Después de unos par de segundos, se decide por ir al cuarto de baño, para darse una muy merecida ducha caliente; y gracias a los trabajadores de la caldera que sacan agua de los posos y la traen al palacio, luego la calienta con una criatura extraña y así llega hasta la habitación, otorgando les ese delicioso baño con aguas a su punto, es sorprendente lo que pueden inventar los enanos en estos últimos años. Gira la llave, pone el agua caliente a caer, mientras se desviste, se adentra a la ducha, deja el agua descender por su cuerpo mientras da pequeñas caricias a su vientre. Disfruta de ese pequeño momento a solas en completo silencio, mientras se termina de duchar.
—Seremos uno, y eternos mi pequeña luna—dice ella para su bebe y sonríe tiernamente.
Sale de la ducha, ya mucho más fresca y renovada, camina un poco directamente al guarda ropa, de tantos hermosos vestidos que habían en el, escoge un vestido color lila con encajes en la mangas y en los bordes del cuello, con unos detalles blancos en algunas partes, el vestido es hermoso, ella lo luce como toda una princesa, le queda más abajo de las rodillas, para no exigir demasiado su padre no lo permitiría. Se gira lentamente posando su mirada en el otro rincón de sus aposentos, y camina hasta llegar al tocador, peinando así su larga y hermosa cabellera dorada. Haciéndose un moño alto recogido colocando en su cabeza una diadema de flores blancas bañada en oro; se mira directamente a sus ojos color rosa pálido, se da otros retoques con vallas que la ayudan a resaltar sus carnosos labio y colocando se la mejillas en un tono más rosa dando le vida a su rostro, y resaltando su hermosa piel blanquecina.
Satisfecha consigo misma, va rápidamente hacia la puerta, todos han de estar esperando la y ya se ha tardado mucho, su padre se enfadara con ella. Abre la puerta, sale al pasillo observa la hermosa estructura al frente de ella con columnas gigantes llenas de enredaderas de rosas por doquier, camina rápidamente mientras asiente con la cabeza en forma de saludo muy educado y digno de una princesa a los guardias que se encuentra en el corredor, desciende por las escaleras y se dirige al comedor. Al llegar se sorprende que solo su padre está sentado en la gran mesa compuesta por amatista, pero de igual forma, hace una reverencia muy elegante.
(...)
—Buenos días, querido padre, lamentó la tardanza. ¿Estuvo usted solicitando mi presencia?
Ella camina lentamente y con andar elegante hasta el asiento que se encuentra al lado derecho de rey. Hace una ojeada a los invitados y sonríe amablemente.
—Buenos días, mi pequeña—dice el rey—. En efecto mi niña, la solicite para que podamos tomar el ayuno juntos y poder charlas algunas cosas importantes.
—Claro padre—contesta ella cortésmente—. ¿Cómo se encuentra el día de hoy?
—Gracias por siempre estar al pendiente de mí, pequeña — le dice el rey tomando su mano dulcemente—. El día de hoy me encuentro muy bien, y ahora mucho mejor porque me concediste tu presencia.
El rey llama a la servidumbre para que preparen la mesa para el desayuno. Colocando platillos deliciosos, llenando en su totalidad la mesa de estas exquisiteces.
—Fark—Grita mi padre mi padre exigiendo su presencia en el comedor.
Se escuchan unos pasos apresurados desde la cocina al comedor. Fark llega en cuestiones de segundos a la sal, se inclina hacia delante exageradamente, haciendo dos reverencia. Se queda inmóvil, con la cabeza gacha, a esperar órdenes. El rey ni la voltea a mirar y solo dice con su carrasposa voz.
—En el jardín trasero se encuentra el príncipe Lumiere con su padre, llamadlos a desayunar. Y que sea rápido.
Fark se retira a pasos rápidos del comedor y se pierde en el umbral del Gran marco del comedor. El rey voltea en dirección a la princesa la mira con el ceño fruncido, no dejando rastro de la terna sonrisa de antes.
—No voy a tolerar tu desobediencia, compórtate como corresponde, pronto serás la nueva reina y tienes que comportarte como tal— resopla molesto el rey. Voltea a ver el umbral del gran comedor, quedando se inmerso en sus pensamientos.
—Como usted desee mi rey. — le contesto ella bajando su cabeza en señal de afirmación y obediencia.
Sin esperar mucho, se escuchan unas voces masculinas por el pasillo conjunto a pasos muy fuertes, que se puede deducir fácilmente que son los invitados y que se dirigen al gran comedor.
—Pasad adelante—dice Fark—. El rey y la princesa los esperan, ya sentados.
Los pasos y las voces cesaron inmediatamente ya que solo se escuchó el rechinar de los asientos al ser quitados de su lugar inicial. La princesa levanta la cabeza de su plato para darles la bienvenida a los invitados los cuales para ella no son tan bienvenidos que digamos, finge una hermosa sonrisa, para ellos.
