Acudí a la audiencia de interrogación con mi abogado. Rigoberto era un viejo zorro y no podía venir con un novato. De hecho, él fue quien logró meter al asesino de mi madre y hermano a la cárcel. Ese hombre que arruinó nuestras vidas por ir borracho. Y no solo la nuestra. Aún tenía grabada la imagen de ese hombre, lleno de dolor. Aunque si lo veo en la calle no lo reconocería. Solo lo vi que era alto, vestido de militar, con su gorro y gafas oscuras, sufriendo por la pérdida de su esposa e hijos, quienes también fueron arrollados por el borracho ese.
Un tercer auto también fue enviado al precipicio y eran una pareja de la tercera edad. Fue un amargo momento.
—Salomé. Todo salió bien.
—¿Eso crees? —acababa de testificar.
—Señora Salomé Carvajal de Agudelo —Al menos me dejarán de decir Agudelo. Como lo detesto—. No puede salir del país, debe estar presta a las siguientes indagatorias para esclarecer la muerte de su esposo.
—¿La dejará ir, señor agente? —Lo que faltaba, mi flamante suegra—. No ve que no ha llorado la muerte de mi hijo. Es una arpía, solo deseaba el dinero de mi hijo. —El agente sonó la palma de la mano contra el escritorio para llamar la atención de todos.
—No estamos en un juzgado. Por ahora solo es indagación, así como usted también lo hará. —Me miró el agente—. Señora Salomé. No salga del país.
—No lo haré.
Ya de camino al parqueadero donde mi padre esperaba con Ramón, su fiel chofer. Bajó del auto.
—Rigoberto.
—No puede salir del país hasta aclarar lo ocurrido. Sin embargo, Salomé. Contrata personal de vigilancia y un guardaespaldas.
—No veo por qué.
—Tu esposo fue encarcelado por ser un presunto narcotraficante, era un senador de la república y sus negocios no eran todos muy lícitos. Ahora eres la heredera de todos sus negocios y no solo te dejó dinero, también te dejó enemigos.
—Espero te escuche a ti. Porque a mí, como su padre, me ignoró por completo.
—Ya dije que lo pensaría.
……***……
Al llegar a Bogotá tomé otro taxi y me dirigí al apartamento… —A este lugar solo había venido esporádicamente, no suelo quedarme aquí, no por mucho tiempo, los recuerdos de mi familia siguen golpeando.
Encendí las noticias del mediodía, pedí almuerzo porque no tenía nada en la nevera, al mirar a un lado estaban la foto de mis dos hijos con su hermosa madre… Y los dos regalos aún permanecían envueltos.
Tomé el portátil y me puse a mirar todos los videos que tenía de la operación pasada cuando los capturamos. Una llamada que realizó Orlando Agudelo me llamó la atención. Repetí el audio.
«La información la tengo segura. Eliminé todo rastro de nuestro encuentro… Estoy muy seguro y mis amigos iguales… Por qué nadie las conoce, son lo más parcas y aburridas… En mi caso solo me dio estatus por las empresas del patriarca… un hombre respetable como suegro ayuda mucho en este mundo. Y ella custodia la información y cree que no lo sé».
¿Ella? ¿Se refiere a su esposa? No la conozco más que en las pocas fotos en el internet de su boda y uno que otro evento importante de la política o de sus empresas. Y han sido muy pocas.
Al día siguiente a las siete menos cuarto nos encontrábamos sentados en la sala de juntas de la agencia. Me saludé con mi equipo. Éramos más; cada uno tenía a su cargo un departamento. También éramos los socios de una empresa de seguridad y la vinculamos a esta agencia, así podemos tener una buena coartada.
—Señores, no me disculpo por hacerlos regresar. Pero dado a los acontecimientos y por ser ustedes quienes recopilaron las pruebas para ponerlos detrás de las rejas, ahora se encargarán de Operación Aroma.
—¿Operación Aroma? —Los cuatro hablamos.
El mayor encendió el proyector y vimos el rostro de cuatro mujeres.
