Angelina
Su voz me produjo un escalofrío. Odio lo qué me hace sentir cuando está cerca. —Eh... —¿Qué debo hacer? Es mejor decir la verdad, no tengo opción— Estaba en el orfanato. —¿Cómo? —Se cruza los brazos y siento que me sofoco. —Todos los sabados llevo regalos y comida a los niños del orfanato —digo. Tratando de que mi voz suene fuerte. Andrew me sonríe. —Está bien —responde con firmeza— Estaré en el despacho, no quiero que me molesten. Asiento, respiro varias veces y observo a mi nana. Está impactada, no puede creer que allá tomado también que le haya mentido con respecto a mis salidas al orfanato. Tomo la mano de mi nana y subimos a mi habitación, me asomo por la ventana que está en mi cuarto y miro al cielo. —¿Qué estás haciendo? —dice mi nana. —No hay tiempo de lluvia —Sigo mirando. —No seas ridícula —Se ríe. —¿No lo escuchaste? ¡No me dijo nada! —exclame. Aún no lo superó. —Estuve presente si no recuerdas —Mira mi armario y escucho como se queja— ¿Es enserio? —¡No es mi culpa! —exclamo. —¡Tampoco es culpa mía! —Cruza los brazos. —A partir de hoy seré más ordenada —ruedo los ojos. Mi nana suspira y se sienta en la cama. —Tus padres se pusieron en contacto con Andrew —me dice—. Vendrán mañana. —Cuando será el día que me dejen en paz. —No hables de esa manera carca de tus padres —Me reprocha Denis. —Le queda grande ser llamados Padres —Hago comillas con las manos—. No les importo venderme por un poco de dinero y una estabilidad económica, así que no me pidas que albergue en mi corazón amor hacia ellos. Denis no comenta nada al respecto y es lo mejor. Tocan la puerta, mi nana abre y es el ama de llaves. —El Señor Andrew la quiere ver en su despacho, señorita Angelina —Ruedo los ojos y me levanto de mal humor. Andrew es el hombre más exasperante que existe en el mundo, salgo de mi habitación sumamente molesta y voy camino hacia su despacho que se encuentra en la planta baja de la mansión. Al casarme con Andrew imaginé que íbamos a vivir en un lugar más apropiado para los dos, una casa más pequeña. Sin embargo, cuando me trajo a esta mansión quedé impresionada por lo hermosa que es. No niego que es mucho para solamente tres personas y la servidumbre. Llegó al despacho, tocó dos veces y espero que el rey se digne a atender a su doncella. La puerta se abre y me encuentro de frente con Andrew, a su lado soy pequeña. Le llegó hasta los hombros y a veces me hace parecer su hija en vez de su esposa, me mira y se hace un lado para que yo pueda pasar. Entro y todo está perfectamente ordenado, como le gusta. —Siéntate —Ordena, como de costumbre. —Siempre me ordenas como si fueras mi padre —respondo, manteniendo mis brazos cruzados. Noto cómo frunce el ceño en respuesta a mi desafío. —No estoy de humor para tus berrinches, Angelina. —Nunca estás de humor. Me da una sonrisa de medio lado y siento mis piernas flaquear ante ese gesto. Se acerca y por instinto retrocedo. Sus ojos se dirigen a mis labios, solo unos segundos, hasta que su mirada se conecta con la mía. —Te gusta jugar con mi poca paciencia, ¿verdad? —se ríe y sus hermoso hoyuelos aparecen en sus mejillas. —Solo un poco —murmuro. —Te revelaré un secreto... —Se inclino un poco hasta estar solo a centímetros de mi rostro—. Me encanta tu sarcasmo —Mis ojos se abren de la impresión— Esos deliciosos labios me hacen desean muchas cosas con ellos —Dios, ayúdame— Tu respiración me indica que mis palabras no son indiferentes, Angelina. Tiene razón, mi cuerpo lo desea y me molesta en gran manera tener este tipo de sentimientos hacia un hombre como él, egoísta y sin corazón. Coloco mis manos en su pecho y lo alejó de mí, no quiero cometer el mayor de los pecados y era caer en su juego. —Solo dime por qué me llamaste —Alzó el mentón, no quiero que vea como me afecta su cercanía. —Está bien —Alza las manos y se ríe—. Tus padres vienen mañana a cenar. —Mi nana me lo dijo —Ruedo los ojos y me recuesto en la pared. —Queria tener el honor de ver tu cara de felicidad ante la noticia —Cruza los brazos. Lo miro y entrecierro mis ojos. Él sabe perfectamente que mi relación con mis padres está mal desde que me casé con él. Su sonrisa burlona y la manera como se ríe de mí, me molesta. —Eres un completo desgraciado. Una carcajada sale de sus labios y me molestó aún más. Andrew es un idiota y me desespera cuando se comporta así. Lo dejo con sus estupideces y salgo del despacho, mi mal humor ha empeorado está tarde. Camino al jardín, necesito estar sola, y lo único