La muerte, había esperado ver un túnel como anunciaban en las películas. Quizas… algún familiar querido visitándonos. Sin embargo, nada de eso pasó porque…
No morí.
Pude abrir los ojos. Sentía una fuerza increíble. Aquello me sorprendió, entonces me senté. Me sorprendí al verme al espejo. Me mostró una hermosa mujer de cabello largo y tez blanca. Sonreí, ya no era palida y tenía cejas.
—Tengo… cejas –cubrí mi rostro emocionada. Me levante sin dificultad y mis ojos se cristalizaron –puedo caminar.
—¿Y qué le dirás? –escuché y me giré sorpendida. Pero no había nadie a mi alrededor. ¿Cómo era posible que escuchara?
—Que la convertí… en contra de su voluntad –escuché la voz de Zane. Y luego la puerta se a
————————————Al día siguiente, creo, que venía la parte mas difícil: hablar con Yes.Estaba frente a su habitación, y mis manos temblaban. Suspiré y me dí la vuelta, justo cuando la puerta se abrió.—Mamá… —comentó Yes, y me giré para observarla con tristeza –sabía que volverías…—Mi hijita –comenté temblorosa y la envolví entre mis brazos. Lloré en silencio, mientras le llenaba de besos y caricias, que no había podido darle nunca.—Mamá ahora estás aquí y es lo único que importa –susurró e ingresamos a su habitación –me he sacado muchas fotos mientras crecía. Quiero… que las veas a todas.—No debiste… sacrificarte tantos sigl
—Cariño hablemos ¿por qué…? –preguntó Zane pero ella levantó la mano. Sostenía el cofre que anteriormente me había entregado.—Solamente el alma de mi mamá… puede abrirlo. Siempre… les hice la prueba a todas las humanas que traje. Sin embargo, contigo no… —comentó con la voz quebrada y empezó a llorar. No entendía nada, pero se quitó las lágrimas y dijo: —eres una impostora. Confié en ti. No eres… ¡No eres mi madre! –gritó señalándome con el dedo.Zane, dejó de sostener mis manos y se apartó.—Zane…—Largo ¡Saquen a esta mujer de aquí! –exclamó Zane y abrí los ojos con sorpresa ¿estaban bromeando conmigo?William y Lucía se acercaron a mí. Zane, furioso, me tomó d
—En dos días, vendrá tu prometido Ailín. Deja de perderte en el maldito bosque –exclamó empujándome al suelo. Caí de rodillas, y presioné mi cuello con dificultad. Levanté la vista y mis ojos tenían lágrimas que no, no derramaría ante él.—Sí… —comenté y el se marchó dejándome sola.Estábamos solos. Pero él, me estaba utilizando como moneda de cambio, nada más. Mis ojos se llenaron de lágrimas de nuevo, y esta vez en el regocijo de mi habitación me permití llorar.Mis sollozos alcanzaron tristemente toda la habitación, y me quedé dormida sobre la cama. Era mi triste destino, y no podía escapar de él.A la mañana siguiente, una doncella estaba de pie frente a mí. Sostenía una bandeja con una taza de té y un trozo de pastel.—Qué lindo… desayuno –comenté con una sonrisa y ella, observó mi cuello preocupada.—Le traje unos urgentos, le harán bien. No deje que Lord la maltrate –susurró apenada y yo negué con una sonrisa triste.—Es… mi destino –susurré y ella negó, mientras abría la puert
Eric, cruzó sus ojos conmigo. Hice una mueca aterrada, le había gritado. Giré los ojos, intentando buscar ropa adecuada para salir. Pero no tenía demasiado tiempo, escuchaba las pisadas de Eric como martillos sobre el suelo.Mordí mis labios, y tomé todo lo que pude, antes de abrir la ventana y salir por allí. Caí sobre la nieve, no era tan alto. Comencé a correr, sin mirar atrás. Al estar en el centro del bosque, me percaté que no veía nada.No había tenido tiempo de traer una vela, y estaba congelada. El frío se colaba en mis huesos con dureza, mis labios temblorosos comenzaban a agrietarse por las altas temperaturas. Mi rostro, se sentía tirante y mis ojos dolían.Me envolví como pude, con mi propio vestido, pero tenía el pecho descubierto. Mordí mis labios y comencé a gritar:—¡Lobo! –exclamé y seguí avanzando mientras mis pies se enterraban en la nieve. Tuve que rodear un árbol sobre el suelo, mis pies comenzaban a fallarme. –Que frío –susurré sintiéndome perdida.—¡Lobo! ¡Lobo!