—Son las esposas de los senadores asesinados. En las carpetas… —Un soldado nos entregó la información y puso a un lado cuatro carpetas—. Tienen toda la información. Iniciamos un protocolo para presionarlas a que deban buscar seguridad de la policía, sin embargo, y como lo creemos, no aceptarán y terminarán buscando a otros agentes y ahí estarán ustedes. Con inteligencias lograremos que los contraten como sus guardaespaldas.
—¿Vamos a cuidar mujeres? —Yasar alzó una de sus cejas. El moreno suspiró.
—Cuando cuidé al esposo de unas de ellas, escuché que se refirió a su esposa como un ser mojigato. —intervino Jabir. El castaño no era amante a hacer trabajos de guardaespaldas—. No le veo el sentido a cuidarlas.
—Escuchen. Ustedes estuvieron con sus esposos por ocho meses ejecutando labor de inteligencia y en ocasiones los defendieron de quienes querían hacerles daño. Ahora esas señoras son las principales sospechosas y no vamos a hacer nada porque deben de tener la información que necesitamos para saber con quienes sus maridos hacían negocios.
» Necesitamos desmantelar la estructura del narcotráfico. Hay mucha podredumbre; Militares, generales de todas las dependencias, congresistas y hasta un par de presidentes podrían estar involucrados.
» Los mandaron a callar, de eso no queda la menor duda. Ya iban a hablar, pero el mismo día de la visita conyugal mueren… Los cuatro, casi que al mismo tiempo. Y en esta ocasión fueron visitados por sus esposas, no las prostitutas. Uno murió en Bogotá, el otro en Medellín, Cali y el último en Santa Marta. ¿Les parece casual?
—No. —contesté.
—Ellas saben, y son las sospechosas del envenenamiento que sufrieron sus maridos. ¿Por qué? —Volví a mirar el rostro de las mujeres. No parecían malas.
—En todo caso no me pongan a cuidar a la gordita. —Gamal se quedó mirando a Jabir por su mal comentario—. Si en una emboscada la hieren, ¿sabes lo que es cargar a una mujer con sobrepeso?
—Capitán Yaro, usted vuelve a ser el líder de esta operación.
—Siendo así. —sonreí con malicia—. Jabir vigilarás a la gordita, la cual se llama; Onely Ospina.
Me sacó el dedo del medio como acto de grosería y todos nos reímos. No hemos visto sus expedientes. Miré los cuatro rostros en la pared. Conozco a mi equipo, no perdonan si encuentran a una mujer de su agrado, así que usaré eso para que no mezclen el sexo con el trabajo.
» Gamal cuidarás a Lía Luz Trujillo. —afirmó.
—A mí me toca cuidar a Amira Beltrán. —afirmé una sola vez ante el comentario de Yasar.
—Bueno, capitanes. Fueron escogidos una vez más para esta operación. Las estrategias estarán a cargo del capitán Yaro.
—¿Y tú te quedaste con la única bonita? —Miré a Jabir.
—Gamal, ¿podrías explicarle la razón por la cual lo hice?
—Ya lo sé. —respondió él—. Nos acabas de decir estrictamente que no mezclaremos placer con el trabajo.
—Y por eso el capitán Yaro comandará esta misión. —intervino el mayor, tomé las carpetas y se las entregué a cada uno, iban con el nombre de su objetivo a cuidar—. Las mujeres desde que se casaron se volvieron muy buenas amigas. Por ahora solo hagan reconocimientos de campo de cada una. Nosotros haremos que tengan miedo para que busquen protección personalizada y llegarán a su agencia de seguridad.
—¿En cuánto tiempo?
—Esperamos que solo sea cuestión de días, máximo una semana. Los poderosos están presionando para sacar la verdad, estamos una guerra de poderes. Los buenos queremos que los autores de tantas masacres, asesinatos salga a la luz. Mientras esperan, serán sus sombras.
—Son sospechosas por haber ido a visitar a sus maridos el mismo día y mueren los cuatro envenenados. ¿Oh son culpables? —Yasar intervino.
—No lo sabemos —respondió el mayor.
—Puede ser una trampa para inculparlas. Los famosos chivos expiatorios. Ellas deben de saber algo de sus esposos. No creo que sean tan inocentes. —comenté.
No quise hablar de lo que descubrí en el audio, puede que se refirieran a otra persona.
