Einar bajó del caballo. Luego tomó a Nilsa de su cintura y la ayudó a bajar.—¿Qué estamos haciendo aquí? —cuestionó ella tratando de ignorar la manera en cómo se sentía cuando él colocaba sus manos sobre ella.—Ya te dije, dando un paseo. —Él le regaló una sonrisa y ella estuvo a punto de derretirse. La llevó por un sendero; de tanto en tanto, la tomaba de la mano para ayudarla a descender. Pronto se vio a la orilla de un río. Cerca había un bote pequeño, Einar la llevó hasta ahí. Sin previo aviso, la levantó en sus brazos y ella chilló de la sorpresa. En cuestión de segundos estaba sentada dentro del bote y Einar lo empujó hacia el agua. A ella no le pasó desapercibido lo fuerte que él era y se regañó por no haber sido capaz de apartar su vista de él.—¿Acaso estás tratando de dejarme aquí perdida? Pues déjame decirte que sé nadar muy bien, y puedo orientarme. Así que puedo llegar por mi cuenta al palacio. —Einar tiró su cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Ella no pudo evitar
Quizás debería de pensar en algo diferente, para hacer que Erik la perdonara, pero quizás aún era muy pronto para darse por vencida. Habían pasado tres días desde la noche que estuvieron juntos. Él aún la trataba con indiferencia, y no había vuelto a dormir en la habitación.Dejó de darle vueltas al asunto y decidió que pensaría en algo al día siguiente. Estaba por quedarse dormida, cuando la puerta de su habitación se abrió, entonces, se puso en alerta.—Mi señora —dijo uno de los guardas.—Sí —contestó mientras se levantaba y se colocaba un abrigo encima de su camisón de dormir. El guarda entró sosteniendo al príncipe—. Jensen, ¿qué sucedió?—Mi señora, me temo que el príncipe está ebrio. —Eso la sorprendió, pero reaccionó de inmediato, le pidió que lo acostara en la cama y ella lo sostuvo de sus hombros.—Está bien, yo me encargo —dijo, y el soldado asintió antes de salir de la habitación.—¿Ahora te embriagas? —cuestionó molesta. Tomó una de sus camisas limpia y, como pudo, le ret
Temprano en la mañana, Erik se dirigía hacia la corte. Había despertado con el cuerpo de su esposa abrazado a él, ambos estaban completamente desnudos. Los recuerdos de la noche anterior vinieron a su mente. Debió de haber tomado más alcohol que en toda su vida, porque no era común que se embriagara. Aun así, había estado consciente de casi todo, en especial cuando estaba con ella, lo recordaba todo, incluso el hecho de que la había tomado dos veces esa noche. El estar con ella hacía que todo su cuerpo reaccionara, y cada vez le difícil resistirse a su belleza, ya sea sobrio o no.Se soltó de su abrazo con mucho cuidado de no despertarla. Cuando estuvo fuera de la cama, se vistió y salió de la habitación.Salió de sus pensamientos cuando Einar mencionó algo que llamó su atención.—¿Que tú…? ¿Qué? —Preguntó Erik sorprendido mientras detenía su caballo. Einar hizo lo mismo y se giró hacia él.Después de dejar a Nilsa en su habitación y robarle otro beso, decidió que la quería a su lado
Algunas semanas después.Agradecía la compañía de Maija y Nilsa durante el día, necesitaba matenerse ocupada para evitar a Erik todo lo que fuera posible. Maija aprovechaba también su compañía para escapar un poco de Raner. Necesitaba algo de distancia con él y así poner en orden sus pensamientos, que parecían empeñados en estar dirigidos a él. Era un alivio estar con Hedda, se distraía con facilidad y se mantenía ocupada. Ella siempre tenía algo en mente para hacer. La única que parecía estar feliz era Nilsa, pero aun no sabían por qué.Maija aplaudió y Hedda celebró con ella. Aún no podía usar el arco, pero acompañaba a Hedda casi todos los días a practicar. No había dudas de que estaba mejorando su técnica.—Eso estuvo perfecto —La halagó Maija. Hedda había dado en el blanco en diez ocasiones seguidas.—Gracias. Prepárate, creo que te ganaré la próxima vez.—Eso lo veremos. —Ambas chicas sonrieron. Hedda se sentó a su lado mientras se ponía seria.—¿Puedo hacerte una pregunta?—Dim
