Más tarde, mis papás se fueron a dormir. No escuché a Leandro caminar por ahí, así que supuse que también se había acostado a dormir. Una chica le escribió a Pascual quién sabe para hacer qué tipo de cosas, no le pregunté, salió disparado a verlo. Me quedé solo con Alba en la sala.
- ¿Hace cuánto no nos quedábamos así? – Le pregunté.- Cómo tres meses, creo. ¿No extrañas estar conmigo Cristóbal?- Ya hablamos de eso…- Lo sé. Lo tengo presente a diario, pero aun así me gustaría estar contigo. Prometo no involucrar sentimientos de nuevo.- No, yo no quiero hacerte sentir mal otra vez.- ¿Por qué nunca me dices que es lo que pasa? ¿por qué cuando has estado conmigo siempre tiene que ser un secreto? ¿por qué te avergüenzas de mí?-¿Ves? Por esto es que te dije que no volvería a suceder.- Sé que te gusta estar conmigo, sé que te excitabas, pero no sé por qué nunca quisiste tener una relación conmigo, ¿qué tengo de malo?¿qué me falta para poder ser tu novia?- Por favor, no hablemos de esto de nuevo. Si quieres puedo pedirte un taxi o…- ¡No! Está bien, yo traje mi auto. – Me dijo ella mirando hacia abajo, con los ojos llorosos. Me sentí mal al rechazarla como siempre, es que no sé por qué, pero no la podía ver de la manera en que ella me veía. No sé que es lo que me pasa, cualquiera querría salir con una chica como ella. De igual manera no es que me emocione la idea de tener algún tipo de relación con alguien.- Oye, no estés así. No me gusta verte llorar Alba.- Lo siento, es que me es muy difícil verte. Solo una última vez, no insistiría más con eso. – Me dijo y tenía el rostro enrojecido por completo.- Bueno sí, está bien. Subamos antes de que alguien nos vea.Subimos, ella estaba feliz, no sé si estemos haciendo lo correcto. Al menos para ella no sé si lo es. Antes de llegar a la habitación empezó a besarme con ganas, no dije nada, me dejé llevar. La abracé por la cintura y la apoyé a la pared. Estaba algo oscuro. Me excité, por la situación, el lugar, no lo sé. Empecé a tocarle los senos mientras la besaba, ella gemía mientras tiraba de mi camisa. Le quité el vestido que tenía puesto y también el sostén, ella me quitó la camiseta. La seguí besando y justo en ese momento, escuché que se abrió la puerta de Leandro, él salió y nos vio. Rápidamente tomé el vestido de ella e intenté taparla un poco, me sentí avergonzado. Se me quitaron las ganas de inmediato. No lo miré a los ojos, me daba pena.Al rato ella se fue, también se sentía avergonzada. Él la había visto sin nada, eso pasa porque fui un idiota descuidado. No sé por qué se me ocurrió la idea de quitarle el vestido en pleno pasillo. Podían haber salido mis papás y eso hubiera sido aún peor.Me levanté tarde al día siguiente, no quería salir de la habitación. Me sentía demasiado avergonzado, no sabía ni cómo iba a pasar al lado de él, que me viera en una situación así es algo embarazoso, seguro pensará que soy un salvaje que tiene sexo en todos lados. Abrí la puerta, debía ir al baño que está en la mitad del pasillo. Me aseguré de que no estuviera cerca.Era lunes feriado, por lo general en este día, papá se reúne con sus amigos. María junto a las otras dos empleadas hacen mucha comida. Ya se escuchaba la música fuerte, debían estar bebiendo desde hace rato. Quería hablar con Leandro, no quería que pensara mal de mí. Fui a su habitación y toqué su puerta, pero no abrió. Debía estar abajo.Bajé y papá me hizo señas, estaba algo tomado y ahora me iba a hacer saludar a todos sus amigos, nada más molesto que eso. Los saludé a todos y cada uno, unas veinticinco personas sin contar a los niños que estaban en la piscina, sus hijos. Sofía jugaba con la hija del ministro.Parecía una reunión de la mafia, ¿Cuántos millones habría en las cuentas acumuladas de todas estas personas? Y todas en un solo lugar, un ladrón haría un festín si viniera. Mamá estaba con sus amigas, las esposas de ellos. Estaban sentadas tomando el sol, me tocó saludarlas también a regañadientes.Vi a Leandro sentado en una silla cerca a los amigos de papá, se veía desorientado. Lógico, no los conoce y el seguro ya lo obliga a juntarse con ellos. Cómo va a querer andar con viejos, entre todos deben sumar como mil años. Me acerqué discretamente y me senté junto a él. Me miró y sonrió.- Buenos días hermanito. – Me dijo alegremente, aún me moría de la pena y me costaba hablar. - ¿Por qué tienes esa cara?- ¿La cara fea? Es mi cara normal, papá dice que parezco una barracuda y por algo debe ser.- No me refería a eso. – Reía con ganas. – Te ves cómo preocupado.- Es que… mira, siento que vieras eso anoche. Prometo que no haré cosas así en el pasillo de nuevo.- No pasa nada, es normal que un chico tenga relaciones con su novia,¿no?- ¡No! Ella no es mi novia.- ¿No? – Preguntó intrigado.- No, ella es solo una amiga. Está enamorada mí, es algo complicado. Pero no somos novios, nunca ha sido así.- Eres más complicado de lo que pensé. – Me dijo y sonrió.Lo miré de reojo y me levanté, iba a subir porque no me gusta estar entre tanta gente, pero Leandro me detuvo.- ¿Adónde vas? – Preguntó.- Primero a la cocina, muero de hambre y luego iré a ver una película o algo.- ¿Puedo acompañarte? No es por ofender a tu papá o mucho menos, pero es que esta reunión es… - Lo interrumpí.- Sí, lo sé. Es una m****a. Si quieres ven, pero te advierto que no soy divertido ni nada similar a eso.- Se nota, señor amargado. – Me dijo riéndose y rodé los ojos.Subimos a mi habitación, iba comiendo dos enormes emparedados de pavo y una gaseosa, no me alimento muy bien.Me senté en uno de los muebles y puse una película en la televisión, se llama: The truman show, la he visto ya varias veces. Me gusta mucho. Mi habitación es grande, está la cama a un costado, es doble, hay dos ventanas amplias, está la televisión y en frente de esta hay un mueblepara tres personas, del otro lado está la mesa donde está el computador y también hay un estante lleno de libros. Leandro se sentó junto a mí.- ¿Podrías ponerla sin subtítulos, traducida? – Preguntó.- ¿Por qué?- No leo muy rápido. Siempre pasan muy rápido los subtítulos, no alcanzo a leer todo- ¿Es en serio?- Sí…- Oye, después de todo. ¿Mamá ya te dio el uniforme de la escuela? Irás mañana, te inscribió hace tiempo y mañana inician clases. – Le dije.- No, no me lo ha dado. No me imagino usando un uniforme, me voy a ver muy mal. Por eso no quería venir a Barranquilla.- Pero ahora que estás acá, ¿sigues pensando igual?- No, ya no. Porque conocí a alguien como tú. – Me dijo y lo miré frunciendo el ceño.- ¿Qué quieres decir con eso?- No, nada olvídalo. Me alegra que seas mi hermanastro. – Me dijo y se acercó a mí, me dio un beso en la mejilla y luego se puso de pie, mi rostro quemaba, estaba sorprendido. – Y no, no pareces una barracuda.En verdad, debo evadir a Leandro.Al día siguiente, me levanté a las cinco de la mañana. Entro a las seis y media a clases. Me bañé, desayuné rápidamente, evitaría todo tipo de contacto con Leandro en lo que me sea posible. Lo peor es que iba a estar en mi salón de clases. María me llevó el uniforme y me decepcioné, cada año lo odiaba más. Era un pantalón azul oscuro con zapatos clásicos, una camisa blanca de mangas largas con una corbata vino tinto, encima se debe usar por regla un saco gris que tiene el escudo de la escuela y un bolsillo al otro lado. Todo debe quedar bien, algo ajustado. Sino devuelven al que vaya con el uniforme en contra de las reglas.Bajé, papá estaba en la entrada. Mamá estaba maquillándose en su habitación, ella sale más tarde que nosotros.- Yo los llevaré hoy, pero mañana los llevará el chofer porque tengo
Pasaron un poco más de dos semanas desde que Leandro llegó a la casa. Rápidamente nos hicimos muy unidos, por no decir amigos. No me agradan las etiquetas. Nos juntábamos para ver películas de suspenso o de acción, veíamos series sangrientas o veíamos videos de raros, antes veía todas estas cosas, pero ahora todo se volvió más interesante. No es lo mismo estar solo viendo algo, que con alguien que lo aprecia y me acompaña, me cuesta admitirlo, pero sí, me agradaba pasar tiempo con él.Estábamos en la escuela, en la segunda clase. Era viernes y acordamos que iríamos al lago al salir de clases, Leandro me dijo que me iba a enseñar unas cosas. Estábamos en la clase de deportes, pronto iban a seleccionar nuevos jugadores para el equipo de fútbol. He tratado de mantenerme al margen con esto, no entrar al equipo porque me tomo muy en serio los juegos, s
Cuando regresamos a casa me puse a pensar. Me encerré en mi habitación y me acosté bocarriba sobre la cama. Es gay, no es que sea homofóbico ni nada así, ¿pero andar con una persona que tiene esas preferencias todo el tiempo sería raro? Por lo que he visto, es respetuoso y nunca ha hecho nada fuera de lugar. De igual manera es extraño. No me esperaba que dijera eso.De igual forma yo sé quién soy, eso no es un problema y no debería afectarme. Aunque al parecer sí lo hacía, ahora cuando lo veía era diferente, no podía verlo igual que antes, ¿cuál es mi problema?Al día siguiente, me llamó Pascual para confirmar si iba a ir a su casa. Le dije que sí y me dijo que llevara a Leandro, dudé un momento y luego le dije que le iba a preguntar, aunque no sabía si en realidad lo iba a hacer.Era de tarde y salí a comprar
