Nunca huirás de mí
Nunca huirás de mí
Por: RenliEscritora
Prólogo

ANTES DE LEER:

Libro con escenas sexuales explícitas.

Violencia.

Trastornos psicológicos.

Posesivo y sexy protagonista.

Bienvenidos.

PRÓLOGO

Brinco al escuchar el escritorio de mi profesor rodearse cuando mi cuerpo golpea contra él. Miro hacia el suelo al sentir como la mano del rubio delante de mí, intenta tocarme. Observo hacia la puerta principal intentando bloquear esta idea loca que se me ha cruzado por la mente. ¿Quién es en realidad Gabriel Ford? Aprieto mis párpados al recordar la escena de anoche. Había salido tan tarde de mi última clase. Dara la habían expulsado de la universidad así que irme con ella era algo imposible y la lluvia hizo que casi todos los alumnos de Hilton huyeran hacia sus hogares y fue allí donde lo vi.

Cuando conocí a mi profesor de Artes nunca me imaginé que esa mirada dulce y sonrisa contagiosa sería el mismo que asesinaría a aquel sujeto en ese callejón oscuro y lo peor de todo es que sé que sabe que lo había descubierto.

Tiemblo por completo—¿Por…Por qué me mandó a llamar? —mis ojos se centran en su camisa descubierta y su pecho fornido.

Sonríe tan malévolamente que siento una electricidad en mi espina dorsal—¿Me tienes miedo, Sandara?—paso saliva con dificultad y niego. Escucho una risita escaparse de su boca.—¿De verdad no me tienes miedo?—ahora alzo la cabeza y niego de nuevo pero termino dando un paso en falso y casi cayendo al suelo pero es evitado cuando Gabriel me agarra de la cintura tirándome hacia él. Sus dedos recorren mis mejillas y mi cuello descubierto. Debo apretar las piernas al percibir como acerca su rostro hacia mi cabello para olerlo—Hueles tan bien ¿Eres virgen? —Estoy tan confundida por su pregunta que lo único que puedo hacer ahora es estrellar mi mano contra su mejilla y salir corriendo de allí.—Sandara, ahora sabes mi secreto ¿No es así?

Me detengo para mirarlo de soslayo—¿Qué es lo que quiere, profesor?

—Es algo gracioso esto…—me volteo para verlo, sabía que debía huir lo antes posible. Sabía que no debía haber tomando ese camino. Gabriel pasa su dedo por la hoja fina de una navaja plateada—Yo soy el que siempre tiene el control y solo para que lo sepas, al enterarte de quien soy realmente, eso te constituye de mi propiedad… en pocas palabras, ahora eres mía…

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