Angelina Mi mirada se fija en las pequeñas gotas que caen por la ventana de la cafetería. Bebo el café en un silencio que, aunque para algunos puede causar incomodidad, para nosotros es un momento de paz. Ana bebé su café y suspira un par de veces.—¿Crees en las segundas oportunidades? —Me giro, centrándome en ella— No pienses mal, jamás habrá algo entre Andrew y yo, solo somos amigos —Me aclara— Pero… ¿Hay una oportunidad para ustedes?Esperó unos segundos antes de responder a su pregunta.—No es fácil, Ana —Dejé la taza en la mesa— Mi amor por él está intacto, pero dañado. Solo quería ser feliz a su lado, y pasaron tantas cosas que me lastimaron y no sé qué hacer. —Mis lágrimas luchaban por salir— ¿Qué debo hacer? Ya no quiero seguir luchando por una relación que no tiene futuro, al menos no en este momento.Ana me agarra la mano con fuerza.—Lamento que te sientas así —expresó—. Y es válido sentirse desesperada con toda esta situación que has pasado. Si para ti, lo correcto es es
Angelina El avión aterrizó, agarro mis cosas y salgo. Necesito ver a mi madre, y saber que tendré su apoyo si estoy embarazada. Esto no me puede estar pasando, ¿qué voy a hacer con un hijo y lejos del padre? No, no, no, esto tiene que ser una broma de mal gusto. El chófer me abre la puerta del auto y subo.—Pasa por una farmacia —le ordené al chófer.Necesito salir de dudas, o de lo contrario, enloqueceré esperando.Los minutos pasan y el auto se detiene. Miro por la ventanilla y un nudo se forma en mi garganta. No puedo hacerlo sola.—Lo haré después.Él chófer me mira. Apartó la mirada y suspira, encendiendo nuevamente el auto.Abro la cartera y saco mi teléfono, lo enciendo y veo miles de llamadas de Andrew y algunas de Juan. Necesito cambiar de número, no sirve de nada alejarme de él y seguir contestando cada una de sus llamadas. Lo guardo nuevamente y cierro los ojos.¿En qué momento mi vida se convirtió en una montaña rusa? ¿Qué debo hacer para lograr ser feliz de una vez por t
Angelina Los nervios los tenía a flor de piel. Mi madre caminaba por toda la habitación y me tiene nerviosa.—¿Ya? —Es la tercera vez que me pregunta.—No.Le hablé a mi madre de la sospecha que tenía de un posible embarazo, no espero que fuera yo la que tomará la decisión. Llamó a la sirvienta y le ordenó que fuera con el chófer a la farmacia y comprará dos pruebas de embarazo.Así que, aquí estamos, esperando saber si seré madre. Mi celular suena anunciando que la hora ya pasó y es hora de saber el resultado. Mi mamá se detiene y me mira.Levantó la toalla que tenía encima de la prueba y vi el resultado.—¿Seré abuela? —La pregunta de mi madre me hace volver a la realidad.—Por el momento no.Cuando está por hablar, la puerta se abre. Es la sirvienta.—El señor acaba de llegar, está preguntando por ustedes.Mi madre me mira.—Es mejor no decirle nada a tu padre de esto.Asiento y juntas salimos de su habitación. Al bajar las escaleras mi padre nos recibe con una sonrisa. Abre los b
Andrew Hoy es mi última consulta y me siento mejor de lo que espere estar algún momento.—¿Cómo te sientes después de varios meses en terapia, Andrew? —El psicólogo me sonríe.—Mejor, hablar de mi madre y de la relación que tuve con mi padre después de su muerte me ayudó a entender muchas cosas.—¿Ahora qué harás? —Él sabe la respuesta, pero le gusta cotillear sobre mi vida amorosa.—Iré en busca del amor de mi vida.Deja su libreta en la mesa y se levanta, yo hago lo mismo. Lleva su mano a mi hombro.—Espero de todo corazón que todo sea mejor a partir de hoy, me agrado ser parte de tu recuperación para sanar y ser un mejor hombre para ella.—Gracias a ti por no rendirte y seguir.Nos abrazamos. Esteban se volvió más que mi psicólogo, mi amigo y le estaré agradecido toda una vida.Palmeo su hombro y salgo del consultorio. Al salir del edificio, veo a Ana recostada en el auto y a su lado Juan, mi amigo la tiene sujeta de la cintura. —Me empalaga tanto el amor entre ustedes ¿Y Amelia
