Dos semanas después. La cabeza no me ha dejado de doler desde hace una semana, he intentado disipar un poco, pero siempre regresa.Es peor en las noches, se apacigua después de beber.Mientras corrijo algunos pendientes, diviso la hora, apenas son las cuatro de la tarde, me remuevo en mi asiento, tengo algo de hambre, una punzada en la cabeza y estoy que no me soporto ni yo mismo.Terminé los primeros pendientes y continúe con los otros, la cabeza me punza aún más cuando leo las primeras líneas del documento, quiero retorcerlos, y romperlos en pedacitos.Es el cumplimiento de las cláusulas del último contrato que firmé, debo viajar a Chicago para inspeccionar la planificación del nuevo ciclo de la Academia de la Rosa. Eh pasado estas semanas evitando pensar en ella a toda costa, evitando pensar en ciertas cosas, ahora sé que debo ir a verla, debo hablar con ella.¿Qué cara debo poner? ¿cómo debo hablarle?Me irrita tanto el saber que había cometido un error.¡Un maldito error!Por ot
—¡Tony, por favor, ya vístete! —esta vez alcé la voz.Siete veces repitiendo lo mismo.—No quiero.Alice ya estaba lista, esperando en la puerta con su peluche en los brazos, asomándose viendo el caos de su hermano.—Bien, si no quieres, está bien, pero entonces te quedaras en casa de la abuela con las otras tías.Tony, que estaba saltando en la cama con los pantalones del overol medios puestos, se detuvo observándome con espanto.—¿La tía Ana y María? —lo vi estremecer al pronunciar sus nombres.—Exacto, llegaron para la boda de la tía Dany.Se lo pensó.—Está bien, iré.Lo ayudé a acomodarse los pantalones, mientras él intentaba colocarse la remera de rayas, siempre era más rápido vestir a Alice, porque ella siempre quería salir y siempre sabía que ponerse.—Ponte los tenis y baja a desayunar—le hablé más calmada.Estaba de los nervios, pero tampoco me iba a desquitar con ellos, regresé a mi habitación, me coloqué mi collar y me miré el cabello, bien, creo que estaba presentable. Es
Lo miré fijamente, intenté descifrar algo tras esa burlona mirada, pero solo era eso, una burla.Aclaré la garganta.Tenía que portarme profesional, como era debido, dejar de lado mi incertidumbre y, sobre todo, para disipar la fija mirada de escrutinio de mi padre, que no hacía más que ponerme los pelos de punta, sí, él es muy exigente en el aspecto del trabajo.Así que esbocé mi sonrisa cordial.—Señores West y Hawking, les presento a mi colega Dakota Sparrow, a mi secretaria Laura Dash y a mi abogado Richard Spell.Richard saludó con profesionalismo y podría decir que algo embelesado a Adam. La pobre Dash estaba completamente deslumbrada con James y Adam, ¡oh, no! más me compadecí de ella.Me sorprendí al darme cuenta que Nicholas, no estaría en la junta, vi la desilusión y la molestia de Dakota, pero también, se planteó ser profesional, e intentó mejorar la cara.Intenté, con todas mis fuerzas, concentrarme en lo que pasaba sobre la junta, todos los puntos a tratar, si bien, Adam
¿Por qué tenía que hacerme esto?Adam me besó, como si se le hubiese olvidado todo lo que me había hecho, el cómo me gritó y me humilló.Me besó y con su mano libre la deslizó por debajo de mi falda, acariciando mis piernas.—No—dije entre sus labios—aléjate—deslizó su lengua perfilando mis labios.—No, tu no quieres que me aleje—subió más su mano, hasta llegar a mis muslos y deslizarla hacia atrás—tú vas a ser mía Holly—. Deslizó aún más su mano, hacia mi trasero, acariciando el borde de mis shorts—no puedo dejarte solo así—metió su mano bajo las telas de mis bragas—quiero cogerte, Holly—mordió mi labio inferior y lo chupó—quiero cogerte ya.—¿Puede ser más cínico? —intente apartar sus manos—no quiero nada de usted, creí que había sido clara.Se alejó de mi rostro y se recostó sobre el respaldo de la silla, sin soltarme, me miró fijamente. Una lenta sonrisa se asomó por su rostro. ¿Adam sonriendo?Su agarre de mi nuca fue un poco más fuerte, solté un jadeo.—Podemos hablar de eso des
