[BRISA]Me fui de Francia para alejarme de él y de este dolor que significa que él no me recuerde, pero todo fue inútil. Cuando lo vi de pie frente a mi puerta tuve la esperanza de que el momento fuera como uno de esos que veía en aquellas telenovelas que marcaron una época. Creí que él me diría, “si mi amor, me acorde de ti” y que nos besaríamos tal y como el más bello final de todos, pero definitivamente me equivoque.Esto no es como lo ideo mi mente. Frente a mi tengo un hombre completamente desorientado, uno para quien soy una desconocida y que me mira como pidiéndome disculpas por no acordarse de mi ni de sus hijos.—¿Quieres un café? ¿soda? ¿agua? ¿té? —cuestiono y me siento hablándole a un extraño a quien conocí hace tan solo algunos pocos días.Él con un poco de dudas, se sienta en el sofá y noto el esfuerzo por hacer que esto sea lo más natural posible.—¿Podrías darme un vaso con agua por favor? —me pide y yo tan solo asiento.Camino hacia la cocina tratando de no llorar, pe
[BRISA]Se supone que me había alejado de él para evitar este tipo de situaciones. Nos habían advertido que hablarle de su pasado podría tener consecuencias, y vaya que las tuvo. Aquí me encuentro una vez más en la sala de espera de un hospital completamente desesperada mientras que los doctores revisan a Franco.—Brisa, ¿Qué fue lo que paso? —escucho de pronto la voz de su madre y al voltearme allí esta Raquel caminando hacia mí.—¿Por qué le permitieron regresar? A Franco no le hizo bien hablar conmigo —digo entre lágrimas que reflejan la angustia que siento en estos instantes.—Hija, no lo pudimos retener más. Cuando supo lo de los bebés no hubo fuerza humana que lo pudieran retener en Francia, lo siento —expone.Me siento culpable por lo que esta pasando, no me perdonaría si algo grave le pasara a Franco; simplemente no podría vivir con eso.—Debieron hacerlo, ¿acaso no ven lo que está pasando? —reclamo.Su padre se acerca a nosotros y noto como trata de entender la situación, per
[FRANCO]Siento como las lágrimas siguen rodando por mis mejillas, el dolor por lo que acabo de hacer no se va, pero no me siento capaz de ni siquiera verla a la cara después de todo esto. Fingir que no la recuerdo es lo mejor que puedo hacer por el momento. Necesito proteger su salud y la de nuestros hijos, y decirle la verdad solo le hará más daño. Tal vez cuando el peligro haya pasado, yo puedo regresar a ella y contarle toda la verdad. Quizás solo en ese momento podremos tomar una decisión acerca de nosotros y nuestro futuro.Miro a mi alrededor y el silencio en esta habitación pareciera sepultarme en vida debido a la rabia y dolor que siento por lo que estoy haciendo. Sin embargo, todo esto se ve interrumpido cuando la puerta se abre y allí aparecen mis padres. Se acercan a la cama sin pronunciar una sola palabra y se me quedan mirando.—Hijo —pronuncia mi padre finalmente.—No me llames hijo, todo esto es tu culpa —le reclamo.Él cierra los ojos, y al abrirlos las lágrimas se es
[BRISA]Semanas después: 30 de mayo¿Qué se hace cuando sientes que no queda nada? Suena egoísta, sé que tengo a mis hijos, y que deberían ser lo único importante en mi vida, pero es inevitable no sentirme sola. Imaginaba que mi cumpleaños esta vez sería diferente, que ya no estaría sola, sino que tendría a mi esposo junto a mí y que estaríamos terminando con los preparativos para recibir a nuestros hijos, pero me equivoque.En esta ocasión no quise a mi familia ni amigos cerca, prefiero mi soledad y no sentir la lastima con que a veces me mira la gente. Tal vez fue mi error por creer que el amor podía ser mágico… ¿Cómo pude llegar a pensar que podría vivir la historia de amor más hermosa del mundo junto a un desconocido? ¿Cómo pude casarme con él en un crucero? ¿Cómo pude ser tan estúpida para quedar embarazada? Aunque, siendo sincera, de lo único que no me arrepiento es de mis hijos.Había dejado todo por él, y él se dio por vencido a la primera prueba que nos puso la vida. Entiendo
