—Bueno, déjame sola. Necesito llorar sin que me veas— Exijo sentándome en la cama.
—No te dejaré sola, te vas a duchar y luego desayunaras conmigo— Ordena tomándome del brazo y llevándome hasta el baño de la habitación. —¿Y luego qué? ¿Me darás de nalgadas si no acomodo mi cuarto y me como todos mis vegetales? — Le reprocho con sorna. —Y pensar que cuando mantienes la boca cerrada pareces más madura— Comenta al soltarme el brazo dentro del enorme baño —Ahora, si no te duchas, tendré que ser yo quien te ayude a hacerlo— Añade con un atisbo de deseo en su voz. —No gracias, sé muy bien como asearme yo sola— Respondo revoleando los ojos para luego cerrarle la puerta del baño en la cara. —¡Apresúrate, muero de hambre! — Exclama desde fuera. Uuuuuffff… juro que en cuanto le ponga las manos encima voy a castrarlo y alimentaré a los cuervos con sus miserias. (***) Luego de ducharme salgo del baño con una toalla enrollada por encima de mi torso y otra envolviendo mi cabello, atravieso la habitación y me detengo frente a la puerta del vestidor cargado de ropa, me tomo un momento para observar todo lo que hay dentro e inmediatamente me siento incómoda, todo es muy hermoso, pero nada va conmigo, es como si toda la ropa fuera hecha para una supermodelo o una princesa, definitivamente no me imagino usando nada de lo que veo. —¿Necesita ayuda para elegir su atuendo, señorita Walk? — Pregunta una voz apenas familiar detrás de mí. —¿Morgana no? Lo siento, no te vi— Digo al verla parada en el umbral de la puerta del vestidor. —Es mi culpa, lo siento… Debí anunciarme antes de entrar, lamento asustarla— Dice a media voz y sus mejillas se enrojecen. —Está bien, no te preocupes… Es solo que toda esta ropa es demasiado para mí— Respondo cruzándome de brazos. —Entiendo, sé que no está acostumbrada a llevar puesto algo de este estilo. Pero ahora será una princesa y debe verse como tal— Comenta como si nada, pero sus simples palabras son como aguijones venenosos que me dejan sin aire. —Morgana, sé que es tu trabajo hacerme sentir cómoda, pero no finjas que estamos en un cuento de hadas en el que un príncipe azul rescata a una plebeya de su torre y la convierte en princesa. Estoy aquí cautiva en contra de mi voluntad— Espeto fríamente. —Me disculpo, señorita, no fue mi intención ofenderla de ninguna manera— Musita inclinando la cabeza en señal de sumisión. —No… no te disculpes, fui yo quien fue grosera contigo y lo lamento. Aún me siento muy agobiada con todo esto— Declaro con expresión lastimera. —Sé que debe ser duro para usted, pero no tiene de que preocuparse, siempre estaré aquí para lo que necesite; estoy segura de que con el tiempo podremos ser amigas— Afirma esbozando una leve sonrisa. —Pues… en ese caso, puedes empezar por ayudarme a elegir algo que no sea tan ostentoso para desayunar con la bestia— Digo mientras la tomo del brazo y la arrastro hasta el interior del vestidor. (***) Gracias al cielo Morgana encontró unos blue jeans Al fondo del vestidor porque no me hago a la idea de usar uno de esos vestidos tan elegantes, acompañé los jeans con unos tenis y un suéter de lana, puesto que hace algo de frío, a diferencia del territorio Regium, el clima en el distrito Bellatore es más frío y húmedo, clima al que no estoy acostumbrada, ya que nunca antes había salido del reino Morgana me llevó hasta el enorme comedor y ya sentado a la mesa estaba la bestia esperándome con cara de pocos amigos. —¡Ya era hora, muero de hambre! — Se queja malhumorado con el ceño fruncido. —No tenías que esperarme, soy tu prisionera, no tu invitada— Respondo tajante mientras tomo asiento en el otro extremo de la mesa, de ninguna manera podré comer estando cerca de él, me daría indigestión. —¿Todas las mañanas tienes ese humor tan agradable? — Pregunta sarcástico. —De hecho no, todas mis mañanas solían ser muy felices hasta que destruiste mi hogar— Respondo mientras me sirvo un poco de fruta fresca con yogur. —Pronto verás que eso que llamas hogar, que solía ser tan perfecto, no era más que una cortina de humo. Deberías indagar en mi biblioteca, así podrás entender por qué hice todo lo que hice— Comenta para luego sorber su taza de café. —Esas no son más que calumnias, conozco muy bien la historia de mi pueblo y sé que tu pueblo es el causante de todas las disputas entre las manadas— Declaro sin ocultar la indignación que me provoca su comentario. —Es muy fácil encontrar culpables cuando solo se conoce una sola versión de la historia. Pero pronto cambiaré la percepción de todas las criaturas sobrenaturales que existen— Espeta la Bestia con aires de superioridad. —Con tu actitud, el único futuro que percibo es verte siendo consumido aún más por tu hambre de poder—Sentencio en tono frío. —Veo que no somos tan diferentes, hablas de mi hambre de poder y no le das crédito