No, ciertamente no era aburrido compartir con la familia Di Sávallo. Para empezar eran muchos, y para terminar todos estaban locos, no importaba lo juiciosos que parecieran por fuera. Eran como un pequeño ejército de locos que se entendían a la perfección. —¡Wow! ¿Cómo haces para que esta banda de desquiciados te obedezca? —preguntó Lucio varias horas después. —Mi hermano y yo somos los mayores de todos los primos. Stefano se impone con el carácter y yo sé hacer un muy buen uso del arco del violín —dijo Maya levantando una ceja divertida—. ¿Tienes idea de cuántos les he roto en esas cabezas duras? Lucio rio con ganas y subió las dos pequeñas maletas a una de las camionetas que los estaba esperando en el hangar privado. La caravana salió hacia la mansión familiar y Lucio se dio cuenta de que ellos no necesitaban invitados externos para una boda. —Bueno, recuérdame quién se casa a ver si no meto la pata de nuevo —pidió él. —Mi prima Cara... con mi primo Alex —dijo Maya como si fuera
Aquel fue el fin de semana más lleno de adrenalina que Lucio había experimentado en su vida. Sobraba decir que había sido el saco de boxeo de Leo Di Sávallo, el espécimen de estudio de Stefano, Kiryan y Bells, y el objeto de curiosidad de todos los primos más chicos. Y si algo era completamente acertado, era que Lucio Harper necesitó usar aquel botón de pánico más de lo que había pensado. La última vez fue cuando Alessandro pasó un brazo sobre sus hombros y silbó con fuerza, reuniendo al resto de los “mayores” del clan. —¿En serio? ¡¿Ya es hora del paseo!? —se entusiasmó Marco y Fabio le dio un codazo a Ian con complicidad. —¡Oye, oye! No te entusiasmes tanto que este es de Carlo, tú ya has tenido los tuyos… —dijo Fabio. —Y además no te puedes meter porque este también es mi momento —rezongó Ian—, no me importa que Alex sea tu hijo y mi sobrino. ¡La espartana es una tradición, nadie se salva de ella! Media hora después estaban subiéndose a aquel helicóptero y Alex, el emocionado
Maya sintió que iba a enfermarse de la rabia que sentía. Frente a ella, con la sonrisa más satisfecha del mundo, estaba Vlad.—¿Qué haces aquí? —preguntó la muchacha entre dientes.—Estoy invitado a esta boda ¿no? —dijo Vlad sin inmutarse por su tono—. No has respondido a ninguna de mis llamadas.—Claro que no te he respondido, pero ¿te crees que soy estúpida como para seguirte el juego? Ya te dije que quería terminar contigo y lo dije en serio.Vlad la miró fijamente durante unos segundos antes de soltar una carcajada.—Vamos, Maya, no me digas que no te alegras de verme —dijo acercándose a ella—. Aún me duele lo nuestro, pero sé que nosotros podemos superarlo. Además... no olvides que te conozco bien. Tienes demasiado respeto por tu familia, y ellos saben que yo he sido tu novio en el último año. No te atreverías a traer aquí al improvisado ese que te cogiste en un club...—¡Cállate! —le espetó Maya girando la cabeza para no mirarlo a los ojos—. Lo que yo haga o deje de hacer no es
El rostro sonriente de Maya era digno de verse mientras regresaban a Suiza. Habían decidido tomar un vuelo privado, ya que Maya tenía que regresar a los ensayos y no querían interrumpirle la luna de miel a Alex y a Cara junto con el resto de la familia.—¿Qué? —preguntó Lucio sonriendo—. No puedes quitar esa expresión de felicidad, ¿qué es lo que pasa?—Lanzaste a mi papá del helicóptero —rio Maya recordándolo—. Eres oficialmente el nuevo ídolo de los "viejos" Di Sávallo, es raro verlos encontrarse con la horma de sus zapatos.—¡¿Ah ahí?! ¡Pues espérate a la próxima celebración y vas a ver como lo hago mucho mejor! —replicó él con aire suficiente.Maya lo miró durante un segundo pero no dijo nada. ¿Qué significaba aquello? ¿Que Lucio pensaba asistir a la próxima celebración de la familia? ¿Y sobre todo, por qué eso le alborotaba todas las mariposas en el estómago?Llegaron a casa, descansaron y al día siguiente él se despidió de ella en el teatro como hacía todos los días. Tenía mucha