—Capitanes, estamos en cero de nuevo. No tenemos las declaraciones de los presuntos narcotraficantes, solo las pruebas entregadas por ustedes de que eran narcos y de los negocios clandestinos, más la evasión de impuestos. Pero los contactos, los aliados políticos, los militares que están enlodados no lo sabemos.
» Ustedes fueron escogidos por ser leales a sus uniformes. Y en las diferentes misiones desde hace diez años que nos conocemos me ha demostrado que puedo confiar en ustedes. GEACC fue creada hace siete años y ha dado resultado al ministerio de justicia. Cada uno es capitán en su especialidad. Pero todos son de inteligencia, son mis soldados, mi equipo.
—¡Sí, señor! —respondimos con orgullo.
—¿Tenemos recursos ilimitados? —pregunté.
—Como siempre. Buena distribución capitán Yaro.
—No lo alabe mayor, es un aburrido que le quita toda la inspiración del trabajo.
—Si fueras a cuidar a Salomé Carvajal… —Ella era mi objetivo—. Pasarías con tu miembro elevado todo el tiempo.
—Y por eso me mandas a cuidar y ser el perro faldero de la gorda. Se te agradece.
Volvimos a reír. Era un pesado, sin embargo, un fiel y correcto amigo, aparte del mejor piloto de Colombia.
El mayor se fue. Nos quedamos en silencio mirando y analizando nuestras misiones personales. Al abrir la carpeta vi la hoja de vida de Salomé Carvajal; hija de un empresario muy reconocido y multimillonario bogotano. Se casó una vez terminó su carrera de administración de empresas. La cual no ejercía por ser una esposa y ama de casa de uno de los empresarios más exitosos de Colombia, el cual resultó ser narcotraficante.
No podía negar que era una belleza. A sus casi veintiséis años, se veía que la vida la había tratado como una princesa de porcelana. Era trigueña, de cabello castaño medio, ojos cafés claro tirando a miel, mide un metro con sesenta y ocho. Despilfarradora de dinero, ya que solo suele frecuentar almacenes de marcas exclusivas. Su matrimonio duró tres años y ahora era viuda.
Miré las fotos de sus familiares. Solo le quedaba su padre; su madre y hermano murieron en un accidente automovilístico… cerré de manera abrupta la carpeta, al levantarme de la mesa mis compañeros me miraron.
—Lozano, ¿todo bien?
—Salomé perdió a su madre y hermano en el mismo accidente donde mi esposa murió con mis dos hijos. Hace más de siete años… —Aquel día murieron siete personas en total. Aquella tarde, un loco borracho se llevó a tres autos que venían de la Mesa.
—No es tu gusto de mujer, porque detestas a las mujeres elitistas. Pero mira que tienen algo en común.
Gamal se encogió de hombros. No iba a tomar su cuidado, no quería empatía con nadie.
—Cambiemos. —Le dije a Gamal.
—No. Esa mujer es preciosa y le pararía el miembro a cualquiera, menos al impenetrable muro de concreto, forjado con miles varas de hierro. No hermano, algo de empatía y humanidad no te hará daño.
—Tienes razón, capitán Acevedo. —Le dijo Jabir—. Viendo los toros desde esa barrera, me quedaré gustoso con la mujer de medidas proporcionadas. Si con ello, el hombre de acero se humaniza un poco.
—¡Hablan como si fuera una pila de m****a!
—No nos referiremos a eso, Yaro. —miré a Yasar—. Es que desde la muerte de Fabiola te cerraste, le diste la espalda a la empatía, al amor. Nosotros tenemos tales privilegios de afecto de tu parte, porque somos tus amigos desde antes. Tú sigues vivo hermano, pero tu alma y corazón murieron junto con tu familia. Así que no cuentes con el cambio de objetivo. Por cosas de la vida tú pusiste los ojos en la mira a la bonita. Lo hiciste sin saber su historia. No tienes de otra que cuidar, proteger y convertirte en la sombra de la preciosa mujer llamada, Salomé Carvajal.
