Veinticuatro

Sin éxitos en recordar, Ignacio decidió sentarse, se puso la camisa y en tanto esperaba, revisó su móvil y en el, el trabajo que había recibido de parte de Liana, por primera vez no le molestaba posponer cosas, sus responsabilidades a las cuales nunca les daba espera.

Estaba un poco retrasado con el lanzamiento de la campaña, aun así, no estaba estresado, queriendo acabar con todo a su paso.

—Hola Ignacio, Salomé ya está lista, se dormirá rápido, tuvo una tarde agradable, eso ayudará —Violet se acercó con la pequeña en brazos.

Ignacio se puso de pies y la recibió, la acomodó en sus fuertes brazos y empezó a caminar de un lado a otro, meciéndola.

Completamente enamorado de su creación, le acomodó el cabello y sonrió al ver el esfuerzo que hacía por no cerrar sus ojitos.

Una sonrisita que lo tenía tan emocionado que no se reconocía.

Violet se había sentado, lo observaba, suspiró y llamó su atención.

—¿Está usted bien, Violet?

—Sí, solo estaba pensando en las vueltas del destino, Ignacio
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