—Bienvenidos sean mis queridos vecinos-—dice el rey con mucho entusiasmo—. Sentad os por favor.
Ambos dan una reverencia, y toman asientos, el príncipe Lumiere se sienta junto a la princesa mientras que el papa de este se sienta en el otro extremo junto al rey.
—Buenos días, hermosa princesa —dijo Lumiere
—Buenos días. —dice ella, poniendo los ojos en blanco.
—Usted siempre tan extrovertida, ¿cierto, princesa?—dice Lumiere en tono bromista.
—Y usted tan…
El rey interrumpe con una pequeña palmada llamando la atención de los presentes en el comedor. El rey mira a la princesa en modo acusador, para que no diga ni una palabra más, puesto a que está siendo imprudente. Gracias a esto la princesa traga grueso en forma de nerviosismo, y se remueve en su asiento incomoda por la situación, baja la cabeza y se queda en total silencio.
—Estando todos acá reunidos en esta hermosa mañana— empieza a decir el rey—. Por fin le podremos fecha a su compromiso...La princesa gira abruptamente hacia su padre, lo mira con desconcierto echa todo una furia.— Me gustaría— dice Lumiere mirando a la princesa amablemente.-que fuera la primera semana de primavera, claro, si la princesa está de acuerdo.La princesa lo mira y le sonríe de medio lado, asintiendo dulcemente, en forma de afirmación pero fue sarcástica.—Excelente —dice el rey, mirando a su hija en forma acusadora— Entre más pronto mejor, así evitaremos las habladurías y que tu error se empiece a notar.La princesa echa toda una furia, pega un puño a la mesa. Se levanta de golpe haciendo mucho ruido.—No toleraré que le digas error a tu propio nieto, padre— le reclama molesta la princesa.Interrumpen las mucamas para terminar de colocar los preparativos para el desayuno. En eso Fark se acerca con una jarra de zumo de cereza y le guiña un ojo a la princesa para que se c
—Han pasado ya dos meses. —dice la Princesa afligida, acariciado su vientre ya un poco vistoso.Morgana Camina de un lado al otro, por la habitación, un poco ansiosa. Con su vestido blanco, lista para dar el sí. Esperando el momento de ir al altar.—Mi pequeñín, volveremos a estar junto a tu padre, lo prometo—dice ella con lágrimas en los ojos.(…) De repente tocan la puerta sin previo aviso, va a su tocador para verse en el espejo, se pasa las manos por las mejillas, limpiando su rostro delicadamente para no arruinar el maquillaje.—Adelante — dice Morgana, acostandose en su cama.Ve como el pomo de puerta es girado, conjunto a esto se escucha el rechinar de esta misma al ser abierta. Ve como su sirvienta entra en la habitación, hace una pequeña reverencia y le dice:—Disculpe su Majestad —dice la sirvienta, acercando se acerca a ella lentamente— su padre le está esperando en el pasillo, quiere saber si ya está lista.Morgana voltea y la mira dolorosamente, y le enseña una so
Lumiere se acercó lentamente a Morgana, inclinándose para besarla, pero Morgana con agilidad coloca su mejilla, para darle el beso, todos los presentes celebran felices mientras que los recién casados se miran fríamente, Morgana lo abraza y se acerca el para que solo él pueda escuchar lo que tiene que decirle.—Te recuerdo qué fue por conveniencia, aunque ahora estemos casados, ni creas que sobrepasaras mis cláusulas —dice Morgana en voz baja le sonríe forzosamente.—Quizás algún día llegues a amarme —dijo Lumiere con la mirada retadora.Los presentes se levantan para desearle lo mejor a la gran pareja y se escuchan aplausos por todo el salón. Ambos se colocan enfrente y se abrazan mostrando su felicidad. Después de escuchar a todos los presentes, caminan agarrados de la mano, en dirección a la salida, salen del salón y le entregan a Morgana un ramillete de rosas con una nota, Lumiere se despega de Morgana para saludar a algunas criaturas. Morgana en ese momento se aleja un poco del