que me relaja es estar fuera de casa. El cielo está nublado, llevo mis manos a mis brazos para darme un poco de calor, olvide traer la chaqueta, pero no creo que llueva. Miro el cielo y solo espero que solo sea una nube pasajera. Me alejo un poco de la casa, pero no tanto para preocuparme, una gota cae en mi mejilla, luego otra, hasta que siento varias en mi cuerpo, corro a la casa y para mí mala suerte, mi tobillo se dobla y terminó cayendo al suelo. La lluvia comienza a ser fuerte y busco la manera de levantarme, pero el dolor en el pie se hace presente. Suelto un quejido, todo es culpa de Andrew. A lo lejos veo a una persona correr hasta donde estoy, no logro identificarlo, mis ojos no logran ver nada debido a la fuerte lluvia. Llega hasta donde estoy, se inclina, fijo mi mirada en él. ¡Oh, es mi gracioso esposo! —No te acostumbres a ser una damisela en apuros, yo jamás seré tu principe —dice. —Gracias por recordarme lo patan que eres —gruño. Me ayuda a levantarme, me apoyo en su hombro y juntos, caminamos hasta la casa.AndrewMi mirada no puede apartarse de Angelina. ¿Cómo se le ocurrió salir de casa? La escucho quejarse en susurros. Abro la puerta y entramos, la llevo a la sala y la ayudo a sentarse.—¿Te duele mucho? —Le pregunto mientras, al mismo tiempo, me inclino a revisar su tobillo.—No tienes que molestarte en ser amable conmigo —se queja.—Por que no haces silencio y me permites revisar —Tiene las orejas rojas por la rabia, pero para mi sorpresa, no dice nada.El ambiente se vuelve un poco incómodo. Muevo su tobillo de un lado a otro y masajeo la parte afectada. La miro a los ojos y veo que sus mejillas están rojas.—¿En qué estás pensando? —le pregunto.Ella abre los labios, pero no dice nada. Simplemente me observa, y realmente me molesta. Carraspea y se acomoda en el mueble.—¿Está todo bien? —Miro su tobillo.—Sí.Me levanto y Angelina intenta hacer lo mismo, pero el dolor es intenso, y antes de que ella caiga al mueble, la sostengo en mis brazos.Nuestros rostros están a solo centímet
Angelina No durmió en casa. Me la pasé en vela durante toda la noche, esperando que Andrew apareciera. Mi nana entra en mi habitación, abre las ventanas y cruza los brazos con mucha molestia mientras me mira fijamente. —No deseo un sermón y mucho menos a esta hora de la mañana —digo.—¿Desde cuándo amaneces pendiente de un hombre como Andrew? —Es mi esposo —afirmo, saliendo de la cama.—Sabes de lo que te hablo, Angelina —Mi nana me recrimina—. No debes estar pendiente de lo que haga o deje de hacer.—¿Por qué estás molesta? —le pregunto— Siempre has dicho que debo arreglar mi matrimonio y tratar de llevarme bien con Andrew, ahora sales con esto y la verdad no comprendo tu actitud está mañana.—No deseo que tengas sentimientos por él y te lastime.Al mirar sus ojos, confirmo que me dice la verdad. Me acerco y agarro sus manos.—No lo amo, y nunca lo haré —exclamo— Solo deseo llevarme bien con él y dejar las discusiones a un lado. —Está bien —Besa mi frente y sale de mi habitación
Andrew La copa que tengo en mis manos refleja la lujuria que tengo por Angelina. Esa mujer con un carácter de mierda, está acabado con mi estabilidad y dejando en mi sensaciones que jamás pensé tener por una mujer como ella. Me levanto y llevo mis manos a mi cabello con desespero, logrando que varios rizos caigan de manera natural por mi frente, la puerta se abre y entra Cecilia. Una sonrisa seductora aparece en sus labios y se a lo que ha venido. Lleva años trabajando para mi, nos hemos acostado con frecuencia, es buena en la cama y, por esa razón ha sido mi amante durante todo este tiempo, le pasa el seguro a la puerta y camina hasta estar a centímetros de mi. Coloca sus manos en mi pecho y se inclina para besarme, se lo permito por un breve instante.—Mi cama te extraña —susurra. —Dime algo que no sepa —Muerdo su oreja y un gemido se escapa—. Pero no puedo permitir que Angelina se entere. —Es tan tonta que jamás vera lo que pasa entre nosotros —Me molesta la manera que habla d
