Angelina
No podía soportar más estar en su regazo; me sentía incómoda. No obstante, no quería iniciar una discusión, y mucho menos delante de sus socios. Ya era tarde y sus deseos de continuar la noche no se evaporaban; mis ojos se cerraban. —Puedes irte a descansar —me susurró Andrew al oído. Asiento y me levanto. Me despido de sus amigos y camino hacia mi habitación. Los ojos se me cerraban solos y no tenía fuerzas. Si no fuera por mi nana que me ayudó, me habría quedado dormida en las escaleras. Ella me ayudó a ponerme el pijama, me metí en mi cama y cerré los ojos. Solo sentí un beso en mi mejilla y ya no tuve conocimiento de más. **** Las ventanas fueron abiertas y me quejé. Aun era temprano y quería seguir descansando. —Angelina es hora de levantarse —Me gire y le di la espalda—. Sabes que me molesta cuando haces eso. —Lo lamento, tengo mucho sueño. Andrew me tuvo despierta hasta muy tarde con sus estúpidos amigos —exclame. —Lo comprendo —dice mi nana—. Pero los niños del orfanato no tienen la culpa de nada. Sabes que todos los sábados esperan ansiosos por ti, Angelina. Nana tenía razón, esos niños eran lo único bueno desde mi matrimonio con Andrew. Cada mes, mi esposo enviaba una cantidad de dinero a los niños para albergar sus necesidades, pero nunca se presentaba. Hasta que una tarde, decidí hallar la ubicación del orfanato. Desde ese momento, cada sábado paso mis mañanas con cada uno de los niños, quienes poco a poco se roban mi corazón. Andrew no tiene ni idea acerca de esto. Durante mi tiempo en el orfanato, el se embarca en una caseria con sus dos mejores amigos, sin percatarse de nada. yo paso tiempo en el orfanato, él se va de cacería con sus dos mejores amigos, si percatarse de nada. Me levanto y con las palabras de mi nana en mente, me animo aún más. Camino hacia el baño y veo que la tina está lista. Me quito la pijama con cuidado y entro en la bañera, el agradable olor a flores me envuelve. Empiezo a pasar la esponja por mis piernas y cierro los ojos, dejando que mi mente imagine cómo sería sentir las manos de Andrew recorriendo mi cuerpo. Abro los ojos de pronto. ¿Qué me está sucediendo? ¿Desde cuándo pienso en ese idiota de esta manera? Me estoy volviendo loca. Termino mi baño, tomo la toalla y me miro en el espejo. Jamás me sentí fea, tengo un rostro hermoso y un cuerpo que merece ser admirado. No entiendo por qué Andrew nunca me miró de otra forma que no fuera con molestia. Aunque ninguno de los dos deseamos esta boda, él es un hombre y si se le presentara una mujer como yo, cualquier otro no dudaría en tenerme. Pero él no lo hace y, aunque quiero negarlo, me resulta molesto que me ignore. Puedo tolerar todo de él, menos eso. Me dirijo a mi habitación y busco qué ponerme. Elijo un vestido floral y unas sandalias, decidi llevarme una chaqueta. Observo el cielo desde la ventana, y está nublado. Recojo mi cabello y me aplico un poco de polvo y sombra. Cojo mi cartera, mi celular y salgo de la habitación. Al bajar las escaleras todo está en silencio. Eso es extraño. ¿Dónde estará la servidumbre? Mientras camino hacia la salida, escucho unos susurros que provienen de la cocina, me acerco y veo a todas reunidas. Cuando estoy a punto de exigir una explicación por no estar trabajando, lo que escucho me deja sin palabras. —No estoy mintiendo, Virginia —dice una de las chicas al ama de llaves—. El señor Andrew casi manda al hermano del señor Diego al hospital —Llevo mis manos a mis labios— Al parecer todo por la señorita Angelina. ¿Por mí? ¿Qué tengo que ver yo en esta pelea que tuvo Andrew? Escucho la voz de mi nana llamándome, antes de que la servidumbre me vea salgo de la cocina. Andrew deberá explicarme que sucedió anoche. Salimos de casa, el chófer me saluda y abre la puerta. Entramos y durante todo el viaje no digo una sola palabra, todavía tenía en mi mente las palabras de aquella sirvienta. Me odio por ser tan curiosa. Llegamos al orfanato, bajamos y los niños, al verme, se dirigieron hacia mí. Los abrazo a todos. Ellos me llenan de felicidad, los había extrañado mucho. La directora se acerca y me saluda. Camino hasta el patio, unos jóvenes de unos quince años me ayudan a buscar algunas sillas. Nos sentamos y comienzo a leer unos cuentos. Cada uno de estos niños tiene un lugar en mi corazón, pero hay uno que se roba mis suspiros: el pequeño Jexi, tiene siete años y sus padres murieron por sobredosis de heroína. Al no tener ningún familiar vivo, su destino fue este lugar. Él se acerca y me entrega una hoja. Al