Hola a todas mis lectoras (es). Quería agradecerles por leer mi novela, por ayudarme a llegar a un 1k de seguidores en estos dos meses que tengo de estar en la plataforma, les agradezco por cada uno de sus comentarios. Mil y mil gracias por acompañarme en este nuevo camino por Buenovela, que me ha permitido llegar a ustedes. Un abrazo enorme.
Por el amor del redentor. ¡Ni que estuviera esperando la llamada de un novio! No dejaba de mirar el celular y las dos llamadas de los abogados, las corté de una, para no ocupar el teléfono. Ni en mis catorce años, cuando tuve al primer novio a escondidas, tuve tantas ansias.Era cierto, me nacía cuidarla, quería mucho a Onely. Pero en el fondo… ¡Salomé! Todo era para saber si él podría cuidarla, debemos evitarle un susto. «También para tener su número». —Cállate conciencia.No lo negaré, ese hombre generaba algo distinto en mí, eso era extraño. Desde la muerte de mis familiares creé una patología de rechazo a la gente. Por eso mi padre se alegró, cuando pude hacer amigas, las de la universidad las alejé por completo. Lo que desconocía mi padre era la razón por la cual me había acercado a Orlando, tuvimos muchas noches con relaciones, hubo mucha atracción, no obstante, fue con un fin determinado, lo enamoré o eso consideré.En cambio, con el señor Lozano… era muy interesante. Eso sin
No iba a quedarme en la ciudad. Luego de dar nuestras declaraciones, mi tío llegó con mis dos hermanos, le pedí que nos llevara al aeropuerto de Palmira. Ahora esperábamos nuestro vuelo.La madre de Guillermo se quedó histérica, me duele su situación por lo ocurrido; mataron a su hijo, hoy murió un sobrino y para colmo su adorado hijo no le dejó nada. Los abogados le confirmaron mi confesión. Su histeria fue monumental y antes de que pasara a mayores. Le di un ultimato, si se portaba bien seguiría recibiendo la misma mesada otorgada por su hijo.—Lía, ¿ahora vamos a vivir contigo en esa mansión? —Yair esperaba una respuesta y Omar, el menor, me miró.—Vivirán conmigo de ahora en adelante.—¡Magnífico!Gritó mi hermanito menor. Los abracé, era lo único real, aparte de mis amigas y mi perro Tabaco.—Mamá debemos conseguirle colegio. Por lo menos estamos en junio, los colegios se encuentran en vacaciones de mitad de año.—Sí, hay mucho trabajo por hacer.Sonó mi celular, era una videolla
No estaba nada mal lo del retiro para la desintoxicación. No he meditado ni un carajo, al contrario, desde anoche cuando esperaba el cambio del auto alquilado, mis encantos capturaron a una linda recepcionista, la cual decidió atender de manera personal a un huésped. Y sí que me atendió. Era la hora del almuerzo y luego debíamos ingresar a exponer nuestros problemas. Tenía que pensar en inventarme una historia. En todos estos siete años desde que se fundó la nueva agencia y la fachada en la cual trabajamos para hacer los verdaderos trabajos nunca nos habían tocado cuidar a mujeres por tanto tiempo.En la mañana, cuando salí a trotar, mientras la mujer que amaneció en la cama seguía dormida, al despertar y no verme espero comprenda. No suelo hacerlo despedirme de nadie. Salí a hacer ejercicios luego de verificar que la gordita siguiera en su habitación; la cual quedaba a dos cuartos del mío.Hice mucho ejercicio, me uní a los instructores y fueron casi cuatro horas. En los intervalos
No podía ponerme un, manos libres, para el obsoleto teléfono mega secreto de Yaro. —Recordé cuando los trajo. Y nos dijo que ese sería un secreto de solo los cuatro. Recién se fundó nuestra agencia de seguridad. Nos reímos mucho y nos costó volver a mandar mensajes con ellos. Hasta nos desesperamos al tener que pasar el abecedario y si no marcábamos a tiempo el botón volver a iniciar. En ese entonces sirvió para volver a ser jóvenes... Desde entonces ese teléfono era para llamar a los contactos que no queríamos que GEACC se entere—. Llamé a Yaro, ¿cómo llegaron aquí? ¡Carajos!, por eso el capitán comenzó a llamar de los superteléfonos.—Llegaron Yaro, seis hombres llegaron por ella. ¿Cómo supieron?—Por tu localizador del celular. ¿La tienes a salvo?—Sí, anoche, cuando me registré pedí un auto de alquiler, tardaron dos horas para traerlos y se llevaron el que ellos deben de tener registrado. Si buscan la placa, pensarán que ya no me encuentro. ¿Cuáles son las órdenes?—Evítalos, si n
