—Eres muy linda, Gracie.Una clase sola, una chica tímida que estaba acalorada por la idea de sentirse especial.Un chico que solo quería ser amigable con una chica que parecía no querer estar sola más.Nos volvimos amigos muy íntimos.Aquel primer encuentro fue el inicio de una buena amistad, pasamos mucho tiempo juntos, desde ver películas e irnos a llevar el almuerzo en nuestros trabajos de medio turno, hasta las desveladas en las olas de tareas que teníamos.Algo en mí crecía cada vez que lo veía, cada vez que venía hacia mí con su sonrisa amigable, su aire tranquilizador, su mano reconfortante. Sus acciones que me confundían y sus palabras que me arrullaban en el cauce de arrítmicos latidos de mi corazón.Me había enamorado de aquel mi mejor amigo James Hawking.Fue cuando todo cambio.Intenté mantener todo el tiempo que pude aquel amor secreto, no quería estropear aquello, porque era maravilloso. Me instruí mucho en la tarea del romance, pero cada vez que intentaba rosar esa lín
¿Qué voy a hacer? ¿Qué rayos voy a hacer?—Cariño ¿te sientes bien? —preguntó mi madre.—Eh… sí, sí, estoy perfectamente.¿Cómo decirle a tu madre que tu ligue está desnudo en la cocina?Hace solo cinco minutos estábamos a punto de hacer lo más sagrado de las comidas físicas, pero, ninguno de los dos contaba con que mi madre apareciera repentinamente después de haber dicho que no iba a llegar temprano a casa.Claro que este era su departamento y yo solo era su hija degenerada que no tenía nada bajo la bata de dormir—Canario, ¿Por qué no me cuentas lo que haces aquí?—¿No te pondrás cómoda primero? —me acicalé el cabello—, debes de estar exhausta.Sopesó.—Creo que tienes razón, bajaré enseguida, no tardo—asentí alegremente mientras aparentaba sentarme en la sala y encender el televisor, en cuanto escuché la puerta de su habitación cerrarse, eché a correr hacia la cocina.—Nicky—susurré, este salió de detrás del refrigerador con el delantal puesto.—¿Se ha ido?—¡No! —chisté—, está en
Estaba despierta cuando una mucama vino para decirme que el señor West me esperaba para tomar el desayuno y vestida para salir.Bien, después del arrebato de ayer, creí que no quería ni verme.Tomé una ducha rápida, rebusqué entre tanta lencería una que estuviese decente para mí, había un Body biquini verde oscuro, estaba lindo, tenía encaje y cintas de ligero, estaba decente para mí.Me coloqué una falda de cuero beige que me llegaba al muslo, una camiseta negra y una camisa negra de seda, me hice una coleta alta, tomé las zapatillas nude.Bien, me veía decente, como si fuese a trabajar a una oficina, nada llamativo, rebusqué entre los cajones del tocador, pulseras, aretes, anillos, demasiados accesorios, opté por unos anteojos simples, para completar mi conjunto de oficina.Listo, tomé mi bolso y un blazer a juego con la falda, bajé a enfrentarme a la ira del maestro bestial.Tu puedes Holly, pudiste con un parto doble con las costillas rotas, que no puedas con un imbécil es cosa de
Adam me llevó en vilo hacia su oficina, el calor era insoportable, en mi crecía el deseo por su cercanía, lo tomé de la chaqueta. Estaba ya desesperándome, rasqué en el fondo de mi por tener una pizca de razón, pero estaba perdiendo la batalla.No me di cuenta si la secretaría de Adam estaba en su sitio, solo cuando la puerta de su oficina se cerró y me depositó en el sofá, estaba dispuesta a suplicar para que se detuviera, pero él lo hizo antes.Fue reduciendo la frecuencia poco a poco.Di bocadas de aire.—Es tu turno—sonrió como el demonio que es—, estoy deseando que me des el show de mi vida—me acarició las piernas—, y si no lo haces por tu propia voluntad—sus profundos ojos azules se clavaron en mí, las pupilas oscurecidas—, tengo los métodos para que lo hagas—me tomó por las rodillas y me separó las piernas—, entonces, conejita ¿vas a hablar o te obligaré a hacerlo?Fruncí el ceño.Tal vez estaba bien que le hablara, para poder sacarlo de su pensamiento tan cavernícola.Me abrió
