Muchas gracias por acompañarme en este camino de altibajos en esta trilogía; desde el inicio con Operación Arona – En la mira, luego A la ofensiva y terminar con Develamiento. Mil gracias por apoyarme, por sus comentarios, por amar a estos personajes. Mil gracias por su compañía. Un abrazo enorme.
Las manos seguían temblando. Pasé tres horas en el baño, me miré al espejo.—Señora Salomé, la cena está lista.—Gracias, Tabata.Canela, mi bella perra ingresó a la habitación. Una vez sola a la imagen de esa mujer vulnerable la envié al baúl del olvido. Él ya está preso y no volverá a maltratarte, no volverás a visitarlo. Dejarás que la ley caiga sobre él, nunca más volverás a la cárcel a verlo. Sigue en tu papel.—Eres fuerte.No tenía hambre, sin embargo, me obligué a comer. Canela parecía sentir mi vulnerabilidad. Nunca más vuelvas a pensar en Orlando, es tu esposo y en unos días te divorciarás. Mi portátil empezó a sonar, eran mensajes de ellos. Pero no estaba para contestar. No hoy, aún no estaba lista para demostrarle al mundo lo que acababa de decirme frente al espejo.Debía asimilarlo. Los intentos de recuerdos los borré automáticamente, no pienses, no lo hagas. —sonó mi celular. Eran mis amigas, una videollamada al WhatsApp.—Hola.—¿Estás muy ocupada? Nos están llamando, e
Acudí a la audiencia de interrogación con mi abogado. Rigoberto era un viejo zorro y no podía venir con un novato. De hecho, él fue quien logró meter al asesino de mi madre y hermano a la cárcel. Ese hombre que arruinó nuestras vidas por ir borracho. Y no solo la nuestra. Aún tenía grabada la imagen de ese hombre, lleno de dolor. Aunque si lo veo en la calle no lo reconocería. Solo lo vi que era alto, vestido de militar, con su gorro y gafas oscuras, sufriendo por la pérdida de su esposa e hijos, quienes también fueron arrollados por el borracho ese.Un tercer auto también fue enviado al precipicio y eran una pareja de la tercera edad. Fue un amargo momento.—Salomé. Todo salió bien.—¿Eso crees? —acababa de testificar.—Señora Salomé Carvajal de Agudelo —Al menos me dejarán de decir Agudelo. Como lo detesto—. No puede salir del país, debe estar presta a las siguientes indagatorias para esclarecer la muerte de su esposo.—¿La dejará ir, señor agente? —Lo que faltaba, mi flamante suegr
La familia de mi difunto esposo desde ayer cuando la noticia se hizo pública y luego nos vimos en la fiscalía han sido una tortura. Hoy era el sepelio. Menos mal se quedaron en su casa en Bogotá. No deseaba tener que atenderlos, nunca nos llevamos bien y no lo haremos ahora.Con mi suegra… Esa mujer era la peor madre del mundo, no me extraña que fuera la culpable de criar a un hombre como él. Fue un completo farsante. Cuando Orlando me fue infiel a los cinco meses de mi supuesto feliz matrimonio, la susodicha se puso de su lado y prácticamente me dijo que tenía que aceptarlo de ese modo, porque era quien me tenía viviendo como reina.Desde que nací mi padre me ha criado como su princesa, no fueron esas las razones por las cuales permanecí con él. En fin. Esa señora y yo no compaginamos. A él le gustaban las mujeres, y al momento de casarse se le olvidó que debía respetarme, yo era su esposa. De ahí en adelante fue un calvario el matrimonio.Nada más debes fingir unos días mientras que
No se podía negar que era una mujer impactante, elegante, hermosa y retadora. Llegar al sepelio de su difunto esposo con los labios pintados con un rojo intenso me dio a entender que no era un matrimonio armonioso. No tenía mucho maquille, sin embargo, la naturaleza le dio belleza de sobra. Su cabello castaño medio estaba suelto. No parecía estar sufriendo por la muerte de su marido. ¿Lo habrá matado? Algo en este caso no era coherente, si tenía problemas con su marido, ¿por qué fueron asesinados los otros socios de su esposo? Sin duda había un gato muy encerrado. Por lo que vi, durante la ceremonia religiosa y el sepelio del supuesto distinguido senador y empresario no era amable con su familia. —Partidas de hipócritas, aun cuando el hombre era un hijo de puta, miserable, asesino, violador y ladrón—. Por la actitud de su esposa, se debía tener cuidado, era una mujer hermosa y peligrosa.Los medios de comunicación me ayudaron para poder infiltrarme, con disimulo instalé un localizad
