Los días transcurrieron en una atmósfera tensa dentro del klan Ozturk, Kerem y Mehmet apenas se dirigían la palabra, pues cada vez que lo intentaban, sus conversaciones se convertían en acaloradas discusiones cargadas de reproches y amenazas.Kerem se sentía atrapado entre la espada y la pared, lo que su hermano y Asya habían hecho al fingir sus muerte y huída respectivamente, se consideraba un crimen imperdonable, castigado con la pena máxima según las antiguas leyes del clan. Pero por más que Kerem intentara convencerse a sí mismo de la verdad, una parte de él se negaba a aceptar que su propio hermano, su compañero de juegos de la infancia, fuera capaz de semejante traición.—¿A qué diablos han regresado realmente? —murmuró para sí mismo una noche, contemplando las estrellas desde el balcón de su habitación.Unos brazos cálidos lo rodearon por detrás, y el aroma a jazmín inundó sus sentidos cuando Zeynep apoyó su mejilla contra su espalda.—No dejes que te consuman los demonios de
Los días transcurrieron lentamente mientras Izmir se recuperaba del ataque cardíaco que había puesto en peligro su vida. Finalmente, después de varias semanas de reposo y cuidados intensivos, los médicos lo dieron de alta para que continuara su rehabilitación en el entorno familiar de su hogar.Sin embargo, el ambiente en la gran casa de los Ozturk estaba lejos de ser acogedor, una tensión espesa e invisible parecía impregnar cada rincón, una calma que presagiaba la tormenta que sin duda llegaría. Kerem y Mehmet apenas se dirigían la palabra, intercambiando miradas cargadas de resentimiento y amenazas cada vez que se cruzaban por los pasillos o en los jardines.—¿Hasta cuándo piensas seguir con esta actitud infantil, hermano? —La voz de Mehmet era un siseo venenoso mientras se acercaba a Kerem una tarde en los establos— ¿Cuándo aceptarás que he regresado para reclamar lo que por derecho me pertenece?Kerem levantó la mirada del caballo que estaba ensillando, sus ojos oscuros destell
El calabozo bajo la casa de los Ozturk era frío y oscuro, el aire estaba impregnado con el hedor de la miseria humana. Kerem fue arrojado sin ceremonias a una de las celdas más pequeñas, la puerta de barrotes se cerró detrás de él con un ruido seco y estridente.—¡Esperen! ¡No pueden hacerme esto! —gritó, aferrándose a los barrotes oxidados— ¡Merezco un trato justo!Una de las sombras en el pasillo se movió, un guardia corpulento se acercó y se le quedó viendo con una mirada dura..—Trato justo es lo que obtendrás, como hermano del jefe, recibirás el castigo que dictan nuestras antiguas leyes por tu falta de respeto al Consejo.Kerem negó con la cabeza, su mirada desesperada barrió el corredor en busca de un poco de compasión.—¡Se los ruego! ¡Al menos permítanme ver a Zeynep una vez más, explícale lo que está sucediendo! ¡Ella no merece sufrir esta angustia!Pero el guardia ya se había dado la vuelta y se alejaba, sus pasos resonaron con eco escalofriante mientras Kerem gritaba tras
Las horas se arrastraban con agonizante lentitud en el frío calabozo donde Kerem se encontraba encerrado, el dolor abrasador en su espalda, donde los crueles azotes habían desgarrado su carne, era una agonía constante que amenazaba con enloquecerlo.—¡Aargh! —Un grito desgarrador brotó de su garganta mientras se retorcía en el camastro mugriento, las lágrimas rodaban por sus mejillas empapadas de sudor frío.En su mente, los recuerdos de la brutal paliza se repetían una y otra vez, cada golpe del látigo resonaba en sus oídos como un eco interminable. Kerem había soportado el castigo en silencio, negándose a darles la satisfacción de escucharlo suplicar, pero ahora, solo en la oscuridad de su celda, ya no tenía que fingir fortaleza.El chirrido de la puerta al abrirse lo sobresaltó, haciendo que se encogiera sobre sí mismo con un gruñido de dolor, un hombre encapuchado entró en la celda, su rostro estaba oculto bajo las sombras de la capucha.—Mantente quieto, muchacho —dijo con voz á
