Finalmente nos separamos. Ambos sabíamos, que no debíamos. Pero mierda, tenía tantas ganas que él me…
—Ailín no es correcto… —comentó y mordí mis labios intentando contenerme por todos los medios.
—Lo sé… eres casado y…
—No comprenderías mis verdaderos motivos… —sentenció antes de marcharse de la casa dejándome con los ojos cubiertos de lágrimas.
Y nuevamente, pasaron semanas. Ahora veía a Lucía junto a William, era costumbre. Almorzábamos juntos e incluso a veces cenábamos. También lo hacíamos junto a Yes. En ese día, estaba terminando de pelar unas papas junto a Lucía.
—¿No te molesta, verdad? –Preguntó y la observé confusa –Lo nuestro con William. Él… era tu ex pareja.
—Oh&hellip
Me levanté, pero no pude dar un paso, cuando caí de rodillas frente al suelo. Cerré los ojos, mis hombros temblaron pero apoyando toda la fuerza en mis muñecas pude levantarme. Llamé a un taxi, al menos pediría que me llevaran a la entrada.Luego no sabía cómo llegaría. Apenas podía caminar, pero el intento valdría la pena. Mientras caminaba despacio hacia la entrada, me detuve. Mi reflejo mostraba a una chica sin cabello con el rostro pálido.Suspiré, y toqué mis labios algo violetas. Negué, no podía tener compasión de mi misma. Decidida, caminé despacio hasta la habitación. Busqué y busqué, por suerte en ese día hacía calor. Tomé un bonito vestido ajustado al cuerpo, un saco gris que llegaba hasta los gemelos y unas zapatillas deportivas para caminar.Llené la mochila lentamente de provis
————————————Lo sabía, y quise confirmarlo al decírselo en voz alta. Era cierto, él se fue dejándome un nudo doloroso en mi garganta. Aunque mis ojos se cubrieron de lágrimas, lloré en silencio mientras comenzaban a realizarme estudios.Al día siguiente, pude escuchar fuertes golpes. Sabía quien era, Lucía me observó dudosa y sostuvo mi mano con una mueca.—¿Estás segura?—Es… lo mejor –comenté y suspiré, con una mueca al sentir un pinchazo sobre mi piel –él… tiene a su familia. Mi beso, fue mi manera de despedirme de él.Lucía, me observó poco convencida pero me tomó de la mano y asintió. Luego, sus ojos me observaron cansados, y pronto se quedó dormida junto a mí. Los días restant
Un sonido me despertó. Al abrir los ojos, un mar azul se presentó frente a mí. Su ceño estaba fruncido, y su boca era una línea fina.—Por fin.—Yo…. Entraré –comenté e intenté apartarme de su presencia. Sostuvo mi mano, y me obligó a sentarme. —¿qué quieres?—Dejé a Lila –comentó y lo observé sin comprender –el bebé… no es mío. Bueno, si teníamos sexo y eso pero..Levanté la mano, sin querer oírlo –No me interesa.—Ailín. Te amo –comentó y mis ojos se encontraron con los suyos ¿Acaba de confesar que me ama? No entendía nada, entonces comencé a reirme como una loca.Es que él, me volvía así.—Es una broma muy mala –comenté y él negó –no m
La muerte, había esperado ver un túnel como anunciaban en las películas. Quizas… algún familiar querido visitándonos. Sin embargo, nada de eso pasó porque…No morí.Pude abrir los ojos. Sentía una fuerza increíble. Aquello me sorprendió, entonces me senté. Me sorprendí al verme al espejo. Me mostró una hermosa mujer de cabello largo y tez blanca. Sonreí, ya no era palida y tenía cejas.—Tengo… cejas –cubrí mi rostro emocionada. Me levante sin dificultad y mis ojos se cristalizaron –puedo caminar.—¿Y qué le dirás? –escuché y me giré sorpendida. Pero no había nadie a mi alrededor. ¿Cómo era posible que escuchara?—Que la convertí… en contra de su voluntad –escuché la voz de Zane. Y luego la puerta se a
————————————Al día siguiente, creo, que venía la parte mas difícil: hablar con Yes.Estaba frente a su habitación, y mis manos temblaban. Suspiré y me dí la vuelta, justo cuando la puerta se abrió.—Mamá… —comentó Yes, y me giré para observarla con tristeza –sabía que volverías…—Mi hijita –comenté temblorosa y la envolví entre mis brazos. Lloré en silencio, mientras le llenaba de besos y caricias, que no había podido darle nunca.—Mamá ahora estás aquí y es lo único que importa –susurró e ingresamos a su habitación –me he sacado muchas fotos mientras crecía. Quiero… que las veas a todas.—No debiste… sacrificarte tantos sigl
—Cariño hablemos ¿por qué…? –preguntó Zane pero ella levantó la mano. Sostenía el cofre que anteriormente me había entregado.—Solamente el alma de mi mamá… puede abrirlo. Siempre… les hice la prueba a todas las humanas que traje. Sin embargo, contigo no… —comentó con la voz quebrada y empezó a llorar. No entendía nada, pero se quitó las lágrimas y dijo: —eres una impostora. Confié en ti. No eres… ¡No eres mi madre! –gritó señalándome con el dedo.Zane, dejó de sostener mis manos y se apartó.—Zane…—Largo ¡Saquen a esta mujer de aquí! –exclamó Zane y abrí los ojos con sorpresa ¿estaban bromeando conmigo?William y Lucía se acercaron a mí. Zane, furioso, me tomó d
Una enfermera encuentra a una niña congelada en el exterior de su hospital y la rescata. Después de atenderla, descubre que la pequeña tiene un don mágico que le permite curar heridas y predecir el futuro. La niña la lleva a su manada, y se desarrolla una tensa relación con su cruel padre, el Rey de la Manada.Ailín.Observaba con aburrimiento, los vendajes que acomodaba mientras tarareaba una canción. El día, estaba bastante gris señalaba que una lluvia aterrizaría sobre nuestras cabezas. —Solamente me faltan dos horas más –susurré intentando darme ánimos, pero obtuve lo contrario. Comencé a pasearme por todas las habitaciones, percatándome si alguien necesitaba ayuda.Al terminar la ronda, me senté junto a la encimera de la cocina. No había nadie, todos se habían marchado a excepción de Carlos, el guardia. Odiaba estos turnos rotativos, pero ¿cómo me escucharían? Si era la mujer sin hijos, disponible según ellos. Solamente tenía a mis padres, y el recuerdo de mi difunta hermana gem
Al intentar apartarlo, no pude. Mis manos, estaban atadas y comencé a llorar desesperada. Sollocé y él, intentó besarme.—¡Ayuda! –grité.—Esperé… este momento ayer durante todo el día. Pero… apareció esa maldita niña –comentó y gruñó.Pero cuando cerré los ojos para esperar mi triste destino, el peso de su grotezco cuerpo desapareció. Al abrir los ojos, me encontré con la niña frente a mí. Parecía sana, sus heridas estaban aún vendadas. Pero su mirada, causó escalofríos en mí.—Niña… ¿te sientes bien? –quise saber y ella asintió, se acercó para liberar mis manos y suspiré de alivio. Al girar el rostro, observé perpleja que Carlos estaba muerto en contra la pared —¿Cómo…?—Hay que irse –anunció y negué.—No podemos salir, por la nieve –susurré y ella se giró soltándome de manera brusca.—Te llevaré con mi padre –comentó y la observé sin entender –Yo… ahora tendré una nueva madre.Confundida, la seguí. Mis pasos se volvieron inestables, hasta que me topé con ella. Avanzamos durante tod