Pasaron un poco más de dos semanas desde que Leandro llegó a la casa. Rápidamente nos hicimos muy unidos, por no decir amigos. No me agradan las etiquetas. Nos juntábamos para ver películas de suspenso o de acción, veíamos series sangrientas o veíamos videos de raros, antes veía todas estas cosas, pero ahora todo se volvió más interesante. No es lo mismo estar solo viendo algo, que con alguien que lo aprecia y me acompaña, me cuesta admitirlo, pero sí, me agradaba pasar tiempo con él.
Estábamos en la escuela, en la segunda clase. Era viernes y acordamos que iríamos al lago al salir de clases, Leandro me dijo que me iba a enseñar unas cosas. Estábamos en la clase de deportes, pronto iban a seleccionar nuevos jugadores para el equipo de fútbol. He tratado de mantenerme al margen con esto, no entrar al equipo porque me tomo muy en serio los juegos, sé que terminaría gritando o insultando a alguien por cualquier cosa.A las mujeres se las llevaron a la piscina y a nosotros a una de las canchas de futbol. Este uniforme me agrada más que el de diario porque es más cómodo y práctico, es una sudadera vino tinto ajustada, una camiseta blanca que tiene el logo del equipo y tenis blancos.Nos pusieron a trotar en línea alrededor de la cancha, hacía mucho calor, unos treinta y cuatro grados calculo o más, así que todos sudábamos. Miré atrás a Leandro, estaba casi de último, sudaba mucho y tenía el rostro rojo, igual que la mayoría. Luego nos pusieron a calentar, ya veía las negras intenciones del entrenador de hacernos jugar un partido de fútbol a todos.Nos dividió en dos grupos de diez chicos cada uno, a Leandro le tocó en el contrario. A mí me tocó con los más desagradables del aula, bonito día, ¿no? Estos juegan mejor, pero creen que son superiores a todos, me dan ganas de pegarles a todos. Empezamos a jugar, rápidamente rodaba el balón, no sé por qué me confiaban tanto el balón, me hacían varios pases. No tardé en pelear con Rodrigo, un compañero que me empujó haciéndome caer de lado con fuerza. Me levanté y lo empujé, ellos empezaron a gritar por la “pelea” y el entrenador me suspendió del juego. Igual ya había alcanzado a anotar un gol, aunque no es que me importara. Ganó el equipo donde yo estaba, ¡cómo me emocionaba eso!Luego de ducharnos, salimos al descanso. Fui al salón para buscar a Leandro, quería comer con él. Cuando estaba llegando me crucé a Alba, me hizo señas para que me sentara con ella. Espero no demorarme.- Cristóbal, hice esto para ti. – Me dijo mostrándome una caja con una torta de naranja, tenía maní encima.- No sé si sabías que soy alérgico al maní. – Le dije tratando de sonar lo menos duro posible.- Oh está bien. Quisiera hacer algo contigo hoy, ir a comer en la noche o salir a algún lado.- Ya veremos eso, debo irme. – Le dije y me puse de pie.- Mañana Pascual hará una reunión, solo iremos unos cuantos. Deberías venir, lleva a tu hermano si quieres.- Bueno, iré.A la salida tomamos un taxi y fuimos al lago, queda cerca de la escuela, pero hacía mucho sol y es peligroso caminar por la carretera, no hay casas cerca porque la escuela queda en las afueras.A este lago no va nadie, es bastante retirado y no es muy sencillo llegar. Llegamos, caminamos entre los arbustos para buscar donde ubicarnos.- Mira, te voy a enseñar a disparar. – Me dijo el sacando un arma de su mochila. – Esta me la regaló papá cuando cumplí doce años, es sencilla de usar. Allá usaba por lo general una escopeta, pero acá si me ven con una, me meto en un lío enorme.