La luz rojiza del atardecer caía sobre el territorio del clan Ozturk, envolviendo todo en un manto tenue. En las mazmorras subterráneas, los lastimeros gemidos de Kerem se mezclaban con el ocasional chillido de una rata, creando una siniestra sinfonía de desesperación.Zeynep se encontraba encerrada en su habitación, las lágrimas surcaban sus mejillas mientras se mecía en un rincón, tenía sus brazos envueltos protectoramente alrededor de su vientre que ya empezaba a crecer debido al embarazo.La perspectiva de ser arrancada de los brazos de su amado Kerem y entregada a las garras de Mehmet era una agonía indescriptible.— ¿Qué voy a hacer? —sollozó en voz baja— ¿Qué va a ser de nosotros?De repente, un leve golpeteo en la puerta la sobresaltó, haciéndola encogerse con temor. Rápidamente, limpió sus lágrimas y trató de recobrar la compostura.— ¿Quién está ahí? —llamó con voz temblorosa.—Soy yo, Zeynep —respondió una voz suave y conocida— Ayse, por favor, ábreme.Zeynep frunció el ceñ
Las colinas ondulantes y los valles secos se extendían ante Zeynep y Ayse mientras corrían sin descanso, alejándose de los territorios del clan Ozturk, el sol del atardecer parecía cobijarlas bajo su regazo.—¿A dónde vamos, Ayse? —jadeó Zeynep, sujetando su vientre mientras trataba de seguir el ritmo.—Hacia Mardin —respondió Ayse sin detenerse— es la ciudad más cercana que conozco, la rodearemos y desde ahí, podremos encontrar una ruta segura para cruzar la frontera hacia el oeste.Zeynep dudó por un instante al pensar en Kerem, le era difícil creer que lo que habían dicho Neylan y Elif fuera cierto, se sentía con el corazón desgarrado, pero finalmente, asintió secando las lágrimas de sus mejillas.—Lo siento, Kerem, pero haré lo que sea necesario para proteger a nuestro hijo, vamos, Ayse, guíanos hacia la libertad.Varias horas después, las dos mujeres se encontraban acurrucadas en una pequeña cueva, refugiadas de la creciente oscuridad, Ayse atizó el fuego de la hoguera que habían
El corazón de Kerem se aceleró al escuchar lo que dijo su padre, un nudo de temor se formó en su garganta, tragó saliva con dificultad antes de encontrar la voz para hablar.—¿Qué ha pasado, padre? Por favor, dímelo. Necesito saber que está bien. Izmir desvió la mirada, como si le costara trabajo encontrar las palabras adecuadas, cuando finalmente habló, su tono era cuidadosamente estudiado.—Zeynep... ha huido de nuestras tierras, hijo. Se ha ido... con ese extranjero, su novio americano.Un jadeo ahogado escapó de los labios de Kerem, la negación y la incredulidad sacudieron su rostro. —¡No! ¡No, eso no puede ser cierto! —Negó frenéticamente moviendo la cabeza de un lado a otro con desesperación, las lágrimas amenazaban con traicionarlo— ¡Zeynep me ama, jamás me traicionaría de esa manera! ¡Tiene que haber alguna otra explicación!Izmir simplemente lo observó en silencio, su expresión se mantuvo fría, finalmente, habló de nuevo con voz grave.—Es la verdad, hijo mío, ese hombre re
Después de tomar otro vuelo, el avión descendió suavemente sobre la pista del Aeropuerto Internacional de Miami, las alas vibraron levemente al tocar tierra. Zeynep observó a través de la ventanilla cómo las luces de la ciudad brillaban como un millón de luciérnagas en la oscuridad de la noche.A su lado, Ayse estaba prácticamente pegada al cristal, con los ojos muy abiertos mientras contemplaba los edificios iluminados, las luces de los autos serpenteaban en las autopistas, y las enormes pantallas publicitarias que parecían dominar el paisaje urbano.—¡Por Alá!—Exclamó emocionada— ¡Está ciudad es increíble!Zeynep sonrió ante la expresión de asombro infantil en el rostro de su amiga.—Bienvenida a Miami, una de las ciudades más grandes y bulliciosas de este país, aquí todo es diferente a Turquía.Ayse tragó saliva con nerviosismo, apartándose del cristal mientras el avión rodaba hacia la terminal de desembarque.—¿Crees... que podré adaptarme? —Susurró, retorciendo las manos con inq