Me levanté, pero no pude dar un paso, cuando caí de rodillas frente al suelo. Cerré los ojos, mis hombros temblaron pero apoyando toda la fuerza en mis muñecas pude levantarme. Llamé a un taxi, al menos pediría que me llevaran a la entrada.
Luego no sabía cómo llegaría. Apenas podía caminar, pero el intento valdría la pena. Mientras caminaba despacio hacia la entrada, me detuve. Mi reflejo mostraba a una chica sin cabello con el rostro pálido.
Suspiré, y toqué mis labios algo violetas. Negué, no podía tener compasión de mi misma. Decidida, caminé despacio hasta la habitación. Busqué y busqué, por suerte en ese día hacía calor. Tomé un bonito vestido ajustado al cuerpo, un saco gris que llegaba hasta los gemelos y unas zapatillas deportivas para caminar.
Llené la mochila lentamente de provis
————————————Lo sabía, y quise confirmarlo al decírselo en voz alta. Era cierto, él se fue dejándome un nudo doloroso en mi garganta. Aunque mis ojos se cubrieron de lágrimas, lloré en silencio mientras comenzaban a realizarme estudios.Al día siguiente, pude escuchar fuertes golpes. Sabía quien era, Lucía me observó dudosa y sostuvo mi mano con una mueca.—¿Estás segura?—Es… lo mejor –comenté y suspiré, con una mueca al sentir un pinchazo sobre mi piel –él… tiene a su familia. Mi beso, fue mi manera de despedirme de él.Lucía, me observó poco convencida pero me tomó de la mano y asintió. Luego, sus ojos me observaron cansados, y pronto se quedó dormida junto a mí. Los días restant
Un sonido me despertó. Al abrir los ojos, un mar azul se presentó frente a mí. Su ceño estaba fruncido, y su boca era una línea fina.—Por fin.—Yo…. Entraré –comenté e intenté apartarme de su presencia. Sostuvo mi mano, y me obligó a sentarme. —¿qué quieres?—Dejé a Lila –comentó y lo observé sin comprender –el bebé… no es mío. Bueno, si teníamos sexo y eso pero..Levanté la mano, sin querer oírlo –No me interesa.—Ailín. Te amo –comentó y mis ojos se encontraron con los suyos ¿Acaba de confesar que me ama? No entendía nada, entonces comencé a reirme como una loca.Es que él, me volvía así.—Es una broma muy mala –comenté y él negó –no m
La muerte, había esperado ver un túnel como anunciaban en las películas. Quizas… algún familiar querido visitándonos. Sin embargo, nada de eso pasó porque…No morí.Pude abrir los ojos. Sentía una fuerza increíble. Aquello me sorprendió, entonces me senté. Me sorprendí al verme al espejo. Me mostró una hermosa mujer de cabello largo y tez blanca. Sonreí, ya no era palida y tenía cejas.—Tengo… cejas –cubrí mi rostro emocionada. Me levante sin dificultad y mis ojos se cristalizaron –puedo caminar.—¿Y qué le dirás? –escuché y me giré sorpendida. Pero no había nadie a mi alrededor. ¿Cómo era posible que escuchara?—Que la convertí… en contra de su voluntad –escuché la voz de Zane. Y luego la puerta se a
————————————Al día siguiente, creo, que venía la parte mas difícil: hablar con Yes.Estaba frente a su habitación, y mis manos temblaban. Suspiré y me dí la vuelta, justo cuando la puerta se abrió.—Mamá… —comentó Yes, y me giré para observarla con tristeza –sabía que volverías…—Mi hijita –comenté temblorosa y la envolví entre mis brazos. Lloré en silencio, mientras le llenaba de besos y caricias, que no había podido darle nunca.—Mamá ahora estás aquí y es lo único que importa –susurró e ingresamos a su habitación –me he sacado muchas fotos mientras crecía. Quiero… que las veas a todas.—No debiste… sacrificarte tantos sigl