Había seguido mi instinto. —En un lugar seguro dejé escondido el celular de la agencia, ellos podían mirar donde estamos si lo deseaban—. Regresé y seguí al teniente en mi auto. Las manos me temblaban por la impotencia. Su vivienda no quedaba muy lejos de la comandancia. En diez minutos podía regresar y continuar con mi trabajo. Tomé fotos de la vivienda. Ya sabía que ese hijo de puta estaba libre.¿Le habrán dado casa por cárcel? ¿Qué debía hacer? Si me ponía al frente del tipo lo moleré a golpes. —La imagen de mis hijos, la sonrisa preciosa de Elkin cuando lo correteaba por el apartamento… Esos momentos me los arrebataron de por vida—, esa escoria los mató.Bajé del auto, miré el edificio, no tenía ni puta idea del número del apartamento y era de siete pisos. Espero sacar algo de información con el vigilante. A mitad de calle una fuerte explosión me desconcertó. El cuerpo de un hombre salió volando por el impacto desde el segundo piso envuelto en llamas. Por sus gritos antes de caer
Por otro lado, los sicarios habían sido amordazados por los civiles a la espera de la policía. Saqué el otro celular, llamé a mi hermana, hoy no creo que pueda ir a la clínica, no podía dejar desprotegida a mi objetivo.—Déjame adivinar. No vendrás.—Te visito mañana a primera hora. Se complicó el trabajo. ¿Cómo sigue el teniente?—Presentó un paro cardiorrespiratorio, pero logramos estabilizarlo, ahora lo tenemos sedado, sus quemaduras son de tercer grado. Toda la parte delantera de su cuerpo quedará con cicatrices irreparables.—Entendido. Espero mañana pueda hablar con él.—No, es mi paciente y lo mantendré dormido el mayor tiempo posible. ¡Se encuentra muy grave, Yaro!—Entiendo. Cualquier novedad llamas.—Cuídate.A la distancia vigilaba, esperaba y observaba cada movimiento de ella. La policía llegó, junto con la ambulancia. Sacaron al chofer al parecer muy malherido, pero vivo. Por lo que decían los civiles, se encontraba delicado.El señor Francisco tenía dos impactos de bala.
Ciudad de Medellín,Desde que llegué a la casa luego del sepelio de Samuel me he sentido intranquila, como vigilada, tal vez me encontraba paranoica, con lo ocurrido a Salomé y la amenaza recibirá debíamos estar alertas.Y Amira, desde mi discusión con mis suegros, seguía muy molesta. Mis padres decidieron acompañarme, eso se los agradecía. Lograron hacer a un lado sus diferencias y a pesar de estar separados me acompañaron en un día como hoy. Lo único que los unía, era yo. Tenía un par de hermanos; uno de cada uno y los amaba a los dos demasiado.—Debes comer, hija. El día de hoy fue de locos, ¡ea, ave María!—No tengo hambre. —Cada vez que regreso a Medellín el acento paisa volvía más fuerte—. Estaré bien, papá.—Yo me voy a quedar contigo hoy.No había poder humano que lo hiciera desistir, esa terquedad era la misma mía, se la heredé. Mi perro no se había alejado de mi lado.—¡Vea pues!, si estamos de los mejores papás del mundo.—¡Amira! —Los dos me reprendieron.—Hoy no tengo cab
Me encontraba abrazada a papá, desde el grito de mi madre notificando mi culpabilidad volví a ese choque emocional de retardo donde me costaba salir. Seguíamos en el mueble de la sala. Era la misma sensación de cuando fui violada… No pienses en eso, no otra vez.—Aquí está papá, cielo. Aquí me quedaré contigo.Siempre había estado, menos ese día. Esa era la culpa que llevaba a cuesta. Desde la separación de ellos, él se quedó con mi custodia. Y cuando viajaba me dejaba con mi madre. Y en uno de esos viajes ocurrió el nefasto momento.» Mañana debes ir a dar tu declaración, Matilde ya fue calmada y se pondrá al frente de medicina legal para que le entreguen el cuerpo de su esposo. Pero tú no tienes la culpa. No creas en esas palabras.Me aferré a él. ¿Qué más debo descubrir de ti, Samuel? Aparte de ser un narcotraficante, ¿en qué más te habías metido?, por los años juntos supuse que tu misterio era por ocultar tu homosexualidad. Pero esto va más allá de todo, ellos tienen miedo, pero,