- Sí, creerían que vas a hacer un tiroteo en la escuela.- No creo tener una cara de loco. – Dijo y reímos. – Debes saber diferenciar entre un revolver y una pistola, esta es una pistola automática, es fácil de usar y no es de calibre alto, es medio. Si fuera alto sería muy peligroso para empezar.Me sorprendió que sabía mucho de armas, me enseñó cómo cargarla y trucos para acertar al blanco.- Sostenla. – Me dijo y me dio el arma. – Ponte recto y sostenla de esta manera, es más seguro y saldrá bien.Me indicó como pararme, tomé con nervios el arma y apunté a un árbol que estaba lejos. Dudé, pero lo hice. Disparé una vez y luego solté el arma, eso no era lo mío. La bala no pasó ni cerca al árbol.Me enseñó unas cosas, como por ejemplo encender una fogata, trampas para cazar y como dormir una noche sin una carpa en el bosque. Duramos un rato hablando de esto, en verdad él sabía mucho de estos temas, me sentía un inútil al lado de él.- ¿No te vas a meter al lago? – Me dijo Leandro.- No, no, no. No sé nadar, podría ahogarme.- Ven, no dejaré que te ahogues.Se quitó el uniforme quedando en bóxer y cuando lo vi, miré hacia otro lado avergonzado. Me quité el uniforme también y entré lentamente al agua, tengo pánico al mar, a los lagos y a todo lo quetenga agua, a la piscina de mi casa no, porque el nivel no es muy alto, pero acá es impredecible.- Entra, acá donde estoy no está tan hondo. – Me dijo señalándome donde él estaba. Me arrepentí y me salí, al parecer la fobia me ganaba. Me senté en el césped, a salvo y aun reponiéndome del susto de haber entrado a un lago. Leandro salió y se sentó a mi lado.- Lo siento.- No sabía que le tenías tanto miedo, señor amargado. – Me dijo y reí.- Deja de decir eso.- Pero si eres amargado…- Sí, pero eso ya lo sabía. No es una novedad.- Cambiando de tema, el otro día que te vi “haciendo cosas” con la chica, ¿por qué hacían eso si no son novios?- Es que… no lo sé, ni yo mismo entiendo. – Dije y solté un suspiro.- Sí haces eso con ella es porque te agrada, no entiendo cómo es que no son nada.- Nunca me ha gustado Alba, al principio sí. O sea, me gustaba estar con ella, si sabes a que me refiero. Pero ya hablando de sentimientos y este tipo de cosas, creo que no. Nunca he sentido nada así por ella, era como pasar el rato y ya.- Creo que entiendo. No podría hacer algo así, ¿sabes? – Me dijo y lo miré fijamente.- ¿Por qué?- El sexo no creo que sea algo que se toma a la ligera, ¿te imaginas como sería que lo hubieras hecho con ella si la amaras? Sería algo increíble, ¿no lo crees?- Sí, pero mi realidad está muy lejos de eso. No puedo imaginarme con ella. Tengo ciertos pensamientos raros, no lo sé. No me entiendo.¿Por qué no me enamoré nunca de ella? Ella si está enamorada de mí.- Tal vez no es tu tipo de chica, te gustaran con otra actitud o físicamente diferentes. Eres complicado, por eso te es difícil. Muuuuy complicado. – Dijo y reímos.- ¿Cómo te gustan a ti?- No sé si decirte…- Dime, no seas misterioso.- No, podrías pensar mal de mí o dejarías de hablarme.- No pensaré mal de ti, vamos dime.- Me gustan los chicos, ¿estás contento? – Me dijo y me quedé sorprendido, no esperaba que me dijera eso. No pude decir nada, se me bloquearon las palabras por mucho tiempo, no sé por cuánto, pero sentí que fue eterno. – Por eso no te quería decir, no quiero que me mires diferente. Me agrada estar contigo y no quiero que eso cambie.