—Cariño hablemos ¿por qué…? –preguntó Zane pero ella levantó la mano. Sostenía el cofre que anteriormente me había entregado.—Solamente el alma de mi mamá… puede abrirlo. Siempre… les hice la prueba a todas las humanas que traje. Sin embargo, contigo no… —comentó con la voz quebrada y empezó a llorar. No entendía nada, pero se quitó las lágrimas y dijo: —eres una impostora. Confié en ti. No eres… ¡No eres mi madre! –gritó señalándome con el dedo.Zane, dejó de sostener mis manos y se apartó.—Zane…—Largo ¡Saquen a esta mujer de aquí! –exclamó Zane y abrí los ojos con sorpresa ¿estaban bromeando conmigo?William y Lucía se acercaron a mí. Zane, furioso, me tomó d
—En dos días, vendrá tu prometido Ailín. Deja de perderte en el maldito bosque –exclamó empujándome al suelo. Caí de rodillas, y presioné mi cuello con dificultad. Levanté la vista y mis ojos tenían lágrimas que no, no derramaría ante él.—Sí… —comenté y el se marchó dejándome sola.Estábamos solos. Pero él, me estaba utilizando como moneda de cambio, nada más. Mis ojos se llenaron de lágrimas de nuevo, y esta vez en el regocijo de mi habitación me permití llorar.Mis sollozos alcanzaron tristemente toda la habitación, y me quedé dormida sobre la cama. Era mi triste destino, y no podía escapar de él.A la mañana siguiente, una doncella estaba de pie frente a mí. Sostenía una bandeja con una taza de té y un trozo de pastel.—Qué lindo… desayuno –comenté con una sonrisa y ella, observó mi cuello preocupada.—Le traje unos urgentos, le harán bien. No deje que Lord la maltrate –susurró apenada y yo negué con una sonrisa triste.—Es… mi destino –susurré y ella negó, mientras abría la puert
Eric, cruzó sus ojos conmigo. Hice una mueca aterrada, le había gritado. Giré los ojos, intentando buscar ropa adecuada para salir. Pero no tenía demasiado tiempo, escuchaba las pisadas de Eric como martillos sobre el suelo.Mordí mis labios, y tomé todo lo que pude, antes de abrir la ventana y salir por allí. Caí sobre la nieve, no era tan alto. Comencé a correr, sin mirar atrás. Al estar en el centro del bosque, me percaté que no veía nada.No había tenido tiempo de traer una vela, y estaba congelada. El frío se colaba en mis huesos con dureza, mis labios temblorosos comenzaban a agrietarse por las altas temperaturas. Mi rostro, se sentía tirante y mis ojos dolían.Me envolví como pude, con mi propio vestido, pero tenía el pecho descubierto. Mordí mis labios y comencé a gritar:—¡Lobo! –exclamé y seguí avanzando mientras mis pies se enterraban en la nieve. Tuve que rodear un árbol sobre el suelo, mis pies comenzaban a fallarme. –Que frío –susurré sintiéndome perdida.—¡Lobo! ¡Lobo!
Pasaron tres días, me quedé en la habitación antigua. Recordaba los besos de Zane y me ponía a llorar. ¿Cómo podría olvidar a alguien tan valioso para mí? Lloré hasta que no pude más y me puse de pie.En aquel cuarto día, avancé despacio por las escaleras, con mi mano apoyada sobre la baranda. Mis pasos estaban temblorosos, mientras bajaba despacio hasta llegar finalmente abajo. No había nadie tal cual esperaba. Al encender mi teléfono, pude ver un sinfín de llamadas.Era extraño no tener mensajes o llamadas de Yes. Le había regalado su primer teléfono. Cerré los ojos observando con profundo pesar, la foto de perfil: salía con una sonrisa junto a Yes.—Mierda, duele un montón esta situación –susurré con los ojos cubiertos por lágrimas.Decidí marcharme, no tenía sentido quedarme aquí. Además, a nadie le importaba como me sentía ¿Y si volvía a mi país con mis padres? Al menos en la distancia, no pensaría tanto. Había dejado abandonada la universidad.Me daba igual. Tenía muchos años