Vay tomó asiento en un sofá muy cómodo y me indicó otro justo frente a ella, había té servido y algunos pastelillos, también velas con aromas agradables y en las paredes lindos colgantes de espejo. Era un lugar muy acogedor.
-Hachi ¿Ese es tu nombre?- Preguntó mientras anotaba en un cuaderno -no te preocupes si me ves escribir aquí, tengo que registrar algunos datos importantes de lo que me cuestes para trabajarlos luego, no creas que te estoy juzgando- rió suavemente, la verdad era muy dulce y me generaba mucha confianza.
-Me dicen Hachi, como el perro de la leyenda japonesa. Es porque soy campo... Creo- Bajé la mirada. -Mi nombre es Elizabeth, en realidad nadie me dice así, en casa usan otros apodos, jamás nadie me llama por mi nombre, hay amigos que ni siquiera lo saben. No me gusta mucho, suena demasiado pretencioso.- Me reí un poco.
-Entiendo, la verdad es un nombre muy hermoso, tal vez no todos merecen escucharlo- Hizo una mueca graciosa y de repente la vi en sus ojos...
-Saya...- Dije balbuceando. Mi pecho parecía que explotaría, empecé a sentir las lágrimas caer por mi rostro en el intento fallido de contenerme.
-Hachi, cariño, estamos aquí, estás conmigo, estamos seguras aquí- es susurraba Vay mientras me abrazaba con fuerza. Me calmé inmediatamente.
-Cariño, quiero que me cuentes quién es Saya y no te reprimas, si quieres llorar, gritar o lo que sea, hazlo, debes soltar todo eso que te ahogas.- Tomó nuevamente su cuaderno y se sentó tan paciente como antes.
-Saya era mi hermana, no, no era mi hermana, crecimos juntas- Respiré profundo. -Saya fue mi primer amor de la infancia, y luego de la adolescencia- Me sonrojé. -Nunca había dicho eso en voz alta.
-Entiendo ¿Nunca se lo contaste a ella entonces?- Preguntó Vay en un suave suspiro
-Nunca le dije nada a nadie... Tenía mucho miedo porque mi madre tenía sospechas y me dió una paliza cuando se enteró de que le había dado un beso a otra niña. Tenía doce años creo.- Puse los ojos en blanco -En realidad hay muchas cosas que nunca dije por miedo a mi madre.
-Cuentame sobre ustedes, sobre tu y Saya- Dijo ella
-Al principio no éramos cercanas, ella es cuatro años mayor que yo, así que cuando éramos más niñas yo jugaba con su hermana menor que tenía mi edad, estamos hablando de los ocho años... Con el tiempo nos acercando cada vez más , nos volvimos inseparables, hacíamos todo juntas y yo cada día la amaba más, en secreto obviamente.- Me reí y luego mi mirada se ensombreció.
-Mi madre y su madre, que es mi madrina se dio cuenta de lo que yo sentí y mi madre creo un plan para separarnos. Yo nunca quise ser más que su amiga, solo quería estar cerca de ella, pero ellas lo planearon todo...- Me llevé las manos a la cabeza.
-Inventaron que yo usé de robarle a su novio, era un chico que no me daba nada de confianza y se lo había dicho a Saya, pero cuando mi mamá y su mamá le contaron toda esa historia ella pensó que por eso le había dicho que no me daba confianza, para que lo dejara y quedarme con él.- No podía levantar la mirada, dejé caer libremente cada lágrima que ahogaba mi corazón.
-Ella se alejó de mí sin decir nada, solo dejó un mensaje que decía que por una vez la dejara vivir en paz.- Miré a Vay.
-Yo la amaba, cómo iba a hacerle algo así... Pero lo lograron, ella dejó de hablarme, me evitaba en todas partes. Al tiempo encontré amigos nuevos, habian pasado tres años desde nuestra separación, ella tenía veintidós años en ese momento, empezó a salir a fiestas y parecía muy feliz. Se fue de casa, pero las navidades en casa eran sagradas así que cada año nos veíamos ahí inevitablemente, pero ese año no llegó, ella amaba la navidad, por nada del mundo se la perdería, comencé a ponerme nerviosa, les dije a los demás pero dijeron que parecían psicópata manos preocupadas de alguien que ni siquiera me dirigía la mirada.- Me pasé las temblando por el pelo.