abrirla, veo que es un dibujo de nosotros dos agarrados de manos. Mis ojos se llenan de lágrimas al contemplar tan hermoso detalle. Lo abrazo. Cómo desearía poder ofrecerle a Jexi un hogar, pero no sería justo para él. No seríamos una familia y el merecía una. Mi nana se acerca. —¿Qué tienes? —tenia el teléfono en su mano. —El señor Andrew está en la casa —me dijo preocupada—. Está como loco preguntando por ti. Era conciente que algún momento lo descubriría, pero no pensé que fuera tan pronto. Me despido de la directora y abandono el edificio. El chofer al igual que mi nana están nervioso. Dios mío, Andrew no es un ogro sin corazón. Además, no estoy haciendo nada malo. Él me abre la puerta y subo al vehículo, vamos a casa. Mi nana no deja de morderse las uñas, así que busco su mano y la alejo de su boca. —Cálmate, me molesta esa actitud que estás teniendo. Andrew no va a hacer nada, así que deja de preocuparte. Ella asiente, pero aún tiene sus dudas. El auto se detiene y es hora de la verdad. Bajamos del auto y entramos a la casa. No hay nadie. Cuando estoy por subir las escaleras, escucho su voz. —¿Dónde estabas, Angelina?AngelinaSu voz me produjo un escalofrío. Odio lo qué me hace sentir cuando está cerca.—Eh... —¿Qué debo hacer? Es mejor decir la verdad, no tengo opción— Estaba en el orfanato.—¿Cómo? —Se cruza los brazos y siento que me sofoco.—Todos los sabados llevo regalos y comida a los niños del orfanato —digo. Tratando de que mi voz suene fuerte. Andrew me sonríe.—Está bien —responde con firmeza— Estaré en el despacho, no quiero que me molesten.Asiento, respiro varias veces y observo a mi nana. Está impactada, no puede creer que allá tomado también que le haya mentido con respecto a mis salidas al orfanato. Tomo la mano de mi nana y subimos a mi habitación, me asomo por la ventana que está en mi cuarto y miro al cielo.—¿Qué estás haciendo? —dice mi nana.—No hay tiempo de lluvia —Sigo mirando.—No seas ridícula —Se ríe.—¿No lo escuchaste? ¡No me dijo nada! —exclame. Aún no lo superó.—Estuve presente si no recuerdas —Mira mi armario y escucho como se queja— ¿Es enserio?—¡No es mi culp
AndrewMi mirada no puede apartarse de Angelina. ¿Cómo se le ocurrió salir de casa? La escucho quejarse en susurros. Abro la puerta y entramos, la llevo a la sala y la ayudo a sentarse.—¿Te duele mucho? —Le pregunto mientras, al mismo tiempo, me inclino a revisar su tobillo.—No tienes que molestarte en ser amable conmigo —se queja.—Por que no haces silencio y me permites revisar —Tiene las orejas rojas por la rabia, pero para mi sorpresa, no dice nada.El ambiente se vuelve un poco incómodo. Muevo su tobillo de un lado a otro y masajeo la parte afectada. La miro a los ojos y veo que sus mejillas están rojas.—¿En qué estás pensando? —le pregunto.Ella abre los labios, pero no dice nada. Simplemente me observa, y realmente me molesta. Carraspea y se acomoda en el mueble.—¿Está todo bien? —Miro su tobillo.—Sí.Me levanto y Angelina intenta hacer lo mismo, pero el dolor es intenso, y antes de que ella caiga al mueble, la sostengo en mis brazos.Nuestros rostros están a solo centímet
Angelina No durmió en casa. Me la pasé en vela durante toda la noche, esperando que Andrew apareciera. Mi nana entra en mi habitación, abre las ventanas y cruza los brazos con mucha molestia mientras me mira fijamente. —No deseo un sermón y mucho menos a esta hora de la mañana —digo.—¿Desde cuándo amaneces pendiente de un hombre como Andrew? —Es mi esposo —afirmo, saliendo de la cama.—Sabes de lo que te hablo, Angelina —Mi nana me recrimina—. No debes estar pendiente de lo que haga o deje de hacer.—¿Por qué estás molesta? —le pregunto— Siempre has dicho que debo arreglar mi matrimonio y tratar de llevarme bien con Andrew, ahora sales con esto y la verdad no comprendo tu actitud está mañana.—No deseo que tengas sentimientos por él y te lastime.Al mirar sus ojos, confirmo que me dice la verdad. Me acerco y agarro sus manos.—No lo amo, y nunca lo haré —exclamo— Solo deseo llevarme bien con él y dejar las discusiones a un lado. —Está bien —Besa mi frente y sale de mi habitación