a tu ferviente sed de venganza— Dice en tono retador, dispuesto a seguir con las discusiones para satisfacer su miserable ego. Abro mi boca para responderle al tiempo que me levanto con brusquedad al colmarse mi paciencia, pero no logro articular ninguna respuesta a tiempo, ya que soy interrumpida por un grupo de soldados que se adentran en la habitación. —Su majestad, traemos noticias sobre los cuerpos que mandó traer hasta acá— Informa uno de los uniformados. —Dime que tienes buenas noticias— Exige la bestia sin las más mínimas intenciones de mirar a su lamebotas. —Me temo que no, señor, no encontramos el cuerpo de la bruja, tampoco hay rastros del príncipe Lucas, ni de los otros que solicitó… según nuestros cálculos, faltan al menos ciento cincuenta cuerpos desaparecidos— Responde el líder de la cuadrilla. —¿Significa que Lucas y mi madre están vivos? — Pregunto confundida. —Hablemos en mi oficina— Le ordena a su soldado— Y tú no te alejes demasiado. Le pediré a Morgana que te dé un recorrido por el castillo— Dice la Bestia, esta vez dirigiéndose a mí sin poder ocultar la preocupación delatora de su rostro. —Espera, quiero saber más sobre lo que sucede. Tengo derecho a saber si mi madre está con vida y dónde se encuentra— Musito mirándolo fijamente a los ojos. —Si quieres tener derechos, gánatelos… Ahora por favor no interfieras en asuntos oficiales— Declara el alfa para luego salir de la habitación seguido por sus soldados. Otro secreto más, no sé cómo, pero debo encontrar la manera de averiguar qué sucede porque comienzo a darme cuenta de que mi secuestro solo es la punta del iceberg. Creo que las cosas se pondrán peor de lo que ya están.Morgana me enseñó gran parte del castillo y la verdad es que fuera de la presencia de la bestia, todo el castillo es muy hermoso y acogedor, incluso me hizo imaginar por un momento el vivir aquí. Al caer la tarde, el sol comenzó a ponerse en el horizonte apenas visible entre los árboles, finalmente siento algo de paz al estar aquí parada en el jardín trasero observando las flores de diversos colores y especies, disfrutando de su aroma que se esparce por el lugar con la ayuda de la brisa nocturna que empieza a desatarse. Me inclino para olfatear unos tulipanes enormes que tengo en frente y su dulce aroma me hace sonreír de placer, pero hay algo distinto en estos tulipanes, he tenido tulipanes cerca antes y sin duda alguna su olor es distinto. Al apartarme de los tulipanes sigo sintiendo ese aroma tan particular que me resulta conocido; cerca de donde estoy parada veo un rosal así que me dedico a oler las rosas carmesí y tampoco son ellas las que despiden ese aroma, parece venir del
—¿En qué piensas?— Pregunta Casius con expresión indescifrable. —No es nada… solo estoy harta de tantos secretos, tanto misterio. Detesto pasar por todo este drama— Respondo fastidiada. —Ya llegará el momento de que sepas todo lo que necesitas saber, pero por lo pronto, solo debemos continuar con el plan que tu madre y yo creamos junto a la resistencia— Musita imitando mi fastidio agregándole un poco más de ansiedad a su tono de voz. —Así que ahora existe una resistencia… — Afirmo incrédula y luego bufo revoleando los ojos —¿A que se resisten y cuál es el plan que tienen?— Inquiero fatigada. —Vamos a casarnos pasado mañana… — Confiesa en tono serio. —¡No me jodas! ¡Ni loca me casaría contigo, eres un desconocido!— Farfullo exasperada. Oírlo decir eso fue como recibir el impacto de un rayo justo en el pecho. Instintivamente, comienzo a caminar en círculos por el balcón a la par de él mientras comienzo a hiperventilarme, todo esto es una locura y hace mucho que se me escapó d
Aún estoy sumida en mi holocausto de emociones, pero al parecer ya se me han acabado las lágrimas. He llorado más que nunca en mi vida y es como si ya mis glándulas lagrimales se hubieran secado, así que con la poca dignidad que me queda, me levanto y salgo del baño con un toalla cubriendo mi cuerpo ya seco. Al abrir la puerta me encuentro con la persona que menos esperaba ver en este momento. Morgana está sentada al pie de mi cama y al verme su expresión pasa de impaciente a preocupada. —No esperaba verte, lamento que tengas que verme en este estado— Musito apartándome unos mechones de la cara pasándolos por detrás de mi oreja. —De hecho, llevo aproximadamente media hora esperando a que salgas del baño, solo que no quería molestarte— Responde la rubia con timidez. —No tenías que esperarme. Y de hecho no es un buen momento, necesito estar sola— Informo pasando al vestidor restándole importancia a su presencia. —Sé que no tenía que esperar a que salieras, si lo hice fue porque
