—Luka solamente te usaba para conseguir tu fuerte sangre, ¡nada más! –exclamó y mis ojos se llenaron de lágrimas asintiendo.—Lo sé… pero este bebé Zane, no tiene la culpa. Yo… no sabía que eso podía ser posible. Mierda –chillé cubriéndome el rostro sin saber bien que hacer.—Querrán casarte…—Pero tu me protegeras –contesté y él se quedó viéndome unos segundos antes de asentir.—Ya… había escuchado eso antes –dijo deteniéndose a la mitad de la frase e ingresó al auto –hay que desaparecer.—¿D—desaparecer? –pregunté y asintió. Tomó su teléfono, realizó algunas llamas que no podía llegar a comprender, y finalmente aceleró lejos de allí. No sabía hacia donde iríamos, pero mis dudas fueron resueltas, cuando llegamos al aeropuerto.—Bien, te compré un pasaje. Tu vuelo –comentó y observó su teléfono –sale en una hora.—Zane… ¿no vendrás conmigo? –pregunté temblorosa y negó –ven conmigo y con Yes…—Debes estar sola. Yo… buscaré a las personas que querrán hacerte daño. Prometo que nadie te l
Dos meses pasaron, estábamos solos. Yes, se encontraba cuidando la manada, aunque una parte de mí, quería volver a la normalidad. Pero estar al lado de Zane, me llenaba de felicidad. Cada día, nos amábamos y abrazamos hasta quedarnos dormidos.Las mañanas eran perfectas, ambos acurrucados y él se levantaba para traerme el desayuno a la cama. Le amaba, claro que sí. Pero, no sabía que pasaría con el bebé ¿Lo amaría tambien?Aquella duda, me tenía pensativa. Despues de todo, había querido abortarlo. Mordí mis labios procurando que la tristeza, no se llevara nada de mí.—¿Pasa algo? –preguntó sentándose a mi lado. Estaba en el jardín, de vez en cuando salíamos para tomar aire fresco y no estresaros por el encierro.—Nada –mentí sin verlo a los ojos.—Cuando mientes te muerdes el labio inferior y arrugas la nariz –señaló divertido.—¿De verdad hago eso? –pregunté tocándome el rostro y asintió —¿vas a querer a este bebé?—Cómo si fuera mío –comentó y sonreí, atrapó mi mano y sonreí mientra
—————Me sentía furiosa. Zane, no me dejaba salir y en ese día había intentado todo para hacerlo. Las ventanas estaban selladas, y la puerta también. Frustrada, cuando abrió la puerta me subí encima y mis garras estaban sobre su cuello.—¿Me matarás? –preguntó con una sonrisa ladina –adelante.Lo solté furiosa y me senté en el suelo. Abracé mis piernas llorando y él me abrazó.—Bien, iremos –comentó finalmente y lo observé con sorpesa –pero debemos ser muy discretos y… debes ocultarte.—Bien, me pondré una gorrita y… una bufanda –susurré y el me observó asintiendo. Se acercó a mí para envolverme con mi abrigo y comenzó a guardar mi ropa.Lo observé apoyada en el marco de la puerta. Mis ojos se encontraron con los suyos, se acercó a mí y presionó mi mejilla con la palma de su mano. Mis ojos se encontraron con los suyos antes de decir alguna palabra.—Te amo mucho, sé que quieres protegerme –susurré y él asintió envolviéndome en un abrazo.—Eres… lo que mas amo en esta vida. No quiero q
———————————Iría a la mañana siguiente. En esa noche, estábamos en una casa cercana a la de mis padres. Estábamos mirando la televisión, cuando de pronto una pequeña cajita color azul apareció frente a mis ojos.—¿Y esto…? –pregunté sorprendida y mis ojos se encontraron con Zane.—¿Quieres ser mi esposa? Pero… no porque seas mi mate. Porque me enamoré de ti por ser tú… te amo inmensamente –comentó y mis ojos se cubrieron de lágrimas –Oh… ¿fue muy rápido…?—No es eso… yo… me siento tan feliz –comenté y lo abracé. Me colocó el anillo y sonreí enormemente. Sin embargo, al día siguiente cuando eran las cinco de la mañana, ya estaba por marcharme.Llegué a la entrada de la habitación, y observé de reojo a mi futuro esposo. Lo dejé, y me subí a su auto para marcharme. Quería respuestas de Yes, y las obtendría. El camino, fue un viaje largo y tedioso. Para ser sincera, tenía algo de miedo.Quizás Yes, nunca me quiso y simplemente quería vengarse de mí. Miles de preguntas inundaron mi mente,
