— Celegrom, —dice Morgana feliz, corriendo hacia él— sabía que jamás me dejarías plantada.
Camina hacia ella, la abraza fuerte sonríe y la abraza dulcemente.
Le corresponde el abrazó y lo besa con pasión, como si él se le fuera a desvanecerse entre sus brazos.
Felices por su encuentro sin ser precavidos de sus alrededores, detrás de los arbustos se encontraba Lumiere observando escuchando lo que decían la feliz pareja.
—Te extrañamos —dice Morgana mientras unas lágrimas ruedan por sus mejillas.
—También los extraño —dijo Celegrom mientras seca sus lágrimas con dulces besos.
Se separan, sentándose en la hermosa alfombra de flores azules que le ofrecía la madre naturaleza.
—Mi hermosa luna, —dice Celegrom — estaremos pronto en conseguir la victoria en esta guerra y regresare a tú lado.
Lo mira esperanzada juntado sus manos con las de él.
—Mi valiente caballero—dice Morgana dulcemente —. Ya han pasado dos meses, mi padre me obligó a casarme con Lumiere unas semanas después que te fuiste a la zona de guerra.
Lo mira sintiéndose afligida. Suspira.
—Nos fugaremos juntos apenas regrese a mi pueblo natal — dijo Celegrom esperanzado —así formaremos nuestra familia los tres como siempre deseamos.
Cinco días después...
En esa misma mañana se encuentra Morgana en el comedor lista para desayunar. Se escucha un alboroto, los guardias de un lado para otro; mira detenidamente por el marco del comedor, afinando su vista para así lograr visualizar en el jardín a su padre entrar tantas personas.
—En el jardín a estas horas, que raro —dice Morgana en modo pensativa.
—Mi querida niña, el desayuno es la comida más importante y más en tu estado— dice con voz burlona riendo se ah carcajadas, mofando se de su padre.
—Buenos días —dijo Lumiere—, cualquiera que la viese así riéndose sola, pensará que está usted un poco loca. — Le guiña un ojo, abriéndose paso por el comedor hasta llegar a su puesto en la enorme mesa de éste.
Pero esas carcajadas son cortadas en seco, con una mueca de aborrecimiento al oír su voz.
—Buenos días —dice Morgana—, no me importa el qué dirán —se mofa enojada, caminando hasta Lumiere tomando asiento a su lado.
—Si ya me he podido dar cuenta de ello por tu última hazaña —dice Lumiere con voz de enfado.
— ¿De qué me está hablando usted, Señor? —dijo Morgana mirándole con confusión, moviéndose en su silla un poco nerviosa.
—Nada, lo dije más para mí —dice Lumiere y carraspea la garganta—, esperemos a tú padre para desayunar mi querida esposa.
—Lastimosamente, esposa sí —dijo Morgana—, tuya jamás.
Lo mira con desprecio.
—No será hoy o quizás mañana… pero algún día serás mía y tu amor será completamente para mí, lo juro —dice Lumier y ríe maliciosamente para sus adentros.
Lo mira sulfuradamente, se le levanta de golpe haciendo tambalear la silla, corriendo tres puestos de él ignorando por completo sus palabras.
El ambiente se pone tenso.
Transcurren unos pocos minutos...
Se hace un silencio incómodo, que se podía escuchar el alboroto del cuarto de cocina.
Se escuchan pasos con fuertes alaridos, afuera provenientes del gran jardín trasero, haciéndose cada vez fuertes que sus pasos de adentraban al castillo hasta llegar al marco.
Mira hacia el marco que da la entrada al comedor...
— ¿Qué hace el aquí?—dice Morgana, suspira pesadamente. — ¿Qué estará pasando ahora?
Entra la servidumbre colocando la mesa y su respectivo banquete está.
—Buenos días —dice el rey Abaduel mientras sonríe alegremente.
Camina mientras señala el asiento que se encuentra a su derecha.
—Buenos días, reina Morgana —dice Celegrom, haciendo una reverencia sin mirarla a los ojos caminado a el lugar que le ha indicado.
—Desayunemos o se enfriará, hoy será un día un poco agitado —dice el rey Abaduel—, casi lo olvidó tengo un acontecimiento que contarles.
Todos en el salón lo miran con mucha atención; hace un gesto con las manos para que continúen comiendo.
El desayuno transcurre con mucha normalidad.
—Los cite a todos aquí a desayunar para darles una gran noticia y la decisión que tome para las cuadrillas que partirán el día de hoy.
Lo observan con mucha atención para que continúe su ridícula charla.
“¿Pero que hace Celegrom aquí?, no debería estar en el campamento… algo pasa y no me gusta para nada” pensó ella para sí.
Sale de sus pensamientos para prestarle atención a las palabras de su padre.
