Las cosas se estaban volviendo cada vez más abrumadoras. Desde conocer a la madre y el hermano de Adam, hasta, ahora, conocer a la mayor parte de su familia. Me sorprendí mucho cuando vi entrar a Dakota del brazo de Nicholas y más aún cuando la presentó como su novia, parece que estos dos estaban haciendo casi lo mismo que Adam y yo, a excepción de que yo no lo había buscado, ni pedido y no estaba feliz por ello. En cambio, a Dakota, la sonrisa era enorme, de esas que luego tiene cuando el sexo es espectacular. Pero me preocupaba que le estuviese gustando demasiado ¿Qué pasaría después? Cherise, la madre de Adam, nos había tomado a Dakota y a mí de los brazos y arrastrándonos con ella presentándonos ante sus familiares. Su prima Delia, quien contaba su fantástica vida en el mediterráneo, de hecho, todos eran de ahí, de Grecia, ella y su esposo Cole vivían en Salónica. Cherise y Delia se enzarzaron en una buena conversación recordando sus vidas en Salónica y sus escapadas hacia Atena
El camino al Chateu comenzó en silencio, incluso sentí ese silencio cómodo, estaba muy agotada mentalmente, me envolví en mi abrigo y me acurruqué en la esquina alejada de Adam, mirando por la ventana las luces centelleantes de la ciudad. Era tan increíble, a Alice y a Tony les encantaría ver esto, aunque no me gustaría que viese ciertas cosas, como algunas prostitutas de una calle un poco aislada, aparté la mirada.Mejor, pensar en otras cosas, tal vez al regresar a casa, debía hablar con Raibonw para ayudarle con los preparativos de lo que sea que estuviese maquinando para su novio.Después de un largo rato de estirar mis pensamientos a lo más lejano, la voz de Adam me sacó de mi ensoñación.—Te ganaste a mi madre—dijo seco—, hiciste un buen trabajo.No le contesté, ¿para qué?, ¡Hiciste un buen trabajo! vaya, que linda forma de decir gracias, nótese el sarcasmo.—Cumpliste el objetivo y espero que sigas así para mañana—sí, sí, lo que digas bruto—, aunque no entiendo ¿Qué fue eso que
—¿En serio te atreves a coquetear con esa chica frente a mí? —No creí que tuviéramos exclusividad—sonrió de lado. —Descarado—me erguí de su pecho—, sabes qué, me iré, dile adiós a tu novia de mentira y a estas—señalé mis bubis—. sé que las extrañarás. Me bajé de la cama y comencé a buscas mis cosas. —Hey, tampoco tienes que ser tan extrema—también se levantó de la cama y se acercó a mí—, no puedes irte y sobre todo dejarme sin esta maravilla—extendió sus manos hasta mis bubis—, ese par de arillos me matan. Lo aparté de un manotazo. —No vas a manipularme de esta forma. —Daky, estás sumándole puntos. Lo miré entrecerrando los ojos. —Se supone que tendría que restar. —Ah, ah—negó con su dedo índice y señaló hacia abajo, bueno, aquello estaba más que feliz. —¿Es enserio? me voy a largar y tú solo esperas convencerme con eso—le señalé con las cejas su bultito feliz—, estás loco, Nicky. Soltó una risotada y me rodeó con sus brazos. —Sé que está funcionando. Ah, tremendo cabrón
Llegué al Chateu apurada ¿Cómo se le ocurría a Adam decirme justo a las apuradas la comida de hoy? Era la una de la tarde, Adam llegaría en treinta minutos por que la dichosa comida al aire libre era a las dos. Intenté correr escaleras arriba, pero mi accidente de ayer me lo hizo pensar mejor, me saqué las zapatillas y las tiré dentro de la bolsa de ropa (más rojo) y subí corriendo hasta mi habitación. Boté las bolsas, me di una ducha demasiado rápida sin mojarme el cabello, me vestí lo más rápido que pude y me hice una coleta alta. Miré el reloj, bien, cinco minutos, uf. Bajé igual que ayer, con Roger. —Creo que ha roto un record. —Eso parece—le sonreí acalorada—una disculpa de ante mano por lo que puedas escuchar. Anoche había sido algo abrumador que Roger escuchara a Adam de esa forma. Roger me abrió la puerta y me sonrió aprensivo. —Descuide, no hay ningún problema. Me metí al auto sin decir nada, justo a tres minutos, Adam llegó, vestía una polera negra y jeans, no sabía
Terminé mi helado, viendo como Cherise se sentía tan feliz en estar rodeada de familia, o … parte de ella.Me excusé un momento para ir al sanitario, Dakota se ofreció amablemente a acompañarme, no debíamos parecer que nos conocíamos, pero fingimos hacer una conversación normal hasta que los perdimos de vista.—Parece que le metieron algo en el culo a la vieja esa—(refiriéndose a Elora) soltó una risotada.—Creo que no le agrado…Dakota me tomó del brazo.—¿A quién carajo le importa si le agradas o no? nunca la veremos de nuevo.Me reí bajito, dimos con el sanitario.—Lo se… solo tenía que decirlo.—Hum—se encogió de hombros—, no le agradaría nadie que se acercara a Adam, ya que lo quiere para su hija zorrita.—Sch—miré hacia todos lados—pueden escucharnos.—¿Quién?—Pues los trabajadores.—¡Ah! —entró ella primero.Cerré la puerta tras de mí, ella se sentó primero.—Quiero confesarte algo—comenzó a decir, me vi en el espejo un poco.—¿Qué pasa?—¿Recuerdas la vez que tuve doble cita?
