Quizás una de las cosas más difíciles para una persona, era tener que regresar a una casa donde no se sentía segura, sin embargo, el temor de Lucio era mucho mayor que el de Maya cuando atravesaron de nuevo aquellas puertas.—Creo que será mejor si vamos a dormir a un hotel por esta noche —dijo Lucio, posando su mirada en Maya con preocupación, pero ella negó con cansancio.—¿Qué noche, Lucifer, si ya está amaneciendo? —respondió ella, sintiendo un nudo en el estómago al pensar que aquello era mucho más que solo una amenaza—. Solo... vamos a darnos un baño y tratemos de descansar un poco en otra habitación. El detective nos puso agentes encubiertos alrededor de toda la manzana y los de la compañía de seguridad están reforzando el sistema. Créeme, al menos por hoy, vamos a estar bien.Lucio asintió y la siguió hasta el baño, donde permanecieron juntos en silencio mientras se bañaban. El agua caliente cayendo sobre sus cuerpos les hizo olvidar un poco todo lo que estaba pasando, solo po
El teatro se había quedado revolucionado, por desgracia la emoción del público hacía difícil identificar de inmediato de qué persona había llegado la agresión, pero la policía había hecho instalar nuevas cámaras de seguridad dentro del teatro, previendo que algo así pudiera suceder, y ya estaban siendo revisadas. —A este paso casi va a ser mejor que nos mudemos a la comisaría —siseó Lucio con impotencia cuando los llevaron directamente a la oficina del detective. —Sí, la verdad me gustaría decirle otra cosa, pero sí —escucharon la voz del detective tras ellos. Los dos se levantaron a saludarlo. —Lamento mucho lo que ocurrió esta noche, señorita Di Sávallo, si le soy honesto, eso no me lo esperaba —murmuró el hombre—. Pero siéntense por favor, tenemos que hablar. —¿De qué se trata? —preguntó Lucio fríamente. —El criminal que atacó a la señorita Di Sávallo en el teatro antes de su concierto, identificó al señor Finneas Garbiner como el hombre que lo contrató —dijo el detective sin
La cena definitivamente estaba deliciosa, pero los besos de Lucio lo eran mucho más. Vieron aquella magnífica puesta de sol mientras disfrutaban de un buen vino y conversaban sobre miles de cosas que los dos querían hacer.—Las vamos a hacer todas, amor —le aseguró Lucio mientras caminaban de regreso a la casa.Puso música suave y bailó con ella en la terraza, aquellas primeras horas de la noche eran perfectas, solo quedaban ellos en la enorme casona y entre la música y el vino, el romance definitivamente solo podía crecer.—¿Quieres que bajemos? —susurró Lucio en su oído.—¿A la bodega? —preguntó Maya sin comprender.—No, al infierno... pero sí, primero a la bodega —respondió él, guiándola hasta una escalera de caracol que conducía a una puerta de madera gruesa.La ayudó a bajar y pronto se encontraron en la bodega, rodeados de barricas y botellas de vino. La cava parecía excavada en la misma pared, así que era una vista impresionante ver las botellas en sus pequeños nidos.—¿Qué te
La noche pasó inusualmente rápido mientras Lucio le hacía el amor a Maya con toda su alma, sin imaginar que el día siguiente llegaría lleno de problemas. Ni siquiera había amanecido cuando su teléfono comenzó a sonar con insistencia.Aturdido y confuso, Lucio fijó la mirada en el teléfono que había sonado, cogió a tientas celular y miró sin comprender la pantalla. Cuando vio que la llamada era de su empresa, toda la alegría que había sentido la noche anterior se desvaneció rápidamente."¿Qué puede pasar?", pensó. Su corazón se aceleró al contestar la llamada y cuando escuchó los rumores alarmantes que corrían por el otro lado del teléfono, sintió que se le congelaba el corazón.—¡Maldición! —gruñó levantándose al escuchar lo que había sucedido. Su empresa estaba en peligro de quiebra, alguien había hackeado el fondo de inversiones y había robado el dinero de más de seis cuentas importantes—. ¿Pero cómo diablos pudo pasar? —gritó, haciendo que Maya se levantara de un tirón, asustada.—