Después de que llegamos me metí a mi habitación y me di una ducha larga y tendida, me quedé un largo rato en bata, viendo las fotos de mis bebés, el único motor que necesitaba en este momento y aguantar estas putas horas.Marcell vino a la habitación a decirme que Adam me esperaría a las seis y media, me tendió una bolsa oscura, dentro un vestido rojo y sandalias a juego.Me dejé el cabello suelto, ese maldito vestido me quedaba demasiado ceñido, incluso mis pechos solo estaban medio descubiertos, si me agachaba podrían salirse. No quise verme al espejo, quizá también los rollitos de mi piel se iban a marcar, Jesucristo, no estaba de humor para tolerar los comentarios de Bellanca o su madre.¿Qué quería probar ese imbécil con esto?Lo odié aun más.Bajé, esta vez no había nadie en el pasillo, ni tampoco estaba Marcell en la entrada.Salí a encontrarme con Roger, quien miró hacia los lados y luego a mí.—¿Se encuentra mejor, señorita?—Solo un poco—contesté, intentando sonreír—. Gracia
—No puedo creerlo de ti—gritó ella—¿en qué estabas pensando?Nos encerramos en la biblioteca dejando a todos en el comedor, que hablasen lo que hablasen, ya no me importaba.Lo único que sentía era el repudio hacía la mujer frente a mí, a quien no podía llamar madre.—Tú eres la culpable de esto…Cherise crispó los ojos.—No quieras culparme de tus decisiones, Adonis.—Deja de llamarme así, maldita sea.—Tu necedad es aberrante, dame la maldita explicación de este maldito circo ¡Si soy la culpable debes tener solides en tus palabras!Hacía tiempo que quería decirle esto, hace tiempo que ya no lo soportaba.—Desde el principio tuviste la culpa… tú y esa perra me arruinaron la vida.—¿De qué me estás hablando?—Tú llevaste a Sadie a que le sacaran a mi hijo—Cherise enmudeció—, por ti me dejó—gruñí—, por ti tuve que hacer esto—tuve que usar todo mi autocontrol— ¿piensas quitarme la compañía así? ¿Cómo quieres que confié en las mujeres si tú eres la principal en traicionarme?—Ella no que
No quise avisarle a nadie que ya había llegado, podría darle el vestido a Dany mañana, además ya eran las once de la noche.En cuanto pisé el interior de mi casa me sentí aliviada, aquel drama había quedado atrás, y así debía quedarse. Subí a mi habitación, me puse cómoda y saqué la ropa de mi maleta para lavarla mañana.Fui hasta la habitación de mis hijos, que falta me habían hecho, me acurruqué en la cama de Alice y abracé la manta de Tony, entonces, dormí tranquilamente.Al día siguiente me desperté temprano, dándome cuenta de que ya no estaba en la pesadilla, estaba a salvo en mi casa. Sintiéndome completamente feliz, así que comencé a hacer el aseo, la casa ya tenía una semana abandonada.Era raro, había pasado estos días rodeada de lujos, pero nunca me sentí cómoda con ello (dejando a un lado lo obvio, claro). Después de tantos espacios altos y anchos, después de ver muchísimas cosas costosas, no se me antojaba tener una vida así. Ver mi casita en este buen barrio tranquilo, e
Dos semanas después. La cabeza no me ha dejado de doler desde hace una semana, he intentado disipar un poco, pero siempre regresa.Es peor en las noches, se apacigua después de beber.Mientras corrijo algunos pendientes, diviso la hora, apenas son las cuatro de la tarde, me remuevo en mi asiento, tengo algo de hambre, una punzada en la cabeza y estoy que no me soporto ni yo mismo.Terminé los primeros pendientes y continúe con los otros, la cabeza me punza aún más cuando leo las primeras líneas del documento, quiero retorcerlos, y romperlos en pedacitos.Es el cumplimiento de las cláusulas del último contrato que firmé, debo viajar a Chicago para inspeccionar la planificación del nuevo ciclo de la Academia de la Rosa. Eh pasado estas semanas evitando pensar en ella a toda costa, evitando pensar en ciertas cosas, ahora sé que debo ir a verla, debo hablar con ella.¿Qué cara debo poner? ¿cómo debo hablarle?Me irrita tanto el saber que había cometido un error.¡Un maldito error!Por ot