-Diez minutos para las doce alguien tocó a la puerta, era la policía... Todo se desmoronó para mi, yo sabía que algo estaba mal. Hubo una exploción en el edificio en que se encontraba viviendo, todos fuimos hasta ahí, una vez fue seguro lo recorrimos completo. Nunca la encontramos.- Respiré profundo
-Encontraron muchos cuerpos, algunos de sus amigos, otras personas que no conocíamos, pero jamás encontré su cuerpo. En los restos de su habitación había sangre por todas partes, el sonido de las sirenas de ambulancias y policias era ensordecedor, un policía se acercó a mi y me dijo con el rostro pálido que la sangre era de ella. debíamos irnos y nos avisarían si hubiera más progreso... Nunca más nos llamaron. Nunca la encontramos. Insistí hasta que me prohibieron la entrada en las oficinas de personas desaparecidas, no podía dejar de buscarla...- Me recosté hacía atrás en el sillón. Sentía una paz increíble después de soltar todo eso, llorar y contarlo todo.
-¿Las crisis surgieron en ese momento?- Habló Vay calmadamente
-Sí, es como si volviera a ese momento en que el sonido de las sirenas me ahogaba y me decían que estaba muerta. Tengo pesadillas cada noche, escucho su voz, a veces puedo sentir que acaricia mi cabello en las noches. A veces despierto sintiendo que hablé con ella y... Todo se desmorona luego.
-Lo que ha pasado es sumamente fuerte cariño, estoy seguro de que podremos ayudarte, me gustaría que vinieras mañana mismo para tomar algunas muestras de sangre que nos ayudarán a calibrar algunas medicinas que te ayudarán a dormir mientras trabajamos en la terapia.- Se levantó y me abrazó.
-Conocerte ha sido un gusto, eres una mujer muy fuerte y saldremos de esto, te lo promete.
Al salir me sentí liviana y optimista, después de tres años podría darle un cierre a todo este dolor. Xavier me abrazó, hizo un papeleo y tomamos el bus de regreso a casa.
Me senté en la ventana. El cielo estaba teñido de rosa y naranja, las nubes hacían un espectáculo maravilloso de colores y era tan relajante, a ella le encantaba. Se fue oscureciendo de a poco en el trayecto, casi me quedo dormida cuando Xavier tiró de mi manga y volteé a verlo, me sonrió y de repente su expresión cambió a pánico vi en el reflejo de sus lentes una fuerte luz roja a mis espaldas, grité su nombre y de pronto todo estaba oscuro.
Salí disparada por la ventana frente del frente, pude oír el crujir de mi cabeza en el concreto, todo el cuerpo ardiendo. Quería arrastrarme, quería moverme, pero el dolor era intenso. Logré ponerme de lado por un momento y pude ver la situación...
Había mucha gente corriendo, sangrando, cuerpos tirados sin moverse, no veía a Xavier por ninguna parte, había un incendio en el bus y pequeños focos de fuego al rededor. De pronto alguien gritó pero no pude entender, ya estaba demasiado mareada, solo me recosté boca arriba esperando, rogando por alguien, que Xavier me encontrara.
Comencé a sentir frío de a poco, comenzó a subir por mis piernas y llegó a mis manos, no era frío estaba completamente empapado, el olor fuerte del combustible me hizo reaccionar y comenzó a gritar, estaba empapado en combustible y había fuego por todas partes .
Grité y nadie me escuchó, entonces pensé en ella, cuánto habrá gritado, yo debería haber estado con ella... Y sentí una explosión. Mi cuerpo se aprendió en llamas en un parpadeo. Ni siquiera podía gritar, no podía moverme.
Vi unos tacones frente a mi y pensé que lo había logrado, pero todo se volvió negro de nuevo.