La familia de mi difunto esposo desde ayer cuando la noticia se hizo pública y luego nos vimos en la fiscalía han sido una tortura. Hoy era el sepelio. Menos mal se quedaron en su casa en Bogotá. No deseaba tener que atenderlos, nunca nos llevamos bien y no lo haremos ahora.Con mi suegra… Esa mujer era la peor madre del mundo, no me extraña que fuera la culpable de criar a un hombre como él. Fue un completo farsante. Cuando Orlando me fue infiel a los cinco meses de mi supuesto feliz matrimonio, la susodicha se puso de su lado y prácticamente me dijo que tenía que aceptarlo de ese modo, porque era quien me tenía viviendo como reina.Desde que nací mi padre me ha criado como su princesa, no fueron esas las razones por las cuales permanecí con él. En fin. Esa señora y yo no compaginamos. A él le gustaban las mujeres, y al momento de casarse se le olvidó que debía respetarme, yo era su esposa. De ahí en adelante fue un calvario el matrimonio.Nada más debes fingir unos días mientras que
No se podía negar que era una mujer impactante, elegante, hermosa y retadora. Llegar al sepelio de su difunto esposo con los labios pintados con un rojo intenso me dio a entender que no era un matrimonio armonioso. No tenía mucho maquille, sin embargo, la naturaleza le dio belleza de sobra. Su cabello castaño medio estaba suelto. No parecía estar sufriendo por la muerte de su marido. ¿Lo habrá matado? Algo en este caso no era coherente, si tenía problemas con su marido, ¿por qué fueron asesinados los otros socios de su esposo? Sin duda había un gato muy encerrado. Por lo que vi, durante la ceremonia religiosa y el sepelio del supuesto distinguido senador y empresario no era amable con su familia. —Partidas de hipócritas, aun cuando el hombre era un hijo de puta, miserable, asesino, violador y ladrón—. Por la actitud de su esposa, se debía tener cuidado, era una mujer hermosa y peligrosa.Los medios de comunicación me ayudaron para poder infiltrarme, con disimulo instalé un localizad
Había seguido mi instinto. —En un lugar seguro dejé escondido el celular de la agencia, ellos podían mirar donde estamos si lo deseaban—. Regresé y seguí al teniente en mi auto. Las manos me temblaban por la impotencia. Su vivienda no quedaba muy lejos de la comandancia. En diez minutos podía regresar y continuar con mi trabajo. Tomé fotos de la vivienda. Ya sabía que ese hijo de puta estaba libre.¿Le habrán dado casa por cárcel? ¿Qué debía hacer? Si me ponía al frente del tipo lo moleré a golpes. —La imagen de mis hijos, la sonrisa preciosa de Elkin cuando lo correteaba por el apartamento… Esos momentos me los arrebataron de por vida—, esa escoria los mató.Bajé del auto, miré el edificio, no tenía ni puta idea del número del apartamento y era de siete pisos. Espero sacar algo de información con el vigilante. A mitad de calle una fuerte explosión me desconcertó. El cuerpo de un hombre salió volando por el impacto desde el segundo piso envuelto en llamas. Por sus gritos antes de caer
Por otro lado, los sicarios habían sido amordazados por los civiles a la espera de la policía. Saqué el otro celular, llamé a mi hermana, hoy no creo que pueda ir a la clínica, no podía dejar desprotegida a mi objetivo.—Déjame adivinar. No vendrás.—Te visito mañana a primera hora. Se complicó el trabajo. ¿Cómo sigue el teniente?—Presentó un paro cardiorrespiratorio, pero logramos estabilizarlo, ahora lo tenemos sedado, sus quemaduras son de tercer grado. Toda la parte delantera de su cuerpo quedará con cicatrices irreparables.—Entendido. Espero mañana pueda hablar con él.—No, es mi paciente y lo mantendré dormido el mayor tiempo posible. ¡Se encuentra muy grave, Yaro!—Entiendo. Cualquier novedad llamas.—Cuídate.A la distancia vigilaba, esperaba y observaba cada movimiento de ella. La policía llegó, junto con la ambulancia. Sacaron al chofer al parecer muy malherido, pero vivo. Por lo que decían los civiles, se encontraba delicado.El señor Francisco tenía dos impactos de bala.
