Había seguido mi instinto. —En un lugar seguro dejé escondido el celular de la agencia, ellos podían mirar donde estamos si lo deseaban—. Regresé y seguí al teniente en mi auto. Las manos me temblaban por la impotencia. Su vivienda no quedaba muy lejos de la comandancia. En diez minutos podía regresar y continuar con mi trabajo. Tomé fotos de la vivienda. Ya sabía que ese hijo de puta estaba libre.
¿Le habrán dado casa por cárcel? ¿Qué debía hacer? Si me ponía al frente del tipo lo moleré a golpes. —La imagen de mis hijos, la sonrisa preciosa de Elkin cuando lo correteaba por el apartamento… Esos momentos me los arrebataron de por vida—, esa escoria los mató.
Bajé del auto, miré el edificio, no tenía ni puta idea del número del apartamento y era de siete pisos. Espero sacar algo de información con el vigilante. A mitad de calle una fuerte explosión me desconcertó. El cuerpo de un hombre salió volando por el impacto desde el segundo piso envuelto en llamas. Por sus gritos antes de caer supe que seguía con vida antes del impacto contra el piso.
Corrí hacia el hombre, me quité la chaqueta para ayudarle a apagar el fuego, al hacerlo… ¡Oh sorpresa!, si el quemado era el teniente Zapata. Seguía respirando. Me puse la chaqueta de nuevo, cubrí mi rostro con la capucha y cargué al herido.
—Te quieren muerto. Pero yo te necesito vivo.
Lo dejé en la parte trasera, seguía con vida e inconsciente por el golpe. Le puse mi chaqueta encima. La gente se aglomeró para mirar lo ocurrido en el edificio que ahora se veía en llamas. La gente llamaba y los habitantes de los otros apartamentos salían corriendo. Miré por el retrovisor mientras me alejaba.
» Intentaron borrarte, cabrón. —Debes saber mucho. Ahora, ¿qué hago? ¡Daniela!
Llamé a mi hermana del teléfono viejo, de ese mismo es que me comunico con mi familia, así los mantengo alejados de mi caótica vida. Este acontecimiento debía mantenerlo confidencial, por ahora no lo podía saber la agencia.
—Debe ser de vida o muerte.
—No empieces. Sabes que vivo trabajando.
—Ese es el problema. —Va a empezar con su sermón—. ¿Dejamos de ser familia?
—Sabes que no es así y ahora te necesito.
—Yaro…
—Daniela… Tengo al hijo de puta que mandó al abismo a Fabiola y a mis hijos.
—¿Qué? Pero si estaba preso.
—¡Yo también creía lo mismo! Luego te explico, lo cierto es que lo intentaron matar. Volaron el puto apartamento donde vivía y ahora se encuentra quemado, con vida, pero inconsciente en el asiento trasero de mi carro.
—¿Y qué pretendes?
—Tú y tu marido tiene una clínica, eres la subdirectora. ¿Debo ser más explícito? Nadie debe saber que se encuentra ahí.
—Ingresa al parqueadero privado, ahí te espero con un equipo.
Veinte minutos más tarde los paramédicos atendían al teniente. Mi hermana me abrazó. —Ya no me conectaba con los gestos de afecto, después del accidente no era el mismo.
» Mamá te extraña, guapetón. —Hace mucho no me decía así. Su mirada estaba llena de lástima—. Mírame. —estaba de puntas sobre sus pies. Era una mujer alta, pero le sacaba veinte centímetros—. Eres atractivo, no una gran belleza, pero sí mejor que muchos. Con un cuerpo ejercitado, unos ojos miel envidiables. Puedes tener a la mujer que desees. Yaro, han pasado siete años.
—Saben a lo que me dedico. —suspiró al ver mi cambio de conversación—. Daniela, no lo registren, van a buscar en todos los hospitales a pacientes con quemaduras. Él salía del comando de la policía sin vigilancia, sin el dispositivo que le dan a un recluso que tiene casa por cárcel. Y si lo intentaron matar. Algo me dice que hay un puto tigre encerrado ante lo que ocurrió con la muerte de mi familia o con alguien que también pereció en ese supuesto accidente… —La familia de Salomé. ¡Mierda!
—Debo registrarlo, pero no se ingresará como paciente con quemaduras. Me encargaré de modificar los datos. Debe servir de algo ser la esposa del dueño. Yaro. Papá…
—Lo sé, mamá me llamó la semana pasada. Te prometo ir a visitarlo en esta semana.
—Solo te queremos de vuelta, Marian se va a graduar.
—Lo sé. —Me dio un puño en el brazo.
—El soporte económico es importante, pero ellos quieren ver a su hijo y hermano. Mis hijas quieren ver a su tío. Le pagas la carrera a nuestra hermanita, pagas todos los servicios públicos de la casa. Pero nuestros padres te necesitan.
