—Narra Morgana— Al salir del despacho de Casius, ya Lucas estaba esperándome afuera de este, le hago una señal con la cabeza para que me siga y ambos vamos directo a las escaleras, subimos y justo antes de entrar a la habitación de Siria, me tengo y le digo. —Por favor, espérame aquí afuera un momento. Ya es bastante con que Casius sepa del diario mágico. No puedo dejar que nadie más sepa dónde Siria lo esconde— Declaro en tono serio. Lucas al instante frunce el ceño desconcertado por mi declaración, pero luego una mueca de obviedad de mi parte, el asiente y se hace a un lado para dejarme pasar. Cierro la puerta detrás de mi y luego corro hasta el vestidor, luego corro todos los vestidos colgados en uno de los compartimentos y allí está la caja que contiene el Diario. La abro y lo tomo, pero al sujetarle este sorprendentemente estaba hirviendo como si lo hubiera sacado de una fogata, instintivamente lo suelto y está cae al suelo. No sé lo que sucede, pero algo no anda bien. Miro a m
—Narra Siria— —¿Cómo supiste que yo soy la Siria correcta?— Pregunto sorprendida pero cautivada por su acción. —Si muero y vuelvo a nacer, seguiría reconociendo al amor de mi vida a kilómetros de distancia— Responde sin dejar de apretarme contra su cuerpo. —Gracias al cielo que ellas estaban allí para rescatarme, temía nunca salir y volver a verte. Creí que moriría— Confieso dejando salir las lágrimas que inundaban mis ojos. —¿Ese desgraciado te hizo algo?— Interroga apartándose de mi cuerpo para luego examinarme con la mirada de pies a cabeza en busca de alguna herida. —Fuera de que peleamos el uno contra el otro, él…— Dudo un momento en decirle lo que Tenebris estaba a punto hacerme antes de que las chicas llegaran, no quiero preocuparlo o hacerlo enojar, pero tampoco quiero mentirle. —Dime que te hizo— Exige acunando mi rostro con sus manos. —El me propuso que me fuera con el, entre otras cosas que prefiero no recordar. Quería que te dejara y luego me besó y lamió el c
—¿Por qué no me dijiste nada de esto antes?— Pregunto perpleja. —Cuando llegué aquí Lucas estaba igual que Magnussen y si el lo hubiera sabido en ese momento, todo habría empeorado— Musita mi madre negando con la cabeza. —¿Y por eso preferías que Lucas muriera?— Inquiero estupefacta. —Cariño, yo vi con mis propios ojos lo que es capaz de hacer una marioneta de Tenebris. Tú también lo viste. Lucas no era el mismo y cuando pasó lo de Magnussen no sabía que la maldición era rompible— Responde en tono de súplica, como si rogara por mi perdón. —¿Y cómo demonios estás tan segura de que Magnussen no hizo todo lo que hizo por voluntad de Tenebris?— Pregunto analizando cada detalle de su confesión, sumado a los daños que ocasionó Magnussen. —No tenía forma de saberlo hija. ¿Crees que sería capaz de haberlo matado de haber sabido que existía una manera de salvarlo? ¡No lo sabía!— Farfulla mi madre alterada. —¿Cómo esperas que te crea ahora que puedo ver todo el panorama? ¿Cómo sé que
Dando traspiés me arrodillo frente al inodoro y con la primera arcada que me genera un fuerte dolor abdominal, expulso lo poco que tenía en el estómago, lo cual es un líquido viscoso y amargo de color verde amarillento, casi fluorescente. —¡Maldición! ¡Qué asco! — Balbuceo mientras doy otra arcada que me genera más dolor que la anterior y vuelvo a vomitar esa asquerosa sustancia verdosa. —¿Cariño estás bien? —Pregunta Casius, quien entra corriendo ya vestido y peinado, como si fuéramos a una ceremonia de boda. —Sí… solo me sentí un poco mareada— Respondo mientras me pongo de pie con su ayuda. —Escuché tus latidos desde mi habitación, ¿Segura de que estás bien? ¿Quieres comer algo? —Farfulla preocupado. —Sí. Sí, estoy bien, no te preocupes… Solo me mareé— Respondo para tranquilizarlo mientras intento no verlo a los ojos. Quizá el estar recién despierto no le permitió notar el color de mis ojos y no quiero preocuparlo más —Ve a terminar de arreglarte, mientras yo me visto.
