Las horas se arrastraban con agonizante lentitud en el frío calabozo donde Kerem se encontraba encerrado, el dolor abrasador en su espalda, donde los crueles azotes habían desgarrado su carne, era una agonía constante que amenazaba con enloquecerlo.—¡Aargh! —Un grito desgarrador brotó de su garganta mientras se retorcía en el camastro mugriento, las lágrimas rodaban por sus mejillas empapadas de sudor frío.En su mente, los recuerdos de la brutal paliza se repetían una y otra vez, cada golpe del látigo resonaba en sus oídos como un eco interminable. Kerem había soportado el castigo en silencio, negándose a darles la satisfacción de escucharlo suplicar, pero ahora, solo en la oscuridad de su celda, ya no tenía que fingir fortaleza.El chirrido de la puerta al abrirse lo sobresaltó, haciendo que se encogiera sobre sí mismo con un gruñido de dolor, un hombre encapuchado entró en la celda, su rostro estaba oculto bajo las sombras de la capucha.—Mantente quieto, muchacho —dijo con voz á
La luz rojiza del atardecer caía sobre el territorio del clan Ozturk, envolviendo todo en un manto tenue. En las mazmorras subterráneas, los lastimeros gemidos de Kerem se mezclaban con el ocasional chillido de una rata, creando una siniestra sinfonía de desesperación.Zeynep se encontraba encerrada en su habitación, las lágrimas surcaban sus mejillas mientras se mecía en un rincón, tenía sus brazos envueltos protectoramente alrededor de su vientre que ya empezaba a crecer debido al embarazo.La perspectiva de ser arrancada de los brazos de su amado Kerem y entregada a las garras de Mehmet era una agonía indescriptible.— ¿Qué voy a hacer? —sollozó en voz baja— ¿Qué va a ser de nosotros?De repente, un leve golpeteo en la puerta la sobresaltó, haciéndola encogerse con temor. Rápidamente, limpió sus lágrimas y trató de recobrar la compostura.— ¿Quién está ahí? —llamó con voz temblorosa.—Soy yo, Zeynep —respondió una voz suave y conocida— Ayse, por favor, ábreme.Zeynep frunció el ceñ
Las colinas ondulantes y los valles secos se extendían ante Zeynep y Ayse mientras corrían sin descanso, alejándose de los territorios del clan Ozturk, el sol del atardecer parecía cobijarlas bajo su regazo.—¿A dónde vamos, Ayse? —jadeó Zeynep, sujetando su vientre mientras trataba de seguir el ritmo.—Hacia Mardin —respondió Ayse sin detenerse— es la ciudad más cercana que conozco, la rodearemos y desde ahí, podremos encontrar una ruta segura para cruzar la frontera hacia el oeste.Zeynep dudó por un instante al pensar en Kerem, le era difícil creer que lo que habían dicho Neylan y Elif fuera cierto, se sentía con el corazón desgarrado, pero finalmente, asintió secando las lágrimas de sus mejillas.—Lo siento, Kerem, pero haré lo que sea necesario para proteger a nuestro hijo, vamos, Ayse, guíanos hacia la libertad.Varias horas después, las dos mujeres se encontraban acurrucadas en una pequeña cueva, refugiadas de la creciente oscuridad, Ayse atizó el fuego de la hoguera que habían
El corazón de Kerem se aceleró al escuchar lo que dijo su padre, un nudo de temor se formó en su garganta, tragó saliva con dificultad antes de encontrar la voz para hablar.—¿Qué ha pasado, padre? Por favor, dímelo. Necesito saber que está bien. Izmir desvió la mirada, como si le costara trabajo encontrar las palabras adecuadas, cuando finalmente habló, su tono era cuidadosamente estudiado.—Zeynep... ha huido de nuestras tierras, hijo. Se ha ido... con ese extranjero, su novio americano.Un jadeo ahogado escapó de los labios de Kerem, la negación y la incredulidad sacudieron su rostro. —¡No! ¡No, eso no puede ser cierto! —Negó frenéticamente moviendo la cabeza de un lado a otro con desesperación, las lágrimas amenazaban con traicionarlo— ¡Zeynep me ama, jamás me traicionaría de esa manera! ¡Tiene que haber alguna otra explicación!Izmir simplemente lo observó en silencio, su expresión se mantuvo fría, finalmente, habló de nuevo con voz grave.—Es la verdad, hijo mío, ese hombre re