—¿Seguro que no hay otra forma de subir? —pregunté entre jadeos.Llevada hacia el piso de arriba sobre el hombro de Adam como un saco de papas, parecía que se le hacía costumbre o simplemente era un tic marcado en su personalidad de cavernícola. Milagrosamente parecía que no había nadie en el Chateu.—No protestes—me dio una zote.Me mordí el labio para no decir nada más. De alguna manera, el ambiente entre los dos era mejor, incluso relajado, aunque me temía que solo fuese en este lapso.Subió las escaleras, balanceándome de más, caminó a zancadas hasta un pasillo, después abrió una de sus tantas puertas de una patada y cerró igual después de entrar.Me bajó de su hombro y me dejó de pie con cuidado sobre una alfombra negra, el lugar estaba a oscuras, Adam se separó de mí para encender las luces, tenues, tragué en seco.Una habitación negra, el suelo de caoba oscura, las paredes lisas de color negro, una cama enorme de sabanas de seda negras, almohadones blancos y almohadillas guinda
Cerró los ojos por un momento, inhaló profundo y después los volvió a abrir, había recobrado ese semblante intenso, salvaje, imponente, como si hubiese crecido tan alto que tenía que estirar el cuello para verlo. Abrumador.Estiró el brazo hacia la mesilla donde estaban las lámparas y abrió el cajoncillo, tomó una tela roja y me miró fijamente.—Tu clave será Jane.—¿Clave?—Si ya no quieres seguir, solo di la palabra Jane.Lo miré incrédula.—¿Jane? —sonreí levemente—¿Cómo Jane Austen?—Muy graciosa, no habrá nada romántico en esto, deja esas estupideces—bien, ahora me puse seria—¿lista? —asentí. Estiró aquella tela roja y la llevó a la altura de mis ojos—. Ciérralos—ordenó.Lo detallé por última vez antes de cerrar los ojos, colocó la suave tela sobre mis ojos y la ató bien en la nuca. Sentí como se inclinó hacia mi oído.—Solo déjate llevar, Holly—me estremecí por su aliento—. Pruébame—susurró, lamió el lóbulo de mi oreja y di un brinco—, por nada del mundo vayas a quitarte esto—de
No pude descansar mucho tiempo, sentí sus manos sobre mi cuerpo exangüe.—No quiero—protesté cansada.Quería detenerme y seguir palpando ese sueño delicioso, pero sentí sus labios en mi hombro, ¿Cuántas veces no había sentido sus labios sobre mis hombros?, muchas. Aunque esto fuese oculto, no le restaba la emoción que yo sentía.Me removí cuando sentí que mi espalda estaba desnuda.—Hum, no—gruñí con la voz ronca.Escuché su risita.Cada vez que pasaba la noche con James, tendía a despertarme de esta manera, aunque ahora estaba siendo un poco más brusco que de costumbre.Enterré el rostro en mi almohada, esa también olía diferente, más delicioso. James lamió mi espalda baja y fue descendiendo, que raro, él nunca había hecho esto. Bajó mis bragas de un movimiento y metió su mano explorándome.—Dije que no—me giré bruscamente.Tan solo para caer en cuenta de que… ese no era James.—Dije antes que solo te dejaras llevar, conejita— Adam me miró burlón.Caí en la cuenta de mi error.Tan so