Nuevamente desperté en aquella habitación, esta vez el silencio inundaba el ambiente como una espesa bruma. De inmediato recordé el rostro de la mujer que me había recostado... Prefería creer que era un delirio, sentía el cuerpo hirviendo así que excusé mi visión con la fiebre que suponía tener. El tiempo avanzaba y a pesar de que no tenía conciencia de cuánto llevaba ahí parecía que las horas transcurrían lentamente mientras yo no tenía el coraje suficiente para levantarme y salir a descubrir que sucedía. Pero no todo es para siempre, eso creía, me armé de valor y me puse de pie. Podía percibir algo en el lugar, una sensación familiar, un aroma, supe en un escalofrío que venía del lado contrario al que me dirigía, como un reflejo natural me volteé rápidamente. Ella estaba de espaldas junto a un gran ventanal, la noche era oscura y sin luna, pero ella parecía estar observando el más magnífico horizonte con esos ojos cristalinos. La cabeza me daba vueltas, habían mil pensamientos ata
-Bienvenida a casa…- Dijo suavemente mientras sostenía un reloj de bolsillo. -Tu eras la desaparecida, qué rayos está pasando Saya- Supliqué con desespero.Ella caminó tranquila por la habitación y su suave revoloteó me recordó de inmediato el único recuerdo que me quedaba de ella. Me llevé la mano al cuello y sentí alivio al notar que seguía ahí, descolgé la oxidada cadena y la sostuve con el brazo extendido. -La guardé para ti- Dije contenido el dolor. Era un colgante de libélula desgastado por los años, era de cuando éramos niñas. -Fue lo único que encontré de ti en la explosión...- Bajé la cabeza y suspiré agotada. -Cuando desapareciste...- -Nunca te dejé sola Hachi, por eso estás aquí- Me interrumpió y tomó la cadena con delicadeza. -Lamento mucho lo sucedido, pero no había otra manera...- Tomó mis manos y sonrió como si el tiempo no hubiera pasado.Ella comenzó a hablar y yo intentaba concentrarme en sus palabras con todas mis fuerzas, pero no lo lograba, imagenes y sonidos vo
Sin fuerzas y aturdida por sus palabras caí al suelo de golpe. Grité, lo más fuerte que pude, lo necesitaba, era lo único que podría hacer entonces, gritar con fuerza. Continúe llorando, clamando por piedad al Dios en el que alguna vez confié, pero sólo encontré silencio… Un mortal y macabro silencio… Quería desaparecer ¿Era imposible?... Ella recogió mi cuerpo del piso y lo cubrió con un abrazo… Cuando reaccioné contemplé un hermoso paisaje tras la ventana, podía divisar flores entre la oscura cortina, era tan extraño, ni un mísero rayo de luz entraba. Intenté correrla, pero al tocarla comencé a sentir como mi mano lentamente se calcinaba, me alejé espantada, no dolía, pero sangraba lentamente. Entonces comprendí que aquello no era un sueño. De mis ojos no salieron más lágrimas. Intenté calmarme aunque era difícil… Mis sueños, mi vida, todo se había ido.-Tranquila, todo estará bien- Cuando pronunció aquello mis ojos se abrieron con asombro.-¿Por qué no lo salvaste?- Mi voz era sev
Se acercaba la noche y necesitaba aire. Llevaba horas esperando, horas en aquel cuarto, me estaba volviendo loca… Estaba confundida, aquel sabor era realmente maravilloso y en ese momento solo deseaba volver a probarlo. Era amargo, con un leve toque a metal, tibio y suave, realmente un sabor excitante. Mil pensamientos rondaban mi cabeza, mientras la tenue luz de una vela iluminaba mi indefinido reflejo en el espejo. Creía muchas cosas respecto a los 'chupa sangre', como el que no poseían reflejo, o su debilidad al ajo ya las cruces de plata, o en realidad, a cualquier símbolo religioso. También espero en qué sucedería con mi nuevo gusto a la sangre humana ¿cómo se alimentaba Saya? Después de horas largas de charla conmigo mismo el silencio se apoderó del lugar… Y en la penumbra llegó ella. Me destruí con ternura, como una leona a sus cachorros. -Saldremos a abastecernos- Musitó rompiendo aquel crudo silencio. –Aún tienes mucho que aprender…- Concluyó abriendo las cortinas. -No quie