—Los orcos y los trolls nos superaron en números en batalla —dijo el Rey Abaduel— gracias a la unión de los dos reinos, tenemos un excelente número de soldados y con esto haremos que esta guerra entre criaturas se culmine. Se levanta haciendo rechinar su silla al rodarla, caminando a su derecha dándoles unas palmadas en la espalda a Celegrom sonriéndole felizmente; mi mejor guerrero de total confianza, tus padres estarían muy orgulloso y por eso tú estarás al frente de las cuadrillas de soldados que partirá hoy.
—Sí, mi rey —dice Celegrom asistiendo con su cabeza.
Se escucha un estruendoso golpe, en la mesa.
—¿Qué?, no, no y no padre, ya enloqueciste—dice Morgana golpeando nuevamente y con fuerza la mesa haciendo la vibrar.
—Más respeto aunque seas reina —dijo el rey Abaduel—, sigo siendo tu padre y la decisión está tomada.
Se levanta rápidamente y con el impulso la silla cae al suelo.
—Morgan Farells —dice su padre —, ese no es el comportamiento de una reina.
— ¿Comportamiento de una reina padre? —dijo Morgana levantado la voz y hablando con firmeza — ¿para eso sí soy una reina? , más no para consultarme decisiones respecto al reino y las estrategias sobre la guerra.
Ella camina a pasos fuertes al lado de Celegrom, mirando a su padre con dureza.
—Mi querida niña— dice Abaduel pasivamente—, en tu estado no es bueno que te alteres y menos puedes haces movimientos bruscos. ¿Podríamos calmarnos?
—Oh no, padre. Está vez no. —dijo Morgana con voz fuerte.—Esposa mía —dice el rey Lumiere, mientras se coloca en su asiento con altivez, mirando a Celegrom en forma de victoria. — ¡Cállate, Lumiere! —grita la reina Morgana, y dirige su mirada hacia su padre retadoramente —. ¿Mi estado? No querrás decir...-No, pequeña —dice el rey Abaduel, bajando su mirada afligido —. Desde ese fatídico día, pensé que te perdería, eres lo único que me queda desde la muerte de tu madre.Camina hasta su padre, secándose las lágrimas con la manga de su vestido color violeta dándole un abrazo. El Rey se levanta de su asiento mirándola muy elegante.—La decisión está tomada —dice el rey Lumiere, en forma altiva.Morgana, mira con odio al dichoso rey, y camina planteándose al frente de él. —No estoy hablando contigo —dice la reina Morgana, asesinándolo con la mirada —, así que deberías limitarme y recordar que no bajaré mi cabeza ante ti.-Oh, disculpe mi señora esposa, no quise ofenderla —dijo el
Nuestra Pequeña Luna Capitulo VIII.Muy lejos de los esplendidos y pacificos reinos, en las afueras de las monumentales montañas de Magic Worns, en el frente central se ejecuta un plan para atacar a los terribles Orcos. Celegrom golpea la mesa, haciendo tambaliar la maqueta con esto caen las fichas de está al suelo.—Calma amigo— dice Tautt dandole una pequeña palmada en el hombro.—Con tantas prohibiciones es dificil— exclama frustrado Celegrom— ¿Como guiarlos a la victoria? —Encontraremos una forma, siempre lo hacemos— dijo Tautt colocando las fichas en los lugares corespondientes mientras lo observa detenidamente.—¿Qué haria sin tus consejos?— dice celegrom— y sin tu paciencia.—Jajaja por algo soy tu B.. —dijo Tautt para luego caraspear la garganta para corregir lo anterior —tu mejor amigo.Lo mira en forma de sospechosa camina hacia Tautt sonriendo le
Nuestra pequeña luna.Capítulo 9.Apesar de esa hermosa imagen surealista de su amada, el dolor se ha incrementado tornandose casi mortal y muy desgarrador para Celegrom.—Respira lentamente Celegrom— dice una voz dentro de su ser. —Pero ya, ¿Me puedes decir quién eres?— dijo Celegom, Exhalando lentamente—La historia de nuestro orígenes es larga y aún no éstas listo para escucharla— dice la voz dentro de su ser casi en susurro.—Sí, estoy listo cuenta la— exclamó Celegrom haciendo una muca de dolor.—No seas testarudo, aún no estas listo— dice la voz dentro de su ser. —Esta bien será en el momento que tú creas conveniente— dijo Celegrom escapándose le un pequeño quejido de dolor.—Buen chico, me presento ante ti mi nombre es Adael soy un lobo alfa— dice la voz del lobo Adael.—¡¡¡¿QUÉ?!!! —exclamó Celegrom anonadado mientras se soba las costillas.—Te explico tu y yo siempre hemos sido uno— dijo la voz del lobo Adael.—¿Siempre? ¿Dónde éstas? — preguntó Celegrom un poco descolocado
