Rita, se estira perezosamente en la cama, su despertador anuncia el comienzo de un nuevo día. Tuvo en intenso deseo de quedarse en cama, tenía años que no se sentía así, pero no podía dejar que la pereza le ganara. Debía ir al trabajo o Adam la mataría. Sin animo se arrastró hasta la ducha, quizás el agua fría lograra alejar la flojera que invadía su cuerpo.
Después de unos veinte minutos estaba lista para ir a la oficina. Se encontraba en la cocina del pequeño apartamento tomando zumo de naranja, con un panqueque. Lavó el plato, lo guardó y lo secó.
El lejano sonido de su móvil la sobresaltó, corrió a buscar su cartera, rebuscó entre sus cosas. Allí estaba, en el fondo.
-Hola- respondió sin siquiera percatarse de quién era.
-Hola cariño- la tierna y suave voz de Gillian, llegó a través del aparato.
-Cariño, buen día. ¿Cómo amaneces?
-Pues muy bien. Hoy llega mi nueva asistente y estoy dándole gracias al cielo por ello, creí que me volvería loca- Gillian rió.
-Tan exagerada como siempre.
-Cariño; una oficina, mil pendientes, millones de números y una pila de carpetas esperando ser atendidas. Esos son los ingredientes necesarios para desquiciar a cualquiera.
-Tienes razón cariño. Solo quería darte los buenos días.
-Tu siempre tan dulce querida. Deseo que también tengas un día exitoso. Un beso
-Igual para ti- y así cortó la comunicación.
Cuando llego a su oficina, minutos después entraba Miriam, la secretaria de Adam, con una joven bastante atractiva.
-Buenos días, Rita.
-Buen día, Miriam- le sonrió poniéndose en pie.
-Te he traído a tu nueva asistente, la señorita Karen Smith.
-Muchas gracias- volvió a sonreír.
-Ahora me marcho- intervino Miriam- que tengan buen día.
La mujer se marchó dejándola junto a una sonriente Karen.
-Mucho gusto Karen- se estrecharon las manos- toma asiento- ya una frente a otra le dijo- Tuve la oportunidad de estudiar tu síntesis curricular.me ha parecido que eres una chica muy preparada.
-Muchas gracias señorita Rita.
-Solo Rita, por favor, yo te llamaré Karen.
-De acuerdo.
-Tienes buena experiencia, aunque es escasas, pues hasta donde tengo entendido solo has tenido tres empleos, las dos últimas han sido empresas muy prestigiosas.
-Sí, creo que tuve buenas oportunidades que me han permitido formarme muy bien.
-Es maravilloso, porque aquí tendrás que trabajar muy duro.
-Estoy acostumbrada a ello.
-Bien.
La entrevista transcurrió satisfactoriamente por unos diez o quince minutos más. Luego Rita, la acompañó a su oficina que estaba justo en frente de la suya, le indicó varias tareas que debía realizar para irse familiarizando con las actividades que le correspondían. Mientras tanto ella misma se enfocaba en sus actividades. Llamaron a la puerta.
-¡Adelante!
-Buen día Rita- la voz de Adam, llegó hasta ella, pero estaba tan concentrada que ni se volvió a mirarle.
-Buen día Adam, espero te encuentres muy bien hoy y lo que tengas que decirme sea urgente cariño, ya que estoy sumamente ocupada- él rió alegre- no te rías, me enfoco en ganarme mi jugoso bono de fin de mes- le recordó burlona.
-Eso es seguro cariño. Ahora suelta el teclado y míranos porque es de mala educación, me avergüenzas frente a mi amigo.
Cuando levanto la vista, se preocupó de que posiblemente tendría cara de idiota. Adam, venía acompañado con un hermoso hombre; alto, rubio, con unos profundos ojos azules, era por mucho el hombre más atractivo que había visto. Adam, delante de él parecía pueril y ya es mucho decir que Adam, es endiabladamente atractivo y trae a todo el personal femenino suspirando por los pasillos.
