“Si sigues por este camino, solo traerás ruina,” advirtió Faruq, su mirada intensa.
Verónica se rió, pero su risa estaba llena de locura. “¿Y qué van a hacer? ¡Nada! Estoy lista para enfrentar a cualquiera que se interponga en mi camino!”
Valeria sintió que la desesperación la invadía. “Verónica, por favor. No tienes que hacer esto. Podemos encontrar una solución juntos.”
“¿Solución? ¡No necesito tu compasión!” Verónica gritó, levantando la mano.
Con un movimiento rápido, Verónica sacó una carta de su manto y la arrojó al suelo. En las cartas habia prueba, de que muchos de los nobles en la sala, tenían su lado sucio. Cosa que podía hacerles perder la cabeza si el rey, llegara a enterarse. “¡Miren esto! ¡Pruebas de traición!”
La sala estalló en murmullos, y Valeria sintió que el corazón se le detenía. “¿Qué has hecho?” preguntó, sintiendo que el miedo la invadía.
“He revelado secretos que nunca debieron salir a la luz,” dijo Verónica, s
Los días pasaron, y Valeria comenzó a adaptarse a su nueva vida en Dunas. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no todo era tan sencillo. La vida en el palacio estaba llena de intrigas, celos y rivalidades. Las concubinas del príncipe Faruq eran numerosas, y cada una de ellas deseaba ganar su favor.Una de ellas, Layla, se convirtió rápidamente en su mayor rival. Layla era hermosa y astuta, y no perdía la oportunidad de menospreciar a Valeria. “¿Cómo te sientes, princesa heredera? Debes estar emocionada de estar aquí, aunque todos sabemos que no eres la única en el corazón de Faruq,” dijo Layla, con una sonrisa burlona.Valeria sintió que la ira comenzaba a burbujear dentro de ella. “No estoy aquí para competir contigo, Layla. Estoy aquí para fortalecer la unión entre nuestros reinos.”“Eso es lo que dices,” replicó Layla, acercándose. “Pero todos saben que no eres más que una intrusa en este palacio. Faruq tiene muchas opciones.”Valeria respiró hondo
La noche continuó, y Valeria se sintió más segura de sí misma. Cada vez que Layla intentaba socavarla, ella respondía con dignidad y gracia. Los nobles comenzaron a apreciar su fortaleza, y la tensión en la sala se disipó.Sin embargo, en el fondo, Valeria sabía que el desafío no había terminado. Layla no se rendiría fácilmente, y la rivalidad entre ellas continuaría.Con el tiempo, Valeria empezó a establecer relaciones con otros nobles, ganándose su respeto y apoyo. Se dedicó a aprender sobre la cultura de Dunas, participando en actividades y eventos que fortalecían su conexión con el pueblo.Un día, mientras paseaba por los jardines del palacio, Valeria se encontró con un grupo de mujeres que estaban en medio de un taller de bordado. Se acercó, interesada en lo que estaban haciendo.“¿Puedo unirme?” preguntó, sonriendo.Las mujeres la miraron con sorpresa, pero una de ellas, una anciana llamada Fatima, sonrió y asintió. “Por supuesto, princesa.
La lucha por la marca Gobles.En el Monasterio de priato de santa marta, la marca Gobles, en área fronteriza entre Escocia e Irlanda del Norte, la pequeña Estacia tenía paredes y suelo de piedra y un tejado ondulado. Una humedad fría lo colaba todo, proporcionando un brillo desagradable a la luz de la única lámpara.La habitación parecía congelada en el tiempo, como si hubiera sido abandonada hace décadas, con polvo acumulado en cada rincón y telarañas colgando del techo. Sin embargo, en aquella noche sombría, el ambiente estaba cargado de tensión y miedo, como si el lugar hubiera cobrado vida repentinamente. Dos mujeres, con el rostro pálido y los ojos llenos de temor, se aferraban a sus abrigos en un intento desesperado por mantener el calor, mientras una gata negra se acurrucaba a sus pies, también temblando.La puerta, reforzada con una antigua tranca de madera, permanecía cerrada y asegurada desde el interior, como si las ocupantes estuvieran tratando de protegerse de algo que ace
Dolores Se mantenía fijada en aquel hombre, de cabello negro coronado. Mientras sentía un nudo formársele en el pecho. ¿Era una posesión aquello? Respiro hondo y se dio cuenta de que había estado conteniendo la respiración. ¿seria obra del maligno? ¿Sería buena, o mala, aquella conexión con aquel desconocido? Una extraña conciencia la sensibilizo la piel y un fino velo de sudor le mojo la parte de arriba del labio superior a pesar de la humedad y el frío de la estancia. Se llevó una mano a los labios mientras los ojos del desconocido la miraban severos. No podía imaginarse aquellos labios curvándose en una cálida sonrisa. No había cordialidad en ellos; solo un duro y frio cinismo. _ ¿Quién es? _ Pregunto en voz baja._ parece un hombre capaz de alterar el sueño. La imagen seguía mirándola fijamente, reteniéndola presa de su mirada, como si fuera capaz de meterse en su cabeza y leer los secretos más profundos de su corazón, de modo que enrojeció. Y quizás aquellos labios se curvaron
El salón de baile, es el lugar más frecuentado por las madre para conseguir un marido rico, y prominente. Si puedes conseguir un duque o un magistrado que tenga los ojos puesto en una de tus doncellas, es considerado una bendición. Mientras que esa alianza sea beneficioso para subir en la escala social. En el salón de baile aún se mencionaba el escándalo de la familia, Romsome. La sobrina de sir latís de Romsome, Dolores de Romsome, no acepto a Tomber vackler en matrimonio. Era muy común escuchar chisme cuando se trataba de una familia aristócrata. Para Isaac perrils, duque de Llalewans, cada salón de baile que pisaba por primera vez era como una jungla llena de trampas para hombres incautos en vez de tigres. Todas las madres e hijas de Irlanda parecían haberse congregado en Glorios ansiosas por captar su atención, aunque solo fuese un momento. Como si a él le bastara una sola mirada para elegir a su futura novia en un salón atestado. Cuando comprabas un caballo le examinaba a fond
_ Si me lo permite, Excelencia, me gustaría presentarle a mi esposa. Estará encantada de conocerlo y de saber todo referente a Aita!. _ ¿Y no puede preguntárselo ella misma a Aita? _ Por desgracia no! _ Heliodor sonrió con benevolencia _. Por mi culpa. El conde de pertong no me considera lo suficientemente bueno para su familia. Lady Xenema no comparte su opinión, y por eso motivo ha perdido todo contacto con su Hermana!. _ Pertong es un imbécil _ añadió Falister tranquilamente _. No encontrarás una mejor compañía en este salón que Heliodor Bordo ... ni una mente tan aguda!. Isaac había oído opiniones similares sobre Heliodor, a quien se considera un viejo zorro en los círculos políticos por sus exquisitos modales y su extraordinaria habilidad para estar siempre en el lugar adecuado en el momento apropiado. _ ¿La presencia de su esposa en esta fiesta es la razón de no haya asistido la hermana menor? _ Quiso saber Isaac, ligeramente irritado. En las pocas ocasiones que había habla
Falister apena pudo contener una risita. Había vuelto a meter la pata. _ No he querido decir, vaya ... _ aparto la mirada de la señora Heliodor, sin saber muy bien como salir del atollado _. Mi único propósito es conocerla ... hablar con ella… para que podamos familiarizarnos antes de tomar una decisión... Pero puedo asegurarle que, una vez que cierre el trato, le brindo a todo aquello a que este a mi cuidado el respeto y el afecto que merece. Heliodor adopto una expresión dubitativa, como si se preguntara cuanto respeto merecía cuñada. Por su parte, la señora Heliodor siguió mirando fijamente a Isaac, intentando evaluar al hombre que comparaba el matrimonio con la compra de un caballo y que admitía sin pudor su interés en montar a su querida hermana. _ Supongo que es una buena respuesta ... conociendo a mi padre, no podía esperar que eligiera a un marido para Aita basándose en algún lazo de afecto. Debo confiar, pues, en que mi marido y lord Faliste no nos habrían presentado si no
_ De todos modos, tampoco la quiero! _ le dijo al sabueso que estaba sentado junto a él antes de levantarse _. Sea cual sea la razón por la que Dolores de Romsome haya oído la llamada del Monasterio de santa marta, solo puedo decir ¡gracias a Dios! En una habitación circular de la torre que cerraba la gran fortaleza que los Romsome tena en Talgrend, más hacia el norte, un hombre coloco la túnica negra de los magos encima de su ropa. Risto Rubrend, sacerdote degenerado y renegado, nigromante, leerdor de horóscopos y consejero personal en todos los asuntos no ortodoxos de sir Latís, encendió una única vela. El maestro Risto Rubrend era un hombre ambicioso, sin fin y fina perversión, y según el todo estaba a punto de florecer y dar una fructificación especial. ¡poder que más se podía desear! ¿Qué más se podía desear? El poder para manipular, para doblegar a un hombre a su voluntad como las piezas de un tablero de ajedrez. El poder para destruir, si era necesario. Se acomodó tras la mes