2: Miedo

[BRISA]

Tenía muchísimo miedo de decirle a Franco que estamos esperando mellizos, pero como siempre, él me sorprende con su actitud. No ha dejado de hablar de lo hermoso que será criar a dos bebés juntos y a pesar de que traté de seguirle la conversación e imaginarme lo que será nuestra vida de a cuatro, también el miedo me invade. Antes tenía miedo por mi bebé, por perderlo y porque recuperarnos de ese golpe fuera lo más difícil de todo, pero ahora mi miedo es doble. No quiero ser negativa, pero está claro que hay muchas posibilidades, entre ellas, que pueda perderlo a los dos, o a uno… tan solo espero que se mantenga todo en ese temor y que nada malo suceda.

—¿Te sientes bien?— Me pregunta mi esposo mientras que nuestras respiraciones se van calmando en esta cama donde nos acabamos de amar como si fuera la primera vez.

—No me tienes que preguntar si estoy bien a cada momento, hemos hablado con el doctor y dijo que estaba bien tener sexo—Le digo y sonríe mientras que besa mi hombro.

—Lo sé, solo que estás muy callada y no sé sí hice algo malo o es que te ocurre algo— Explica y sé que para él todo esto también es difícil, después de todo hay momentos donde solo se puede convertir en un espectador de la escena y ayudarme en lo poco que puede.

—Creo que no voy a volver a ser la misma hasta que nuestros hijos nazcan y sepa que están bien—Le digo y sé que no estoy siendo justa con este planteamiento, pero es lo que me pasa y no lo puedo evitar.

Él extiende sus brazos para abrazarme y acomodo mi rostro sobre su pecho mientras que sigue besando mi cabello —Solo quiero verte feliz mi amor, sé que todo esto es triste, que vivir con esta incertidumbre va a ser difícil, pero ya lo dijo el médico; vayamos un día a la vez. Estoy seguro de que van a estar bien, me voy a encargar de que así sea—Continúa y levantó mi rostro un poco para poder verlo a la cara.

—Perdóname, estoy siendo muy injusta contigo, tú haces de todo para que todos estemos bien y yo aquí con esta preocupación constante… te prometo que voy a tratar de mejorar las cosas y sonreír un poco más—Me disculpo y me besa en los labios buena manera tierna.

—Prometimos estar juntos en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, así que voy a cumplir y no te preocupes yo tengo toda la paciencia del mundo contigo—Me asegura y sonrío.

—Definitivamente me saqué la lotería contigo, eres el hombre más especial que podría haber conocido nunca—Murmuro mientras que siento que el cansancio me va ganando.

—Es mejor que duermas, ya es muy tarde, o muy temprano… no lo sé todo depende del punto de vista que lo mires, pero es mejor que vayamos a descansar. Si quieres por la tarde podemos ir a caminar por la playa, sé que te hará bien—Sugiere mientras que el sueño me va ganando la batalla.

—Luego cuando despertemos vemos qué hacemos, pero mejor descansemos porque realmente estoy cansada— Le pido y él tan solo asiente para después acomodarnos un poco mejor y taparnos con las mantas.

[…]

No tengo idea de qué hora es cuando el sonido de una notificación en su celular nos hace despertar. A través de los cristales ya sale el sol en todo su esplendor y por ende miro hacia la mesita de noche dónde está el reloj, para darme cuenta de que ya es mediodía —¿Quién te escribió?—Preguntó moviéndome para acomodarme un poco mejor.

—Es mi hermano, dice que está aquí en Francia—Me comenta mientras que lee el mensaje entrecerrando sus ojos.

—¿Y que hace aquí Saíl?— Cuestionó y sus gestos me dejan saber que él tampoco tiene idea.

—No lo sé, pero dice que quiere verme, ¿te molesta si le digo que venga a la casa?— Me pregunta con un poco de dudas y es que apenas nos hemos conocido.

—Si no es para problemas dile que venga, solo ten en cuenta que no quiero discusiones en la casa—Le pido él sonríe.

—Mi hermano no tiene nada que ver con lo que está pasando con mis padres, no te preocupes— Me asegura mientras que responde el mensaje.

Una vez que lo hace, él deja el celular a un costado y se acuesta de lado para mirarme —Vendrá a cenar a la noche, ¿quieres que nos cambiemos y almorzamos algo rápido para luego irnos a caminar a la playa?— Propone y asiento.

—Sí vamos, porque si nos quedamos aquí, no nos levantaremos más—Bromeo y de a poco voy intentando dejar mi crisis atrás.

Los dos sabemos que tenemos asuntos que resolver con la familia, pero que por ahora decidimos dejar en una pausa para evitar complicaciones de salud. Lo único que espero es que su hermano no venga a traernos uno de esos problemas, sino que sea esa bocanada de aire fresco qué nos hace falta con la realidad que están lejos de nosotros.

Una vez que él se levanta de la cama, me toma de la mano y me ayuda a levantarme también, pero él sorpresivamente me levanté en el aire y me llevé hacia el baño para ducharnos juntos cómo se nos ha vuelto costumbre muchas veces. Admito que empezar nuestro matrimonio lejos de todo ha sido una de las cosas más positivas que nos ha pasado, no es que quiera que estemos peleados con nuestras familias, pero estos momentos nos dan la oportunidad de dejarnos conocer y disfrutar del otro de una manera única que provoca que nuestro amor crezca cada día más.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo