-Bienvenida a casa…- Dijo suavemente mientras sostenía un reloj de bolsillo.
-Tu eras la desaparecida, qué rayos está pasando Saya- Supliqué con desespero.
Ella caminó tranquila por la habitación y su suave revoloteó me recordó de inmediato el único recuerdo que me quedaba de ella. Me llevé la mano al cuello y sentí alivio al notar que seguía ahí, descolgé la oxidada cadena y la sostuve con el brazo extendido. -La guardé para ti- Dije contenido el dolor. Era un colgante de libélula desgastado por los años, era de cuando éramos niñas. -Fue lo único que encontré de ti en la explosión...- Bajé la cabeza y suspiré agotada. -Cuando desapareciste...-
-Nunca te dejé sola Hachi, por eso estás aquí- Me interrumpió y tomó la cadena con delicadeza. -Lamento mucho lo sucedido, pero no había otra manera...- Tomó mis manos y sonrió como si el tiempo no hubiera pasado.
Ella comenzó a hablar y yo intentaba concentrarme en sus palabras con todas mis fuerzas, pero no lo lograba, imagenes y sonidos volvían a mi memoria como relámpagos estruendosos y dolorosos. De pronto la escena del accidente pasó frente a mis ojos con lujo de detalles.
-¡Xavier!- Grité despertando del remolino de imágenes. -¿Cómo llegué aquí? ¿Dónde está Xavier? Saya, dónde esta...- Mi voz parecía entrecortarse por la desesperación, lo último que recordaba era un calor intenso y el caos al rededor, el pavimento mojado y el olor a combustible. Nunca vi a Xavier.
-Tranquila, tranquila- Me tomó de los hombros y volvió a sentarme, esta vez frente al gran ventanal
-Por qué la noche es tan oscura...- Musité como si de pronto fuese consciente de mi entorno. La noche era extraña, no logre divisar ninguna estrella en el despejado cielo, escuché a lo lejos el canto de un ave y el aullido de un animal. -¿Qué aves cantan de noche?- pregunté incrédula.
-Hachi, estabas muriendo... Las aves cantan porque regresaste- Su expresión era calma y su voz como un bálsamo.
-¿Volver de dónde? Jamás he estado aquí...- A pesar de la confusión parecía que mi cuerpo volvía a su centro.
-De la muerte Hachi, te rescaté de la muerte- Un absoluto silencio acompañó su declaración. -Demos un paseo por la casa, te encantará- Sonrió y sin dejarme responder salió de la habitación con rápida agilidad.
Platicar con ella después de tantos inviernos alejadas era maravilloso... Quería preguntarle tantas cosas, pero ella simplemente desapareció nuevamente.
Salí descalza hacia el pasillo para seguirla, comencé a observar cada rincón, cada objeto puesto en el lugar, hasta llegar a una escalera, era inmensa, forrada por una alfombra de terciopelo rojo, llegaba hasta una gran entrada en donde colgaba un dorado candelabro, no tenía luces, sino velas oscuras, pero estaba muy alto como para notarlas. En cada rincón del lugar se podía sentir el aroma a rosas. Encontré lo que parecía un pequeño salón de reposo apartado de las escaleras, había una pequeña mesa con una botella de lo que parecía vino, la vista del hermoso ventanal era un jardín de rosas azules que destacaban en la oscuridad. De pronto las velas de toda la casa se apagaron como si alguien las soplase una por una, las cortinas se cerraron agresivamente y un susurro termino por espantarme. -¿Te gusta la casa?- por suerte reconocía su voz.
-Saya…- Tartamudeé. –Si haces eso de nuevo me vas a matar.- Bromeé tocándome el pecho, y ella agachó la cabeza con una expresión complicada.
Entonces comprendí, no logré sentir en mi pecho sonido o movimiento alguno, nada.
-Lo siento… Te extinguías. Tenía que hacerlo.-
Me costó razonar, nadie está listo para volver realidad un mito en una sola noche, pero ya todo estaba claro. Estábamos muertas, juntas hundidas en la noche eterna. Tal vez ese era el precio para estar juntas nuevamente…
-¿Y Xavier?-
-Está muerto.- Dijo tajantemente.