Medianoche 25 de diciembreMarsella, Francia—Feliz navidad señora San Martín— Le digo al oído cuando la abrazo desde atrás y apoyo mis manos en ese vientre que cada día me ilusiona más.Ella gira su rostro un poco para verme y tomo ventaja para besarla —Feliz navidad, la primera de muchos juntos— Responde sonriente mientras que, a través del ventanal de nuestra casa con vistas al mar, vemos el despliegue de fuegos artificiales que celebran que ya ha llegado este día tan especial.—¿Eres feliz? ¿o sigues triste porque estamos aquí solos?— Le pregunto un poco preocupado.Mi esposa se gira entre mis brazos para quedar de frente a mí y acaricia mi rostro —Contigo soy feliz donde sea— Habla y ahora es ella quien me besa con esa delicadeza disfrazada de pasión que a veces resulta engañosa en el buen sentido.—Yo también soy feliz contigo, y si me permites, quisiera entregarte los regalos tuyos y los del bebé— Comento y puedo notar la preocupación en su rostro.—Lindo, ya te dije que no sé
[BRISA]Tenía muchísimo miedo de decirle a Franco que estamos esperando mellizos, pero como siempre, él me sorprende con su actitud. No ha dejado de hablar de lo hermoso que será criar a dos bebés juntos y a pesar de que traté de seguirle la conversación e imaginarme lo que será nuestra vida de a cuatro, también el miedo me invade. Antes tenía miedo por mi bebé, por perderlo y porque recuperarnos de ese golpe fuera lo más difícil de todo, pero ahora mi miedo es doble. No quiero ser negativa, pero está claro que hay muchas posibilidades, entre ellas, que pueda perderlo a los dos, o a uno… tan solo espero que se mantenga todo en ese temor y que nada malo suceda.—¿Te sientes bien?— Me pregunta mi esposo mientras que nuestras respiraciones se van calmando en esta cama donde nos acabamos de amar como si fuera la primera vez.—No me tienes que preguntar si estoy bien a cada momento, hemos hablado con el doctor y dijo que estaba bien tener sexo—Le digo y sonríe mientras que besa mi hombro.
[FRANCO][Horas más tarde]Después de la muerte de Tamara, aprendí muchas cosas acerca de la vida, y la más importante de todas es que debo disfrutar de cada momento de felicidad como si pudiese ser el último. Es exactamente eso lo que hago cada día con Brisa, disfruto de cada instante, incluso caminar hoy de su mano por la playa ha sido un disfrute total. Sé perfectamente que los dos tenemos miedo, y ahora claro… se han multiplicado por dos, pero no quiero que esos miedos nos hagan dejar de vivir las cosas hermosas que hay en el mundo.—Ya estoy lista— Escucho su voz mientras que cocino para la cena con mi hermano.Me doy vuelta para verla, y me muero de amor al ver que ese precioso vestido ajustado a su cuerpo que lleva puesto hace resaltar ese pequeño abdomen que cada día que pasa se hace notar más —Te ves hermosa, y ni hablar de este pequeño bulto— Comento cuando esta frente a mí y llevo mi mano sobre su abdomen —¿Tratando de lucir el embarazo?— Pregunto y se mira a ella misma.—¿
[BRISA]Después de haber cenado con el hermano de Franco, decidí dejarlos solos un rato para que ambos se pongan al día respecto a sus vidas, y es que de cierta manera me siento un poco culpable por el hecho de que él se haya tenido que alejar de todos. La reacción de mi padre fue sin duda alguna muy exagerada. Yo fui testigo de todo lo que tuvimos que pasar cuando perdió la casa, como incluso termino en el hospital con un infarto a causa de la angustia, pero no es algo de lo que Franco sea responsable, al menos así lo veo yo. Después de todo, Franco tendría como 20 años cuando eso sucedió.A veces pienso que es culpa mía que él se haya tenido que alejar de todos, que tengamos que estar aquí aislados de la realidad… «si yo fuese una mujer normal, si no tuviera un embarazo de alto riesgo… si…» pienso cuando de repente la puerta de la habitación se abre y allí aparece él.—Saíl ya se fue— Me cuenta mientras que cierra la puerta detrás de él y se acerca a la cama.—Me cayó bien tu herman