No estaba nada mal lo del retiro para la desintoxicación. No he meditado ni un carajo, al contrario, desde anoche cuando esperaba el cambio del auto alquilado, mis encantos capturaron a una linda recepcionista, la cual decidió atender de manera personal a un huésped. Y sí que me atendió. Era la hora del almuerzo y luego debíamos ingresar a exponer nuestros problemas. Tenía que pensar en inventarme una historia. En todos estos siete años desde que se fundó la nueva agencia y la fachada en la cual trabajamos para hacer los verdaderos trabajos nunca nos habían tocado cuidar a mujeres por tanto tiempo.En la mañana, cuando salí a trotar, mientras la mujer que amaneció en la cama seguía dormida, al despertar y no verme espero comprenda. No suelo hacerlo despedirme de nadie. Salí a hacer ejercicios luego de verificar que la gordita siguiera en su habitación; la cual quedaba a dos cuartos del mío.Hice mucho ejercicio, me uní a los instructores y fueron casi cuatro horas. En los intervalos
No podía ponerme un, manos libres, para el obsoleto teléfono mega secreto de Yaro. —Recordé cuando los trajo. Y nos dijo que ese sería un secreto de solo los cuatro. Recién se fundó nuestra agencia de seguridad. Nos reímos mucho y nos costó volver a mandar mensajes con ellos. Hasta nos desesperamos al tener que pasar el abecedario y si no marcábamos a tiempo el botón volver a iniciar. En ese entonces sirvió para volver a ser jóvenes... Desde entonces ese teléfono era para llamar a los contactos que no queríamos que GEACC se entere—. Llamé a Yaro, ¿cómo llegaron aquí? ¡Carajos!, por eso el capitán comenzó a llamar de los superteléfonos.—Llegaron Yaro, seis hombres llegaron por ella. ¿Cómo supieron?—Por tu localizador del celular. ¿La tienes a salvo?—Sí, anoche, cuando me registré pedí un auto de alquiler, tardaron dos horas para traerlos y se llevaron el que ellos deben de tener registrado. Si buscan la placa, pensarán que ya no me encuentro. ¿Cuáles son las órdenes?—Evítalos, si n
Había distribuido al personal. El padre de la señora Amira Beltrán se regresó a su casa con tres escoltas; uno para cada integrante. Él mismo se ofreció para llevar a los dos correspondientes a la familia restante; la madre y su otro hermano. Me quedé con ella en el interior de la vivienda, el otro agente realizará rondas por unas horas de la noche. Por lo menos no estaban las señoras que le ayudaban en los trabajos domésticos. Por la información suministrada por ella misma, el personal doméstico no duerme en sus casas. Su horario era de seis a dos de la tarde. En Bogotá si tiene una empleada interna, el resto tienen dos jornadas. De seis a dos y de once a seis de la tarde. Ya tenía en mi poder los nombres y las horas, nada puede cambiar, sería motivo de alarma si no era notificado con tiempo. En este momento se encontraba en su recámara con su perro y yo en guardia. Me ofreció un cuarto para dormir. Le dije a mi compañero que tomara el primer turno, a las dos de la madrugada lo rel
El sonido del celular me sacó del sueño, miré la hora, eran las dos de la mañana. —¿Yasar? —Lamento despertarte, volvieron a atacar Yaro y en esta ocasión iban por ella. Voy en mi carro hacia Bogotá. La señora Amira va dormida, aunque trate de evitarlo, se encuentra muy nerviosa. Salomé seguía en la clínica, no dieron de alta al señor Francisco. Tenía pensado escribirle mañana para notificarle que quedaba libre y podía tomar su contrato, ya que el paciente se encontraba en cuidados intensivos de manera indefinida. Dejé a uno de los empleados vigilándola mientras descansaba un poco, también para analizar la información recopilada en el servidor secreto, debía mirar todas las evidencias acumuladas en los pocos días, enviadas por mis compañeros, más mi análisis. » Iban dispuestos a matar. Temo que Darío se encuentre muerto o muy malherido. Escuché que dijeron, matamos a uno. —¡¿Qué?! —Salí de la cama en busca del jean—. M****a, debemos hablar con sus familiares. —No respondió la ra