-Lo siento- dijo Rita poniéndose en pie- pensé que habías llegado solo.
-¿Olvidaste acaso que te comenté que llegaría mi amigo; el nuevo consultor?
-No Adam, no lo olvidé, solo estaba enfrascada en mis actividades.
-Bien. Rita, él es mi amigo Hugh Scott. Hugh, ella es nuestra chica de los números. Rita Dugarte.
-Mucho gusto- dijeron al unísono a la vez que estrechaban sus manos. Sus ojos se encontraron y Rita sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Rita, se sintió incomoda y retiró su mano y concentró su mirada en Adam.
-¿Quieres que comencemos ahora?
-No lo sé, quizás. . .
-Por mí no hay problema- respondió Hugh- me agradaría empaparme de toda la información de la que dispongamos. Mientras más rápido lo haga, podré trabajar a mis anchas en propuestas firmes.
-De acuerdo- respondió Rita.
-Entonces, yo me retiro. Los dejaré trabajar en paz. Me encantaría que luego pases por mi despacho hermano, quizás puedas darme tus primeras impresiones.
-Seguro que si- respondió y Adam, se marchó.
-Bien- se dirigió a él, tome asiento.
-Gracias- su profunda voz hacia que algo dentro de ella se removiera inquieto.
-Comenzaré por darle. . .
-Por favor tutéame, vivo entre formalidades, pero me encantaría que trabajemos cómodamente, nos esperan muchas horas juntos- aquello la estremeció- yo te llamaré Rita.
-Bien. Lo primero que te mostraré Hugh, son algunos balances, tenemos muchas inversiones, muchas de ellas han dado resultados importantes, pero. . .
-¿Ese es un gesto natural o ensayado?
-¿Ah?. . .¿ qué?- lo miró confundida.
-Tu ceño. . . se frunce mientras me explicas- sonríe y Rita, cree que va a desmayarse allí mismo. Era una sonrisa terriblemente sensual- tus manos se mueven un poco, y mueves los labios un pocos inquietos, se tuercen en una mueca. . . ¿ por qué estas nerviosa?
¡Diablos!
¿Quién demonios era este hombre?
¿ Era tan evidente que tenía los nervios a punto de estallar?
-No estoy nerviosa. . .
-Sí. Lo estás.
-Pero. . . – lo miró más confundida todavía.
-Soy abogado Rita, he trabajado en muchas áreas, he aprendido a estudiar y leer el comportamiento humano, y tú. . . tú ahora mismo, estás nerviosa.
-Solo un poco- admitió no de buena gana- he tenido un mes sin asistente bastante estresante, digamos que ha cambiado un poco mi humor y tienes mis nervios de punta, nada de qué preocuparse- le sonríe intentando restar importancia.
-Qué hermosa sonrisa- le dice con su ronca y sensual voz calándole hasta los huesos- de hecho. . .que mujer más hermosa eres.
-Gracias- aceptó el cumplido lo más serena que pudo- ahora si continuamos. . .-le escuchó reír y su corazón dio un pequeño salto. . .¡Diablos!. . . ¿ cómo se supone que trabajaría con un hombre tan condenadamente sexy?- ¿ qué es tan gracioso?
-Tu abrupto cambio de tema, pero no te preocupes Rita, ya habrá tiempo. . .
-¿Tiempo?. . . ¿tiempo para qué?- le miró frunciendo el ceño.
-Ya lo sabrás, por ahora dediquémonos a los negocios.
Rita, se quedó terriblemente confundida y ansiosa. . . ¿ qué quería decir él?
Llevaban aproximadamente dos horas hablando de números, cuentas, estadísticas, posibilidades y posibles propuestas, cuando la puerta de su oficina se abrió sin previo aviso, cuando se fijó en que era Connie, inmediatamente supo que habría problemas.
-Buenos días. . . .hey guapa, no sabía que estabas ocupada- Rita, miró a Hugh, luego a Connie.
-Si cariño. Un poco- Connie, llegó sonriente hasta ellos.
