Andrew
Mi mirada no puede apartarse de Angelina. ¿Cómo se le ocurrió salir de casa? La escucho quejarse en susurros. Abro la puerta y entramos, la llevo a la sala y la ayudo a sentarse. —¿Te duele mucho? —Le pregunto mientras, al mismo tiempo, me inclino a revisar su tobillo. —No tienes que molestarte en ser amable conmigo —se queja. —Por que no haces silencio y me permites revisar —Tiene las orejas rojas por la rabia, pero para mi sorpresa, no dice nada. El ambiente se vuelve un poco incómodo. Muevo su tobillo de un lado a otro y masajeo la parte afectada. La miro a los ojos y veo que sus mejillas están rojas. —¿En qué estás pensando? —le pregunto. Ella abre los labios, pero no dice nada. Simplemente me observa, y realmente me molesta. Carraspea y se acomoda en el mueble. —¿Está todo bien? —Miro su tobillo. —Sí. Me levanto y Angelina intenta hacer lo mismo, pero el dolor es intenso, y antes de que ella caiga al mueble, la sostengo en mis brazos. Nuestros rostros están a solo centímetros, y mis ganas de satisfacerme en ella llegan con más fuerza. Llevo mis manos a su mejilla mientras su respiración es pausada, y me gusta el efecto que tengo en ella. Mi mano baja hasta llegar a su cuello. —Me gustan estos momentos contigo —susurro. Llevo mi mano detrás de su cuello y la acerco un poco más. —No pienso lo mismo. Me río. Sus ojos están llenos de ira, pero hay algo más. Algo que me motiva a seguir buscándola de esta manera, y sin esperar una respuesta de su parte, la beso. Intenta alejarse, pero soy más fuerte y la aprieto contra mi pecho. Sin embargo, Angelina busca la manera de alejarse de mí. Se aleja y su respiración es acelerada. —¡Te odio! —exclama. La miro a los ojos, ella me agarra de la chaqueta que tengo puesta y lleva sus labios a los míos. Al principio me sorprende, pero no permito que eso me distraiga, solo quiero disfrutar de ella. Llevo mis manos a su cintura y me encanta tenerla así, nuestras lenguas danzan de manera exquisita. Retrocedemos y juntos caemos sobre el mueble, pero eso no importa, lo único que importa en este momento es el deseo que sentimos. Acaricio sus piernas y ella gime en mi boca, provocando que una oleada de deseo se propague por todo mi cuerpo. ¡Esta mujer me va a volver loco! Pero no todo es perfecto, de repente escuchamos un carraspeo. Aparto mis labios de los de Angelina y levanto la mirada. El ama de llaves. —Disculpe que los interrumpa —aclara su garganta— El abogado de la familia lo espera en su despacho. Dice que es urgente. Llevo mis manos a mi cabello, molesto y excitado. Angelina tiene las mejillas enrojecidas de la verguenza. Me levanto y la ayudo a ponerse de pie. —Está bien —digo. Mi mirada vuelve a mi esposa—.Tú y yo hablaremos después. La dejo sola, sin permitirle que me diga una sola palabra. Mientras camino hacia el despacho, acomodo mi ropa, respiro varias veces y obligo a mi mente a dejar de pensar en Angelina. Abro la puerta del despacho y me encuentro a mi abogado con la persona que más detesto en esta vida: la hermana de mi madre, Carolina Greys. Ella es la persona más molesta e hipócrita, fue la amante de mi padre durante varios años sin importarle el dolor que mi madre estaba sintiendo en ese momento al ver lo que su esposo y su hermana le estaban haciendo. Terminaron su relación cuando mi madre murió. —¿Qué hace esta mujer aquí? —le pregunto a mi abogado en tono bastante molesto. —Soy tu tía —Carolina me mira—. Me debes respeto. —¿El mismo que le diste a mi madre? —La encaro—. No seas falsa. —Es mejor que nos sentemos. No vinimos aquí a discutir —Interviene mi abogado. Cruzo mis brazos y me quedo de pie, ignorando el comentario de mi abogado. —Necesito dinero... —dice Carolina— Tengo varios problemas en el país y quiero irme, necesito tu ayuda, Andrew. —¿Por qué debería ayudarte? —exclamé— No mereces nada en esta vida. —Voy a ignorar lo que acabas de decir. —Se sienta— Si no me ayudas, todo el mundo va a saber sobre la relación que tuvimos tu padre y yo. Sé que no te gustan los escándalos y menos si perjudican a nuestra familia. Tiene razón, no puedo permitir que mi madre quede ante todo el mundo como la engañada que tuvo que soportar todo, aunque sea verdad. —Está bien —Carolina me sonríe. Miro a mi abogado —Dale todo lo que necesite. Mi abogado asiente y salen de mi oficina. Cierro los ojos y un dolor de cabeza se hace presente. Estoy cansado de tener que cargar con los pecados de mi padre. Él debería estar solucionando esta situación. Me levanto y ajusto mi chaqueta antes de salir de mi despacho. No deseo pasar ni un minuto más en esta casa. Cojo las