Sin fuerzas y aturdida por sus palabras caí al suelo de golpe. Grité, lo más fuerte que pude, lo necesitaba, era lo único que podría hacer entonces, gritar con fuerza. Continúe llorando, clamando por piedad al Dios en el que alguna vez confié, pero sólo encontré silencio… Un mortal y macabro silencio… Quería desaparecer ¿Era imposible?... Ella recogió mi cuerpo del piso y lo cubrió con un abrazo… Cuando reaccioné contemplé un hermoso paisaje tras la ventana, podía divisar flores entre la oscura cortina, era tan extraño, ni un mísero rayo de luz entraba. Intenté correrla, pero al tocarla comencé a sentir como mi mano lentamente se calcinaba, me alejé espantada, no dolía, pero sangraba lentamente. Entonces comprendí que aquello no era un sueño. De mis ojos no salieron más lágrimas. Intenté calmarme aunque era difícil… Mis sueños, mi vida, todo se había ido.-Tranquila, todo estará bien- Cuando pronunció aquello mis ojos se abrieron con asombro.-¿Por qué no lo salvaste?- Mi voz era sev
Se acercaba la noche y necesitaba aire. Llevaba horas esperando, horas en aquel cuarto, me estaba volviendo loca… Estaba confundida, aquel sabor era realmente maravilloso y en ese momento solo deseaba volver a probarlo. Era amargo, con un leve toque a metal, tibio y suave, realmente un sabor excitante. Mil pensamientos rondaban mi cabeza, mientras la tenue luz de una vela iluminaba mi indefinido reflejo en el espejo. Creía muchas cosas respecto a los 'chupa sangre', como el que no poseían reflejo, o su debilidad al ajo ya las cruces de plata, o en realidad, a cualquier símbolo religioso. También espero en qué sucedería con mi nuevo gusto a la sangre humana ¿cómo se alimentaba Saya? Después de horas largas de charla conmigo mismo el silencio se apoderó del lugar… Y en la penumbra llegó ella. Me destruí con ternura, como una leona a sus cachorros. -Saldremos a abastecernos- Musitó rompiendo aquel crudo silencio. –Aún tienes mucho que aprender…- Concluyó abriendo las cortinas. -No quie
Un sentimiento espantoso invadió mi cuerpo, estaba desesperada, angustiada, apenada, avergonzada… Todo y más que eso en cantidades exorbitantes. Entonces lo decidí y entré en silencio, sin cometer movimiento en falso. Sin que se escucharan mis pisadas ni en lo más mínimo. Entré a la que era mi habitación y lo vi… Tan puro, tan tierno como lo recordaba sus perfectos razgos y su tersa piel parecía brillar en la oscuridad de la noche. Parecía ya haber caído en sueño profundo, mientras abrazaba la almohada impregnada en mi perfume. Sólo hacía falta un toque para entrar en conflicto con mi nuevo instinto, lo sabía, pero la angustia era más fuerte. Me acerqué con cuidado y lo observé. Al cabo de un momento me senté a su lado.-¿Aún abrazas mi almohada?- Musité con melancolía.Se estremeció, entre abrió los ojos y sonrió. –Todo está bien ¿Ok?- Un dolor seco se produjo en mi garganta, angustia, mucho dolor… y sed.-Hachi…- Susurró aún adormecido-Tranquilo, solo duerme…- Sonreí e intente dis
Los siguientes meses fueron intensos, había mucho que no conocía y que forzadamente necesitaba aprender, jamás habría creído que existía un mundo así justo frente a nuestros ojos. Los primeros que hicieron Saya fue contextualizar nuestra realidad actual, no somos las únicas, existe una sociedad completa de seres de las sombras, los vampiros son a penas una minoría. Existen diferentes tipos de vampiros de acuerdo a su legado, incluso respecto a quién los inicia y su propio potencial, son muy quisquillosos a la hora de admitir nuevos iniciados en la comunidad, nadie puede decidir libremente a quién convierte. A Saya la convertida en amante sin previo consentimiento, como ella a mi, con la diferencia en que su vida no estaba en riesgo, pero por sus antecedentes sanguíneos había sido escogida por "el consejo" y sus órdenes son ley. "El consejo" se trata de un grupo de vampiros mayores junto a especialistas en diferentes áreas que ayudan a mantener la sociedad en orden ya salvo, un áre