- ¿ Eres nuevo cierto?, nunca te había visto aquí.
-Si- le sonrió él- comencé hoy.
-¡Oh diablos!. . . no me digas que eres el asistente de Rita. . . ¡ qué envidia!- él rió por el comentario de su alocada amiga y Rita, quería desaparecer en ese mismo instante.
-No Connie, no es mi asistente.
-Mmmm. Debí suponer que semejante bombón no sería asistente de nadie- Hugh, sonrió de nuevo- mucho gusto- le extendió una mano- soy Connie.
-Todo un placer Connie, yo soy Hugh.
-Diablos, eres guapísimo.
-Connie. . . – Rita sintió que su cara ardía de vergüenza- ¿ A qué has venido?
-¡Hey!. . . paso a visitarte y tú me recibes así.
-Estoy bastante ocupada ahora.
-Con este mangazo yo también estaría bastante ocupada- le guiñó un ojo y Rita creyó morir cuando una nueva carcajada masculina llenó la habitación.
-Connie. . .
-Bien, bien. . .he venido a invitar a comer a Adam.
-¡Connie!- Rita, casi gritó.
-Sin dramas morena. Estamos en el siglo XXI.
-No puede ser. . . – Rita, escondió su rostro en ambas manos.
-Ha aceptado, eso es genial. Adam, también está como quiere Rita. Te digo que ese hombre hace que se me mojen las bragas.
-¡Suficiente!- Rita, se puso en pie medio enojada y completamente avergonzada- Estoy en una reunión de trabajo Connie.
-Eres tan aburrida como mi bisabuela. Oye guapo- se giró hacia Hugh- ¿De verdad trabajan juntos?
-Si- aceptó él- serán muchas las horas que pasaremos juntos.
-Eso es maravilloso.
-Connie, si no te vas ahora mismo. . .
-Pero prometes contarme todo después, ¿verdad?
-No hay nada que contar.
-Por supuesto que sí- Hugh, la miraba completamente divertido, pensando en cuán loca era aquella rubia- quiero saber todo de este bombón. Te invitaría a salir guapo, pero la verdad es que Adam, me trae de las tejas.
-¡Vete Connie!- escupió Rita enfurecida.
-¿Me contarás?
-¡Vete!- Rita, no se controló más. La vio sacar su teléfono celular y marcar.
-Hola Gillian. . .
-Connie, basta, no hables con. . .
-Es casi un milagro que atiendas tan rápido- Rita la miro de forma asesina- no me lo vas a creer, tenemos un código amarillo.
-¡No hay ningún código amarillo!- dijo frustrada dejándose caer sobre la silla, pensando que moriría de vergüenza y que pronto le saltarían las lágrimas.
-No. El código amarillo no es mío. . .¡Es de Rita!- la mencionada bufó- yo tengo un código verde pelirroja, así que nos encontramos en el apartamento de Rita, sobre las seis y medias. . .
-Voy a matarte- gimió Rita.
-Bien, nos vemos- Connie, cortó la comunicación- de esta forma me aseguro de que nos contaras todo.
-No hay nada que. . .
-Esta noche te arderán los oídos Hugh, porque pienso hablar mucho de ti.
-Por mí no hay ningún problema- le respondió con una amplia sonrisa mostrando su hermosa dentadura- será todo un placer.
-Ahora si me voy, no quiero interrumpirles- les guiñó un ojo.
-Te odio, Rubia.
-Eso no es cierto cariño- la carcajada de Connie, resonó en el lugar aun cuando la puerta ya se había cerrado. Plenamente avergonzada levantó la vista hacia el hombre, y se encontró con que el no dejaba de sonreír.
-Bien, las matemáticas pueden esperar. ¿ me dirás que es un código amarillo?