Al instante en que conjuro el hechizo, un tornado púrpura me envuelve, girando con una fuerza mágica y turbulenta. El feroz vórtice se convierte en un espectáculo hipnótico de destellos y relámpagos violetas que bailan en el aire. La energía mágica chisporrotea alrededor de mi mientras las páginas del libro comienzan a pasar frenéticamente ante mis ojos.El viento furioso azota mi cabello y el sonido ensordecedor del viento aullando llena mis oídos. La sensación de vértigo se apodera de mi, pero mi determinación no vacila. Mis ojos brillan con una intensidad deslumbrante mientras absorbo el conocimiento a una velocidad sobrehumana.En medio de este caos mágico, siento como me voy sumergiendo en un trance, dejándome llevar por la vorágine de palabras e imágenes que se despliegan ante mi. Es un momento de conexión pura con la sabiduría ancestral y la magia que fluye a través de mi ser.(***)Después de absorber el conocimiento a una velocidad asombrosa, siento como la intensidad del tor
Confesión—Si, estoy emprimado de ti Siria— Confiesa la bestia.—¿Cuándo pasó exactamente?— Pregunto estupefacta.—Sucedió en la primavera pasada cuando visité el reino Regium. Justo la noche del festival de primavera, tu estabas en el pueblo con tu madre; Para ese entonces ya sabía todo sobre ti, pero nunca te había visto en persona. Recuerdo que te veías hermosa con tu vestido color durazno floreado, te vi caminando luego de que terminó el desfile. Estabas vagando por los kioscos en busca de algo, por un momento te detuviste frente al puesto de libros y estuviste allí por un largo rato, hasta que tu madre te llevó con ella— Relato mientras concentraba su vista en el paisaje frente a nosotros.—Lo recuerdo, estaba molesta porque no tenía dinero para comprar esos libros que tanto quería en ese momento… ¿Por qué no te acercaste a saludar?— Pregunto intrigada por el brillo tan puro de sus ojos rojos iluminados por sus instintos lobunos.—No era conveniente, en ese momento tu madre y yo
Casius y yo finalmente terminamos nuestro embelesamiento y nos dirigimos al podio real que se encuentra en la plataforma de mármol junto a la escalera. Hay tantas personas observándome que me da vértigo estar allí parada junto a el, sintiéndome como si estuviera al borde de un pozo infestado de pirañas esperando a que me caiga para devorarme hasta los huesos. La bestia se planta frente al podio con su semblante sereno y acomoda el micrófono cerca de sus labios para iniciar su discurso.—Sean todos bienvenidos a esta maravillosa celebración espontánea, sé que todos piensan que en esta ocasión estamos celebrando el aniversario número dos de mi coronación como su rey, pero la razón por la que decidí abrirles las puertas del palacio está noche es para anunciar mi compromiso con esta preciosa, inteligente y dulce mujer, que pronto se convertirá en su reina— Anuncia Casius tan emocionado que me siento culpable de que esto sea arreglado.Inesperadamente luego de que su rey anuncia nuestro co
—8 horas después—Siento que todo me da vueltas, con pesadez abro mis ojos y no logro ver nada, sé que estoy acostada. Pero todo a mi alrededor está en penumbras, atontada, me siento de golpe y de inmediato me mareo. Siento náuseas y estoy sudando como si acabara de correr diez kilómetros.Me levanto de la cama y casi me caigo de frente, puesto que todo a mi alrededor da vueltas. Pero no me caigo porque algo duro me detiene, a tientas, intento averiguar que es lo que me sostiene y descubro que es una persona.—¿Quién eres?— Balbuceo suprimiendo el vomito que casi se me sale.—Casius… ¿Cómo te sientes?— Pregunta con Toni de preocupación.—Estoy mareada, quiero vomitar, sudo como un puerco, tengo demasiado calor y me duele la pierna. ¿Por qué me siento así?— Farfullo a punto de llorar.—Te mordió una cobra real, ya extrajimos el veneno de tu cuerpo. Pero es normal que experimentes estos síntomas. Ven, te llevaré al baño— Responde mientras me sujeta en sus brazos y me lleva hasta el cuar
Casius introduce su lengua dentro de mi boca ágilmente y yo intento seguirle el ritmo a pesar de que este es mi segundo beso, mi experiencia en casi nula. Debo admitir que no me desagrada en lo absoluto, pero jamás imaginé que mis primeros momentos románticos serían con él.Las cosas suben de tono a tal punto que siento fuego en el centro de mi femineidad, al tiempo que Casius empuja su pelvis sobre mi y siento su enorme bulto rozando mi vientre. Mi sentimientos desbocados me obligan a seguir pegada a el, mi excitación está a niveles inimaginables. Vivazmente Casius sujeta el cuello de mi pijama y tira de el hacia los lados, haciendo que todos los botones se revienten y salgan despedidos por los aires, dejando así mis pechos descubiertos. En ese momento ya no pude continuar con nuestra interacción candente, fue como si de pronto me lanzarán una cubeta de agua helada sobre el cuerpo y no hago más que poner ambas manos sobre el pecho de la bestia y empujarla con una fuerza que ni yo mi