Un sentimiento espantoso invadió mi cuerpo, estaba desesperada, angustiada, apenada, avergonzada… Todo y más que eso en cantidades exorbitantes. Entonces lo decidí y entré en silencio, sin cometer movimiento en falso. Sin que se escucharan mis pisadas ni en lo más mínimo. Entré a la que era mi habitación y lo vi… Tan puro, tan tierno como lo recordaba sus perfectos razgos y su tersa piel parecía brillar en la oscuridad de la noche. Parecía ya haber caído en sueño profundo, mientras abrazaba la almohada impregnada en mi perfume. Sólo hacía falta un toque para entrar en conflicto con mi nuevo instinto, lo sabía, pero la angustia era más fuerte. Me acerqué con cuidado y lo observé. Al cabo de un momento me senté a su lado.-¿Aún abrazas mi almohada?- Musité con melancolía.Se estremeció, entre abrió los ojos y sonrió. –Todo está bien ¿Ok?- Un dolor seco se produjo en mi garganta, angustia, mucho dolor… y sed.-Hachi…- Susurró aún adormecido-Tranquilo, solo duerme…- Sonreí e intente dis
Los siguientes meses fueron intensos, había mucho que no conocía y que forzadamente necesitaba aprender, jamás habría creído que existía un mundo así justo frente a nuestros ojos. Los primeros que hicieron Saya fue contextualizar nuestra realidad actual, no somos las únicas, existe una sociedad completa de seres de las sombras, los vampiros son a penas una minoría. Existen diferentes tipos de vampiros de acuerdo a su legado, incluso respecto a quién los inicia y su propio potencial, son muy quisquillosos a la hora de admitir nuevos iniciados en la comunidad, nadie puede decidir libremente a quién convierte. A Saya la convertida en amante sin previo consentimiento, como ella a mi, con la diferencia en que su vida no estaba en riesgo, pero por sus antecedentes sanguíneos había sido escogida por "el consejo" y sus órdenes son ley. "El consejo" se trata de un grupo de vampiros mayores junto a especialistas en diferentes áreas que ayudan a mantener la sociedad en orden ya salvo, un áre
Una noche noté como se deslizaba un sobre debajo de la puerta. Llevaba demasiado tiempo sin hablar con Saya y me esperaba este tipo de interacción, ella no dejaría que siguiera ignorandola.Tome el sobre y me acomodé para leer su contenido con paciencia, tenía claro que necesitaría digerir sus palabras con cuidado, todo lo que provenía de ella era siempre intenso."Te vi. Yo te vi. Envuelta en aquellas cautivadoras llamas, consumiéndote en tu propio infierno artificial, queriendo dejar de respirar de una vez.Sola, perdida, vagando en las profundidades de una eterna noche. La gente habla sin saber, piden sin conocer en profundidad sus deseos, la codicia les impide ver y desean con avaricia la 'vida eterna'; Sin saber que existen almas con este don, almas sin lugar en este mundo, perdidas, sin vida, sin muerte, tan solo observando como todo se destruye... Lo cual nos causa el placer que perdimos al convertirnos en lo que somos.Pero aún sin sentir dolor, ver a la persona amada envuelta
Había pasado un año desde la última vez que vi a Xavier, recordar todo lo vivido a su lado era una constante tortura. En aquel tiempo creíamos, ciegos a lo perverso, que íbamos a estar por siempre unidos, todo eran recuerdos que de apoco carcomían mi interior. Sin saberlo ni pensarlo planeamos de a poco nuestra destrucción mientras somos mortales y en la inmortalidad sufriremos una eternidad.Somos culpables de todo y aun así disfrutamos inconscientemente culpando a alguien más. Perdemos, ganamos, caímos, nos levantamos... Y algunos, vivimos por siempre, culpándonos una y otra vez de los errores cometidos y de los besos no entregados, de las caricias que se quedaron guardadas y de los versos sin redactar. Deseamos volver a plantear aquellas conversaciones que nunca terminamos, pero aquella persona ya no existe, no está a tu alcance y no puedes volver atrás por muy grande que sea el dolor. Porque el reloj corre y no se detiene, no se devuelve.Jamás podrás entregar el beso que no di