Una noche noté como se deslizaba un sobre debajo de la puerta. Llevaba demasiado tiempo sin hablar con Saya y me esperaba este tipo de interacción, ella no dejaría que siguiera ignorandola.Tome el sobre y me acomodé para leer su contenido con paciencia, tenía claro que necesitaría digerir sus palabras con cuidado, todo lo que provenía de ella era siempre intenso."Te vi. Yo te vi. Envuelta en aquellas cautivadoras llamas, consumiéndote en tu propio infierno artificial, queriendo dejar de respirar de una vez.Sola, perdida, vagando en las profundidades de una eterna noche. La gente habla sin saber, piden sin conocer en profundidad sus deseos, la codicia les impide ver y desean con avaricia la 'vida eterna'; Sin saber que existen almas con este don, almas sin lugar en este mundo, perdidas, sin vida, sin muerte, tan solo observando como todo se destruye... Lo cual nos causa el placer que perdimos al convertirnos en lo que somos.Pero aún sin sentir dolor, ver a la persona amada envuelta
Había pasado un año desde la última vez que vi a Xavier, recordar todo lo vivido a su lado era una constante tortura. En aquel tiempo creíamos, ciegos a lo perverso, que íbamos a estar por siempre unidos, todo eran recuerdos que de apoco carcomían mi interior. Sin saberlo ni pensarlo planeamos de a poco nuestra destrucción mientras somos mortales y en la inmortalidad sufriremos una eternidad.Somos culpables de todo y aun así disfrutamos inconscientemente culpando a alguien más. Perdemos, ganamos, caímos, nos levantamos... Y algunos, vivimos por siempre, culpándonos una y otra vez de los errores cometidos y de los besos no entregados, de las caricias que se quedaron guardadas y de los versos sin redactar. Deseamos volver a plantear aquellas conversaciones que nunca terminamos, pero aquella persona ya no existe, no está a tu alcance y no puedes volver atrás por muy grande que sea el dolor. Porque el reloj corre y no se detiene, no se devuelve.Jamás podrás entregar el beso que no di
Estábamos en los niveles más bajos de la mansión, cerca de las habitaciones del personal y los esclavos.Ella se mantuvo seria y cautelosa hasta llegar a una puerta con una gran tranca de madera. La movió y entré, la puerta se cerró fuertemente tras de mi.Él estaba esperando, sonreía hermoso, pasivo, como siempre. A torso desnudo se acercó a mí, me sentí envuelta en una hipnosis que ahora es solo una excusa. Dejé resbalar mi vestido quedando completamente desnuda ante él, me imitó, desnudos, solos, tan solo escuchando la melódica música de su palpitar... Se acercó aún más, hasta lograr besar con fuerza mis pálidos labios. Nuestros cuerpos se juntaron. Pero aquel olor me tentó, sentí la tensión de mis músculos y con una mirada pregunté mil cosas. Ingenioso, tan solo moviendo la cabeza, sin decir palabra alguna me invitó a probar de su ser. Entonces me acerque a su cuello, inhale, propague aquel dulce aroma en todo mi ser, lamí con delicadeza y aquellos cuchillos volvieron a florece
No sé si me dormí o simplemente permanecí inmersa en la miseria de mi realidad demasiado tiempo. Reaccioné al frío tacto de una mano en mi cabeza, di un salto retrocediendo en el suelo.-¿Elizabeth? No tengas miedo, soy yo- aunque seguía siendo su voz algo había cambiado y podía notarlo. -Xavier...- tiré lentamente de la tela que cubría mi cabeza y se reveló ante mi como una brillante visión su bello rostro. -Oh, mi amor, qué hicimos- me temblaba la voz, las manos y el alma.-Tranquila, tranquila mi niña- Se abalanzó a abrazarme con fuerza, acurrucando mi cabeza en su pecho. -Ahora estamos juntos y todo es perfecto, jamás moriré- había una alegría en su voz que me producía escalofríos.Permanecimos abrazados en un rincón de una habitación oscura, fría y húmeda. Las paredes de piedra raspaban la espalda de Xavier mientras a él parecía no perturbarle el hecho de estar ahí abajo.Podía ver la sombra de pisadas por una rendija sobre nuestras cabezas, muy arriba en el techo, por lo que sa