— Celegrom, —dice Morgana feliz, corriendo hacia él— sabía que jamás me dejarías plantada.Camina hacia ella, la abraza fuerte sonríe y la abraza dulcemente.Le corresponde el abrazó y lo besa con pasión, como si él se le fuera a desvanecerse entre sus brazos.Felices por su encuentro sin ser precavidos de sus alrededores, detrás de los arbustos se encontraba Lumiere observando escuchando lo que decían la feliz pareja. —Te extrañamos —dice Morgana mientras unas lágrimas ruedan por sus mejillas. —También los extraño —dijo Celegrom mientras seca sus lágrimas con dulces besos.Se separan, sentándose en la hermosa alfombra de flores azules que le ofrecía la madre naturaleza. —Mi hermosa luna, —dice Celegrom — estaremos pronto en conseguir la victoria en esta guerra y regresare a tú lado.Lo mira esperanzada juntado sus manos con las de él. —Mi valiente caballero—dice Morgana dulcemente —. Ya han pasado dos meses, mi padre me obligó a casarme con Lumiere unas semanas después que te
—Oh no, padre. Está vez no. —dijo Morgana con voz fuerte.—Esposa mía —dice el rey Lumiere, mientras se coloca en su asiento con altivez, mirando a Celegrom en forma de victoria. — ¡Cállate, Lumiere! —grita la reina Morgana, y dirige su mirada hacia su padre retadoramente —. ¿Mi estado? No querrás decir...-No, pequeña —dice el rey Abaduel, bajando su mirada afligido —. Desde ese fatídico día, pensé que te perdería, eres lo único que me queda desde la muerte de tu madre.Camina hasta su padre, secándose las lágrimas con la manga de su vestido color violeta dándole un abrazo. El Rey se levanta de su asiento mirándola muy elegante.—La decisión está tomada —dice el rey Lumiere, en forma altiva.Morgana, mira con odio al dichoso rey, y camina planteándose al frente de él. —No estoy hablando contigo —dice la reina Morgana, asesinándolo con la mirada —, así que deberías limitarme y recordar que no bajaré mi cabeza ante ti.-Oh, disculpe mi señora esposa, no quise ofenderla —dijo el
Nuestra Pequeña Luna Capitulo VIII.Muy lejos de los esplendidos y pacificos reinos, en las afueras de las monumentales montañas de Magic Worns, en el frente central se ejecuta un plan para atacar a los terribles Orcos. Celegrom golpea la mesa, haciendo tambaliar la maqueta con esto caen las fichas de está al suelo.—Calma amigo— dice Tautt dandole una pequeña palmada en el hombro.—Con tantas prohibiciones es dificil— exclama frustrado Celegrom— ¿Como guiarlos a la victoria? —Encontraremos una forma, siempre lo hacemos— dijo Tautt colocando las fichas en los lugares corespondientes mientras lo observa detenidamente.—¿Qué haria sin tus consejos?— dice celegrom— y sin tu paciencia.—Jajaja por algo soy tu B.. —dijo Tautt para luego caraspear la garganta para corregir lo anterior —tu mejor amigo.Lo mira en forma de sospechosa camina hacia Tautt sonriendo le
Nuestra pequeña luna.Capítulo 9.Apesar de esa hermosa imagen surealista de su amada, el dolor se ha incrementado tornandose casi mortal y muy desgarrador para Celegrom.—Respira lentamente Celegrom— dice una voz dentro de su ser. —Pero ya, ¿Me puedes decir quién eres?— dijo Celegom, Exhalando lentamente—La historia de nuestro orígenes es larga y aún no éstas listo para escucharla— dice la voz dentro de su ser casi en susurro.—Sí, estoy listo cuenta la— exclamó Celegrom haciendo una muca de dolor.—No seas testarudo, aún no estas listo— dice la voz dentro de su ser. —Esta bien será en el momento que tú creas conveniente— dijo Celegrom escapándose le un pequeño quejido de dolor.—Buen chico, me presento ante ti mi nombre es Adael soy un lobo alfa— dice la voz del lobo Adael.—¡¡¡¿QUÉ?!!! —exclamó Celegrom anonadado mientras se soba las costillas.—Te explico tu y yo siempre hemos sido uno— dijo la voz del lobo Adael.—¿Siempre? ¿Dónde éstas? — preguntó Celegrom un poco descolocado
Mi Pequeña Luna. Capítulo 10.—Calla a el mocoso mi futura esposa— dice William.—Jamás seré tuya sarnoso— dijo Adelaila—. Y una pregunta, Cristal sabe que quieres robarle la luna a tú "mejor amigo". —¡Ohhh! eso es lo que me encanta de tí querida— dijo William—. Una mujer con carácter y no como la inútil de la Cristal, sabes lo único bueno de esa mujer es qué siempre está disponible para darme cachorros.—¡¡¡Eres un ser despreciable!!!.— exclama Adelaila, mirándolo con despreció—. ¿Cómo puedes referirte así a Cristal? tú luna, esposa y madre de tus cachorros.—Jajaja soy el desprendible William ¿No?— dijo William arrogantemente—. Cristal y todas las mujeres solo sirven para darme a mí, descendencia y así me convertiré en el gran Alfa.—Eres un asquerosa sabandija —dice Marcus escupiendole la cara—. Bestia sin corazón referirte así a lo más poderoso y hermoso de la creación me das a