Pasaron tres días, me quedé en la habitación antigua. Recordaba los besos de Zane y me ponía a llorar. ¿Cómo podría olvidar a alguien tan valioso para mí? Lloré hasta que no pude más y me puse de pie.En aquel cuarto día, avancé despacio por las escaleras, con mi mano apoyada sobre la baranda. Mis pasos estaban temblorosos, mientras bajaba despacio hasta llegar finalmente abajo. No había nadie tal cual esperaba. Al encender mi teléfono, pude ver un sinfín de llamadas.Era extraño no tener mensajes o llamadas de Yes. Le había regalado su primer teléfono. Cerré los ojos observando con profundo pesar, la foto de perfil: salía con una sonrisa junto a Yes.—Mierda, duele un montón esta situación –susurré con los ojos cubiertos por lágrimas.Decidí marcharme, no tenía sentido quedarme aquí. Además, a nadie le importaba como me sentía ¿Y si volvía a mi país con mis padres? Al menos en la distancia, no pensaría tanto. Había dejado abandonada la universidad.Me daba igual. Tenía muchos años
Bueno, ya no era humana. Aún, al no salir la luna llena no tenía efectos en mí. Sin embargo, cada día habían cosas que no reconocía de mi cuerpo. Tenía velocidad y fuerza, mi madre se sorprendía.Además me mencionaba a menudo:—¿Cómo es que tienes fuerza sino vas al gimnacio?Así que para evitar sospechas, me había anotado en un gimnacio. Ya habían pasado tres días desde mi cumpleaños. Me encontraba temblorosa, frente al profesor. Me observó y me envió a calentar las piernas.Comencé a hacer bicicleta, colocándome unos auriculares. Al menos habían dos personas más junto a mí. Pero solamente nos saludamos. Luego se bajaban, yo debía estar veinte minutos calentando el cuerpo.Cuando finalmente terminé, me bajé. Me enviaron a una maquina para ejercitar los musculos de la espalda, cuando estaba por sentarme, una chica se me adelantó. Se sentó con su teléfono y hablaba sin parar.—perdón… —comenté y ella me ignoró. Rodé los ojos, siguió hablando unos minutos hacia sus “seguidores”, sin uti
—Te sonrojaste ¿por qué? –quiso saber y empezó a ejercitar sus brazos a un metro de distancia.—N—no hice eso –lo ignoré y se rió divertido —¡No me mires así! –espeté al ver su mirada burlona. —¿No tienes una vampira que te espere así no me molestas? –quise saber divertida pero, él se puso de pie con la pesa y se fue.Soprendida, lo seguí hasta el jardín del gimancio. Habían algunas personas haciendo yoga. Se sentó apartado, observando el cielo.—Lo lamento ¿dije algo malo? –quise saber y negó.—No. Solamente es que… hace siglos que no hablo acerca de eso… y supe, que si hablábamos me tocaría.—Bueno, mi ex prometido me sacó el vestido, digo… desgarró mi vestido. Porque al parecer, su mate era mi hermana gemela que está muerta –comenté y sonreí con tristeza.—Bueno, supongo que me cuentas tu historia triste para que haga lo mismo –comentó y me encogí de hombros –funciona. Yo… la maté.—Oh… lo siento, creo…—No lo hice a propósito. Ella… mierda, es complicado –comentó cubriéndose el ro
—oh… lo siento. Quizas no debí… —comentó apenada y negué. Me giré rodeando el escritorio y lo observé con una sonrisa antes de envolverlo con un abrazo.—Me encantó –dije con sinceridad y sonrió.—¿Quieres… caminar? –preguntó y mi madre nos alentó.—Estoy despeinada y horrible –dije con una mueca y se encogió de hombros. Para mi sorpresa, me tomó de la mano. Me reí, mientras me giraba como una princesa.Teníamos algo, que jamás tuve con nadie. Sin compromiso, solamente nos reíamos y hablábamos hasta quedarnos dormidos. Me sentía feliz a su lado. Aunque aún amaba a Zane y él, siempre amaría a Katherine, las cosas nos resultaban comodas para ambos.Eramos el refugio mutuo del otro. Unos incomprendidos, que se habían unido por el dolor. Eso eramos.—¿Quieres… ser mi novia? –preguntó y aquello me sorprendió –bueno, sé que dijimos que…—¡Sí! –grité como una loca y lo abracé –claro que quiero. Te quiero –confesé y sonrió.—Yo también te quiero –confesó acariciando mis mejillas y dándome un