Mi Pequeña Luna. Capítulo 10.—Calla a el mocoso mi futura esposa— dice William.—Jamás seré tuya sarnoso— dijo Adelaila—. Y una pregunta, Cristal sabe que quieres robarle la luna a tú "mejor amigo". —¡Ohhh! eso es lo que me encanta de tí querida— dijo William—. Una mujer con carácter y no como la inútil de la Cristal, sabes lo único bueno de esa mujer es qué siempre está disponible para darme cachorros.—¡¡¡Eres un ser despreciable!!!.— exclama Adelaila, mirándolo con despreció—. ¿Cómo puedes referirte así a Cristal? tú luna, esposa y madre de tus cachorros.—Jajaja soy el desprendible William ¿No?— dijo William arrogantemente—. Cristal y todas las mujeres solo sirven para darme a mí, descendencia y así me convertiré en el gran Alfa.—Eres un asquerosa sabandija —dice Marcus escupiendole la cara—. Bestia sin corazón referirte así a lo más poderoso y hermoso de la creación me das a
—Disculpa si te hice esperar mucho—dijo ella—No te preocupes, por ti esperare esta y todas las vidas que sean necesarias. — le contesto él.—Mi padre quiere casarme con Lumiere para evitar otra guerra entre Bruwild y Ethernet. —dice ella suspirando pesadamente.—Esto no puede ser cierto —exclama angustiado. — no puedes casarte con él, ¿y nosotros que?—Lo sé, pero no puedo ir en contra de la palabra del rey y tú lo sabes bien—responde ella nostálgica—Por favor, no lo hagas— le rogo él.—Lo lamento querido, no tengo otra opción—le contesto ella. — pero antes de que me digas otra cosa necesito contar te algo.— ¿Que paso?, estas bien—pregunta el acercando se a ella angustiado.—La verdad es que no, no me he sentido muy bien últimamente—dijo ella bajando su cabeza.—Pero dime que ocurrió, sabes que siempre estaré a tu lado, pase lo que pase. —La mira preocupado y toma su mentón y le sube la cara son mucho cuidado. —sabes que eres lo único que me importa en esta vida, solo dime que ha
Después de unos par de segundos, se decide por ir al cuarto de baño, para darse una muy merecida ducha caliente; y gracias a los trabajadores de la caldera que sacan agua de los posos y la traen al palacio, luego la calienta con una criatura extraña y así llega hasta la habitación, otorgando les ese delicioso baño con aguas a su punto, es sorprendente lo que pueden inventar los enanos en estos últimos años. Gira la llave, pone el agua caliente a caer, mientras se desviste, se adentra a la ducha, deja el agua descender por su cuerpo mientras da pequeñas caricias a su vientre. Disfruta de ese pequeño momento a solas en completo silencio, mientras se termina de duchar.—Seremos uno, y eternos mi pequeña luna—dice ella para su bebe y sonríe tiernamente.Sale de la ducha, ya mucho más fresca y renovada, camina un poco directamente al guarda ropa, de tantos hermosos vestidos que habían en el, escoge un vestido color lila con encajes en la mangas y en los bordes del cuello, con unos detall
—Estando todos acá reunidos en esta hermosa mañana— empieza a decir el rey—. Por fin le podremos fecha a su compromiso...La princesa gira abruptamente hacia su padre, lo mira con desconcierto echa todo una furia.— Me gustaría— dice Lumiere mirando a la princesa amablemente.-que fuera la primera semana de primavera, claro, si la princesa está de acuerdo.La princesa lo mira y le sonríe de medio lado, asintiendo dulcemente, en forma de afirmación pero fue sarcástica.—Excelente —dice el rey, mirando a su hija en forma acusadora— Entre más pronto mejor, así evitaremos las habladurías y que tu error se empiece a notar.La princesa echa toda una furia, pega un puño a la mesa. Se levanta de golpe haciendo mucho ruido.—No toleraré que le digas error a tu propio nieto, padre— le reclama molesta la princesa.Interrumpen las mucamas para terminar de colocar los preparativos para el desayuno. En eso Fark se acerca con una jarra de zumo de cereza y le guiña un ojo a la princesa para que se c
—Han pasado ya dos meses. —dice la Princesa afligida, acariciado su vientre ya un poco vistoso.Morgana Camina de un lado al otro, por la habitación, un poco ansiosa. Con su vestido blanco, lista para dar el sí. Esperando el momento de ir al altar.—Mi pequeñín, volveremos a estar junto a tu padre, lo prometo—dice ella con lágrimas en los ojos.(…) De repente tocan la puerta sin previo aviso, va a su tocador para verse en el espejo, se pasa las manos por las mejillas, limpiando su rostro delicadamente para no arruinar el maquillaje.—Adelante — dice Morgana, acostandose en su cama.Ve como el pomo de puerta es girado, conjunto a esto se escucha el rechinar de esta misma al ser abierta. Ve como su sirvienta entra en la habitación, hace una pequeña reverencia y le dice:—Disculpe su Majestad —dice la sirvienta, acercando se acerca a ella lentamente— su padre le está esperando en el pasillo, quiere saber si ya está lista.Morgana voltea y la mira dolorosamente, y le enseña una so