—Hablo con ellos.
—Esporádicamente. No vives en China sino en Colombia. Ellos se encuentran en Zipaquirá. Un pueblo cerca de la ciudad. Soy una cirujana, esposa, madre y, aun así, saco tiempo para verlos cada ocho días.
—Me voy.
—¡En vez de alejarte, deberías de apoyarte en nosotros!
—Tengo trabajo Daniela, te llamaré o vendré más tarde para que me des el reporte. Trata de mantenerlo con vida.
—Ya veo que será la única manera de verte más seguido. —Le di un beso escueto en la frente.
—Salúdame a Iván, a las niñas y dudo que me veas más seguido, tengo un trabajo.
—Más te vale darle la cara a mi marido ante lo que estamos haciendo. Ya lo conoces. Y no trabajes tanto. Ojalá llegue la mujer que te devuelva a la vida, porque pareces un muerto viviente.
—Vendré en la noche a hablar con tu marido.
Llegué al auto, tuve la intención de llamar al mayor… pero era muy pronto, por ahora debía seguir actuando como si el teniente estuviera en la cárcel. ¿Quién querría matarlo? — regresé al parqueadero de la comandancia, apagué el auto, bajé y fui a la maceta donde había dejado el celular. No tenía llamadas perdidas. Solo mensajes de W******p.
El auto del padre de Salomé seguía en el mismo lugar. Al dirigirme al interior me desvié del camino al verla salir con una expresión de enojo. Sonó mi celular.
—Mayor.
—Reporte.
—Está saliendo de la policía. No tengo idea de los motivos por los cuales se encuentra aquí. Voy a averiguar su diligencia, le tomó más de dos horas.
—¿Ha tardado todo ese tiempo?
—Averiguaré a qué vino.
—Déjame eso a mí. Lo que haya hecho te lo pasaré a tu correo. No la pierdas de vista.
—Señor, ¿para cuándo el operativo?
—En dos días le daremos un susto. Así nos encargaremos de que los busque al ponerlos como la mejor empresa de guardaespaldas. Cuídate muchacho.
—Si señor.
……***……
¡Partida de ineptos! Mi padre estaba dormido en el asiento de atrás. Ramón sonrió al mirarme.
—Ya lo conoce, señorita. —Le acaricié el cabello más gris que castaño—. ¿A dónde?
—A mi casa. Debo pasar por Tabata y Canela.
Definitivamente, debía pasar unos días en la casa de mi padre. Lejos de este infierno.
—Con gusto, señora.
El agente que me atendió me dejó de últimas y cuando lo hizo me dio a entender que no podía salir del país, le dio más importancia a que era sospechosa de asesinato de Orlando que a la llamada de amenaza. Ojalá lo hubiera matado, ganas no me faltaban, estaría feliz de haberlo hecho.
Pero ese muerto no era mío. —El recuerdo de sus manos tapando mi boca mientras a la fuerza me penetraba… hasta ganas de vomitar sentí—. ¡Le agradeceré eternamente al asesino de Orlando el haberlo matado!
Y esto apenas comenzaba, lo mejor era pasar una semana lejos de todos, en compañía de mi padre me sentaría muy bien. Debo recargar pilas para hacerle frente a lo que se venía. Me estaba quedando dormida, ya habíamos salido de Bogotá, sin embargo, el destino me daba una demostración de lo que sería mi vida de ahora en adelante. Unas ráfagas de tiros, perforaron el auto de mi padre…
……***……
¡Puta madre! Eran balas de verdad, los vidrios se hicieron añicos y vi sangre. ¡Mierda, y doble m****a! Esta mujer tenía más enemigos de los que suponía. Ese ataque no era el nuestro. Y debía protegerla, necesitaba hacerlo, cuidarla.
Me encontraba a tres autos de ellos. Los impactos eran reales ocasionados por un par de sicarios en moto. Bajé de mi auto y les apunté a los hombres. A uno le di en la muñeca y ya no pudo disparar más y al conductor le disparé en el hombro y en la rodilla. Luego le di varios tiros a la cadena de la moto, ya no podían huir. No podía acercarme, por eso llamé a la línea de atención. Solicité refuerzos y una ambulancia. Luego llamé al mayor.
—Capitán, le estoy enviando a su correo la denuncia impuesta por la señora Salomé Carvajal. Dice que fue amenazada de muerte y también a su familia.
—Señor, acaban de atacarla.
—¡Nosotros no lo hemos orquestado! Lo tenemos previsto para dentro de dos días.
—Lo sé, un par de sicarios arremetieron a bala el auto de su padre. No puedo acercarme, aunque los autos antes de mí ya los están auxiliando, los sicarios están heridos por mi intervención, para que sepa y hable con balística; las balas de mi arma serán evidencia. Desde lejos los vigilo, parece que el padre de ella se encuentra herido y el chofer no lo han bajado del auto, ella se ve ilesa, aunque no deja de pedir ayuda.
—Ya mismo les envió refuerzos y ambulancia.
—Ya la solicité mayor, pero si usted llama, lo ejecutarán con más premura.
—¡Mierda, Yaro no tengo idea a que nos enfrentamos!
—A la mafia y a la corrupción, señor.
—Por la denuncia, la quieren a ella y si no la hirieron fue para presionarla. Mantenme al pendiente, trataré de moverme para que, con este hecho real, busquen seguridad.
—¿Cómo lo hará, mayor?
—Influencias, amigos de sus amigos. Ya sabes cómo es esto, nos vemos en la clínica a donde los trasladen.
La mujer había abandonado todo rastro de prepotencia, ahora se veía vulnerable sosteniendo la cabeza de su padre con las manos temblorosas y manchadas de sangre. Era evidente lo mucho que le importaba. Su mirada me removió algo en el pecho, por alguna razón su dolor se conectó conmigo, surgió en mí ese deseo de protegerla.
Por otro lado, los sicarios habían sido amordazados por los civiles a la espera de la policía. Saqué el otro celular, llamé a mi hermana, hoy no creo que pueda ir a la clínica, no podía dejar desprotegida a mi objetivo.—Déjame adivinar. No vendrás.—Te visito mañana a primera hora. Se complicó el trabajo. ¿Cómo sigue el teniente?—Presentó un paro cardiorrespiratorio, pero logramos estabilizarlo, ahora lo tenemos sedado, sus quemaduras son de tercer grado. Toda la parte delantera de su cuerpo quedará con cicatrices irreparables.—Entendido. Espero mañana pueda hablar con él.—No, es mi paciente y lo mantendré dormido el mayor tiempo posible. ¡Se encuentra muy grave, Yaro!—Entiendo. Cualquier novedad llamas.—Cuídate.A la distancia vigilaba, esperaba y observaba cada movimiento de ella. La policía llegó, junto con la ambulancia. Sacaron al chofer al parecer muy malherido, pero vivo. Por lo que decían los civiles, se encontraba delicado.El señor Francisco tenía dos impactos de bala.
Ciudad de Medellín,Desde que llegué a la casa luego del sepelio de Samuel me he sentido intranquila, como vigilada, tal vez me encontraba paranoica, con lo ocurrido a Salomé y la amenaza recibirá debíamos estar alertas.Y Amira, desde mi discusión con mis suegros, seguía muy molesta. Mis padres decidieron acompañarme, eso se los agradecía. Lograron hacer a un lado sus diferencias y a pesar de estar separados me acompañaron en un día como hoy. Lo único que los unía, era yo. Tenía un par de hermanos; uno de cada uno y los amaba a los dos demasiado.—Debes comer, hija. El día de hoy fue de locos, ¡ea, ave María!—No tengo hambre. —Cada vez que regreso a Medellín el acento paisa volvía más fuerte—. Estaré bien, papá.—Yo me voy a quedar contigo hoy.No había poder humano que lo hiciera desistir, esa terquedad era la misma mía, se la heredé. Mi perro no se había alejado de mi lado.—¡Vea pues!, si estamos de los mejores papás del mundo.—¡Amira! —Los dos me reprendieron.—Hoy no tengo cab
Me encontraba abrazada a papá, desde el grito de mi madre notificando mi culpabilidad volví a ese choque emocional de retardo donde me costaba salir. Seguíamos en el mueble de la sala. Era la misma sensación de cuando fui violada… No pienses en eso, no otra vez.—Aquí está papá, cielo. Aquí me quedaré contigo.Siempre había estado, menos ese día. Esa era la culpa que llevaba a cuesta. Desde la separación de ellos, él se quedó con mi custodia. Y cuando viajaba me dejaba con mi madre. Y en uno de esos viajes ocurrió el nefasto momento.» Mañana debes ir a dar tu declaración, Matilde ya fue calmada y se pondrá al frente de medicina legal para que le entreguen el cuerpo de su esposo. Pero tú no tienes la culpa. No creas en esas palabras.Me aferré a él. ¿Qué más debo descubrir de ti, Samuel? Aparte de ser un narcotraficante, ¿en qué más te habías metido?, por los años juntos supuse que tu misterio era por ocultar tu homosexualidad. Pero esto va más allá de todo, ellos tienen miedo, pero,
Lo había hecho, debía adelantarme para que me conociera, desde ayer que la atacaron había crecido un interés de protegerla. Luego de hablar con Yasar supe que debía intervenir sin notificarle al mayor, por eso hice un acercamiento con el objetivo. Cada vez había más incongruencias en la misión... No especularé, no hasta tener más evidencias. Ahora sospecho de todos menos de mi equipo. Desde lejos la vi ingresar a la habitación de su padre, espero no salga de ese lugar. Aunque en la tarjeta que le dejé, iba un rastreador de alta tecnología y así podré ubicarla, si no la bota. Ya eran pasadas las diez de la noche, debía regresar al apartamento.Una vez llegaba al apartamento, me invadía esa ilusa sensación de encontrarlos detrás de la puerta… Sonó el celular, era mi hermana.—Dani.—Despertó y dijo; «ellos, ellos fueron los que me intentaron matar», y comenzó a convulsionar. El doctor le puso un sedante y ahora duerme. Tengo el video.—Envíamelo.—No, ven por él cuando puedas.—¿Tien
No sé si fue una bendición el que la cacatúa de mi suegra hubiera llamado a los agentes de policía y estos, de alguna manera, nos brindaron protección de la balacera formada. Un auto negro se había detenido al frente de nosotros desde la carretera. Mi madre reaccionó y se abalanzó sobre mí para protegerme, caímos al piso. Varios familiares de Guillermo se habían puesto del lado de la señora Magalí, porque pensaban que ahora ella era la heredera, vaya sorpresa se llevaron. En esta familia nadie me quería, por ser de raza negra, así mi piel fuera más clara a la de mi madre; ella se casó con un hombre blanco y hermoso, luego enviudó, era muy niña cuando papá falleció. Luego se casó de nuevo y hace cinco años enviudó. Según mamá, gracias a papá yo era como el café con leche. No obstante, siempre he estado feliz y orgullosa de mi color de piel, de mi gente, de mi raza. A quién no le guste que se aparte del andén. Los agentes respondieron a los atacantes, los cuales no se cohibieron al v
Por el amor del redentor. ¡Ni que estuviera esperando la llamada de un novio! No dejaba de mirar el celular y las dos llamadas de los abogados, las corté de una, para no ocupar el teléfono. Ni en mis catorce años, cuando tuve al primer novio a escondidas, tuve tantas ansias.Era cierto, me nacía cuidarla, quería mucho a Onely. Pero en el fondo… ¡Salomé! Todo era para saber si él podría cuidarla, debemos evitarle un susto. «También para tener su número». —Cállate conciencia.No lo negaré, ese hombre generaba algo distinto en mí, eso era extraño. Desde la muerte de mis familiares creé una patología de rechazo a la gente. Por eso mi padre se alegró, cuando pude hacer amigas, las de la universidad las alejé por completo. Lo que desconocía mi padre era la razón por la cual me había acercado a Orlando, tuvimos muchas noches con relaciones, hubo mucha atracción, no obstante, fue con un fin determinado, lo enamoré o eso consideré.En cambio, con el señor Lozano… era muy interesante. Eso sin
No iba a quedarme en la ciudad. Luego de dar nuestras declaraciones, mi tío llegó con mis dos hermanos, le pedí que nos llevara al aeropuerto de Palmira. Ahora esperábamos nuestro vuelo.La madre de Guillermo se quedó histérica, me duele su situación por lo ocurrido; mataron a su hijo, hoy murió un sobrino y para colmo su adorado hijo no le dejó nada. Los abogados le confirmaron mi confesión. Su histeria fue monumental y antes de que pasara a mayores. Le di un ultimato, si se portaba bien seguiría recibiendo la misma mesada otorgada por su hijo.—Lía, ¿ahora vamos a vivir contigo en esa mansión? —Yair esperaba una respuesta y Omar, el menor, me miró.—Vivirán conmigo de ahora en adelante.—¡Magnífico!Gritó mi hermanito menor. Los abracé, era lo único real, aparte de mis amigas y mi perro Tabaco.—Mamá debemos conseguirle colegio. Por lo menos estamos en junio, los colegios se encuentran en vacaciones de mitad de año.—Sí, hay mucho trabajo por hacer.Sonó mi celular, era una videolla
No estaba nada mal lo del retiro para la desintoxicación. No he meditado ni un carajo, al contrario, desde anoche cuando esperaba el cambio del auto alquilado, mis encantos capturaron a una linda recepcionista, la cual decidió atender de manera personal a un huésped. Y sí que me atendió. Era la hora del almuerzo y luego debíamos ingresar a exponer nuestros problemas. Tenía que pensar en inventarme una historia. En todos estos siete años desde que se fundó la nueva agencia y la fachada en la cual trabajamos para hacer los verdaderos trabajos nunca nos habían tocado cuidar a mujeres por tanto tiempo.En la mañana, cuando salí a trotar, mientras la mujer que amaneció en la cama seguía dormida, al despertar y no verme espero comprenda. No suelo hacerlo despedirme de nadie. Salí a hacer ejercicios luego de verificar que la gordita siguiera en su habitación; la cual quedaba a dos cuartos del mío.Hice mucho ejercicio, me uní a los instructores y fueron casi cuatro horas. En los intervalos