llaves que dejé en la mesa de la sala y camino hacia la salida. Escucho unos pasos, me giro y me encuentro con la mirada de Angelina. Mi mente recuerda el día en que la conocí y jamás podré olvidar los hermosos ojos que me dejaron sin palabra, como en este momento. No puedo permitir que el deseo que estoy empezando a sentir por ella me atrape. Aparto la mirada de ella y salgo de la casa. El aire llena mis pulmones y paso mis manos por mi cara. Necesito tomar el control de toda esta situación, hasta que todo empeore. El chófer se acerca y me abre la puerta. Subo y enciendo el auto, alejándome del pecado que quiere arrastrarme. Llevo dos horas sin saber qué hacer, pero estoy seguro de que no quiero regresar. Estaciono mi coche frente a un bar, bajo del auto y le entrego las llaves al encargado antes de entrar. Las luces me molestan y los ojos codiciosos de las mujeres no se apartan de mí, pero no me molesta, sé el efecto que causo en la población femenina. Me siento y le pido al camarero que me traiga una copa de whisky. El asiento a mi lado es ocupado y fijo mi mirada en la persona que se sienta. Una morena me mira. —Espero no molestar. —dice. Cruza sus piernas y no puedo negar que me encanta esa provocación. —Claro que no. —Una sonrisa aparece en sus labios.Angelina No durmió en casa. Me la pasé en vela durante toda la noche, esperando que Andrew apareciera. Mi nana entra en mi habitación, abre las ventanas y cruza los brazos con mucha molestia mientras me mira fijamente. —No deseo un sermón y mucho menos a esta hora de la mañana —digo.—¿Desde cuándo amaneces pendiente de un hombre como Andrew? —Es mi esposo —afirmo, saliendo de la cama.—Sabes de lo que te hablo, Angelina —Mi nana me recrimina—. No debes estar pendiente de lo que haga o deje de hacer.—¿Por qué estás molesta? —le pregunto— Siempre has dicho que debo arreglar mi matrimonio y tratar de llevarme bien con Andrew, ahora sales con esto y la verdad no comprendo tu actitud está mañana.—No deseo que tengas sentimientos por él y te lastime.Al mirar sus ojos, confirmo que me dice la verdad. Me acerco y agarro sus manos.—No lo amo, y nunca lo haré —exclamo— Solo deseo llevarme bien con él y dejar las discusiones a un lado. —Está bien —Besa mi frente y sale de mi habitación
Andrew La copa que tengo en mis manos refleja la lujuria que tengo por Angelina. Esa mujer con un carácter de mierda, está acabado con mi estabilidad y dejando en mi sensaciones que jamás pensé tener por una mujer como ella. Me levanto y llevo mis manos a mi cabello con desespero, logrando que varios rizos caigan de manera natural por mi frente, la puerta se abre y entra Cecilia. Una sonrisa seductora aparece en sus labios y se a lo que ha venido. Lleva años trabajando para mi, nos hemos acostado con frecuencia, es buena en la cama y, por esa razón ha sido mi amante durante todo este tiempo, le pasa el seguro a la puerta y camina hasta estar a centímetros de mi. Coloca sus manos en mi pecho y se inclina para besarme, se lo permito por un breve instante.—Mi cama te extraña —susurra. —Dime algo que no sepa —Muerdo su oreja y un gemido se escapa—. Pero no puedo permitir que Angelina se entere. —Es tan tonta que jamás vera lo que pasa entre nosotros —Me molesta la manera que habla d
Andrew Pase la noche en el Bar. Karina me dejó su habitación y se fue a la casa de una amiga, se lo agradecia, no quería regresar a casa y continuar discutiendo con Angelina. Observó la hora en mi reloj y ya es tarde, enciendo el teléfono y recibo diversos mensajes de Cecilia. Me levanto y despeino mi cabello, la puerta se abre y entra Katrin con el desayuno, lo deja en la cama. —¿Dormiste bien? —Si, muchas gracias por escucharme. —Eres mi amigo, Andrew —Comienzo a desayunar. —¿Saldrás? —La miro y está más arreglada de lo normal. —Si, tengo asuntos que resolver. No tengo nada que decir, aunque nos conocemos de años, su vida siempre ha sido privada delante de mis ojos, y respeto eso, es su mundo y no tengo derecho a nada.Termino de comer y me levanto. —Ora por mi para que la fiera que está en casa no me mate hoy —Le digo en broma. —Solo vete y trata de arreglar las cosas con tu esposa. Salgo del club y el chófer espera por mi. —¡Buenos Días, señor! —¡Buenos Días!Abre la