Después de tomar otro vuelo, el avión descendió suavemente sobre la pista del Aeropuerto Internacional de Miami, las alas vibraron levemente al tocar tierra. Zeynep observó a través de la ventanilla cómo las luces de la ciudad brillaban como un millón de luciérnagas en la oscuridad de la noche.A su lado, Ayse estaba prácticamente pegada al cristal, con los ojos muy abiertos mientras contemplaba los edificios iluminados, las luces de los autos serpenteaban en las autopistas, y las enormes pantallas publicitarias que parecían dominar el paisaje urbano.—¡Por Alá!—Exclamó emocionada— ¡Está ciudad es increíble!Zeynep sonrió ante la expresión de asombro infantil en el rostro de su amiga.—Bienvenida a Miami, una de las ciudades más grandes y bulliciosas de este país, aquí todo es diferente a Turquía.Ayse tragó saliva con nerviosismo, apartándose del cristal mientras el avión rodaba hacia la terminal de desembarque.—¿Crees... que podré adaptarme? —Susurró, retorciendo las manos con inq
Los días pasaron y Kerem permitió que su madre y Elif organizaran los preparativos para la boda a su antojo. Por fuera, fingía una actitud resignada y obediente, pero por dentro, su mente maquinaba una sorpresa que estaba seguro no sería agradable para ellas. Se lo merecían, después de todo, por las humillaciones y manipulaciones a las que lo habían sometido.—Muy bien, hijo mío —exclamó Neylan con falsa dulzura mientras inspeccionaba los arreglos florales—Veo que finalmente has entrado en razón respecto a tu deber.Kerem le dedicó una mirada con desgano, encogiéndose de hombros con indiferencia.—No tengo otra opción, ¿No es así, madre? Si quiero evitar más castigo, más me vale obedecer.Neylan rió entre dientes ante su tono mordaz.—Siempre tan agudo con la lengua, pero me alegra ver que estás empezando a aceptar tu papel, ahora, ¿Qué opinas de estas guirnaldas? ¿No son exquisitas?—Si tú lo dices… —murmuró Kerem con desdén, observando cómo las sirvientas acomodaban las flores.En
Zeynep contempló las joyas que Kerem le había regalado a lo largo de su relación, su corazón se encogió con una mezcla de dolor y nostalgia. Cada pieza era una muestra del amor que habían compartido, ahora amenazado con desvanecerse en la distancia que los separaba.—¿Estás segura de que quieres deshacerte de ellas? —La voz suave de Ayse la sacó de sus pensamientos— Sé lo mucho que significan para ti.Zeynep tragó saliva con dificultad, acariciando suavemente un anillo de oro adornado con diminutas esmeraldas.—Es lo correcto, Ayse, estas joyas son todo lo que nos queda de valor material, con lo que saquemos por ellas podremos sobrevivir un tiempo hasta que encontremos trabajo estable.Ayse asintió lentamente, deslizando un brazo reconfortante alrededor de los hombros de Zeynep.—Muy bien, haremos lo que debamos hacer para asegurar un futuro para ese pequeño que viene en camino.—Gracias por tu apoyo, Ayse —Zeynep apretó la mano de su compañera, sus ojos se llenaron de lágrimas— Sin t
Elif no entendía qué sucedía, enseguida se dirigió a Neylan mientras buscaba con la mirada a Kerem.—¿Qué está sucediendo?¿Por qué Kerem no me está esperando?Neylan bajo la mirada, se sentía apenada por lo sucedido.—No sabemos en dónde está Kerem, hija, al parecer se ha ido.—¿Cómo se atreve?—El chillido de Elif resonó por encima del murmullo de la multitud, haciendo que todos se volvieran hacia ella— ¡Me ha dejado plantada frente a todos! ¡Seré el hazmerreír de toda la tribu!Su voz temblaba con una mezcla de rabia y dolor, las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, arruinando el maquillaje perfecto que había tardado horas en aplicar. Pero a Elif no le importaba su aspecto en ese momento, lo único que ocupaba su mente era la afrenta que Kerem Ozturk acababa de infligirle.Sin importarle quién la viera, Elif comenzó a descargar su ira sobre todo lo que la rodeaba, arrojó floreros contra las paredes, haciendo que estallaran en mil pedazos mientras los invitados se apartaban p