Andrew La copa que tengo en mis manos refleja la lujuria que tengo por Angelina. Esa mujer con un carácter de mierda, está acabado con mi estabilidad y dejando en mi sensaciones que jamás pensé tener por una mujer como ella. Me levanto y llevo mis manos a mi cabello con desespero, logrando que varios rizos caigan de manera natural por mi frente, la puerta se abre y entra Cecilia. Una sonrisa seductora aparece en sus labios y se a lo que ha venido. Lleva años trabajando para mi, nos hemos acostado con frecuencia, es buena en la cama y, por esa razón ha sido mi amante durante todo este tiempo, le pasa el seguro a la puerta y camina hasta estar a centímetros de mi. Coloca sus manos en mi pecho y se inclina para besarme, se lo permito por un breve instante.—Mi cama te extraña —susurra. —Dime algo que no sepa —Muerdo su oreja y un gemido se escapa—. Pero no puedo permitir que Angelina se entere. —Es tan tonta que jamás vera lo que pasa entre nosotros —Me molesta la manera que habla d
Andrew Pase la noche en el Bar. Karina me dejó su habitación y se fue a la casa de una amiga, se lo agradecia, no quería regresar a casa y continuar discutiendo con Angelina. Observó la hora en mi reloj y ya es tarde, enciendo el teléfono y recibo diversos mensajes de Cecilia. Me levanto y despeino mi cabello, la puerta se abre y entra Katrin con el desayuno, lo deja en la cama. —¿Dormiste bien? —Si, muchas gracias por escucharme. —Eres mi amigo, Andrew —Comienzo a desayunar. —¿Saldrás? —La miro y está más arreglada de lo normal. —Si, tengo asuntos que resolver. No tengo nada que decir, aunque nos conocemos de años, su vida siempre ha sido privada delante de mis ojos, y respeto eso, es su mundo y no tengo derecho a nada.Termino de comer y me levanto. —Ora por mi para que la fiera que está en casa no me mate hoy —Le digo en broma. —Solo vete y trata de arreglar las cosas con tu esposa. Salgo del club y el chófer espera por mi. —¡Buenos Días, señor! —¡Buenos Días!Abre la
AndrewMe levanto de la silla y salgo detrás de Angelina. Cuando quiero que las cosas entre nosotros se arreglen, suceden estas cosas. La tomo del brazo y la acerco a mi pecho.—Déjame explicarte, nada ha sucedido.—No la quiero aquí —me exige.—Sabes en la situación en la que está Cecilia, prometí cuidarla y estar pendiente de ella.—Entonces me iré yo.—Dame unos días para solucionar todo —digo—. Pero tú... —Agarro su mentón— Informa a Leonardo que no lo quiero ver en mi casa esta noche.Una sonrisa aparece en el rostro de Angelina y con una reverencia que me molesta, se marcha.Paso mis manos por mi cabello. ¿Ahora qué voy a hacer? Clemencia, la madre de Cecilia y mi nana por muchos años, me hizo prometerle antes de morir que la ayudaría a su hija en todo lo que necesitara. Nos veíamos a diario, ya que Cecilia pasaba la mayoría del tiempo en casa de mis padres, ayudando a su madre. Al cumplir los dieciocho años, viajé a Francia por estudios y me quedé unos años allá. Al regresar, y
Angelina Mis pies me duelen y solo quiero irme a descansar. Zoe no deja de hablar mal de Andrew y ya estoy cansada del mismo tema.—Debiste rogarle a Leonardo que se quedara.—¿Por qué haría eso? No somos nada y lo que menos quiero es que se ilusione conmigo —le aclaro.—No seas mojigata, Angelina. —Se ríe—. Todo el mundo sabe que tu esposo jamás te ha sido fiel.—¿Y por esa razón tengo que acostarme con tu primo? —le digo molesta—. Yo no soy él, y me respeto.—No te enojes amiga, solo bromeaba.Sé que no es así, Zoe suele ser un poco hiriente con sus palabras. La noche pasa y el tema de Andrew queda a un lado, mi amiga se despide de mí y se va, al igual que los demás invitados.Las sirvientas comienzan a limpiar. Andrew se acerca y me pasa una copa de vino y muy amablemente la acepto.—La noche no estuvo tan mala como pensé.—¿Tan poca fe tenías en mí? —me río.—Sí.Ruedo los ojos y bebo un poco de vino. Lo miro, hubiéramos sido un matrimonio feliz, pero la ambición de mis padres ar
AndrewLuciana Williams es la mujer más hipócrita y ambiciosa. Su único trabajo en esta vida es hacer sentir mal a Angelina. Quise reírme en su cara al ver a mi esposa encararla y hacerla sentir como esa mujer se merece.La cena transcurrió entre silencios incómodos. Luciana se levantó y nos miró.—No quiero molestar con mi presencia a nadie — murmuró — Buenas noches.Angelina rueda los ojos y me río al verla marchar de lo más patética.—Hija, no puedes hablarle a tu madre de esa manera.—Intentaré mantener mi boca cerrada.Me acerco a mi esposa.—Quiero verte —me río—. Esa boca tuya es un infierno donde me quiero perder.Se sonroja y esquiva mi mirada. Bebo de la copa de vino y no dejo de sonreír.—Iré con tu madre —dice mi suegro.La nana se retira y nos quedamos solos.—Me encanta tu carácter, amor.—Mejor cállate, no estoy de ánimos para tus estupideces, Andrew.—No la pagues conmigo.—Debería.—Mejor dejemos de discutir, quiero pedirte un favor.—¿Qué quieres?—Necesito ayuda con