[FRANCO]Siento como las lágrimas siguen rodando por mis mejillas, el dolor por lo que acabo de hacer no se va, pero no me siento capaz de ni siquiera verla a la cara después de todo esto. Fingir que no la recuerdo es lo mejor que puedo hacer por el momento. Necesito proteger su salud y la de nuestros hijos, y decirle la verdad solo le hará más daño. Tal vez cuando el peligro haya pasado, yo puedo regresar a ella y contarle toda la verdad. Quizás solo en ese momento podremos tomar una decisión acerca de nosotros y nuestro futuro.Miro a mi alrededor y el silencio en esta habitación pareciera sepultarme en vida debido a la rabia y dolor que siento por lo que estoy haciendo. Sin embargo, todo esto se ve interrumpido cuando la puerta se abre y allí aparecen mis padres. Se acercan a la cama sin pronunciar una sola palabra y se me quedan mirando.—Hijo —pronuncia mi padre finalmente.—No me llames hijo, todo esto es tu culpa —le reclamo.Él cierra los ojos, y al abrirlos las lágrimas se es
[BRISA]Semanas después: 30 de mayo¿Qué se hace cuando sientes que no queda nada? Suena egoísta, sé que tengo a mis hijos, y que deberían ser lo único importante en mi vida, pero es inevitable no sentirme sola. Imaginaba que mi cumpleaños esta vez sería diferente, que ya no estaría sola, sino que tendría a mi esposo junto a mí y que estaríamos terminando con los preparativos para recibir a nuestros hijos, pero me equivoque.En esta ocasión no quise a mi familia ni amigos cerca, prefiero mi soledad y no sentir la lastima con que a veces me mira la gente. Tal vez fue mi error por creer que el amor podía ser mágico… ¿Cómo pude llegar a pensar que podría vivir la historia de amor más hermosa del mundo junto a un desconocido? ¿Cómo pude casarme con él en un crucero? ¿Cómo pude ser tan estúpida para quedar embarazada? Aunque, siendo sincera, de lo único que no me arrepiento es de mis hijos.Había dejado todo por él, y él se dio por vencido a la primera prueba que nos puso la vida. Entiendo
Medianoche 25 de diciembreMarsella, Francia—Feliz navidad señora San Martín— Le digo al oído cuando la abrazo desde atrás y apoyo mis manos en ese vientre que cada día me ilusiona más.Ella gira su rostro un poco para verme y tomo ventaja para besarla —Feliz navidad, la primera de muchos juntos— Responde sonriente mientras que, a través del ventanal de nuestra casa con vistas al mar, vemos el despliegue de fuegos artificiales que celebran que ya ha llegado este día tan especial.—¿Eres feliz? ¿o sigues triste porque estamos aquí solos?— Le pregunto un poco preocupado.Mi esposa se gira entre mis brazos para quedar de frente a mí y acaricia mi rostro —Contigo soy feliz donde sea— Habla y ahora es ella quien me besa con esa delicadeza disfrazada de pasión que a veces resulta engañosa en el buen sentido.—Yo también soy feliz contigo, y si me permites, quisiera entregarte los regalos tuyos y los del bebé— Comento y puedo notar la preocupación en su rostro.—Lindo, ya te dije que no sé
[BRISA]Tenía muchísimo miedo de decirle a Franco que estamos esperando mellizos, pero como siempre, él me sorprende con su actitud. No ha dejado de hablar de lo hermoso que será criar a dos bebés juntos y a pesar de que traté de seguirle la conversación e imaginarme lo que será nuestra vida de a cuatro, también el miedo me invade. Antes tenía miedo por mi bebé, por perderlo y porque recuperarnos de ese golpe fuera lo más difícil de todo, pero ahora mi miedo es doble. No quiero ser negativa, pero está claro que hay muchas posibilidades, entre ellas, que pueda perderlo a los dos, o a uno… tan solo espero que se mantenga todo en ese temor y que nada malo suceda.—¿Te sientes bien?— Me pregunta mi esposo mientras que nuestras respiraciones se van calmando en esta cama donde nos acabamos de amar como si fuera la primera vez.—No me tienes que preguntar si estoy bien a cada momento, hemos hablado con el doctor y dijo que estaba bien tener sexo—Le digo y sonríe mientras que besa mi hombro.
