No sé si ustedes lo perciben, pero estoy disfrutando mucho escribir esta historia, mueve muchas emociones dentro de mi, algunas creen que estoy alargando esto con el tema del ex...¡la historia habla de un amor inolvidable!, de ese que te quieres arrancar del pecho y no puedes, ese que sabes que no te conviene, que te hace daño y aun sigues anhelando ¿puedes enseñarme a amar de una forma diferente?
Jen Stone Mi madre todavía quiere mortificarme, apenas encendí el teléfono me llegaron cuarenta mensajes de ella, solo leí dos, el resto los borre seguro contenían la misma basura. —¿Cómo puedes dejar ir así la oportunidad de tu vida?, Mateo te aceptara a pesar de estar defectuosa.— Boqueo indignada al leer el primero, de verdad no se que tiene mi madre en la cabeza y sobre todo no sé lo que tiene en el corazón. Leo el siguiente y me quedo sin palabras –Tu padre estaría avergonzado de ti al ver en lo que te has convertido.— Esas palabras fueron dardos a mi alma… Parece que no sintiera ningún tipo de sentimientos por mí, o no se diera cuenta de lo mucho que me lastima, respiro profundo y borro todos los mensajes que en dejo. Nada bueno pueden contener, con dos fue suficiente para hacerme llorar ¿Cómo no puede ponerse por un momento en mis zapatos? El lunes cuando voy a trabajar comenzó una guerra fría entre mi ex y yo, solo nos hablamos por cosas del trabajo y casi no me dirige la
Jennifer Stone —Si me hubieses hecho caso desde el principio no hubieses pasado por esa humillación.— Me dice el caminando a mi lado, me detengo e intento golpearlo, el corre y yo detrás como unos locos. —¡Me las vas a pagar!— Chillo y me quito los zapatos de tacón y se los lanzo, pero no le pego. El se carcajea al verme tan molesta y yo me pongo mas brava. —¡Cuando te agarre me las vas a pagar!— Le grito, persiguiéndolo de forma inmadura, y comenzamos a correr alrededor de un árbol. —¡Maldito, deja que te agarre cobarde!— Grito como si hubiese perdido la razón y el se detiene abruptamente, tropiezo con él y caigo de nalgas en el suelo, lastimándome. —¡Todas las cosas malas que pasan en mi vida son tu culpa!— LO acuso y me pongo a llorar. El se pone de rodillas y me dice—No me escuchaste.—, tomo un puño de tierra y se lo lanzo a la cara. —¡Estás loca!, chilla cegado. —Sí y todo es culpa tuya.— Le respondo, riendo cuando me levanto el también lo hace y me abraza. —No podía dej
Jennifer Stone En silencio disfruto el olor del perfume de mi ex, durante todo el camino, después de media hora estoy frente a un imponente mansión No digo nada, pero estoy impresionada, le me abre la puerta como siempre y un mayordomo nos abre la puerta de la entrada, trato de no mirar demasiado. En ese momento mi némesis entra a la sala— ¿Qué hace esta mujercita aquí?— Cuestiona altiva señora Soleimani. —Yo la mande a llamar ¿Algún problema?— Cuestiona el señor Soleimani como respuesta. —No la quiero en mi casa. — Puntualiza con los puños apretados. —Pues lo lamento mucho, porque ella se quedara durante un tiempo aquí— Informa Samir — ¿Qué?— Gritamos las dos al unisonó —De ninguna manera. — Repetimos como si estuviésemos sincronizadas. —Los informes de mis investigadores determinaron que el accidente de mi padre fue provocado y todos a mi alrededor, corren peligro. — Explica. — ¿Qué tengo que ver yo en eso?— Cuestiono con la voz temblorosa. —Que tú conoces toda la informa
Jennifer Stone Nos bañamos juntos después de nuestra reconciliación Samir sonríe como un niño y me llena de besos haciéndome sentir que para nuestro amor nada es imposible. Después que nos vestimos el me mira queriendo decirme algo boquea sin saber cómo hacerlo.—Dime lo que tengas que decirme de una vez.— Exclamo preocupada, no puede ser nada bueno. —No sé como decírtelo.— Me explica, desordenando su cabello. —Dilo y ya.— Digo con el pulso acelerado. —Debemos mantener nuestra relación en secreto por un tiempo.— Me dice y mis ojos casi se desorbitan, ¡quiere ocultarme, le doy vergüenza! Es lo primero que pasa por mi cabeza. —No soy de las mujeres que hacen las cosas escondidas y me conoces.— Le respondo caminando de un lado a otro en la habitación, me siento usada, ¡fui tan estúpida! —Detente que no es lo que tú piensas.— Me dice sujetando uno de mis brazos para que no siga con ese ataque nervioso, tengo ganas de salir corriendo de este lugar. —¿Qué pienso según tu?— Cuestgiono
Jennifer Stone Comenzamos a trabajar en una oficina dentro de la mansión, a media mañana es una experiencia muy diferente para mi, sobre todo por la interacción entre los dos, no me quita la mirada de encima, siento que me desnuda descarada mente con la mirada. Casi no puedo concentrarme en el trabajo, me pide que le lleve cosas solo para rozar mis manos no sé si podre resistir mucho tiempo sin abrirle las piernas de nuevo Además que todo fue tan inesperado para mi, —Amor necesito que le envíes este documento a mis inversores italianos. — Me ordena colocándose detrás de mí. —Enseguida. — Respondo tensa por su cercanía, el sonríe y me da un beso en la nunca dejándome hecha un manojo de nervios y se va a su escritorio como si nada. En ese momento entra mi ex suegro en silla de ruedas con una sonrisa— ¿Como estas Jen? ¿Cómo te sientes?— Pregunta sonriente —Muy bien señor ¿usted como esta?— Cuestiono —Hija he estado mejor, honestamente pero el médico dice que en unos meses estaré de
Jennifer Stone —Ya está bien por hoy.— Me dice Samir, tomando mis manos, para que deje de trabajar son apenas las cinco de la tarde. —Falta poco para terminar.—Respondo un poco nerviosa. —Mañana es otro día, mejor ve a ponerte cómoda para la cena.— Me ordena. —Está bien.— Respondo y el aprovecha para darme un pico. —Samir, no pueden ver.— Chillo —¿Y qué importa? Quisiera poder decirles a todos que volvimos.— Me responde con los ojos entre Cerrados de forma apasionada. Me muerdo los labios—Para todo hay tiempo.— Le digo poniéndome de pie. —Un mes, vamos a mantenerlo en probado por un mes, no más de allí.— Me dice él. —Está bien.— Respondo —Me muero por hacerte el amor de nuevo.—Me dice con voz ronca, pegando su cuerpo al mío, siento que pierdo las fuerzas de mis piernas al tenerlo tan cerca... Es que despierta tantas cosas dentro de mi—Yo también.— Admito en un susurro y salgo huyendo como una cobarde a encerrarme en mi habitación, con el corazón como que se me va a escapar
Jennifer StoneEntro a mi habitación y no puedo dormir, espero que en algún momento en entre de nuevo, mi vientre se contrae de la expectativa, lo necesito.Lo de esta mañana no logra clamar en lo absoluto las ganas que le tengo a mi ex, debería haberle dado la vuelta a la hoja hace mucho pero simplemente no puedo.Como si lo estuviese invocando el entra sigiloso en la habitación oscura, me da risa como se tropieza intentando llegar hasta la cama, yo puedo verlo fácilmente, porque mis ojos están acostumbrados a la oscuridad.—Creí que ya no quería venir.— Susurro.—¿Estás loca?, muero por pasar la noche entere contigo, haciéndote el amor una y otra vez.— Me responde, y sus simples palabras hacen que me mojeMe rio cuando comienza a besarme las piernas, yo lo estaba esperando absolutamente desnuda, el aun no lo sabe.—Shiiiii.— Nos va a escuchar todos.— Susurra como si eso fuese suficiente, en el momento del sexo los dos somos un poco escandalosos, amo escucharlo gemir de placer, mient
Jennifer StoneRegreso a mi humilde morada, y a mi realidad esa misma noche, cuando entro a mi habitación todo me parece deprimente.Me siento muy sola, pero es preferible estar sola que mal acompañada, mi madre siempre me está reprochando cosas y no quiero molestar en casa de mi amiga, su segunda hermana es un grano en el trasero—Abrazo a mi almohada, deseando que pase rápidamente el tiempo para que todos sepan lo que hay entre Samir y yo…Una vecina de mi madre que jamás en la vida me ha llamado me llama a media noche.—Elisa ¿Qué sucede?— Cuestiono.—Sabía que no lo sabias, esta tarde tu mama se desmayo entregando pasteles, está en el hospital sola.— Informa.—¿Está bien?— Cuestiono temblando de miedo.—No cariño, lo siento.— Me responde, me coloco un abrigo sobre el pijama unos zapatos y salgo corriendo para allá sin importa qué hora es.Cuando llego a la sala de espera, José esta allí, no quisiera dirigirle de nuevo la palabra después de todo lo que ha hecho, pero es un caso de