57. Retroceso.

El médico desapareció de la vista de los presentes, sus miradas se encontraban tratando de llegar a un silencioso acuerdo de no decir nada en caso de que Adele despertara. Lo importante era mantener la calma y confiar en que todo saldría bien, aunque, algunas veces no terminara siendo de la manera esperada.

Las horas parecían ir mucho más lento que lo acostumbrado, quizá era el ambiente que no les permitía percibirlo, no obstante, no dejaban de esperar el momento en el que Adele abriera sus ojos. Joel permanecía en silencio, jugando con la mano de su madre, la cual había procurado mantener sujeta durante toda la jornada. Era tan pequeño que no conocía la seriedad del problema, ni tampoco comprendía el por qué de las miradas entristecidas de los demás, no permitía que nadie hablara en la habitació

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