Una enfermera encuentra a una niña congelada en el exterior de su hospital y la rescata. Después de atenderla, descubre que la pequeña tiene un don mágico que le permite curar heridas y predecir el futuro. La niña la lleva a su manada, y se desarrolla una tensa relación con su cruel padre, el Rey de la Manada.Ailín.Observaba con aburrimiento, los vendajes que acomodaba mientras tarareaba una canción. El día, estaba bastante gris señalaba que una lluvia aterrizaría sobre nuestras cabezas. —Solamente me faltan dos horas más –susurré intentando darme ánimos, pero obtuve lo contrario. Comencé a pasearme por todas las habitaciones, percatándome si alguien necesitaba ayuda.Al terminar la ronda, me senté junto a la encimera de la cocina. No había nadie, todos se habían marchado a excepción de Carlos, el guardia. Odiaba estos turnos rotativos, pero ¿cómo me escucharían? Si era la mujer sin hijos, disponible según ellos. Solamente tenía a mis padres, y el recuerdo de mi difunta hermana gem
Al intentar apartarlo, no pude. Mis manos, estaban atadas y comencé a llorar desesperada. Sollocé y él, intentó besarme.—¡Ayuda! –grité.—Esperé… este momento ayer durante todo el día. Pero… apareció esa maldita niña –comentó y gruñó.Pero cuando cerré los ojos para esperar mi triste destino, el peso de su grotezco cuerpo desapareció. Al abrir los ojos, me encontré con la niña frente a mí. Parecía sana, sus heridas estaban aún vendadas. Pero su mirada, causó escalofríos en mí.—Niña… ¿te sientes bien? –quise saber y ella asintió, se acercó para liberar mis manos y suspiré de alivio. Al girar el rostro, observé perpleja que Carlos estaba muerto en contra la pared —¿Cómo…?—Hay que irse –anunció y negué.—No podemos salir, por la nieve –susurré y ella se giró soltándome de manera brusca.—Te llevaré con mi padre –comentó y la observé sin entender –Yo… ahora tendré una nueva madre.Confundida, la seguí. Mis pasos se volvieron inestables, hasta que me topé con ella. Avanzamos durante tod
Me tomó del cuello, sus uñas largas y filosas recorrieron mi vena. Sentí temblores ligeros, y de pronto su boca se acercó a mi piel. Abrí los ojos con sorpresa y emití un gemido al sentir su boca tan cerca.—Imposible –espetó lanzándome a dos metros de distancia. Caí en el suelo, observando confundida al hombre.—Ella me ayudó padre –comentó Yes colocándose en frente de mí, su modo protector causó alivio aunque también me sentí sumamente nerviosa.—Es una humana asquerosa ¡Debe morir! –exclamó y ella negó, comenzó a llorar.—Por… favor…—¡Encierrenla en la habitación C! –exclamó y no comprendí. Me tomaron de los brazos, luego que la puerta fuera abierta. —¡No! ¡Ayuda! –exclamé, pero fue en vano. Pronto me empujaron contra una habitación oscura. La luz se encendió y me sorprendí enormemente. Era preciosa, con colores que quizás nunca había apreciado.El suelo, estaba cubierto por una alfombra y la cama, era de princesa. No pude observar nada más, cuando de pronto, alguien abrió la pue
Tenía una mordedura horrible en la pantorrilla. Gemí asustada, cubriendo mi rostro. Pero de igual forma, me impulsé para seguir corriendo. Mis pasos se detuvieron al escuchar un alarido de dolor. Al girarme, contemplé que el lobo dorado, había podido con todos y se retiraron. Sin embargo, él, quedó sobre el suelo de nieve. Me giré dispuesta a retirarme, algo me detuvo en ese instante. Cerré los ojos y tragué saliva en seco. Estaba corriendo en la dirección de aquel lobo herido. Me cubrí la boca soprendida, estaba desangrándose. Dos mordeduras se encontraban en su cuello.Me hinqué de rodillas frente a él. Acaricié su pelaje, hasta llegar sobre su cabeza. —Estarás bien –comenté temblorosa sin saber que hacer ¿Cómo podría cargar un lobo tan pesado? Mis pensamientos me invadieron, hasta que con las pocas fuerzas que tenía, se puso de pie.Comenzó a caminar, la tormenta se intensificaba sobre nuestras cabezas. “Vamos ¿quieres congelarte humana?”, preguntó otra vez y asentí sin entender