- Nada va a cambiar Leandro.Cuando regresamos a casa me puse a pensar. Me encerré en mi habitación y me acosté bocarriba sobre la cama. Es gay, no es que sea homofóbico ni nada así, ¿pero andar con una persona que tiene esas preferencias todo el tiempo sería raro? Por lo que he visto, es respetuoso y nunca ha hecho nada fuera de lugar. De igual manera es extraño. No me esperaba que dijera eso.De igual forma yo sé quién soy, eso no es un problema y no debería afectarme. Aunque al parecer sí lo hacía, ahora cuando lo veía era diferente, no podía verlo igual que antes, ¿cuál es mi problema?Al día siguiente, me llamó Pascual para confirmar si iba a ir a su casa. Le dije que sí y me dijo que llevara a Leandro, dudé un momento y luego le dije que le iba a preguntar, aunque no sabía si en realidad lo iba a hacer.Era de tarde y salí a comprar
Adentro, estaba mucho más lleno que afuera. Había mucha gente bailando, algunos completamente ebrios y casi todas las mesas estaban llenas. Nos sentamos atrás, en una de las pocas mesas vacías. Eran cerca de las once de la noche. Empezamos a beber cervezas, papá odia que haga eso. Prefiere que beba algo como whisky o coñac, eso no me gusta. Opino que las cervezas han sido una de las mejores creaciones de la humanidad. Después de unas dos horas, habíamos bebido muchas y la pasábamos genial.- Llevaba rato sin tomarme tantas de estas, en casa solo puedo tomar whisky y es horrible. – Dije admirando la botella que tenía en la mano.- Tú porque te han hecho tomar eso, mi querido y veterano padre, me hacía beber tequila, eso me quemaba la garganta. Cuando conseguía dinero por algún trabajo que hice, me escapaba a la ciudad a comprar unas cervezas artesanales que si las probara
Pasaron varios días y no le volví a hablar, cuando pasaba cerca de mí por la casa, me desviaba o fingía que no lo había visto. Ni cuando íbamos en el auto camino a la escuela lo miraba o si quiera le dirigía la palabra. No tenía ningún tipo de contacto con él.No sé qué me pasaba o por qué, pero no podía dejar de pensar en él. Tal vez fui muy duro en hablarle así, tal vez exageré… No, no exageré. No puedo acercarme a él, no debo hacerlo.En la escuela las cosas se volvieron muy complicadas, en la práctica de fútbol no sé que pasó, pero Leandro apareció con moretones en la cara. Se veía triste y apagado. Cuando pasó a mi lado me miró, pero yo desvié la mirada y bajé la vista hacia mi teléfono. En el salón de clases lo seguían molestando y empeorab
“Hoy es un día muy triste para la humanidad. Cumple años el hijo mayor del grandísimo Pedro Bustamante, ese hijo que mira mal a la gente por la calle, ese que tiene una lista negra en la parte de atrás del cuaderno de biología, el zurdo, la barracuda, el que se come solo la crema que cubre el pudín y deja el resto, ese que vomitó en la montaña rusa de niños, el que patinó sobre hielo un año en contra de la voluntad de su valiente y heroico padre, ese que le teme a los barcos y a viajar sin un mapa, ese que había leído varios libros a los siete años de edad y que aprendió coreano a los diez. Ese que no es como yo, pero, aun así, lo quiero como a nadie en el mundo. Feliz cumpleaños, hijo mío, mi primogénito”. Ese fue un cartel que encontré en la puerta de mi habitación ese día. La mañana del sábado.
En la noche fuimos a cenar a un restaurante costoso que no es de mi agrado, hacen comida árabe y sabe muy mal, el arroz sabe cómo a almendras, es simple y pastoso, me dan ganas de escupirlo, no puedo mantenerlo mucho en mi boca sin que me haga querer vomitarlo, la carne es blanda, tanto que se deshace y es muy dulce, lo demás está bien, excepto un vino blanco que sabe amargo. Sofía no comió nada, se estuvo quejando todo el tiempo, igual que yo en mi mente, pero no dije nada porque hoy me había dicho a mí mismo que no iba a irritar a nadie. Mañana sí lo haré.- ¡Mamá ya! ¡no quiero! ¡no quiero! Esto se queda en mis dientes. – Dijo Sofía llorando, mamá la obligaba a comer, pero era inútil.- Ella no come porque ve que el otro idiota arruga la cara al probar algo. – Dijo papá mirándome mal.- Sí, cómo no voy a
Terminaron las clases, por lo general cuando acaban, Leandro se acerca y salimos conversando, pero esta vez no me apetecía hablar con él. Salí rápidamente, caminé por el pasillo y luego lo vi aparecer a mi lado, me llamó, pero no respondí.- Cristóbal, ¿está todo bien? – Me dijo Leandro y sé que me miraba, pero yo miraba hacia otro lado.- Sí, ¿por qué no lo estaría?- Estás raro, ¿seguro que estás bien?- Sí.- No te creo.- ¿Cómo te fue con tu amigo en el descanso? – Le pregunté, se me salió, me dieron ganas de pegarme.- Bien. – Me dijo sonando extrañado. – ¿Nos viste?- Sí, no sabía que ya tenías amigos en la escuela.- No es precisamente un amigo, me escribió porque al parecer le gusté. – Cuando escuché eso me molesté el doble, no lo pude evitar. Creo que cualquiera hubiera notado mi cara de amargura.- ¿Y a ti te gusta él?- No, no me gusta. – Me dijo a la defensiva.- ¿Entonces por qué te viste con él?- No lo sé, quería conversar con alguien. No tengo amigos. ¿Por qué te moles
Entré a mi casa, ansiaba bañarme y luego encerrarme en mi habitación, no tenía hambre, no tenía ganas de nada. Subí, iba a dejar mi mochila sobre la cama, pero vi a Leandro en mi habitación esperándome.- ¿Qué haces acá? Quiero que te vayas, me estorbas. – Dije y me puse de espaldas fingiendo buscar algo en él armario, no debía estar en mi mejor momento, menos con los ojos hinchados y mi cabello sudado.- Estaba esperándote, te vi molesto conmigo y no sé por qué era, eso me preocupó, pensé que te pasaba algo, pero ahora veo que estás muy bien, tu acostándote con esa chica estúpida y yo pensando que estabas mal.- ¿Por qué dices cosas tan absurdas? No me acosté con nadie. – Dije y la verdad no tenía ánimos para discutir.- Hasta acá se siente el olor a sexo, de verdad eres tonto. Mírate, mira tu cabello, mira tú ropa, cualquiera se daría cuenta.- Vete, por favor, solo vete. – Dije y mi voz se quebró, no pude evitar llorar de nuevo y él me miró preocupado.- ¿Te pasó algo? ¿algún probl
Rápidamente pasaron seis meses desde que él llegó a mi casa, nos hicimos muy unidos, hacíamos todo juntos. Nunca le dije que me gustaba, no me atreví, seguí fingiendo que lo veía solo como mi mejor amigo y él me creía por completo, me preocupaba que esto no se iba y, por el contrario, incrementó mucho más. Me estoy enamorando de él, odio que así sea, pero no puedo mentirme a mí mismo diciendo que no es así.Últimamente, Leandro se veía mucho con el chico británico, eso no me gustaba para nada, pero no se lo hice saber. Eso me preocupa, me preocupa mucho que deje de quererme y sí, sé que suena cínico de mi parte porque no le he dicho nada, pero verlo con él me dan muchos celos. Me hace querer llorar y por más que me haya sentido bien en el día, luego me entero de que se vieron y se me pasa.Tengo mucha rabia acumulada, pero no le puedo decir nada. ¿Cómo podría celar a alguien que no es mi pareja? Sería ridículo de mi parte.¿Será que debería actuar? ¿rendirme ante él? Cada vez que pien