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5: Reflejos del Pasado

[FRANCO]

Dos días después: 27 de diciembre

Una vez más, el sonido de ella levantándose de la cama a toda prisa me hace despertar antes de que suene la alarma y al abrir mis ojos, la veo corriendo hacia el baño. «Definitivamente nuestros hijos le están dando guerra» Pienso y me levanto de la cama para ir detrás de ella —Mi amor, ¿te encuentras bien?— Le pregunto cuando me asomo al baño ya que ha dejado la puerta abierta.

Al darme cuenta de que le cuesta levantarse por lo mucho que se le ha revuelto el estómago, me acerco y con mucho cuidado la ayudo a levantarse —¿Cuánto tiempo durara esto de las náuseas?— Se queja y a pesar de que trato de no sonreír, no lo puedo evitar —No te rías, no es gracioso— Me regaña y despacio va hacia el lavamanos.

—No me estaba riendo, solo sonreí porque nuestros hijos se hacen sentir a su forma— Explico mientras que ella se cepilla los dientes y me mira a través del reflejo del espejo.

Una vez que termina, se gira para mirarme de frente y respira profundo —Sabes, puedo quejarme de las náuseas, de cómo están afectando mi olfato y demás cosas, pero en el fondo estoy feliz por todos estos síntomas porque me hacen saber que ellos están bien— Explica llevando una de sus manos sobre su ya un poco más notorio abdomen.

Sus palabras me hacen sonreír y es que me emociona cada vez que ella se emociona con nuestros bebés —A mí también me gusta que se hagan sentir, sé que soy injusto porque a mí no me está pasando nada, que no sufro ninguno de los síntomas, pero es que no lo puedo evitar… me emociona sentir la vida de esta manera— Hablo con melancolía, y es que no puedo dejar de pensar en lo que viví con Tamara.

Sin quererlo mis ojos se cristalizan, y me veo obligado a salir del baño para evitar lastimarla. Lo que menos quiero es que ella piense que cada paso en nuestra relación será comparado con lo que viví con ella, pero al mismo tiempo es inevitable… ¿Cómo hago para no recordar que el día que supimos del embarazo, también supimos del cáncer que tenía? Todo eso forma parte de mis heridas, y son de esas que cuestan cicatrizar, y aun cuando lo hacen, duelen.

Salgo a la terraza tratando de respirar aire fresco y evitar que ella me vea así, pero de pronto siento como se para a mi lado y nos cubre con una manta —No tienes que ocultar lo que te sucede— Me dice mirándome y le hago un espacio delante de mí para abrazarla desde atrás y cubrirnos mejor.

Apoyo mi barbilla en el hombro y a pesar de la manera que mis lagrimas se acumulan y amenazan con caer por mis mejillas, beso su cabello y dibujo una sonrisa que cuesta mucho —Lo siento, te juro que mi intención no es compararte a ti ni lo que estamos viviendo. Es solo que a veces hay cosas que todavía me duelen— Le explico lo más sincero que puedo.

—Lo sé, jamás te pediría que no te dolieran porque eso significaría que olvides. Mi amor, yo no quiero que la olvides a ella ni a ese bebé que supiste que estaban esperando. No me voy a poner celosa de lo que viviste, yo sé que me amas, que amas a nuestros hijos, y que eres feliz. Sin embargo, también soy consciente de que hay una parte de ti que siempre va a recordar lo que perdiste y evidentemente te dolerá— Expresa y debo admitir que con ella la vida no solo es más fácil, sino que también más hermosa.

—¿Te he dicho alguna vez que eres lo mejor que me ha pasado? ¿Qué eres ese regalo que yo no sabía que la vida tenía para mí?— Le digo bajito y la veo sonreír.

—Alguna que otra vez me lo has dicho— Responde divertida y la abrazo con un poco más de fuerza por debajo de sus pechos.

—Te amo, y te quiero preguntar algo— Le hablo al oído y mueve un poco su rostro para poder verme a la cara.

—¿Qué me quieres preguntar?— Averigua y me encanta la forma en la que me mira, es especial…

—¿Te sientes bien como para viajar?— Cuestiono y está claro que no esperaba esta propuesta.

—¿Viajar? ¿A dónde?— Pregunta girándose entre mis brazos y trato de no reír.

—Me gusta cómo te ha cambiado el humor— Bromeo mientras que acomodo su cabello.

—Es que no sé qué te traes en mente ahora— Explica mirándome con dudas y sonrió.

Juego con su cabello mientras que mi mirada sigue perdida en la suya —Pensaba en que fuéramos a Praga para despedir el año, ¿Qué te parece?— Le cuento finalmente y esa sonrisa que se dibuja en su rostro en estos momentos me roba el aliento.

—Definitivamente has enloquecido— Responde entre risas que interrumpo con mis besos.

—Solo por ti, de verdad que me traes loco— Me defiendo atrapándola entre mis brazos —¿Qué dices? ¿Nos vamos a pasar año nuevo allí? No queda muy lejos y estoy seguro de que te encantara, la ciudad es hermosísima, te transporta en el tiempo— Relato y asiente.

—Digo que sí, que contigo viajo hasta el fin del mundo si lo quieres— Declara finalmente y sonrió.

—Preparemos nuestro equipaje entonces, nos vamos hoy a la noche— Anuncio y estoy seguro de que no esperaba que fuera así de rápido, pero es que quería que fuera una sorpresa, y creo que lo fue.

—Definitivamente tú estas loco, pero me encantan tus locuras— Habla y sonrió.

—Será un viaje tranquilo, solo conoceremos la ciudad y disfrutaremos de la exquisita comida— Aclaro y es que lo que menos quiero es que ella trate de hacer cosas que no debe.

—Lo sé, y no te preocupes. Me cuidare— Me asegura sonriente y sé que necesitamos estos momentos de despeje después de todo lo que estamos pasando.

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