El sol se asomaba tímidamente por el horizonte, iluminando el palacio con un suave resplandor dorado. Valeria se encontraba en su habitación, mirando por la ventana mientras la brisa fresca de la mañana acariciaba su rostro. El aire estaba impregnado de una mezcla de esperanza y ansiedad. Sabía que el día que tenían por delante sería crucial.“¿Estás lista?” preguntó Dolores, entrando en la habitación con una bandeja de frutas. “Debes comer algo antes de la reunión.”Valeria se volvió, forzando una sonrisa. “Sí, solo… tengo un nudo en el estómago.”“Es normal,” dijo Dolores, colocando la bandeja sobre la mesa. “Todos están nerviosos. Pero recuerda, no estás sola. Todos te apoyan.”“Lo sé, pero es mi hermana. A veces siento que puedo hacer algo para detenerla, pero…” Valeria se detuvo, sintiendo la angustia apoderarse de ella.“No puedes salvarla,” interrumpió Dolores suavemente. “Verónica ha elegido su camino. Ahora debes proteger a los que amas.”Valeria asintió, aunque el peso de la
“Si sigues por este camino, solo traerás ruina,” advirtió Faruq, su mirada intensa.Verónica se rió, pero su risa estaba llena de locura. “¿Y qué van a hacer? ¡Nada! Estoy lista para enfrentar a cualquiera que se interponga en mi camino!”Valeria sintió que la desesperación la invadía. “Verónica, por favor. No tienes que hacer esto. Podemos encontrar una solución juntos.”“¿Solución? ¡No necesito tu compasión!” Verónica gritó, levantando la mano.Con un movimiento rápido, Verónica sacó una carta de su manto y la arrojó al suelo. En las cartas habia prueba, de que muchos de los nobles en la sala, tenían su lado sucio. Cosa que podía hacerles perder la cabeza si el rey, llegara a enterarse. “¡Miren esto! ¡Pruebas de traición!”La sala estalló en murmullos, y Valeria sintió que el corazón se le detenía. “¿Qué has hecho?” preguntó, sintiendo que el miedo la invadía.“He revelado secretos que nunca debieron salir a la luz,” dijo Verónica, s
Los días pasaron, y Valeria comenzó a adaptarse a su nueva vida en Dunas. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no todo era tan sencillo. La vida en el palacio estaba llena de intrigas, celos y rivalidades. Las concubinas del príncipe Faruq eran numerosas, y cada una de ellas deseaba ganar su favor.Una de ellas, Layla, se convirtió rápidamente en su mayor rival. Layla era hermosa y astuta, y no perdía la oportunidad de menospreciar a Valeria. “¿Cómo te sientes, princesa heredera? Debes estar emocionada de estar aquí, aunque todos sabemos que no eres la única en el corazón de Faruq,” dijo Layla, con una sonrisa burlona.Valeria sintió que la ira comenzaba a burbujear dentro de ella. “No estoy aquí para competir contigo, Layla. Estoy aquí para fortalecer la unión entre nuestros reinos.”“Eso es lo que dices,” replicó Layla, acercándose. “Pero todos saben que no eres más que una intrusa en este palacio. Faruq tiene muchas opciones.”Valeria respiró hondo
La noche continuó, y Valeria se sintió más segura de sí misma. Cada vez que Layla intentaba socavarla, ella respondía con dignidad y gracia. Los nobles comenzaron a apreciar su fortaleza, y la tensión en la sala se disipó.Sin embargo, en el fondo, Valeria sabía que el desafío no había terminado. Layla no se rendiría fácilmente, y la rivalidad entre ellas continuaría.Con el tiempo, Valeria empezó a establecer relaciones con otros nobles, ganándose su respeto y apoyo. Se dedicó a aprender sobre la cultura de Dunas, participando en actividades y eventos que fortalecían su conexión con el pueblo.Un día, mientras paseaba por los jardines del palacio, Valeria se encontró con un grupo de mujeres que estaban en medio de un taller de bordado. Se acercó, interesada en lo que estaban haciendo.“¿Puedo unirme?” preguntó, sonriendo.Las mujeres la miraron con sorpresa, pero una de ellas, una anciana llamada Fatima, sonrió y asintió. “Por supuesto, princesa.
Valeria asintió, sintiendo que las palabras de la reina resonaban en su interior. “Haré lo que sea necesario para proteger nuestra unión y el futuro de Dunas.”Ese mismo día, Valeria decidió organizar un evento en los jardines del palacio para fortalecer la relación con los nobles. Quería demostrar que era una líder capaz y digna de su posición. La idea era invitar a todos los nobles y a las concubinas, creando un ambiente de camaradería y unidad.Mientras organizaba los detalles, Layla no tardó en enterarse. “¿Vas a hacer un evento para ganar el favor de los nobles? Eso es patético, Valeria,” dijo Layla con una sonrisa burlona, mientras se acercaba a ella en los jardines.“No necesito tu aprobación, Layla. Estoy aquí para hacer lo correcto por nuestro reino,” respondió Valeria, sintiendo que la rabia comenzaba a bur
La celebración en el palacio de Dunas había comenzado con gran esplendor, pero Valeria sabía que la verdadera prueba aún estaba por llegar. A pesar de la atmósfera festiva, el aire estaba cargado de tensiones ocultas. Mientras los nobles disfrutaban de la cena y las danzas, Valeria sentía la mirada de Layla fija en ella, como un halcón que acecha a su presa.“Layla, ¿quieres unirte a nosotros?” había preguntado Valeria con una sonrisa, pero la respuesta de Layla había sido un desdén que resonó en el aire.“¿Realmente crees que eso es suficiente para ganarte el favor de todos? La cultura no se impone con discursos, querida Valeria. Es una cuestión de poder, y tú no lo tienes,” había respondido Layla, su tono lleno de veneno.Valeria sintió que la rabia comenzaba a burbujear en su interior, pero decidió que no iba a
La lucha por la marca Gobles.En el Monasterio de priato de santa marta, la marca Gobles, en área fronteriza entre Escocia e Irlanda del Norte, la pequeña Estacia tenía paredes y suelo de piedra y un tejado ondulado. Una humedad fría lo colaba todo, proporcionando un brillo desagradable a la luz de la única lámpara.La habitación parecía congelada en el tiempo, como si hubiera sido abandonada hace décadas, con polvo acumulado en cada rincón y telarañas colgando del techo. Sin embargo, en aquella noche sombría, el ambiente estaba cargado de tensión y miedo, como si el lugar hubiera cobrado vida repentinamente. Dos mujeres, con el rostro pálido y los ojos llenos de temor, se aferraban a sus abrigos en un intento desesperado por mantener el calor, mientras una gata negra se acurrucaba a sus pies, también temblando.La puerta, reforzada con una antigua tranca de madera, permanecía cerrada y asegurada desde el interior, como si las ocupantes estuvieran tratando de protegerse de algo que ace
Dolores Se mantenía fijada en aquel hombre, de cabello negro coronado. Mientras sentía un nudo formársele en el pecho. ¿Era una posesión aquello? Respiro hondo y se dio cuenta de que había estado conteniendo la respiración. ¿seria obra del maligno? ¿Sería buena, o mala, aquella conexión con aquel desconocido? Una extraña conciencia la sensibilizo la piel y un fino velo de sudor le mojo la parte de arriba del labio superior a pesar de la humedad y el frío de la estancia. Se llevó una mano a los labios mientras los ojos del desconocido la miraban severos. No podía imaginarse aquellos labios curvándose en una cálida sonrisa. No había cordialidad en ellos; solo un duro y frio cinismo. _ ¿Quién es? _ Pregunto en voz baja._ parece un hombre capaz de alterar el sueño. La imagen seguía mirándola fijamente, reteniéndola presa de su mirada, como si fuera capaz de meterse en su cabeza y leer los secretos más profundos de su corazón, de modo que enrojeció. Y quizás aquellos labios se curvaron