Veintidós

Le llevó muy poco dar con el lugar, al que llegó atrayendo la mirada confusa de Ignacio al no verla con Salomé.

—Hola Ignacio, tengo lo que indicó, ¿podemos darnos prisa?

—¿Dónde está mi hija? —preguntó alarmado e ignorando el resto.

—Con una amiga.

Violet intentó caminar y la sujetó por el brazo.

—¿Es de confianza esa persona?

Violet lo miró confusa.

—Salomé está bien cuidada, ¿vamos a realizar el trámite?

—Ok, para la próxima la trae, no veo la necesidad de dejarla si venía a verse conmigo.

Violet empezó a reírse.

—¿Seguro que no le gustaban los niños, Ignacio? Además, es un trámite rápido, no vi la necesidad, ya la ha visto hoy.

El hombre la soltó.

—Yo… ah, bueno, solo quiero asegurarme de su bienestar.

—Ella estará bien, y podré ir a cerciorarme de eso, si nos damos prisa con el asunto.

Ignacio le indicó seguir y en tanto caminaba al lado de la mujer, sintió la necesidad de pedirle un favor.

—¿Puedo ir con usted después del trámite? Me gustaría pasar tiempo con ella.

Ella lo miró
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