Capítulo 9: "Sombras del Pasado"

El sol se alzaba lentamente sobre las copas de los árboles, bañando el bosque en una luz dorada, pero para Kadisha, el día no traía la calidez habitual. La presencia de Jayce seguía atormentándola, como una sombra que no podía apartar. Se había retirado, sí, pero el peligro no había desaparecido. Sabía que solo era cuestión de tiempo antes de que Julius y su manada oscura volvieran a atacar.

Kadisha permanecía en silencio junto a Murdock, sus pensamientos vagando mientras el sonido de la naturaleza envolvía el ambiente. Aún podía sentir a Kane latiendo dentro de ella, una energía constante, como si su loba estuviera en alerta, lista para cualquier señal de peligro. Había algo en Jayce, algo más allá de la maldad obvia. Una conexión oscura con su pasado, uno que aún no entendía por completo.

—Tenemos que hablar —dijo Murdock, rompiendo el silencio. Su voz, grave y profunda, siempre tenía un efecto calmante en ella, aunque en ese momento no podía sacudirse la sensación de que algo importante se avecinaba.

Kadisha lo miró. Sus ojos azules, intensos como un océano en medio de una tormenta, la observaban con una mezcla de preocupación y determinación. Sabía que lo que estaba a punto de decirle sería difícil, pero también era necesario.

—Sobre Jayce, Julius… y tu pasado —añadió él.

Ella asintió, sabiendo que había llegado el momento de enfrentarse a las verdades que había ignorado durante tanto tiempo.

—Mis padres —dijo Kadisha, con la voz baja pero firme—. Candise siempre me dijo que murieron en un accidente, pero ahora sé que fue un asesinato.

Murdock se acercó, su mano cálida y fuerte tomando la de Kadisha. Él también había tenido que enfrentarse a la verdad de sus propias pérdidas, pero esta vez era diferente. Kadisha se encontraba en el centro de un conflicto que iba más allá de la simple rivalidad entre manadas.

—Julius Black —susurró Murdock, como si el nombre tuviera un peso insuperable—. Él estuvo detrás de la muerte de tus padres, y Jayce fue quien lo llevó a cabo.

Kadisha sintió que el aire le abandonaba los pulmones. Aunque ya sospechaba la verdad, escuchar esas palabras en la voz de Murdock lo hacía más real. La rabia comenzó a burbujear en su interior, pero no era solo furia. Era tristeza, una profunda pena por todo lo que había perdido sin siquiera darse cuenta.

—¿Por qué? —preguntó, la voz rota—. ¿Por qué matarlos? No eran parte de este mundo, no eran lobos.

Murdock suspiró, apartando la vista por un momento, como si estuviera buscando las palabras correctas para explicarlo.

—Julius ha estado construyendo su imperio de miedo y terror durante años. Necesitaba eliminar cualquier posible amenaza a su poder, y eso incluía a cualquiera que estuviera demasiado cerca de los secretos de su manada. Tus padres, sin saberlo, tropezaron con algo que no debían. Y por eso, los mataron.

Kadisha apretó los puños, sintiendo las uñas hundirse en la palma de su mano. Su cuerpo temblaba, pero no era por miedo. Era por la injusticia, por la pérdida de su familia. Por años, había vivido con la mentira del accidente, creyendo que la tragedia que la había dejado huérfana había sido un cruel giro del destino. Ahora sabía que era mucho más que eso.

—Voy a matarlo —susurró Kadisha, más para sí misma que para Murdock—. A Julius. Voy a acabar con él.

Murdock asintió en silencio, entendiendo perfectamente la necesidad de venganza que la consumía. Pero también sabía que la venganza sola no sería suficiente. Julius no era un enemigo que se pudiera derrotar con impulsos. Requeriría estrategia, fuerza, y sobre todo, control.

—Tienes el poder, Kadisha —dijo Murdock—, pero también tienes algo que Julius no tiene: una manada que te respalda. No puedes enfrentarte a él sola.

Ella lo miró, y por primera vez desde que había descubierto su linaje de loba, se sintió parte de algo más grande. Murdock no era solo un amante; era su igual, su compañero en esta batalla. Y, lo más importante, estaba rodeada por personas que la apoyarían cuando llegara el momento de enfrentarse al monstruo que había destruido su vida.

Sin embargo, había algo más que la inquietaba. Algo que había estado rondando su mente desde que Jayce había aparecido.

—Jayce mencionó algo sobre "el juego que se avecina" —dijo Kadisha—. ¿A qué se refería?

Murdock frunció el ceño, claramente perturbado por la misma idea.

—Julius está tramando algo. No se trata solo de controlar más territorio o de sus planes para el tráfico de lobas. Quiere algo más… algo que va más allá del poder físico. Por eso ha estado manipulando no solo a su manada, sino también a otros clanes de lobos.

Kadisha recordó las habilidades paranormales de su abuela, Candise, y cómo siempre le había hablado de un mundo oculto, uno que coexistía con el de los hombres lobo, pero que pocas veces se cruzaba con ellos.

—¿Crees que tiene algo que ver con lo sobrenatural? —preguntó Kadisha, entrelazando las piezas en su mente.

Murdock asintió lentamente.

—Lo he sospechado por un tiempo. Hay leyendas antiguas que hablan de un poder oculto, un poder que solo puede despertar con el sacrificio correcto. No sé todos los detalles, pero si Julius está intentando controlar ese poder, estamos ante un enemigo mucho más peligroso de lo que pensábamos.

El silencio que siguió a esas palabras pesaba en el aire, denso y cargado de incertidumbre. Kadisha sabía que, con cada día que pasaba, se acercaban más al conflicto final. Pero ahora había algo más en juego, algo que iba más allá de la simple lucha por el control de las manadas.

—Necesitamos información —dijo Kadisha finalmente—. Si Julius está buscando algo más grande que el dominio de los lobos, entonces debemos descubrir qué es antes de que lo consiga.

Murdock asintió, ya pensando en sus próximos movimientos. Alanis, su hermano menor, era un maestro en obtener información. Si alguien podía desenterrar los secretos de Julius, era él.

—Hablaré con Alanis —dijo Murdock—. Si hay algo que podamos usar contra Julius, lo encontraremos.

Kadisha miró a Murdock, sintiendo una mezcla de gratitud y afecto por él. Aunque todavía estaban aprendiendo a confiar plenamente el uno en el otro, ya sentía que su conexión se fortalecía con cada obstáculo que enfrentaban juntos. Sabía que su relación aún era complicada, llena de desafíos, pero ahora más que nunca, necesitaban trabajar como un equipo.

—Gracias —dijo Kadisha suavemente—. Por todo.

Murdock se acercó y la tomó de la mano, su toque cálido y protector. Sin decir una palabra, la atrajo hacia él, y durante unos momentos, todo lo que importaba era la sensación de estar juntos, de ser uno solo en medio de la tormenta que se avecinaba.

—No estás sola en esto, Kadisha —dijo finalmente, su voz profunda resonando en su pecho—. No lo olvides.

Y mientras la noche comenzaba a caer, con las sombras alargándose en el horizonte, Kadisha supo que la batalla apenas comenzaba. Pero ahora estaba lista.

[Queridos lector@s, ¿qué les está pareciendo? me encantaría poder leer sus opiniones en el perfil. Les recuerdo que seguiremos con las actualizaciones diarias salvo incidencias. Muchas gracias por sus palabras].

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo