4.

Más tarde, mis papás se fueron a dormir. No escuché a Leandro caminar por ahí, así que supuse que también se había acostado a dormir. Una chica le escribió a Pascual quién sabe para hacer qué tipo de cosas, no le pregunté, salió disparado a verlo. Me quedé solo con Alba en la sala.

- ¿Hace cuánto no nos quedábamos así? – Le pregunté.

- Cómo tres meses, creo. ¿No extrañas estar conmigo Cristóbal?

- Ya hablamos de eso…

- Lo sé. Lo tengo presente a diario, pero aun así me gustaría estar contigo. Prometo no involucrar sentimientos de nuevo.

- No, yo no quiero hacerte sentir mal otra vez.

- ¿Por qué nunca me dices que es lo que pasa? ¿por qué cuando has estado conmigo siempre tiene que ser un secreto? ¿por qué te avergüenzas de mí?

-¿Ves? Por esto es que te dije que no volvería a suceder.

- Sé que te gusta estar conmigo, sé que te excitabas, pero no sé por qué nunca quisiste tener una relación conmigo, ¿qué tengo de malo?

¿qué me falta para poder ser tu novia?

- Por favor, no hablemos de esto de nuevo. Si quieres puedo pedirte un taxi o…

- ¡No! Está bien, yo traje mi auto. – Me dijo ella mirando hacia abajo, con los ojos llorosos. Me sentí mal al rechazarla como siempre, es que no sé por qué, pero no la podía ver de la manera en que ella me veía. No sé que es lo que me pasa, cualquiera querría salir con una chica como ella. De igual manera no es que me emocione la idea de tener algún tipo de relación con alguien.

- Oye, no estés así. No me gusta verte llorar Alba.

- Lo siento, es que me es muy difícil verte. Solo una última vez, no insistiría más con eso. – Me dijo y tenía el rostro enrojecido por completo.

- Bueno sí, está bien. Subamos antes de que alguien nos vea.

Subimos, ella estaba feliz, no sé si estemos haciendo lo correcto. Al menos para ella no sé si lo es. Antes de llegar a la habitación empezó a besarme con ganas, no dije nada, me dejé llevar. La abracé por la cintura y la apoyé a la pared. Estaba algo oscuro. Me excité, por la situación, el lugar, no lo sé. Empecé a tocarle los senos mientras la besaba, ella gemía mientras tiraba de mi camisa. Le quité el vestido que tenía puesto y también el sostén, ella me quitó la camiseta. La seguí besando y justo en ese momento, escuché que se abrió la puerta de Leandro, él salió y nos vio. Rápidamente tomé el vestido de ella e intenté taparla un poco, me sentí avergonzado. Se me quitaron las ganas de inmediato. No lo miré a los ojos, me daba pena.

Al rato ella se fue, también se sentía avergonzada. Él la había visto sin nada, eso pasa porque fui un idiota descuidado. No sé por qué se me ocurrió la idea de quitarle el vestido en pleno pasillo. Podían haber salido mis papás y eso hubiera sido aún peor.

Me levanté tarde al día siguiente, no quería salir de la habitación. Me sentía demasiado avergonzado, no sabía ni cómo iba a pasar al lado de él, que me viera en una situación así es algo embarazoso, seguro pensará que soy un salvaje que tiene sexo en todos lados. Abrí la puerta, debía ir al baño que está en la mitad del pasillo. Me aseguré de que no estuviera cerca.

Era lunes feriado, por lo general en este día, papá se reúne con sus amigos. María junto a las otras dos empleadas hacen mucha comida. Ya se escuchaba la música fuerte, debían estar bebiendo desde hace rato. Quería hablar con Leandro, no quería que pensara mal de mí. Fui a su habitación y toqué su puerta, pero no abrió. Debía estar abajo.

Bajé y papá me hizo señas, estaba algo tomado y ahora me iba a hacer saludar a todos sus amigos, nada más molesto que eso. Los saludé a todos y cada uno, unas veinticinco personas sin contar a los niños que estaban en la piscina, sus hijos. Sofía jugaba con la hija del ministro.

Parecía una reunión de la mafia, ¿Cuántos millones habría en las cuentas acumuladas de todas estas personas? Y todas en un solo lugar, un ladrón haría un festín si viniera. Mamá estaba con sus amigas, las esposas de ellos. Estaban sentadas tomando el sol, me tocó saludarlas también a regañadientes.

Vi a Leandro sentado en una silla cerca a los amigos de papá, se veía desorientado. Lógico, no los conoce y el seguro ya lo obliga a juntarse con ellos. Cómo va a querer andar con viejos, entre todos deben sumar como mil años. Me acerqué discretamente y me senté junto a él. Me miró y sonrió.

- Buenos días hermanito. – Me dijo alegremente, aún me moría de la pena y me costaba hablar. - ¿Por qué tienes esa cara?

- ¿La cara fea? Es mi cara normal, papá dice que parezco una barracuda y por algo debe ser.

- No me refería a eso. – Reía con ganas. – Te ves cómo preocupado.

- Es que… mira, siento que vieras eso anoche. Prometo que no haré cosas así en el pasillo de nuevo.

- No pasa nada, es normal que un chico tenga relaciones con su novia,

¿no?

- ¡No! Ella no es mi novia.

- ¿No? – Preguntó intrigado.

- No, ella es solo una amiga. Está enamorada mí, es algo complicado. Pero no somos novios, nunca ha sido así.

- Eres más complicado de lo que pensé. – Me dijo y sonrió.

Lo miré de reojo y me levanté, iba a subir porque no me gusta estar entre tanta gente, pero Leandro me detuvo.

- ¿Adónde vas? – Preguntó.

- Primero a la cocina, muero de hambre y luego iré a ver una película o algo.

- ¿Puedo acompañarte? No es por ofender a tu papá o mucho menos, pero es que esta reunión es… - Lo interrumpí.

- Sí, lo sé. Es una m****a. Si quieres ven, pero te advierto que no soy divertido ni nada similar a eso.

- Se nota, señor amargado. – Me dijo riéndose y rodé los ojos.

Subimos a mi habitación, iba comiendo dos enormes emparedados de pavo y una gaseosa, no me alimento muy bien.

Me senté en uno de los muebles y puse una película en la televisión, se llama: The truman show, la he visto ya varias veces. Me gusta mucho. Mi habitación es grande, está la cama a un costado, es doble, hay dos ventanas amplias, está la televisión y en frente de esta hay un mueble

para tres personas, del otro lado está la mesa donde está el computador y también hay un estante lleno de libros. Leandro se sentó junto a mí.

- ¿Podrías ponerla sin subtítulos, traducida? – Preguntó.

- ¿Por qué?

- No leo muy rápido. Siempre pasan muy rápido los subtítulos, no alcanzo a leer todo- ¿Es en serio?

- Sí…

- Oye, después de todo. ¿Mamá ya te dio el uniforme de la escuela? Irás mañana, te inscribió hace tiempo y mañana inician clases. – Le dije.

- No, no me lo ha dado. No me imagino usando un uniforme, me voy a ver muy mal. Por eso no quería venir a Barranquilla.

- Pero ahora que estás acá, ¿sigues pensando igual?

- No, ya no. Porque conocí a alguien como tú. – Me dijo y lo miré frunciendo el ceño.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- No, nada olvídalo. Me alegra que seas mi hermanastro. – Me dijo y se acercó a mí, me dio un beso en la mejilla y luego se puso de pie, mi rostro quemaba, estaba sorprendido. – Y no, no pareces una barracuda.

En verdad, debo evadir a Leandro.

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