Angelina No soporto esta vida. —¿Serás tan estúpida como para atentar contra tu vida, Angelina? No deberías arruinarlo todo por una pataleta —Me acerco a él. —¡Mi vida se arruinó desde que acepté ser tu esposa! —grito— ¡Te odio! —Es la primera vez que estamos de acuerdo en algo —anuncio—. Al menos trato de llevar todo con calma cuando se refiere a esta matrimonio —Agarra su maletín y se levanta— Deja de comportarte como una niña y madura de una vez por todas.Dejándome un sabor amargo, abandona la casa. Mis lágrimas comienzan a salir y tengo la sensación de que mi mundo se desvanecerá cada día, sin encontrar una solución a todo lo que estoy experimentando.Odio a Andrew y detesto a mis padres por no liberarme de esta condena. Me levanto y me dirijo a mi habitacion. Entro y me tumbo en la cama, cierro los ojos y me imagino libre de esta tortura matrimonial, siendo feliz y alejada de las personas que hacen de mi vida un infierno.Mi teléfono suena y observo su nombre en la pantalla,
AndrewMaldigo el día en que mi padre me obligó a casarme con esta niña malcriada. Su manera tan irrespetuosa de hablarme me molesta, así como sus juegos y su forma de hacerme enfadar. No la soporto.—Quiero a todos en la sala de reuniones en cinco minutos —Mi secretaria asiente y se retira.Busco los documentos necesarios que voy a necesitar. Deseaba finalizar la negociación pendiente con la empresa D Clores, aunque no deseo tener cerca al arrogante de Leonardo, no puedo hacer más que soportarlo. Sé de su vínculo con Angelina, por esa razón no lo quiero cerca de ella. Puedo soportar todo de ella, menos que me sea infiel con un niño mimado. Tocan a la puerta y mi secretaria entra.—Todos están en la sala de reuniones, señor Andrew.—Está bien, adelántate. Necesito hacer unas llamadas antes.Llamo a la casa y ordeno a mi ama de llaves que prepare todo para la cena y se encargue de que Angelina esté lista a tiempo. Lo último que quiero es que la cena sea un escenario desastroso debido a
Angelina No podía soportar más estar en su regazo; me sentía incómoda. No obstante, no quería iniciar una discusión, y mucho menos delante de sus socios. Ya era tarde y sus deseos de continuar la noche no se evaporaban; mis ojos se cerraban. —Puedes irte a descansar —me susurró Andrew al oído. Asiento y me levanto. Me despido de sus amigos y camino hacia mi habitación. Los ojos se me cerraban solos y no tenía fuerzas. Si no fuera por mi nana que me ayudó, me habría quedado dormida en las escaleras. Ella me ayudó a ponerme el pijama, me metí en mi cama y cerré los ojos. Solo sentí un beso en mi mejilla y ya no tuve conocimiento de más.**** Las ventanas fueron abiertas y me quejé. Aun era temprano y quería seguir descansando.—Angelina es hora de levantarse —Me gire y le di la espalda—. Sabes que me molesta cuando haces eso. —Lo lamento, tengo mucho sueño. Andrew me tuvo despierta hasta muy tarde con sus estúpidos amigos —exclame.—Lo comprendo —dice mi nana—. Pero los niños del
AngelinaSu voz me produjo un escalofrío. Odio lo qué me hace sentir cuando está cerca.—Eh... —¿Qué debo hacer? Es mejor decir la verdad, no tengo opción— Estaba en el orfanato.—¿Cómo? —Se cruza los brazos y siento que me sofoco.—Todos los sabados llevo regalos y comida a los niños del orfanato —digo. Tratando de que mi voz suene fuerte. Andrew me sonríe.—Está bien —responde con firmeza— Estaré en el despacho, no quiero que me molesten.Asiento, respiro varias veces y observo a mi nana. Está impactada, no puede creer que allá tomado también que le haya mentido con respecto a mis salidas al orfanato. Tomo la mano de mi nana y subimos a mi habitación, me asomo por la ventana que está en mi cuarto y miro al cielo.—¿Qué estás haciendo? —dice mi nana.—No hay tiempo de lluvia —Sigo mirando.—No seas ridícula —Se ríe.—¿No lo escuchaste? ¡No me dijo nada! —exclame. Aún no lo superó.—Estuve presente si no recuerdas —Mira mi armario y escucho como se queja— ¿Es enserio?—¡No es mi culp