Me encuentro de pie frente a las puertas del gran salón principal esperando a ser coronada. Resultó difícil de creer que hace unos meses era una chica pobre trabajando junto a mi madre en el castillo de Regium para el rey que resultó ser mi padre y hoy estoy a pocos minutos de ser coronada como la reina del reino que por tanto tiempo creí que era enemigo del mío.Me siento muy cansada luego de haber entrenado todo el día anterior con el aquelarre Walk y también porque pasé la noche en vela, pensando en todo el caos que se avecina hacia mí sin impedimento y sin ser la culpable de haberlo iniciado. Pero a pesar de estar cansada al punto de desmayarme, no tengo sueño en lo absoluto, estoy más despierta que nunca.Entonces, cuando fue el momento, sonaron las trompetas y las puertas ante mí se abrieron, revelando el sendero rodeado de gente de la corte, periodistas, parlamentarios, la nobleza y por supuesto los invitados reales de otros reinos que no solo vinieron a la coronación, sino que
ColapsoPasó una semana desde que comencé mi entrenamiento con Logan y las hermanas Walk. Honestamente no pensé que soportaría tanto, he aprendido demasiadas cosas acerca de mis poderes y eso me ha dado mucha más seguridad. Cada combate ganado es una bendición y cada derrota es una enseñanza. Cada hechizo que aprendo me da vigor y cada poción que preparo es una oportunidad de salvar una vida o de quitar una… Lo único que aún no he logrado es arreglar las cosas con Casius.Sé que tiene sus razones para desconfiar de Logan, razones que desconozco aún, pero, si tenerlo como aliado me ayudará a vencer a Tenebris, es un riesgo que debo correr. Después de todo, si desconfiara de las personas con un pasado oscuro, solo porque cometieron errores en su pasado, quizá no me habría casado con él.De la nada siento un fuerte golpe en mi mejilla que me derriba y me regresa a la realidad.—¡Te he dicho cientos de veces que debes concentrarte! —Bramó Logan acercándose hasta donde estoy tirada.—Lo sie
Al caer la media noche acompañada de una feroz tormenta, los gritos, aullidos y destrozos llenan la atmósfera de todo el pueblo. Mamá y yo nos encontramos en la torre sur del castillo. En medio de la desesperación corrimos escaleras abajo con la esperanza de ocultarnos antes de que fuera demasiado tarde. Justo al llegar a la cocina, esta se encontraba totalmente vacía, a este punto todos esos gruñidos y gritos desgarradores en señal de muerte y desesperación ya se oían dentro del palacio. —Siria, quédate aquí— Ordena mamá abriéndome la puerta de la alacena. —¡Mamá, no! ¡No te vayas! — Le suplico, gritando en susurros húmedos, apenas audibles. —Todo estará bien, solo voy a distraerlos para que no te encuentren— Asegura abrazándome con fuerza —Y siempre recuerda que no debes usar tus poderes en público, no dejes que nadie se entere de quién eres y no uses tus habilidades para el mal. Te amo pequeña— musita, dejando un casto beso sobre mi frente para luego cerrar la puerta. —Yo tambi
La bestia me lleva por un pasillo hasta un enorme salón iluminado y con decoraciones perfectamente exquisitas. Para ser un imbécil sociopata, tiene muy buen gusto. En ese momento toda la ira que me hacía bruñir los dientes, solo desapareció al quedarme embelesada con todo lo que sucedía a mi alrededor, prácticamente estaba pedida en cada detalle de la habitación, al tiempo que la bestia le dictaba órdenes a sus sirvientes. —Morgana, lleva a nuestra invitada de honor a su habitación y dale de comer, se ve algo hambrienta y cansada— Le ordena el alfa a una empleada que apareció al pie de la gran escalera de mármol. —Si mi señor— Responde haciéndole una leve reverencia. —Ve con ella, come y duérmete, mañana será un largo día— Exige la bestia para luego retirarse sin esperar alguna respuesta de mi parte. —Acompáñeme, señorita Walk— Dice la empleada señalando las escaleras para que la siga. Por un momento una punzada eléctrica me recorre la columna y siento impulsos de correr para inte