde mi lugar puedo observarlo, la cocina está al fondo y como si formara el número 7 está conectado a donde sirven la comida. El moreno de ojos cafés regresa con una pizza mediana y dos jugos naturales en una bandeja, me sirve y luego busca mis ojos. —Hablaré con Mary —amenazo. —La sobornaré si es necesario —advierte tranquilamente. Lo
—Las cosas tienen que cambiar, más ocupaciones, fíjate que tu papá nos alcanzará para irnos por una semana a Australia, ésta noche abandona San Adrián —dice, moviéndose hacia mí, pero no la dejo tocarme.—No te preocupes si viniste a convencerme, yo obedezco señora —le digo sin mirarle.La escucho suspirar y sé que no sabe que más decir.—¿Qué te hace falta? Es como si no fueras feliz, hay personas que pagarían por ser hijos de tu padre, lo tienes todo, tienes a tus padres, ejerces tu carrera...—Ya —exclamo para que se detenga. —. El problema es que soy muy diferente a ustedes, el dinero no me hace feliz, corazón y billetes no se llevan de la mano, no se le puede dar más prioridad que eso se vuelve ambición, haber mamá, la última vez que tuvimos una conversación íntima fue a mis quince años, cuando me gustaba Geraldo, papá siempre fue ambicioso pero esperaba que tu no cambiaras, que siguieras siendo mi mejor amiga, pero de estar conmigo pasaste a estar con gente fina, señoras lengua
Loúnico divertido fue hacerle la vida imposible al inepto de Manuel, pues tenía que ser mi guardaespaldas por la semana completa, y pues, no se la puse nada fácil. No sé porque no se quedó a donde había ido, pero ni modos, se había ido a estudiar, no a quedarse.Salgo del baño secando mi cabeza, estoy muy emocionada ya que pronto volveré a casa, a quien engaño, estoy emocionada por volver a ver a Hugo.—¿Qué carajos estás haciendo en mi habitación? —pregunto, mirando desconcertada al hombre que está frente a mí mesa.Voltea con mi celular en su mano, mi corazón se encoge de sólo pensar que pudo adivinar la clave.—Mmm, ¿Qué ocultas pequeña? Un noviecito, mejor dicho, un morenazo —dice, jugueteando con mi celular.
No tengo un lugar un favorito con exactitud, pero me encanta todo que tenga que ver con la naturaleza, bosques, ríos, playas, zoológicos, pero sobre todo el mar. —Hay algo que aún no me has dicho, es sobre la llamada que tuvimos —comenta, caminando junto a mí. De sólo recordar aquello me molesto, pero no lo hago notar. —Cuando llamaste le había terminado de decir sus verdades a mi madre, estaba algo molesta —explico sin detalles.Estamos caminando tomados de la mano cerca de unos arboles, vivir en la ciudad es hermoso, pero no es tan hermoso como vivir en el campo, u en lugares no tan desarrollados, donde hayan arboles,contrario a la ciudad, la cual está llena de edificios y construcciones. —¿Por qué estabas molesta? —pregunta, y no me sorprende, lo quiero saber todo. —Literalmente sólo están para darme órdenes, las cosas estaban muy bien entre nosotras, con mi padre nunca tuve tanto apego, pero desde que se volvieron multimillonarios, menos amor quedó, le dije a mi madre que mie
¿De que estará hablando? Luchando en contra de mi orgullo logro bajar, la tomo de la mano para llevarla a su habitación. —Necesitas descansar, a pesar del ogro que es tu marido, no creo que te sea infiel —le digo, ayudándola a subir las escaleras. Luego de dejarla en su habitación entro a la mía, confundida y llena de dudas. “Se te cumplió el deseo” esa frase resuena en mi cabeza. Me meto a darme una ducha para luego empezar a hacer mis tareas. Unas horas más tardes, intento concentrarme pero no lo logro, unos gritos desde la recamara de mis padres no me dejan, no entiendo que rayos les pasa, no suelen discutir así, ya el dinero se les subió a la cabeza. Para mí siempre fue suficiente lo que teníamos antes, pero ni modos, mi padre es ambicioso en cuanto a sus sueños y en el fondo estoy orgullosa de lo mucho que ha logrado, y limpiamente. Me levanto para ir a ver que sucede ya que no soporto sus gritos. —¡Estamos en un gran lío y tu me vienes con tus estúpidos celos!—grita mi p
El viento sopla fuertemente contra mi rostro desordenando mi cabello, estoy sentada sobre el baúl de su auto, y él está parado entre mis piernas, con los brazos apoyados a mis costados. —Me enteré de lo que pasó —comenta, lo supuse. —No me han querido decir nada, sólo sé lo que dicen las redes —digo molesta. —Hacen bien, necesitas concentrarte en tus estudios —dice con tanta seriedad que no me lo creo. —¿Es en serio? ¿Acaso tienes hijos? Tengo derecho —reclamo. —No he dicho lo contrario, ellos no quieren que lidies con eso, yo en su lugar haría lo mismo, te mantendría lejos de aquello, imagina él que es tu padre. Poso mis manos sobre sus hombres. —¿Sabes? A pesar de todo ellos siempre fueron felices, y no quiero que eso cambie, no se que motivos tendrá mi madre pero ella cree que mi papá le es infiel, y los instintos de mujer no fallan —ríe por lo último. —Mira pequeña, eres su hija, sí, pero quiero que sepas que en los problemas de pareja nadie se mete, sobre todo si están ca