-Bien, las matemáticas pueden esperar. ¿Me dirás qué es un código amarillo?Rita, sintió que sus pulmones dejaban de funcionar. Y ahora, ¿ cómo saldría del problema en el que la loca de Connie, la había metido?-Es algo que. . . bueh. . . Realmente no tiene importancia.-Para mí la tiene Rita, se supone que yo soy parte del código amarillo- le dedicó una sonrisa burlona.-No lo entenderías.-¡Pruébame!- responde cruzándose de brazos.-Es. . . .Solo algo entre chicas. . . los colores- me siento estúpida por no conseguir una forma inteligente de explicarlo sin tartamudear. Yo, la racional Rita- pues, los colores indican diferentes situaciones.-Eso puedo imaginarlo- responde arqueando las cejas. Su tono es burlón, como si ella hubiese dicho una estupidez.-El azul es. . . para indicar una emergencia mayor. . . algo que no puede esperar, que necesita
-Te mataré Connie, juro que te mataré- dijo Rita, mientras se abalanzaba contra Connie, quién estaba de pie junto a la puerta con Gillian.-¡Rita!- grita Gillian, interponiéndose entre ellas- cálmate, tú nunca has sido violenta.-Merece que la mate Gillian- gime desconsolada y caminando rápidamente hasta el sofá que está en la sala y se deja caer gimiendo.-Por eso le dije a Gillian, que viniéramos juntas. Sabía que estarías como una loca- respondió Connie, con aire despreocupado.-¿Cómo pudiste hacerme eso?- Rita, la mira con odio- ¡Me haz avergonzado con el amigo de Adam!-Oye, por cierto- dijo Connie, ignorando la furia de Rita- ¿ desde cuándo son amigos?, esta como quiere el hombre Rita, es un código amarillo realmente jugoso.-¡No es un código amarillo!- gritó frustrada.- ¡No es un maldito código amarillo!- sintió que le saltarían las lágrimas. Amaba a su amiga, pero en aqu
Rita, llegó al trabajo con mucho tiempo de anticipación, no había tenido buena noche. Hugh Scott, se había paseado libremente por su cabeza, y había interrumpido sus sueños. Se sentó sobre la silla de cuero sintiéndose algo frustrada. Había salido con algunos hombre después de que su relación con Michaell, terminará, se había sentido muy bien con algunos de ellos, había disfrutado de su compañía, pero ninguno la había perturbado tanto como este hombre.Al parecer era muy bueno en su trabajo, se mostraba divertido, inteligente y con una inquietante habilidad para leer sus pensamientos y expresiones. Nada más pensar en él, sentía como su respiración se agitaba violentamente. Llamaron a su puerta logrando sobresaltarla.-Adelante- Entró su nueva asistente; Karen, quién traía una gran sonrisa-Buenos días Rita.-Buen día Karen, ¿cómo estás hoy?Karen Smith, era una mujer realmente atractiva, con una hermosa cabellera color cobrizo, sus enormes ojos eran muy
Hugh.Casi dejo escapar una risa cuándo ella enfurecida me preguntó:-¿Se puede saber a qué juegas?- le preguntó con voz entrecortada.-No sé a qué te refieres- respondo mintiéndole.-Por supuesto que lo haces- se levanta enfurecida- has estado. . . has estado tocándome deliberadamente.-¿De qué hablas?- levanto ambas cejas.He intentado incomodarla, ver hasta dónde es capaz de resistir, y debo admitir que ha soportado bastante. Mi intención es llevarla a los límites, hasta desearla ansiar con desesperación, un beso, un roce. . .-Sabes perfectamente de lo que hablo y. . . y. . . no estoy dispuesta a tolerarlo.-Vamos Rita, exageras. Han sido casualidades.-No. No lo han sido- responde mirándome fijamente, pero por su gesto sé que comienza a dudar, sus hermosos ojos grises me miran cómo indagando en mi rostro.-Rita- me pongo en pie- no te he estado tocando.-¡Claro que sí!, y no sé qué es lo que te
