4: Lo Mejor Para Nosotros

[BRISA]

Después de haber cenado con el hermano de Franco, decidí dejarlos solos un rato para que ambos se pongan al día respecto a sus vidas, y es que de cierta manera me siento un poco culpable por el hecho de que él se haya tenido que alejar de todos. La reacción de mi padre fue sin duda alguna muy exagerada. Yo fui testigo de todo lo que tuvimos que pasar cuando perdió la casa, como incluso termino en el hospital con un infarto a causa de la angustia, pero no es algo de lo que Franco sea responsable, al menos así lo veo yo. Después de todo, Franco tendría como 20 años cuando eso sucedió.

A veces pienso que es culpa mía que él se haya tenido que alejar de todos, que tengamos que estar aquí aislados de la realidad… «si yo fuese una mujer normal, si no tuviera un embarazo de alto riesgo… si…» pienso cuando de repente la puerta de la habitación se abre y allí aparece él.

—Saíl ya se fue— Me cuenta mientras que cierra la puerta detrás de él y se acerca a la cama.

—Me cayó bien tu hermano— Comento tratando de simular una sonrisa, pero claramente él no me cree.

—¿Qué ocurre, preciosa?— Me pregunta subiéndose a la cama y al llegar a mi lado acaricia mis mejillas —Te ves triste, ¿acaso paso algo de lo que no me he enterado?— Averigua y niego con la cabeza.

—No, todo está bien— Miento.

Mi esposo entrecierra sus ojos y juega con mi cabello dulcemente —¿Esperas que te crea?— Inquiere y su manera de conocerme me hace dibujar una leve sonrisa.

—A veces me molesta mucho que me conozcas tanto— Me quejo mientras de que me abrazo a la almohada y ahora es él quien sonríe.

—Quiero saberlo todo de ti, esto es un camino de a dos y para transitarlo juntos debemos tener confianza en el otro, ¿no lo crees?— Me explica y asiento.

—Lo sé, es solo que no te quiero agobiar con todo lo que me pasa, ya demasiada paciencia me tienes— Comento sincera y él se acomoda a mi lado para después abrazarme haciendo que acomode mi cabeza sobre su pecho.

—Mi amor, lo único que quiero es que estemos bien. Sé que todo lo que nos pasa es difícil, pero quiero que sea más simple a través de la confianza, ¿entiendes?— Relata.

Sé perfectamente que tiene razón, pero decirle todo lo que me pasa por dentro no es fácil —Tengo miedo de lastimarte— Admito y siento su mirada sobre mí.

—No, no hay manera que me lastimes… y si lo haces, lo hablaremos— Aclara y besa mi cabello.

Respiro profundo tratando de encontrar las palabras en mi mente y cuando siento que lo he hecho, finalmente abro mi boca —Me siento culpable por esta situación— Comento finalmente.

—¿Culpable? ¿De qué?— Averigua.

—De estar aquí solos, de que te hayas tenido que alejar de tu familia… de que tengas que rehacer tu mundo tan lejos de todo— Explico.

—No te tienes que sentir culpable. Estamos aquí porque los dos queremos, porque necesitamos cuidarnos y cuidar a esos bebés. Para mí es un placer estar a tu lado, y tener esta vida que estamos construyendo los dos— Me dice.

—Mi amor, tu ni siquiera tienes la culpa de lo que le paso a mi papá. Él no debió enojarse contigo, mucho menos pedirte que te alejaras de mí, ¿entiendes?— Relato frustrada.

Besa mi cabello con dulzura y yo solo cierro mis ojos —Hay que entender a tu padre, no es fácil lo que le paso. Tiene rabia, y es normal; yo también me llenaría de rabia. Prometí que iba a investigar lo que paso, tratar de comprender la situación, pero por ahora no he podido. Algún día conseguiré llegar al fondo de todo y podre mirar a la cara a tu padre y decirle que paso, pero por ahora solo quiero enfocarnos en nosotros, en que tú y nuestros hijos estén bien.— Expresa con ilusión.

—Pero mientras tanto estas aquí lejos de tu familia— Sentencio triste.

—Tú y nuestros hijos son mi familia, entiéndelo— Me pide.

—Eres imposible— Me quejo entre sonrisas cómplices.

—Te amo— Habla y me mira a los ojos y luego me besa de manera tierna —No quiero que te culpes nunca más porque estemos aquí. Sé que no es lo que teníamos en mente desde el principio, pero entiende que es nuestra responsabilidad como padres de esos bebes cuidarlos de todo lo malo, y no importa si es nuestra familia o un extraño, pero si alguien no nos hace bien, debemos alejarnos— Expresa y sonrió.

—Es imposible no amarte más de ti a cada día— Susurro y ríe.

—¿Te quejas de amarme más?— Me pregunta divertido y sonrío.

—No, no me quejo… todo lo contrario, me encanta, es solo que no sabía que se podía— Me explico y me vuelve a besar.

—Créeme que sí, a mí me pasa lo mismo contigo— Me confiesa y definitivamente es él quien me da fuerzas para seguir adelante a cada momento a pesar de lo difícil que a veces resulta todo esto.

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