Andrew Pase la noche en el Bar. Karina me dejó su habitación y se fue a la casa de una amiga, se lo agradecia, no quería regresar a casa y continuar discutiendo con Angelina. Observó la hora en mi reloj y ya es tarde, enciendo el teléfono y recibo diversos mensajes de Cecilia. Me levanto y despeino mi cabello, la puerta se abre y entra Katrin con el desayuno, lo deja en la cama. —¿Dormiste bien? —Si, muchas gracias por escucharme. —Eres mi amigo, Andrew —Comienzo a desayunar. —¿Saldrás? —La miro y está más arreglada de lo normal. —Si, tengo asuntos que resolver. No tengo nada que decir, aunque nos conocemos de años, su vida siempre ha sido privada delante de mis ojos, y respeto eso, es su mundo y no tengo derecho a nada.Termino de comer y me levanto. —Ora por mi para que la fiera que está en casa no me mate hoy —Le digo en broma. —Solo vete y trata de arreglar las cosas con tu esposa. Salgo del club y el chófer espera por mi. —¡Buenos Días, señor! —¡Buenos Días!Abre la
AndrewMe levanto de la silla y salgo detrás de Angelina. Cuando quiero que las cosas entre nosotros se arreglen, suceden estas cosas. La tomo del brazo y la acerco a mi pecho.—Déjame explicarte, nada ha sucedido.—No la quiero aquí —me exige.—Sabes en la situación en la que está Cecilia, prometí cuidarla y estar pendiente de ella.—Entonces me iré yo.—Dame unos días para solucionar todo —digo—. Pero tú... —Agarro su mentón— Informa a Leonardo que no lo quiero ver en mi casa esta noche.Una sonrisa aparece en el rostro de Angelina y con una reverencia que me molesta, se marcha.Paso mis manos por mi cabello. ¿Ahora qué voy a hacer? Clemencia, la madre de Cecilia y mi nana por muchos años, me hizo prometerle antes de morir que la ayudaría a su hija en todo lo que necesitara. Nos veíamos a diario, ya que Cecilia pasaba la mayoría del tiempo en casa de mis padres, ayudando a su madre. Al cumplir los dieciocho años, viajé a Francia por estudios y me quedé unos años allá. Al regresar, y
Angelina Mis pies me duelen y solo quiero irme a descansar. Zoe no deja de hablar mal de Andrew y ya estoy cansada del mismo tema.—Debiste rogarle a Leonardo que se quedara.—¿Por qué haría eso? No somos nada y lo que menos quiero es que se ilusione conmigo —le aclaro.—No seas mojigata, Angelina. —Se ríe—. Todo el mundo sabe que tu esposo jamás te ha sido fiel.—¿Y por esa razón tengo que acostarme con tu primo? —le digo molesta—. Yo no soy él, y me respeto.—No te enojes amiga, solo bromeaba.Sé que no es así, Zoe suele ser un poco hiriente con sus palabras. La noche pasa y el tema de Andrew queda a un lado, mi amiga se despide de mí y se va, al igual que los demás invitados.Las sirvientas comienzan a limpiar. Andrew se acerca y me pasa una copa de vino y muy amablemente la acepto.—La noche no estuvo tan mala como pensé.—¿Tan poca fe tenías en mí? —me río.—Sí.Ruedo los ojos y bebo un poco de vino. Lo miro, hubiéramos sido un matrimonio feliz, pero la ambición de mis padres ar
AndrewLuciana Williams es la mujer más hipócrita y ambiciosa. Su único trabajo en esta vida es hacer sentir mal a Angelina. Quise reírme en su cara al ver a mi esposa encararla y hacerla sentir como esa mujer se merece.La cena transcurrió entre silencios incómodos. Luciana se levantó y nos miró.—No quiero molestar con mi presencia a nadie — murmuró — Buenas noches.Angelina rueda los ojos y me río al verla marchar de lo más patética.—Hija, no puedes hablarle a tu madre de esa manera.—Intentaré mantener mi boca cerrada.Me acerco a mi esposa.—Quiero verte —me río—. Esa boca tuya es un infierno donde me quiero perder.Se sonroja y esquiva mi mirada. Bebo de la copa de vino y no dejo de sonreír.—Iré con tu madre —dice mi suegro.La nana se retira y nos quedamos solos.—Me encanta tu carácter, amor.—Mejor cállate, no estoy de ánimos para tus estupideces, Andrew.—No la pagues conmigo.—Debería.—Mejor dejemos de discutir, quiero pedirte un favor.—¿Qué quieres?—Necesito ayuda con
AngelinaEstoy creyendo que Andrew solo quiere molestarme hoy, cómo se le ocurre dejarme sola con la presión de mis padres encima.—¿Me estás escuchando? —Zoe me zarandea y yo aparté mi mirada del teléfono.—Claro que sí. ¿Qué me decías? —Ella rueda los ojos molesta.—¿Vendrás a mi cumpleaños? Andrew está invitado, espero que venga.—¿Por qué deseo tanto que mi esposo vaya? Me resulta extraño.—Estoy tratando de llevarme bien con Andrew y me preguntas eso. ¿Qué te pasa? Ahora desconfías de mí, ¿es eso? —Alza la voz.—Claro que no —Trato de calmar a mi amiga—. Solo era una pregunta, no es para que actués así.—Como sea.—Mejor dime, ¿invitarás a Julián?—Lo estoy pensando. Sabes que él me cae bien y nos divertimos mucho juntos, pero me enteré de que Carlota está de visita y sabes que no la soporto.Julian es amigo con derecho de Zoe y un gran amigo de Andrew. Carlota es su hermana. Personalmente, me parece una chica dulce, pero cuando ve a Zoe se transforma. Según Carlota, mi amiga le