Rita. . .Llego a casa sin mucho ánimo, me dejo caer sobre el sofá de la sala y cierro los ojos agotadas. Lo normal es que mi cabeza a estas horas esté embotada de números y cuentas, pero hoy solo está llena de unos sensuales labios y unos magníficos ojos.¡Rayos!Quiero llorar de frustración porque Hugh me ha dejado queriendo más, me siento como una pequeña niña a la que le dieron de probar un exquisito dulce y de pronto se lo arrancaron de la boca dejando el sabor en ella y en anhelo de seguir comiendo.Resoplo enfadada.No puedo hablar con Gillian, se supone que está en su cita con John, seguramente la dulce Gillian, se ruborizaría y me diría que lo mejor era dejarle claro a ese hombre que no era adecuado que me tocara de esa manera.Pero lo cierto es que ese no es el consejo que necesito horita, o no es el que quiero. Creo que el consejo que anhelo es el de Connie, la loca rubia me diría que no lo piense y me arroje a l
Rita comienza a respirar agitadamente, ¿Michaell?, ¿qué demonios puede querer Michaell de ella?Rita:*Tienes toda la razón , no espero ni quiero nada de ti, no sé cómo conseguiste mi número, pero te sugiero que lo elimines, de la misma forma que yo te he eliminado de mi vida, no quiero que vuelvas a escribirme en tu vida.*Envía el mensaje sintiéndose furiosa. ¿ se puede ser tan descarado?, aparentemente la respuesta es sí.Número Desconocido:*Lo siento Rita, lo siento muchísimo, estoy arrepentido y solo deseo verte nuevamente y que tengamos una platica, deseo que solucionemos las cosas.*Rita:*Esto no tiene arreglo desde que decidiste meterte en MI CAMA con tu secretaria, déjame en paz Michaell, tengo una feliz vida y no voy a arruinarla por ti. DÉJAME EN PAZ.*Número Desconocido:*No puedo dejarte en paz, porque te necesito, soy infeliz sin ti. Estoy arrepentido.*Rita:*Arrepentido, ¿
Rita salió de la oficina directamente a la casa de Connie, colocó música con la intensión de relajarse un poco. Pero distaba de lograrlo, todo el día había tenido los nervios de punta.Al llegar, estacionó su auto frente a la hermosa mansión. Al llamar a la puerta, una de las chicas que desempeñaban el servicio le abrió la puerta.-Buenas tardes, señorita Rita- le saludó.-Buenas tardes, Ana- le regalo una gran sonrisa- Connie me espera.-Por supuesto, se encuentra en su habitación con la señorita Gillian, la acompaño- se ofreció.-No es necesario, Ana. Puedo ir sola- le sonrió- ¿crees que podrías llevarnos algunos aperitivos?-Por supuesto señorita, estaba pronta a subirlos, la señorita Connie, ha pedido una gran variedad.-Esplendido.-¡Al fin llegas Morena!- le gritaba Connie cuando ella entró a su hermosa y espaciosa habitación.-Veo que solo esperaban por mí- entró sonriendo y caminando hasta la cama, se de
Rita llegó temprano a la oficina, con la finalidad de adelantar los pendientes, al menos debía ocuparse de eso si pensaba ir a su cita con Hugh. Después de recibir las correspondientes llamadas matutinas de Gillian y Connie, para darle los buenos días y saber cómo estaba, se enfocó en lo que sabía hacer; trabajar con números.Karen le había anunciado que se marcharía a almorzar a lo que Rita asintió y le dedicó una bonita sonrisa, después de aquello volvió a meter la cabeza en el computador. Habían pasado unos treinta o cuarenta minutos cuándo unos fuertes llamados a la puerta la sobresaltaron.-Adelante- dijo levantando la vista, suponiendo que sería Hugh, era bastante extraño que no hubiese aparecido durante toda la mañana y más extraño aún, que ni siquiera le hubiese escrito un mensaje de texto. ¿Se estaría arrepintiendo de la cita?. Pero sus suposiciones se dispersaron cuándo vio que quién entraba no era Hugh, sino Michaell.Rita frunció el ceño. Lu