—¿Qué están haciendo? —preguntó Raner, su rostro estaba entre preocupado y divertido, pero estaba claro que era más de preocupado y no dejaba de analizar a Maija.—Estamos teniendo una conversación —respondió Hedda mientras se sentaba y apoyaba sus manos en el suelo detrás de su cuerpo. Raner levantó una ceja—. Ustedes no entenderían, es una conversación entre mujeres —respondió Hedda a su pregunta no formulada.Raner se colocó de cuclillas frente a Maija y tomó su mano.—¿Estás bien? —preguntó él, de verdad parecía preocupado de que ella se hubiera lastimado, sabían que aún no estaba del todo recuperada.—Estoy bien —escuchó que su amiga respondió.Erik estaba ahí también, pero Hedda no le dirigió ni una sola mirada, le estaba siendo difícil, pero no iba a echar a perder su plan. Había decidido que era momento de cambiar de estrategia. Después de semanas dándole todo su tiempo, atención y devoción a él, no había tenido ningún resultado. Ahora Erik probaría lo que se siente ser ignora
Hedda despertó, estaba tratando de recordar cómo es que había llegado hasta su habitación, sus recuerdos llegaban hasta donde se había recostado junto a Maija en su cama y no tenía intenciones de volver a la habitación que compartía con su esposo. Pero el que hubiera despertado en su habitación no la sorprendía tanto como el hecho de que el príncipe Erik amaneciera a su lado, ella estaba de espaladas a él y él la abrazaba por la cintura y podía sentir su respiración en la parte de atrás de su cabeza. Se quedó un momento más disfrutando de la sensación de paz y seguridad que sentía al estar en sus brazos. Se preguntó si él se había embriagado la noche anterior, era la única explicación que encontraba para que él se hubiera acercado a ella de esa manera y aún estuviera dormido a esa hora. Pensar en esa posibilidad la desanimó, prefería que él estuviera muy sobrio. Quiso girarse hacia él y abrazarlo también. Pero recordó todo el esfuerzo que había hecho por mantener la distancia con su
El corazón de Maija latió acelerado cuando escuchó que tocaban a su puerta, por un momento pensó que podría ser él. Soltó un suspiro de alivio cuando vio que se trataba de Erik. Posiblemente se habría molestado de haberse trato de Raner, bueno, que dicha que no fue así. Hedda había ido a visitarla un poco más temprano y terminó contándole todo lo sucedido. Después de un rato conversando su amiga se marchó, era como si hubiera sabido que necesitaba estar a solas con sus pensamientos. —¿Cómo estás? —preguntó Erik sentándose a su lado. —Me siento mucho mejor. —Si es que se refería a su recuperación, estaba diciendo la verdad. Se aseguró de sonreír. —Me da gusto —Él intentó devolverle la sonrisa. Hace un tiempo su media sonrisa hubiera hecho estragos en ella. Pero se había dado cuenta de que él ya no tenía ese efecto en ella. Le habría gustado tener una respuesta sobre lo que había pasado con sus sentimientos. —Erik… —Maija… Hablaron al mismo tiempo. Ambos volvieron a sonreír. Él le
Raner miró por última vez. A su espalda, en el horizonte, quedaba aquel imponente palacio, nunca antes se había sentido mal por dejar aquel lugar, aunque fuera solo por unos días, y no dudaba de que se sentirían como una eternidad antes de volver. Cuando decidió irse estaba seguro de que era lo correcto, no solo por la misión que tenía, sino porque sabía que Maija necesitaría espacio, y ya le era difícil dárselo teniéndola tan cerca. —¿Está todo bien, príncipe? —Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Jensen había vuelto a su lado. —Sí —respondió—. Vamos. Minutos después, antes de cruzar el puente que los dejaría fuera del territorio del príncipe Erik. A su izquierda escuchó el sonido de un caballo algo inquieto. Observó arriba en la colina. «Esa su figura», sin duda conocía muy bien a esa mujer. Ahí estaba ella. Maija había tomado una ruta diferente para poder alcanzarlo. Miró cómo ella empezó a descender hacia él. —¿Es la señorita Maija? —preguntó Jens