Salomé se había desplomado, alcancé a cargarla, —cuando la tenía en mis brazos su fragancia penetró mis fosas nasales, olía a canela—. La bebida de chocolate que tenía en sus manos se derramó en el piso. Estaba fría, pedí ayuda mientras Álvaro se llevaba a un hombre inconsciente. Un doctor que ya había visto en estos días cuidándola se nos acercó con una camilla. La puse encima, mientras la revisaban.—¿Sabes si toma algún medicamento?—No tengo idea. Parece ser una crisis nerviosa. El hombre que se llevaron la amenazó. —Le respondí al doctor.—Verifique si toma algún calmante. Debemos hacerle unos exámenes.Debía enfrentar a su padre. Quería hacerlo sobre el mediodía. Pero dada las circunstancias, era momento de enfrentarlo.—Le averiguaré. No permita que nadie diferente a su equipo de trabajo ingrese. Es una persona con varias amenazas de muerte.—Comprendo.No podía ingresar con ella, tomaron mis datos para llamarme una vez reaccione y debía avisarle a la enfermera si ella tomaba a
—¿De qué me hablas? —El mayor estaba desconcertado. —El informe suministrado en Operación Aroma es incoherente. ¿Lo sabía? —Sí. Ustedes solo limítense a obedecer. —Se acercó al interruptor y lo apagó—. No soy corrupto, pero hay intereses superiores. —activó de nuevo el interruptor—. Esto es una línea de mando y deben obedecer. —¿A qué jugaba este hombre? —Para usted, que aún es un militar. Nosotros ya no pertenecemos a las entidades públicas. Somos independiente y dado a lo que me acaba de responder. Le diré algo. Ruegue porque en la lista su nombre no salga, de lo contrario me encargaré de dañarle su supuesta rectitud. —Yaro… muchacho… —volvió a apagar el interruptor—. No deseaba que ustedes estuvieran en este operativo. Los tentáculos son muy grandes, espero entiendan. —volvió a encender—. Ten cuidado con lo que dices. No me amenaces. —De toda la Operación Aroma cometieron un gran error. —continuó hablando Yaro. —¿Y cuál es? —Escogernos a nosotros para cuidarlas. —Le respondí.
La señora Lía Luz me imponía que para el viaje debíamos de llevarnos a su perro, Tabaco. ¿Era una broma? Lo tenía encerrado, porque había mucho personal realizando las adecuaciones de instalación de cámaras. Y al parecer no le gusta mucho la gente.En el interior de la casa suele mantenerse sin problema, según lo escuchado, adora a su madre y a sus hermanos. Debemos esperar a que poco a poco se adapte a nosotros. Pero eso era algo muy distinto, a que nos lo lleváramos quien sabe a dónde.—Señora Trujillo.—Sé que suena extraño, pero debo llevarme a mi perro, si es por tantos días más todavía. No se encuentra acostumbrado a separarnos por mucho tiempo, a mi llegada de Cali estaba triste y no volverá a pasar. —Un perro nos cohíbe los hospedajes en lugares cómodos.—No siempre he vivido en mansiones, señor Gamal.—No me refería a eso en específico. —Lo sé, señor Acevedo. Pero no puedo dejarlo y debo presentárselo. Él es difícil, pero si le caes bien, entrarás a su rango de protección
Mi guardaespaldas, el señor Jabir, me acompañó a realizar el mercado por una semana. Una de las pocas cosas que nunca delegué, lo hacía para estar ocupada y porque me gustaba. Ahora tendríamos más miembros en la casa por mi seguridad. —Era extraño, solo le he importado a mi hermano y a mis tres únicas amigas… aparte de mi perra Gardenia—. El estar con tanto personal en pro a mi seguridad me había reconfortado.Sí, era rara como se lo dije a la psicóloga y una psiquiatra. Desde mi matrimonio la he pasado muy mal. Aparte de no tener una buena aceptación con mis padres. Al año de mi boda, conocí a Salomé, ella me recomendó a la persona quien me ayuda con la autoestima.El mantener en secreto lo de mi enfermedad cardíaca y el no ser aceptada por mis padres; no tenía idea de las razones por las cuales me odiaban tanto. El sufrir de bullying en la escuela y en la universidad por ser gorda, al casarme de ese modo abrupto y por una deuda, pero sentía que había algo más en el tintero.Mi espos