—Te lo voy a explicar de esta forma... —siseó Vlad mientras Maya miraba horrorizada a los dos hombres y retrocedía contra la pared—. Voy a tener tu puesto en la Filarmónica de cualquier forma. Tienes razón en algo: me gustaba tu dinero y la comodidad, pero ahora puedo conseguirlo por mí mismo, ¡sin importar lo que tenga que hacer! porque es lo que merezco.Maya sintió un miedo abrumador cuando vio la expresión cruel en los ojos de Vlad y comprendió lo que estaba planeando. Se trataba de un plan siniestro para arrebatarle todo aquello por lo que luchaba desde niña: su futuro profesional como violinista en la Filarmónica.—Ya veo —murmuró Maya, horrorizada—. ¡Así que te aliaste con esta escoria! —gritó señalando a Finn—. ¿Acaso eres estúpido? ¿No sabes que es un asesino?Vlad rio con una confianza que desconcertó a la muchacha, y entonces se dio cuenta de que sí, ¡Vlad sí lo sabía!—¡Lo sabes! —exclamó azorada—. ¡Sabes que Finn es un asesino! ¡Envenenó al chico de las flores en el teatr
—Tienes que entender algo: el veneno es el arma de los cobardes —le había dicho el detective a cargo del caso.—¿A qué se refiere?Cuatro días antes, Maya se había quedado sentada en aquella oficina del precinto mientras Lucio salía detrás del policía para hablar con él.—Mire, señor Harper, Finneas Garbiner ha estado lo bastante cerca como para dispararle a la señorita Di Sávallo varias veces, pero...—¿Pero qué? —preguntó Lucio impaciente.—Prefirió el veneno. Tomó la decisión de envenenarla. ¿Por qué iba a hacer eso? Hay muchas razones, desde lógicas hasta absurdas —continuó el detective encogiéndose de hombros—, pero al final todo se reduce a una cosa: para los cobardes, es más fácil matar a alguien a traición que enfrentarse a ellos cara a cara. Dicen que el veneno es el arma de las mujeres porque físicamente pueden llegar a ser más débiles a la hora de enfrentarse a un hombre. Pero si se trata de un hombre que evidente le saca ventaja en fuerza a su víctima, solo podemos deducir
Fin se miró el pecho, en donde comenzaba a crecer una mancha rojiza que en un instante se extendió hasta su abdomen. Un grito ahogado brotó de sus labios cuando cayó al suelo, y todos supieron que era demasiado tarde para pedir ayuda.—No… no… tú no… —balbuceó con su último aliento.Su vista se fue enturbiando mientras la habitación giraba a su alrededor, y antes de que cualquier pudiera acercarse a restañar la sangre que salía de su pecho, sus ojos se pusieron vidriosos y su mirada se quedó vacía.Estaba en el suelo, muerto, mientras aquella pistola en las manos de Maya ni siquiera temblaba. Se quedó mirando el cuerpo inerte de Finn, comprendiendo lo que había hecho. Había visto aquel movimiento antes que nadie y ni siquiera lo había pensado antes de sacar la pistola que Lucio llevaba en el cinturón y disparar.Apretó los labios y Lucio le quitó el arma en un segundo, dándosela al detective.—Hey, nena, tranquila —le dijo él en voz baja, en un intento por calmarla mientras la abrazab
Con el silencio tan profundo que había en aquel teatro, Maya juraba que podía sentir el corazón traidor de Vlad desbocado por el miedo, mientras la mirada como si fuera un fantasma o una alucinación.—¡Tú...!—Sí —dijo Maya inclinándose hacia él con una vocecilla fría—. ¡Yo misma!—¡Pero tú estás... deberías... deberías estar...! —exclamó él, aun sin atreverse a creer que estuviera frente a él.—¿Muerta? Eso fue lo que creíste, ¿cierto? —dijo ella, acercándose más a él—. ¿Crees que te vas a librar de mí así tan fácilmente? —siseó Maya, mirando el rostro pálido de Vlad. Él intentaba mantener la compostura, pero estaba visiblemente nervioso—. Pensaste que todo tu plan con Finn funcionaría, que él haría lo que tú no tenías huevos para hacer y que me sacaría de tu camino, ¿eh? Pensaste que sería tan fácil conseguir mi puesto luego, que no dudaste en correr hacia aquí en cuanto el director te llamó...Vlad miró tras ella, la figura imponente de Lucio Harper se levantaba a su derecha, mient