[FRANCO][Horas más tarde]Después de la muerte de Tamara, aprendí muchas cosas acerca de la vida, y la más importante de todas es que debo disfrutar de cada momento de felicidad como si pudiese ser el último. Es exactamente eso lo que hago cada día con Brisa, disfruto de cada instante, incluso caminar hoy de su mano por la playa ha sido un disfrute total. Sé perfectamente que los dos tenemos miedo, y ahora claro… se han multiplicado por dos, pero no quiero que esos miedos nos hagan dejar de vivir las cosas hermosas que hay en el mundo.—Ya estoy lista— Escucho su voz mientras que cocino para la cena con mi hermano.Me doy vuelta para verla, y me muero de amor al ver que ese precioso vestido ajustado a su cuerpo que lleva puesto hace resaltar ese pequeño abdomen que cada día que pasa se hace notar más —Te ves hermosa, y ni hablar de este pequeño bulto— Comento cuando esta frente a mí y llevo mi mano sobre su abdomen —¿Tratando de lucir el embarazo?— Pregunto y se mira a ella misma.—¿
[BRISA]Después de haber cenado con el hermano de Franco, decidí dejarlos solos un rato para que ambos se pongan al día respecto a sus vidas, y es que de cierta manera me siento un poco culpable por el hecho de que él se haya tenido que alejar de todos. La reacción de mi padre fue sin duda alguna muy exagerada. Yo fui testigo de todo lo que tuvimos que pasar cuando perdió la casa, como incluso termino en el hospital con un infarto a causa de la angustia, pero no es algo de lo que Franco sea responsable, al menos así lo veo yo. Después de todo, Franco tendría como 20 años cuando eso sucedió.A veces pienso que es culpa mía que él se haya tenido que alejar de todos, que tengamos que estar aquí aislados de la realidad… «si yo fuese una mujer normal, si no tuviera un embarazo de alto riesgo… si…» pienso cuando de repente la puerta de la habitación se abre y allí aparece él.—Saíl ya se fue— Me cuenta mientras que cierra la puerta detrás de él y se acerca a la cama.—Me cayó bien tu herman
[FRANCO]Dos días después: 27 de diciembreUna vez más, el sonido de ella levantándose de la cama a toda prisa me hace despertar antes de que suene la alarma y al abrir mis ojos, la veo corriendo hacia el baño. «Definitivamente nuestros hijos le están dando guerra» Pienso y me levanto de la cama para ir detrás de ella —Mi amor, ¿te encuentras bien?— Le pregunto cuando me asomo al baño ya que ha dejado la puerta abierta.Al darme cuenta de que le cuesta levantarse por lo mucho que se le ha revuelto el estómago, me acerco y con mucho cuidado la ayudo a levantarse —¿Cuánto tiempo durara esto de las náuseas?— Se queja y a pesar de que trato de no sonreír, no lo puedo evitar —No te rías, no es gracioso— Me regaña y despacio va hacia el lavamanos.—No me estaba riendo, solo sonreí porque nuestros hijos se hacen sentir a su forma— Explico mientras que ella se cepilla los dientes y me mira a través del reflejo del espejo.Una vez que termina, se gira para mirarme de frente y respira profundo
[BRISA][HORAS MÁS TARDE]Franco tiene el poder de hacer que incluso algo que ya parecía mágico, se convierta en algo mucho más especial. Estaba claro que no iríamos en un avión comercial a Praga, pero tampoco imaginaba un banquete en el avión privado, mucho menos que todo estuviera preparado para que yo no me cansara o hiciera ningún tipo de esfuerzo. A veces pienso que me cuida más que a una muñequita de cristal, pero me gusta que sea así, me gusta darme cuenta de que los príncipes aquellos de lo que algún día escuche hablar, existen en la realidad.Praga es un viaje en el tiempo, sus calles de adoquines, estructuras de aquellas que han quedado de la época medieval, y la nieve adornando sus calles hacen que te sientas en un cuento encantado —¿Hermoso? ¿No?— Me pregunta mientras que sigo admirando el paisaje desde el enorme ventanal que hay en la habitación.—Creo que no hay otro sitio como este en el mundo entero— Respondo en medio de suspiros que se vuelven inevitables.—Praga es ú