—Mamá ¿estás seguras de que estarás a tiempo?Del otro lado de la línea, se escucharon muchos murmullos.—Claro que sí, cariño, regreso de mi viaje y tomaré el directo a Illinois.—Bien—terminé de colocarme las sombras.—En fin ¿has salido con el chico guapo? —insistió.Gruñí para mis adentros, el imbécil chico guapo, querrás decir.—Ok, adiós, buen viaje.—¡Hija, espera!Molesta era poco, a comparación de cómo me sentía al respecto.“El chico guapo” mentiroso.Que rabia me daba el ver a su hermano en lugar de a él.Intentó compensarlo con vernos esta noche en el club, pero no estoy muy segura de querer verlo ya, quizá pueda encontrarme a algún tonto para desquitarme.Holly me pidió que la ayudara a cambiarse para la función de hoy, me sorprendía bastante que accediera a subir al escenario de nuevo.Cuando Holly conoció a Rainbow, este descubrió el talento de mi amiga para el canto, así que le rogó por mucho tiempo para que ella subiera a cantar un par de veces, entre Holly y Alba (su
—Madre se reúsa a continuar con su proceso de retirar las acciones.Explicaba Nicholas, paseándose por el vestíbulo, acomodándose la camisa.—Está siendo un fastidio—gruñí desde el sofá.Intentaba relajarme un poco o dormir.—Pues está arrepentida, sea lo que fuese—siguió diciendo.Este imbécil estaba arreglándose demasiado, ¿cómo había terminado en mi habitación?—¿Arrepentida? —volví a gruñir—, como si me importara ya lo que haga esa mujerVi cómo se encogió de hombros.Se vio en el espejo del pasillo y se arregló el cabello, parecía un adolescente preparándose para su cita.—¿A dónde carajos vas? me estas poniendo ansioso.Soltó una carcajada.—Saldré de noche ¿no lo ves?—Por como luces parece que te importa, ¿me equivoco?Volvió a reír, andaba de buen humor también.—Iré a un club de salsa, con Dakota.Bufé.—No creí que te gustaran las sobras.Ahora, contrajo el rostro y me miró ceñudo.—Vuélvelo a decir y te parto la cara—gruñó.Tonto, seducido por una rubia fastidiosa.—Como s
El aroma de la mujer me llegó más intenso, olía a perfume chocante y a alcohol.—Hay que ir a otro lugar—comenzó a descender su mano por mi abdomen¿Cómo es que Holly podía estar montando este show? Estaba animando a la gente.La mujer a mi lado estaba llegando a mi hebilla y le retuve la mano.—Lárgate—le gruñí y lancé su mano lejos de mí.—¡Oye! ¿Qué te sucede imbécil?—Lárgate antes de que te eché de este lugar.Dijo algo, pero no entendí, la canción estaba llegando al final y Holly cantó un solo muy largo.Tenía una bonita voz.—Gloria Ruiz, señores ¡preciosa, mamacita! —decía el tipo en el escenario—, mi querida Gloria, tienes una voz encantadora, me gustaría que cantaras un poco más.—Estoy alagada, pero me gustaría tomar un descanso.—Claro, claro, démosle un fuerte aplauso.La gente aplaudió cariñosa.Holly bajó del escenario, donde la esperaba su molesta amiga y tras ella, como un perro, estaba Nicholas.Comenzaron a caminar hacia una de las mesas cercana a la mía, pero no se
Tomé el abrigo que había colgado detrás del respaldo del asiento, arrojé los enormes aretes y salí corriendo del auto, entré al hospital con los nervios carcomiéndome por dentro, todo el cuerpo me temblaba.—¡Anthony Austen! —chillé a la recepcionista.—¡Holly!Me giré hasta dar con el rostro de mi madre, que estaba también afligida.—¿Qué sucedió? —casi grito desesperada.—Aún no lo sé—sollozó—, tenía mucha fiebre y poco después se le hincharon los labios. Sentí de pronto unas ganas inmensas de llorar, pero no quise hacerlo.—¿Tomó algo? ¿comió algo que no debía?Parpadeó limpiándose las lágrimas.—Solo cosas que ya ha comido antes—suspiró y luego miró a mi padre—, bueno…—¿Qué? —casi pego el grito.Mi madre me miró con culpa.—Tu tía Vira les dio unas leches.De pronto, después de sentirme abrumada, me embargo poco a poco el enojo.—¿Les?Alguien carraspeó a nuestras espaldas—¿Familiares de Anthony Austen?Dejamos nuestro drama familiar.—¿Si?El doctor parpadeó ante nuestra respu