Acostados bajo el manto de los pétalos de rosas, el atardecer se sonro mientras los rallos de sol iluminaban a la pareja que se amaban y la brisa golpeo sus pieles. Pero nada era comparado con el calor que sus cuerpos emanaban.Los sonidos de sus gemidos y sus respiraciones agitadas era igualada que la melodía de los cantos de las aves.Ella jadeó cuando él mordió ligeramente su pezón y luego lo chupó.Las sensaciones que envolvían su cuerpo eran tan extrañas para ella y las chispas la dejaban sin aliento. Todo fue demasiado intenso.Prestó su divina atención a sus dos pechos hasta que ella tembló en sus brazos.Aparto su cabello solo para que sus ojos se abrieran cuando notó que su camisa ya se había quitado y sus pantalones.Su mandíbula se aflojó y sus ojos se duplicaron cuando vio ese enorme bulto. Esta era la primera vez que veía un falo tan grande y la dejó sin palabras.Sólo había una cosa en su mente en ese momento.Él la partiria en dos.—...Leo... —ella tartamudeó retrocedie
—Maldita sea —murmuró Leo en voz baja—. Me vas a volver loco-. Le dio un beso rápido en los labios. —Te amo, mi cielo. Muchísimo -confesó y se cernió sobre ella mientras besaba sus labios suavemente y ella lo sostenía por los hombros. Ella se puso rígida sintiendo algo tocando su entrada. Ella ni siquiera se dio cuenta cuando se deshizo de sus últimas prendas. Agarrando su miembro, Leo lo frotó de arriba a abajo por su intimidad haciéndola temblar. —Are que sea lo menos doloroso posible. —Él dijo con voz áspera antes de entrar dentro de ella. Un grito ahogado escapó de sus labios mientras su espalda se arqueaba y las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Sintió como si él la hubiera partido en dos. Leo se había estrellado contra ella de lleno con un profundo empujón. Él se quedó quieto dentro de ella. Podría estallar en ese mismo momento, pero controló el impulso, las venas de su cuello estaban saliendo por el intenso control. —Duele —gimió ella mientras sus uñas se clavaban en
—Felicitaciones reina Helena, vas a tener un macho —anunció la partera.Helena esbozó una amplia sonrisa.King Ares ya lo dijo de todos modos, pero quería estar segura antes de creer. Ella había venido en secreto a ver a la partera al pueblo sin que él lo supiera para que él no se riera de ella cuando su especulación resultara cierta.—Eso es genial —dijo riéndose.Tenía los ojos pegados en la partera que revisaba su estómago abultado, donde estaba su cachorro acostado cómodamente en su útero.—Tiene un ritmo cardíaco muy fuerte. Está muy sano. ¡Te queda un mes!—Ya estoy cansada.—Solo aguanta un poco más mi reina, pronto terminará. —La animó la vieja partera.Ella cerró los ojos y asintió con la cabeza.Pronto terminará.Pronto, parecieron pasar mil años.Mas tarde…—Leo, tú te harás cargo por el resto del día. Yo me voy a mis aposentos.—Son sólo las dos de la tarde.—Lo sé, pero tengo que cuidar de mi hembra embarazada. Me matará si me quedo fuera hasta las cuatro de la tarde.—Re
El otoño llego al reino de Norte, todas las vestiduras de los árboles habían caído adornado el suelo con sus maravillosas hojas y este año había traído con el buenas noticias.Si una nueva vida en palacio.Todo el castillo estaba sumido en el caos mientras llevaban a Helena a la torre principal del mago donde una de las mejores parteras del reino había aguardo para este dia desde el comienzo lunar, con King Ares abrazándola para que no perdiera el equilibrio.Estaba de parto. King Ares queria llevarla en sus brazos y poder llevarla, pero ella se negó. Ella insistió en caminar sola hasta allí.Con cada ola de contracción que venía, sentía como si alguien estuviera arrancando sus órganos abdominales de su cuerpo. Sentía un dolor sordo en la espalda y el abdomen, junto con presión en la pelvis.Nunca antes había sentido algo así. Todo su cuerpo estaba empapado de sudor y tenía los labios fruncidos para evitar que salieran sus gritos, pero la siguiente ola de contracciones la golpeó y no