AndrewMe levanto de la silla y salgo detrás de Angelina. Cuando quiero que las cosas entre nosotros se arreglen, suceden estas cosas. La tomo del brazo y la acerco a mi pecho.—Déjame explicarte, nada ha sucedido.—No la quiero aquí —me exige.—Sabes en la situación en la que está Cecilia, prometí cuidarla y estar pendiente de ella.—Entonces me iré yo.—Dame unos días para solucionar todo —digo—. Pero tú... —Agarro su mentón— Informa a Leonardo que no lo quiero ver en mi casa esta noche.Una sonrisa aparece en el rostro de Angelina y con una reverencia que me molesta, se marcha.Paso mis manos por mi cabello. ¿Ahora qué voy a hacer? Clemencia, la madre de Cecilia y mi nana por muchos años, me hizo prometerle antes de morir que la ayudaría a su hija en todo lo que necesitara. Nos veíamos a diario, ya que Cecilia pasaba la mayoría del tiempo en casa de mis padres, ayudando a su madre. Al cumplir los dieciocho años, viajé a Francia por estudios y me quedé unos años allá. Al regresar, y
Angelina Mis pies me duelen y solo quiero irme a descansar. Zoe no deja de hablar mal de Andrew y ya estoy cansada del mismo tema.—Debiste rogarle a Leonardo que se quedara.—¿Por qué haría eso? No somos nada y lo que menos quiero es que se ilusione conmigo —le aclaro.—No seas mojigata, Angelina. —Se ríe—. Todo el mundo sabe que tu esposo jamás te ha sido fiel.—¿Y por esa razón tengo que acostarme con tu primo? —le digo molesta—. Yo no soy él, y me respeto.—No te enojes amiga, solo bromeaba.Sé que no es así, Zoe suele ser un poco hiriente con sus palabras. La noche pasa y el tema de Andrew queda a un lado, mi amiga se despide de mí y se va, al igual que los demás invitados.Las sirvientas comienzan a limpiar. Andrew se acerca y me pasa una copa de vino y muy amablemente la acepto.—La noche no estuvo tan mala como pensé.—¿Tan poca fe tenías en mí? —me río.—Sí.Ruedo los ojos y bebo un poco de vino. Lo miro, hubiéramos sido un matrimonio feliz, pero la ambición de mis padres ar
AndrewLuciana Williams es la mujer más hipócrita y ambiciosa. Su único trabajo en esta vida es hacer sentir mal a Angelina. Quise reírme en su cara al ver a mi esposa encararla y hacerla sentir como esa mujer se merece.La cena transcurrió entre silencios incómodos. Luciana se levantó y nos miró.—No quiero molestar con mi presencia a nadie — murmuró — Buenas noches.Angelina rueda los ojos y me río al verla marchar de lo más patética.—Hija, no puedes hablarle a tu madre de esa manera.—Intentaré mantener mi boca cerrada.Me acerco a mi esposa.—Quiero verte —me río—. Esa boca tuya es un infierno donde me quiero perder.Se sonroja y esquiva mi mirada. Bebo de la copa de vino y no dejo de sonreír.—Iré con tu madre —dice mi suegro.La nana se retira y nos quedamos solos.—Me encanta tu carácter, amor.—Mejor cállate, no estoy de ánimos para tus estupideces, Andrew.—No la pagues conmigo.—Debería.—Mejor dejemos de discutir, quiero pedirte un favor.—¿Qué quieres?—Necesito ayuda con
AngelinaEstoy creyendo que Andrew solo quiere molestarme hoy, cómo se le ocurre dejarme sola con la presión de mis padres encima.—¿Me estás escuchando? —Zoe me zarandea y yo aparté mi mirada del teléfono.—Claro que sí. ¿Qué me decías? —Ella rueda los ojos molesta.—¿Vendrás a mi cumpleaños? Andrew está invitado, espero que venga.—¿Por qué deseo tanto que mi esposo vaya? Me resulta extraño.—Estoy tratando de llevarme bien con Andrew y me preguntas eso. ¿Qué te pasa? Ahora desconfías de mí, ¿es eso? —Alza la voz.—Claro que no —Trato de calmar a mi amiga—. Solo era una pregunta, no es para que actués así.—Como sea.—Mejor dime, ¿invitarás a Julián?—Lo estoy pensando. Sabes que él me cae bien y nos divertimos mucho juntos, pero me enteré de que Carlota está de visita y sabes que no la soporto.Julian es amigo con derecho de Zoe y un gran amigo de Andrew. Carlota es su hermana. Personalmente, me parece una chica dulce, pero cuando ve a Zoe se transforma. Según Carlota, mi amiga le
AndrewLa risa de Angelina se me contagia y no dejo de mirarla, sus ojos brillan y unos hoyuelos adornan sus mejillas dándole un toque dulce y angelical. Abro la puerta del auto y entra, rodeo el auto y subo.—¿A dónde vamos? —pregunta mientras se acomoda el cinturón de seguridad.—No lo sé, te vi tan incómoda con las víboras que lo único que se me ocurrió fue eso.—Eres muy malo haciendo planes, Andrew ¿Te parece ir al cine? —Se acomoda en el asiento.—Al cine será.Enciendo el auto y todo el camino fue silencioso, pero no uno incómodo, era más bien relajante. Mi teléfono suena anunciando un nuevo mensaje, espero llegar al cine para leerlo. Angelina mira todo alrededor y no puedo creer hasta qué punto hemos llegado, el día de nuestra boda fue el peor momento, sus padres y mi padre estaban felices por lo que había logrado mientras que sus hijos se hundían en la desdicha.—Andrew, Andrew… —Miró a Angelina—. ¿Estás bien? —Sí.Al mirar a mi alrededor pude notar que ya estamos en el cent