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Capitulo 5: "Un nuevo amanecer"

Sin fuerzas y aturdida por sus palabras caí al suelo de golpe. Grité, lo más fuerte que pude, lo necesitaba, era lo único que podría hacer entonces, gritar con fuerza. Continúe llorando, clamando por piedad al Dios en el que alguna vez confié, pero sólo encontré silencio… Un mortal y macabro silencio… Quería desaparecer ¿Era imposible?... Ella recogió mi cuerpo del piso y lo cubrió con un abrazo… 

Cuando reaccioné contemplé un hermoso paisaje tras la ventana, podía divisar flores entre la oscura cortina, era tan extraño, ni un mísero rayo de luz entraba. Intenté correrla, pero al tocarla comencé a sentir como mi mano lentamente se calcinaba, me alejé espantada, no dolía, pero sangraba lentamente. Entonces comprendí que aquello no era un sueño. De mis ojos no salieron más lágrimas. Intenté calmarme aunque era difícil… Mis sueños, mi vida, todo se había ido.

-Tranquila, todo estará bien- Cuando pronunció aquello mis ojos se abrieron con asombro.

-¿Por qué no lo salvaste?- Mi voz era severa.

-Ahora no es momento cariño, tienes que alimentarte antes de que sea tarde- Dijo sin perder la calma y con finos movimientos sirvió una copa de la botella que había visto. La miré con horror y di un paso hacia atrás.

-Sólo un trago, te gustará, de verdad necesitas alimentarte ahora- Dijo acorralándome con la copa.

-¡No voy a chuparle la sangre a nadie!- Tan solo mencionarlo se me hacía repulsivo.

-Antes comias carne ¿cuál es la diferencia?- Refutó ella con las cejas arqueadas en una mueca sarcástica.

-No puedes comprar las dos cosas- Bajé la voz considerando sus palabras, jamás lo habría pensado de esa manera, pero no estaba dispuesta a ceder.

-No seas especista, si prefieres te traigo un becerro ¿Es más humano para ti?- Puso los ojos en blanco mientras agitaba su mano insatisfecha, parecía asqueada de esa discusión. La forma burlesca en que resaltaba la palabra "humano" me dió escalofríos, ella ya se había habituado a esto, no se trataba de una apreciación de moralidad sino de supervivencia. -Puedes sobrevivir estrujando ratas si te parece adecuado para alimentar tu ego, solo estoy tratando de hacer las cosas más fáciles para ti- Se pasó una mano nerviosa.

Cerré los ojos y tomé la copa con indecisión. Mojé mis labios con el suave líquido y entonces no pareció suficiente, inconscientemente comencé a beber de aquella copa. Era realmente delicioso, el aroma, el sabor, era único; el poder que ejerce el alcohol sobre los dependientes no es comparable con la necesidad que se siente al probar aquello, la garganta arde como si fuego tragases, pero calma el dolor del alma y es como el sexo, entras en éxtasis y no logras actuar sino como bestia. Bajé la copa extasiada y miré a Saya con asombro.

-Tranquila, es normal, tienes mucha hambre ahora ¿Verdad?- Sonrió. 

No era capaz de emitir ninguna palabra, la sensación de frenesí inundaba mi cuerpo y el ardor en la garganta solo le daba la razon. Asentí con vergüenza limpiando la comisura de mis labios.

-Tranquila, habrá tiempo para modales. Ahora te tengo un regalo...- Mencionó ella con una sonrisa impecable.

Me guió hasta un cuarto apartado, al abrir la puerta una escena macabra se presentaba ante nosotras, pero en aquel momento no era la racionalidad la que reinaba. Me lancé sobre el cuerpo con vida de un hombre de facciones hermosas, pero no buscaba su belleza… Era su aroma… Lamí con delicadeza su cuello buscando, aquel aroma provenía de su interior, entonces sentí que debía ser para mí; Mordí con fuerza su cuello, lo penetré con mis colmillos que parecían desarrollarse con mis fuerzas. Su sangre comenzó a resbalar cual manantial por su cuerpo mientras este gritaba en agonía, lo que me provocaba un inmenso placer. Comencé a saborear cada gota y gocé como nunca antes. 

-Bien, lo estás haciendo bien- Repetía ella de pie en la puerta.

Poco después recobré el sentido, pero ya no quería darle importancia. Entonces con la boca y el pecho empapado de sangre me acerque hasta el cuello de Saya, ella poseía un aroma aún más encantador.

-Ni se te ocurra…- Musitó ella mirándome a los ojos con recelo. 

Me alejé y miré con melancolía el cuerpo sin vida del joven, luego mis manos y nuevamente el rostro sonriente de Saya. 

-No…- Musité arrepentida.

-Sí, tú has hecho eso… Eres fuerte, más de lo que creí.- Aplaudió con orgullo. 

Estaba completamente aturdida, aquello me gustaba, pero no era lo correcto, me estaba condenando… Pensé varias veces lo mismo. “Es un error”, aquella frase daba vueltas y vueltas en mi cabeza.

Una bofetada me despertó de la tormenta de pensamientos, Saya me miraba expectante, como si esperara alguna clase de reacción diferente de mi parte. En el momento en que centré mis pensamientos comencé a sentir el efecto de la alimentación, los sonidos, olores y sensaciones se hacían más fuertes, podía oir el sonido del viento y oler la tierra mojada de algún lugar lejano. La calidez del sol era una vibración peligrosa en mi radar y las voces ruidosas me aturdían un poco.

-Te acostumbrarás a eso, después solo escucharás lo que quieras escuchar- Sonrió con la misma calma que mantuvo durante todo el proceso. -Ahora ve a limpiarte, hay ropa nueva en tu armario, ponte algo cómodo porque saldremos esta noche, te enseñaré cómo vivimos aquí.-

Aunque todo parecía un sueño de lo más fantasioso el aroma óxido de la sangre seca en mi ropa me recordaba la realidad. 

¿Cómo pasó esto? ¿Cómo viven aquí? ¿Hay más de nosotros allá afuera? Los misterios de lo que hasta ese momento era un mito para mi parecían estarse esclareciendo ante mis ojos. Obedecí las instrucciones y me preparé para conocer mi nueva vida, ya había llorando lo suficiente.

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