Había distribuido al personal. El padre de la señora Amira Beltrán se regresó a su casa con tres escoltas; uno para cada integrante. Él mismo se ofreció para llevar a los dos correspondientes a la familia restante; la madre y su otro hermano. Me quedé con ella en el interior de la vivienda, el otro agente realizará rondas por unas horas de la noche. Por lo menos no estaban las señoras que le ayudaban en los trabajos domésticos. Por la información suministrada por ella misma, el personal doméstico no duerme en sus casas. Su horario era de seis a dos de la tarde. En Bogotá si tiene una empleada interna, el resto tienen dos jornadas. De seis a dos y de once a seis de la tarde. Ya tenía en mi poder los nombres y las horas, nada puede cambiar, sería motivo de alarma si no era notificado con tiempo. En este momento se encontraba en su recámara con su perro y yo en guardia. Me ofreció un cuarto para dormir. Le dije a mi compañero que tomara el primer turno, a las dos de la madrugada lo rel
El sonido del celular me sacó del sueño, miré la hora, eran las dos de la mañana. —¿Yasar? —Lamento despertarte, volvieron a atacar Yaro y en esta ocasión iban por ella. Voy en mi carro hacia Bogotá. La señora Amira va dormida, aunque trate de evitarlo, se encuentra muy nerviosa. Salomé seguía en la clínica, no dieron de alta al señor Francisco. Tenía pensado escribirle mañana para notificarle que quedaba libre y podía tomar su contrato, ya que el paciente se encontraba en cuidados intensivos de manera indefinida. Dejé a uno de los empleados vigilándola mientras descansaba un poco, también para analizar la información recopilada en el servidor secreto, debía mirar todas las evidencias acumuladas en los pocos días, enviadas por mis compañeros, más mi análisis. » Iban dispuestos a matar. Temo que Darío se encuentre muerto o muy malherido. Escuché que dijeron, matamos a uno. —¡¿Qué?! —Salí de la cama en busca del jean—. M****a, debemos hablar con sus familiares. —No respondió la ra
Salomé se había desplomado, alcancé a cargarla, —cuando la tenía en mis brazos su fragancia penetró mis fosas nasales, olía a canela—. La bebida de chocolate que tenía en sus manos se derramó en el piso. Estaba fría, pedí ayuda mientras Álvaro se llevaba a un hombre inconsciente. Un doctor que ya había visto en estos días cuidándola se nos acercó con una camilla. La puse encima, mientras la revisaban.—¿Sabes si toma algún medicamento?—No tengo idea. Parece ser una crisis nerviosa. El hombre que se llevaron la amenazó. —Le respondí al doctor.—Verifique si toma algún calmante. Debemos hacerle unos exámenes.Debía enfrentar a su padre. Quería hacerlo sobre el mediodía. Pero dada las circunstancias, era momento de enfrentarlo.—Le averiguaré. No permita que nadie diferente a su equipo de trabajo ingrese. Es una persona con varias amenazas de muerte.—Comprendo.No podía ingresar con ella, tomaron mis datos para llamarme una vez reaccione y debía avisarle a la enfermera si ella tomaba a
—¿De qué me hablas? —El mayor estaba desconcertado. —El informe suministrado en Operación Aroma es incoherente. ¿Lo sabía? —Sí. Ustedes solo limítense a obedecer. —Se acercó al interruptor y lo apagó—. No soy corrupto, pero hay intereses superiores. —activó de nuevo el interruptor—. Esto es una línea de mando y deben obedecer. —¿A qué jugaba este hombre? —Para usted, que aún es un militar. Nosotros ya no pertenecemos a las entidades públicas. Somos independiente y dado a lo que me acaba de responder. Le diré algo. Ruegue porque en la lista su nombre no salga, de lo contrario me encargaré de dañarle su supuesta rectitud. —Yaro… muchacho… —volvió a apagar el interruptor—. No deseaba que ustedes estuvieran en este operativo. Los tentáculos son muy grandes, espero entiendan. —volvió a encender—. Ten cuidado con lo que dices. No me amenaces. —De toda la Operación Aroma cometieron un gran error. —continuó hablando Yaro. —¿Y cuál es? —Escogernos a nosotros para cuidarlas. —Le respondí.