Terminé mi helado, viendo como Cherise se sentía tan feliz en estar rodeada de familia, o … parte de ella.Me excusé un momento para ir al sanitario, Dakota se ofreció amablemente a acompañarme, no debíamos parecer que nos conocíamos, pero fingimos hacer una conversación normal hasta que los perdimos de vista.—Parece que le metieron algo en el culo a la vieja esa—(refiriéndose a Elora) soltó una risotada.—Creo que no le agrado…Dakota me tomó del brazo.—¿A quién carajo le importa si le agradas o no? nunca la veremos de nuevo.Me reí bajito, dimos con el sanitario.—Lo se… solo tenía que decirlo.—Hum—se encogió de hombros—, no le agradaría nadie que se acercara a Adam, ya que lo quiere para su hija zorrita.—Sch—miré hacia todos lados—pueden escucharnos.—¿Quién?—Pues los trabajadores.—¡Ah! —entró ella primero.Cerré la puerta tras de mí, ella se sentó primero.—Quiero confesarte algo—comenzó a decir, me vi en el espejo un poco.—¿Qué pasa?—¿Recuerdas la vez que tuve doble cita?
—¿Seguro que no hay otra forma de subir? —pregunté entre jadeos.Llevada hacia el piso de arriba sobre el hombro de Adam como un saco de papas, parecía que se le hacía costumbre o simplemente era un tic marcado en su personalidad de cavernícola. Milagrosamente parecía que no había nadie en el Chateu.—No protestes—me dio una zote.Me mordí el labio para no decir nada más. De alguna manera, el ambiente entre los dos era mejor, incluso relajado, aunque me temía que solo fuese en este lapso.Subió las escaleras, balanceándome de más, caminó a zancadas hasta un pasillo, después abrió una de sus tantas puertas de una patada y cerró igual después de entrar.Me bajó de su hombro y me dejó de pie con cuidado sobre una alfombra negra, el lugar estaba a oscuras, Adam se separó de mí para encender las luces, tenues, tragué en seco.Una habitación negra, el suelo de caoba oscura, las paredes lisas de color negro, una cama enorme de sabanas de seda negras, almohadones blancos y almohadillas guinda
Cerró los ojos por un momento, inhaló profundo y después los volvió a abrir, había recobrado ese semblante intenso, salvaje, imponente, como si hubiese crecido tan alto que tenía que estirar el cuello para verlo. Abrumador.Estiró el brazo hacia la mesilla donde estaban las lámparas y abrió el cajoncillo, tomó una tela roja y me miró fijamente.—Tu clave será Jane.—¿Clave?—Si ya no quieres seguir, solo di la palabra Jane.Lo miré incrédula.—¿Jane? —sonreí levemente—¿Cómo Jane Austen?—Muy graciosa, no habrá nada romántico en esto, deja esas estupideces—bien, ahora me puse seria—¿lista? —asentí. Estiró aquella tela roja y la llevó a la altura de mis ojos—. Ciérralos—ordenó.Lo detallé por última vez antes de cerrar los ojos, colocó la suave tela sobre mis ojos y la ató bien en la nuca. Sentí como se inclinó hacia mi oído.—Solo déjate llevar, Holly—me estremecí por su aliento—. Pruébame—susurró, lamió el lóbulo de mi oreja y di un brinco—, por nada del mundo vayas a quitarte esto—de
No pude descansar mucho tiempo, sentí sus manos sobre mi cuerpo exangüe.—No quiero—protesté cansada.Quería detenerme y seguir palpando ese sueño delicioso, pero sentí sus labios en mi hombro, ¿Cuántas veces no había sentido sus labios sobre mis hombros?, muchas. Aunque esto fuese oculto, no le restaba la emoción que yo sentía.Me removí cuando sentí que mi espalda estaba desnuda.—Hum, no—gruñí con la voz ronca.Escuché su risita.Cada vez que pasaba la noche con James, tendía a despertarme de esta manera, aunque ahora estaba siendo un poco más brusco que de costumbre.Enterré el rostro en mi almohada, esa también olía diferente, más delicioso. James lamió mi espalda baja y fue descendiendo, que raro, él nunca había hecho esto. Bajó mis bragas de un movimiento y metió su mano explorándome.—Dije que no—me giré bruscamente.Tan solo para caer en cuenta de que… ese no era James.—Dije antes que solo te dejaras llevar, conejita— Adam me miró burlón.Caí en la cuenta de mi error.Tan so