La expresión de sorpresa de Finn era tan falsa que a Lucio se le revolvió el estómago.—¡Oye! ¿¡De qué hablas!?—No quería creerlo —murmuró Lucio gruñendo de rabia—, pero era la única explicación posible. ¡Tú! ¡Tú eres el responsable de que Siux haya duplicado su precio!—¿Y por qué es mi culpa? —espetó Finn defendiéndose—. El tipo es un estafador, seguro que quería sacarte más dinero desde el principio.—¡No, no, no! —gritó Lucio levantándose del sillón—. No te vas a librar tan fácilmente, porque Siux no fue el único que pidió un aumento, fueron él y muchos otros, todos con las mismas estúpidas demandas, todos influenciados ¡por ti! Yo te contraté para que me ayudaras a conseguir distribuidores, y tú has ido saboteando todos mis intentos.—Eso no es cierto...—¡Sí lo es! ¡Ni siquiera te molestes en mentir, porque con lo que me dijo Siux fue suficiente para darme cuenta de que has estado tratando de joderme por un tiempo ya. Y por más que me duela en el fondo sabía que era posible. ¡F
Maya se sobresaltó cuando el celular de Lucio comenzó a sonar y los dos miraron la pantalla: era una llamada del detective a cargo de su caso, así que la respondieron enseguida.—Señor Harper, la casa está asegurada, estoy ahora mismo de pie en la habitación principal. Ya es seguro salir —dijo el detective.Lucio respiró hondo y salió de la habitación de pánico seguido de Maya, aunque en verdad hubiera preferido que ella se quedara allí.—¿Encontraron a alguien? —preguntó Maya agarrando fuertemente la mano de Lucio.—Alguien definitivamente entró a la casa, la entrada fue forzada y sabotearon el panel del sistema de seguridad desde afuera —explicó el detective—. Es evidente que vinieron preparados. Dejaron la casa revuelta: forzaron las puertas de atrás y de la casa de invitados y la mitad de los cajones y armarios están abiertos.Maya asintió con la cabeza, intentando tranquilizarse, pero el susto había sido demasiado fuerte y le costaba recuperar la calma.—Seguramente solo fue un l
Quizás una de las cosas más difíciles para una persona, era tener que regresar a una casa donde no se sentía segura, sin embargo, el temor de Lucio era mucho mayor que el de Maya cuando atravesaron de nuevo aquellas puertas.—Creo que será mejor si vamos a dormir a un hotel por esta noche —dijo Lucio, posando su mirada en Maya con preocupación, pero ella negó con cansancio.—¿Qué noche, Lucifer, si ya está amaneciendo? —respondió ella, sintiendo un nudo en el estómago al pensar que aquello era mucho más que solo una amenaza—. Solo... vamos a darnos un baño y tratemos de descansar un poco en otra habitación. El detective nos puso agentes encubiertos alrededor de toda la manzana y los de la compañía de seguridad están reforzando el sistema. Créeme, al menos por hoy, vamos a estar bien.Lucio asintió y la siguió hasta el baño, donde permanecieron juntos en silencio mientras se bañaban. El agua caliente cayendo sobre sus cuerpos les hizo olvidar un poco todo lo que estaba pasando, solo po
El teatro se había quedado revolucionado, por desgracia la emoción del público hacía difícil identificar de inmediato de qué persona había llegado la agresión, pero la policía había hecho instalar nuevas cámaras de seguridad dentro del teatro, previendo que algo así pudiera suceder, y ya estaban siendo revisadas. —A este paso casi va a ser mejor que nos mudemos a la comisaría —siseó Lucio con impotencia cuando los llevaron directamente a la oficina del detective. —Sí, la verdad me gustaría decirle otra cosa, pero sí —escucharon la voz del detective tras ellos. Los dos se levantaron a saludarlo. —Lamento mucho lo que ocurrió esta noche, señorita Di Sávallo, si le soy honesto, eso no me lo esperaba —murmuró el hombre—. Pero siéntense por favor, tenemos que hablar. —¿De qué se trata? —preguntó Lucio fríamente. —El criminal que atacó a la señorita Di Sávallo en el teatro antes de su concierto, identificó al señor Finneas Garbiner como el hombre que lo contrató —dijo el detective sin