—Alfa Ace, hemos llegado —anuncia el cochero mientras se detiene el carruaje.El alfa se marchó con urgencia después de conocer al pequeño príncipe heredero del trono supremo del reino del norte. En la manada vecina de Ayudador Guerrero se ha presentado un caso muy raro con una loba y, como el único alfa que posee el sello protector, tiene que inspeccionarla para poder manejar este caso como es debido.Ace espera pacientemente a que uno de sus guardias le abra la puerta del carruaje, y cuando lo hace, sale con gentileza y se para derecho, con ambas manos metidas en los bolsillos. Su comportamiento exterior no es muy amistoso, y él lo sabe. Todos los que están a su alrededor lo saludan con cordialidad en cuanto lo ven, incluido el alfa de la manada, Chase.Como amigo y aliado cercano del rey alfa supremo, ninguno de los alfas de por allí lo quieren. Los hombres lobo de otras manadas le temen debido a los rumores que surgen de que es un alfa despiadado.Bueno, no intentará defenderse. D
—¡Camina, m*****a perra cachonda! —gruñe un guardia mientras la sacan del salón de banquete.El dolor es todo lo que puede sentir.El dolor que siente en el corazón es insoportable. Le gustaría poder acabar con su miserable vida ahora mismo. Así no se suponía que iba a ser su vida después de cumplir sus dieciocho, pero parece que es el inicio de su calvario.No ha sido suficiente todo el sufrimiento que ha vivido.Su padre adoptivo, el señor Roland Collins, la recogió en el bosque cuando era todavía una bebé. Él y su esposa decidieron adoptarla, pero nunca la trataron como a su hija.Hay una clara distinción entre su verdadera hija Mia y ella.Para ellos solo fue una sirvienta, a quien no tenían que pagarle por hacer todo los quehaceres domésticos. Incluso una sirvienta tenía más privilegio que ella. Más bien parecía una esclava.A veces se preguntaba por qué la adoptaron si nunca tuvieron pensado amarla y tratarla como a su hija. No quería ser malinterpretada; está feliz de haber crec
El viaje de regreso a la manada Gerrero Aullador, solo se podia escuchar el casquear de los carruajes en el camino rocoso y el atrolonado trote de los caballos, miemtras el deslumbrante sol se sernia sobre ellos.Alfa Ace, tiene a su compañera, Mia, sentada a su lado, pero todo en lo que puede pensar es en Soraya y su feromona mágica.En el momento en que salió de la casa de manada, su feromona llenó sus fosas nasales, y no tienes idea de cuánto luchó contra su impulso de ir hacia ella. La fuerza del aroma de Mia no se acerca en nada al de Soraya, y lo odia.Odia el hecho de que la feromona de Soraya sea más fuerte que la de su pareja. Ella es solo una ladrona.«Por el amor de la diosa luna, ¿por qué me cautiva tanto?...»se pregunto para sus adentros.—Alpha Ace —escucha que Mia lo llama, y se gira para mirarla.—¿Sí, bebé?—Estás perdido en tus pensamientos. ¿Qué piensas?—Nada importante, bebé. Nada importante.Lo que Soraya y él hablaron allí fue importante. Le dijo que podía senti
—No te preocupes, cariño, a partir de ahora las cosas van a ser diferentes.—Gracias.—Por nada, amor. —Gira hacia las dos doncellas que están paradas frente a ellos con la cabeza gacha—. Por favor, lleven a la señorita Mia a mis aposentos y asegúrense de atenderla como es debido. Denle todo lo que quiera, ¿entendido?—Sí, Alfa Ace —responden las dos sirvientas al unísono.—¿A tu dormitorio? —cuestiona Mia estupefacta, y él sonríe mientras se da vuelta para mirarla una vez más. La expresión de su rostro no tiene precio y no tiene idea de cuánto lucha contra las ganas de reír.Por supuesto que estará en su dormitorio. La ha esperado todos estos años y ahora que la ha encontrado no hay forma de que la deje quedarse en otro dormitorio que no sea el suyo.¡De ninguna manera!—Sí, amor. Ahora ve con las sirvientas. Me reuniré contigo en breve.—Bien. Hasta luego.—Sí. —Le da un beso más en la frente antes de que se vaya con las criadas.Se queda de pie y la contempla hasta que su figura de