—Eres muy linda, Gracie.Una clase sola, una chica tímida que estaba acalorada por la idea de sentirse especial.Un chico que solo quería ser amigable con una chica que parecía no querer estar sola más.Nos volvimos amigos muy íntimos.Aquel primer encuentro fue el inicio de una buena amistad, pasamos mucho tiempo juntos, desde ver películas e irnos a llevar el almuerzo en nuestros trabajos de medio turno, hasta las desveladas en las olas de tareas que teníamos.Algo en mí crecía cada vez que lo veía, cada vez que venía hacia mí con su sonrisa amigable, su aire tranquilizador, su mano reconfortante. Sus acciones que me confundían y sus palabras que me arrullaban en el cauce de arrítmicos latidos de mi corazón.Me había enamorado de aquel mi mejor amigo James Hawking.Fue cuando todo cambio.Intenté mantener todo el tiempo que pude aquel amor secreto, no quería estropear aquello, porque era maravilloso. Me instruí mucho en la tarea del romance, pero cada vez que intentaba rosar esa lín
¿Qué voy a hacer? ¿Qué rayos voy a hacer?—Cariño ¿te sientes bien? —preguntó mi madre.—Eh… sí, sí, estoy perfectamente.¿Cómo decirle a tu madre que tu ligue está desnudo en la cocina?Hace solo cinco minutos estábamos a punto de hacer lo más sagrado de las comidas físicas, pero, ninguno de los dos contaba con que mi madre apareciera repentinamente después de haber dicho que no iba a llegar temprano a casa.Claro que este era su departamento y yo solo era su hija degenerada que no tenía nada bajo la bata de dormir—Canario, ¿Por qué no me cuentas lo que haces aquí?—¿No te pondrás cómoda primero? —me acicalé el cabello—, debes de estar exhausta.Sopesó.—Creo que tienes razón, bajaré enseguida, no tardo—asentí alegremente mientras aparentaba sentarme en la sala y encender el televisor, en cuanto escuché la puerta de su habitación cerrarse, eché a correr hacia la cocina.—Nicky—susurré, este salió de detrás del refrigerador con el delantal puesto.—¿Se ha ido?—¡No! —chisté—, está en
Estaba despierta cuando una mucama vino para decirme que el señor West me esperaba para tomar el desayuno y vestida para salir.Bien, después del arrebato de ayer, creí que no quería ni verme.Tomé una ducha rápida, rebusqué entre tanta lencería una que estuviese decente para mí, había un Body biquini verde oscuro, estaba lindo, tenía encaje y cintas de ligero, estaba decente para mí.Me coloqué una falda de cuero beige que me llegaba al muslo, una camiseta negra y una camisa negra de seda, me hice una coleta alta, tomé las zapatillas nude.Bien, me veía decente, como si fuese a trabajar a una oficina, nada llamativo, rebusqué entre los cajones del tocador, pulseras, aretes, anillos, demasiados accesorios, opté por unos anteojos simples, para completar mi conjunto de oficina.Listo, tomé mi bolso y un blazer a juego con la falda, bajé a enfrentarme a la ira del maestro bestial.Tu puedes Holly, pudiste con un parto doble con las costillas rotas, que no puedas con un imbécil es cosa de
Adam me llevó en vilo hacia su oficina, el calor era insoportable, en mi crecía el deseo por su cercanía, lo tomé de la chaqueta. Estaba ya desesperándome, rasqué en el fondo de mi por tener una pizca de razón, pero estaba perdiendo la batalla.No me di cuenta si la secretaría de Adam estaba en su sitio, solo cuando la puerta de su oficina se cerró y me depositó en el sofá, estaba dispuesta a suplicar para que se detuviera, pero él lo hizo antes.Fue reduciendo la frecuencia poco a poco.Di bocadas de aire.—Es tu turno—sonrió como el demonio que es—, estoy deseando que me des el show de mi vida—me acarició las piernas—, y si no lo haces por tu propia voluntad—sus profundos ojos azules se clavaron en mí, las pupilas oscurecidas—, tengo los métodos para que lo hagas—me tomó por las rodillas y me separó las piernas—, entonces, conejita ¿vas a hablar o te obligaré a hacerlo?Fruncí el ceño.Tal vez estaba bien que le hablara, para poder sacarlo de su pensamiento tan cavernícola.Me abrió