Ciudad de Medellín,Desde que llegué a la casa luego del sepelio de Samuel me he sentido intranquila, como vigilada, tal vez me encontraba paranoica, con lo ocurrido a Salomé y la amenaza recibirá debíamos estar alertas.Y Amira, desde mi discusión con mis suegros, seguía muy molesta. Mis padres decidieron acompañarme, eso se los agradecía. Lograron hacer a un lado sus diferencias y a pesar de estar separados me acompañaron en un día como hoy. Lo único que los unía, era yo. Tenía un par de hermanos; uno de cada uno y los amaba a los dos demasiado.—Debes comer, hija. El día de hoy fue de locos, ¡ea, ave María!—No tengo hambre. —Cada vez que regreso a Medellín el acento paisa volvía más fuerte—. Estaré bien, papá.—Yo me voy a quedar contigo hoy.No había poder humano que lo hiciera desistir, esa terquedad era la misma mía, se la heredé. Mi perro no se había alejado de mi lado.—¡Vea pues!, si estamos de los mejores papás del mundo.—¡Amira! —Los dos me reprendieron.—Hoy no tengo cab
Me encontraba abrazada a papá, desde el grito de mi madre notificando mi culpabilidad volví a ese choque emocional de retardo donde me costaba salir. Seguíamos en el mueble de la sala. Era la misma sensación de cuando fui violada… No pienses en eso, no otra vez.—Aquí está papá, cielo. Aquí me quedaré contigo.Siempre había estado, menos ese día. Esa era la culpa que llevaba a cuesta. Desde la separación de ellos, él se quedó con mi custodia. Y cuando viajaba me dejaba con mi madre. Y en uno de esos viajes ocurrió el nefasto momento.» Mañana debes ir a dar tu declaración, Matilde ya fue calmada y se pondrá al frente de medicina legal para que le entreguen el cuerpo de su esposo. Pero tú no tienes la culpa. No creas en esas palabras.Me aferré a él. ¿Qué más debo descubrir de ti, Samuel? Aparte de ser un narcotraficante, ¿en qué más te habías metido?, por los años juntos supuse que tu misterio era por ocultar tu homosexualidad. Pero esto va más allá de todo, ellos tienen miedo, pero,
Lo había hecho, debía adelantarme para que me conociera, desde ayer que la atacaron había crecido un interés de protegerla. Luego de hablar con Yasar supe que debía intervenir sin notificarle al mayor, por eso hice un acercamiento con el objetivo. Cada vez había más incongruencias en la misión... No especularé, no hasta tener más evidencias. Ahora sospecho de todos menos de mi equipo. Desde lejos la vi ingresar a la habitación de su padre, espero no salga de ese lugar. Aunque en la tarjeta que le dejé, iba un rastreador de alta tecnología y así podré ubicarla, si no la bota. Ya eran pasadas las diez de la noche, debía regresar al apartamento.Una vez llegaba al apartamento, me invadía esa ilusa sensación de encontrarlos detrás de la puerta… Sonó el celular, era mi hermana.—Dani.—Despertó y dijo; «ellos, ellos fueron los que me intentaron matar», y comenzó a convulsionar. El doctor le puso un sedante y ahora duerme. Tengo el video.—Envíamelo.—No, ven por él cuando puedas.—¿Tien
No sé si fue una bendición el que la cacatúa de mi suegra hubiera llamado a los agentes de policía y estos, de alguna manera, nos brindaron protección de la balacera formada. Un auto negro se había detenido al frente de nosotros desde la carretera. Mi madre reaccionó y se abalanzó sobre mí para protegerme, caímos al piso. Varios familiares de Guillermo se habían puesto del lado de la señora Magalí, porque pensaban que ahora ella era la heredera, vaya sorpresa se llevaron. En esta familia nadie me quería, por ser de raza negra, así mi piel fuera más clara a la de mi madre; ella se casó con un hombre blanco y hermoso, luego enviudó, era muy niña cuando papá falleció. Luego se casó de nuevo y hace cinco años enviudó. Según mamá, gracias a papá yo era como el café con leche. No obstante, siempre he estado feliz y orgullosa de mi color de piel, de mi gente, de mi raza. A quién no le guste que se aparte del andén. Los agentes respondieron a los atacantes, los cuales no se cohibieron al v