Adentro, estaba mucho más lleno que afuera. Había mucha gente bailando, algunos completamente ebrios y casi todas las mesas estaban llenas. Nos sentamos atrás, en una de las pocas mesas vacías. Eran cerca de las once de la noche. Empezamos a beber cervezas, papá odia que haga eso. Prefiere que beba algo como whisky o coñac, eso no me gusta. Opino que las cervezas han sido una de las mejores creaciones de la humanidad. Después de unas dos horas, habíamos bebido muchas y la pasábamos genial.- Llevaba rato sin tomarme tantas de estas, en casa solo puedo tomar whisky y es horrible. – Dije admirando la botella que tenía en la mano.- Tú porque te han hecho tomar eso, mi querido y veterano padre, me hacía beber tequila, eso me quemaba la garganta. Cuando conseguía dinero por algún trabajo que hice, me escapaba a la ciudad a comprar unas cervezas artesanales que si las probara
Pasaron varios días y no le volví a hablar, cuando pasaba cerca de mí por la casa, me desviaba o fingía que no lo había visto. Ni cuando íbamos en el auto camino a la escuela lo miraba o si quiera le dirigía la palabra. No tenía ningún tipo de contacto con él.No sé qué me pasaba o por qué, pero no podía dejar de pensar en él. Tal vez fui muy duro en hablarle así, tal vez exageré… No, no exageré. No puedo acercarme a él, no debo hacerlo.En la escuela las cosas se volvieron muy complicadas, en la práctica de fútbol no sé que pasó, pero Leandro apareció con moretones en la cara. Se veía triste y apagado. Cuando pasó a mi lado me miró, pero yo desvié la mirada y bajé la vista hacia mi teléfono. En el salón de clases lo seguían molestando y empeorab
“Hoy es un día muy triste para la humanidad. Cumple años el hijo mayor del grandísimo Pedro Bustamante, ese hijo que mira mal a la gente por la calle, ese que tiene una lista negra en la parte de atrás del cuaderno de biología, el zurdo, la barracuda, el que se come solo la crema que cubre el pudín y deja el resto, ese que vomitó en la montaña rusa de niños, el que patinó sobre hielo un año en contra de la voluntad de su valiente y heroico padre, ese que le teme a los barcos y a viajar sin un mapa, ese que había leído varios libros a los siete años de edad y que aprendió coreano a los diez. Ese que no es como yo, pero, aun así, lo quiero como a nadie en el mundo. Feliz cumpleaños, hijo mío, mi primogénito”. Ese fue un cartel que encontré en la puerta de mi habitación ese día. La mañana del sábado.
En la noche fuimos a cenar a un restaurante costoso que no es de mi agrado, hacen comida árabe y sabe muy mal, el arroz sabe cómo a almendras, es simple y pastoso, me dan ganas de escupirlo, no puedo mantenerlo mucho en mi boca sin que me haga querer vomitarlo, la carne es blanda, tanto que se deshace y es muy dulce, lo demás está bien, excepto un vino blanco que sabe amargo. Sofía no comió nada, se estuvo quejando todo el tiempo, igual que yo en mi mente, pero no dije nada porque hoy me había dicho a mí mismo que no iba a irritar a nadie. Mañana sí lo haré.- ¡Mamá ya! ¡no quiero! ¡no quiero! Esto se queda en mis dientes. – Dijo Sofía llorando, mamá la obligaba a comer, pero era inútil.- Ella no come porque ve que el otro idiota arruga la cara al probar algo. – Dijo papá mirándome mal.- Sí, cómo no voy a
Terminaron las clases, por lo general cuando acaban, Leandro se acerca y salimos conversando, pero esta vez no me apetecía hablar con él. Salí rápidamente, caminé por el pasillo y luego lo vi aparecer a mi lado, me llamó, pero no respondí.- Cristóbal, ¿está todo bien? – Me dijo Leandro y sé que me miraba, pero yo miraba hacia otro lado.- Sí, ¿por qué no lo estaría?- Estás raro, ¿seguro que estás bien?- Sí.- No te creo.- ¿Cómo te fue con tu amigo en el descanso? – Le pregunté, se me salió, me dieron ganas de pegarme.- Bien. – Me dijo sonando extrañado. – ¿Nos viste?- Sí, no sabía que ya tenías amigos en la escuela.- No es precisamente un amigo, me escribió porque al parecer le gusté. – Cuando escuché eso me molesté el doble, no lo pude evitar. Creo que cualquiera hubiera notado mi cara de amargura.- ¿Y a ti te gusta él?- No, no me gusta. – Me dijo a la defensiva.- ¿Entonces por qué te viste con él?- No lo sé, quería conversar con alguien. No tengo amigos. ¿Por qué te moles