—Han pasado ya dos meses. —dice la Princesa afligida, acariciado su vientre ya un poco vistoso.
Morgana Camina de un lado al otro, por la habitación, un poco ansiosa. Con su vestido blanco, lista para dar el sí. Esperando el momento de ir al altar.
—Mi pequeñín, volveremos a estar junto a tu padre, lo prometo—dice ella con lágrimas en los ojos.
(…)
De repente tocan la puerta sin previo aviso, va a su tocador para verse en el espejo, se pasa las manos por las mejillas, limpiando su rostro delicadamente para no arruinar el maquillaje.
—Adelante — dice Morgana, acostandose en su cama.
Ve como el pomo de puerta es girado, conjunto a esto se escucha el rechinar de esta misma al ser abierta. Ve como su sirvienta entra en la habitación, hace una pequeña reverencia y le dice:
—Disculpe su Majestad —dice la sirvienta, acercando se acerca a ella lentamente— su padre le está esperando en el pasillo, quiere saber si ya está lista.
Morgana voltea y la mira dolorosamente, y le enseña una sonrisa forzosa. Para que ella no se dé cuenta de su estado de ánimo, ya que si lo notara, le diría a mi padre que no estoy bien, a veces agradezco su preocupación, pero hoy no puedo dejar ver lo que en realidad me está pasando.
—Está bien Fark, dile a mi padre que saldré en cinco minutos. — dice Morgana firmemente —. Puedes retirarte.
—Si mi señora, espero tenga un provechoso día, me retiro— dice Fark, haciendo una reverencia y retirando se de la habitación.
Morgana se levanta de su cama, y va a su retocador para arreglar su maquillaje, tiene que estar perfecta para este día, termina de arreglarse tanto el maquillaje como su peinado, y se levanta para dirigir se a la puerta camina pesadamente, y antes de abrir la puerta se sacude el vestido para quitar las arrugas que se habían formado. Suspira nostálgica y duda un poco antes de abrir la puerta.
“Terminemos con esto, por el reino” pensé para darme ánimos.
Sin demorar me un minuto más, abrí la puerta lentamente, y salí un poco para luego cerrar la puerta al salir totalmente, no tuve que esforzar me mucho en buscar a mi padre, puesto a que mi padre daba vueltas en su lugar un poco nervioso.
—Padre —exclama la Princesa y futura Reina.
El rey Abaduel voltea y la observa detalladamente, sonríe apenas la ve, y al detallar la coloca sus manos en su boca en forma de asombro. La princesa Morgana, vestía un hermoso vestido de color perla bastante grande para ocultar ese bulto que ella tanto apreciaba. El vestido tenía una cola tan larga que esta misma se enroscaba a su alrededor, también llevaba como velo unas lindas flores, de todos los colores con una tela fina de color hueso adherida a esta. La princesa se veía como una verdadera reina y el rey Abaduel creía lo mismo.
—Mi hermosa niña -dijo el rey Abaduel. Acercándose a ella para en volverla en un fuerte abrazo. La mira tiernamente —. Pequeña me permite llevarla hasta el altar.-
—Claro padre, me aria muy feliz— le responde Morgana. Con una sonrisa torcida.
“Si supieras que llevas a tu única hija a su propia hoguera”
—Ya quita esa mala cara, mi pequeña—le dice su padre ofreciendo le su brazo para comenzar a caminar—. Estas a punto de casarte no es tu funeral.
—Si padre, lo haré. Lo siento— contesta la princesa, suspira y coloca su mejor cara. Toma el brazo del rey.
Comienzan a caminar, pasando por el umbral de mármol, saliendo a la estancia del lugar. Allí se encontraban criaturas de este reino Bruwld (Reino brujo), como de los reinos de wolftom (Reino de los licántropos), Elfdawn (Reino de los elfos) y de los pueblos lejanos de Dewcraft (poblado duende), Gigalcrow (poblado de gigantes), Ghowss (pueblo gnomos), Endwlds (pueblo enano) y muchas otras especies mágicas. A su lado izquierdo la servidumbre, muchos guardias alrededor de todo el lugar.
Todos se encuentra sonrientes y alegres por la unión de los tortolitos, mientras caminan al final de la alfombra color hueso, se encontraba, el Príncipe hubiere (próximo rey de Farell Flo y Bruwld).
Morgana levanta la vista del piso y busca entre las criaturas a su amado, pero al no encontrar lo sonríe satisfecha, no sería ético que fuera a ver como su amada se casa con el hombre que no ama. Al cabo de tanto andar y saludar a los presentes, llegan al altar, el rey le da un beso en la coronilla y dirige su mirada al que será el esposo de Morgana, el príncipe Lumiere.
—Te entregó a mi más grande tesoro —dijo el rey Abaduel.
—La deja en excelentes manos —dice el Príncipe Lumiere, extendiendo la mano hacia Morgana.
Morgana le pone los ojos en blanco y le sonríe falsamente. Toma su mano para terminar uno al lado del otro.
—Bienvenidos sea todos a esta maravillosa velada —dijo el anciano Lafeld. Capturando la atención de todos.
El anciano Lafeld recita un largo testimonio, el cual presenta que nuestras vidas se entrelazaran por el resto de nuestras vidas. Después de un buen rato el anciano se dirige a nosotros y nos hace la pregunta más importante de la noche.
—Lumiere Bruwld, ¿acepta a Morgana Farell Flo como tu legitima esposa?—pregunta Lafeld
—Sí, acepto— dijo Lumiere, le sonríe dulcemente a Morgana.
—Morgana Farell Flo, ¿acepta a Lumiere Bruwld cómo tú legítimo esposo?
Mira a todas partes sin saber qué hacer, solo sabe que esta será la peor decisión que va a tomar por el resto de sus días, pero aun así se arma de valor y responde balbuceando.
—Sí, acepto —dijo Morgana, al borde de las lágrimas.
—Muy bien, con el derecho que se me confiere a mí por el rey Abaduel, — dice el anciano tomando nuestras manos para juntarnos—. Los declaro marido y mujer, ya puede besar a la novia.
Lumiere se acercó lentamente a Morgana, inclinándose para besarla, pero Morgana con agilidad coloca su mejilla, para darle el beso, todos los presentes celebran felices mientras que los recién casados se miran fríamente, Morgana lo abraza y se acerca el para que solo él pueda escuchar lo que tiene que decirle.—Te recuerdo qué fue por conveniencia, aunque ahora estemos casados, ni creas que sobrepasaras mis cláusulas —dice Morgana en voz baja le sonríe forzosamente.—Quizás algún día llegues a amarme —dijo Lumiere con la mirada retadora.Los presentes se levantan para desearle lo mejor a la gran pareja y se escuchan aplausos por todo el salón. Ambos se colocan enfrente y se abrazan mostrando su felicidad. Después de escuchar a todos los presentes, caminan agarrados de la mano, en dirección a la salida, salen del salón y le entregan a Morgana un ramillete de rosas con una nota, Lumiere se despega de Morgana para saludar a algunas criaturas. Morgana en ese momento se aleja un poco del
— Celegrom, —dice Morgana feliz, corriendo hacia él— sabía que jamás me dejarías plantada.Camina hacia ella, la abraza fuerte sonríe y la abraza dulcemente.Le corresponde el abrazó y lo besa con pasión, como si él se le fuera a desvanecerse entre sus brazos.Felices por su encuentro sin ser precavidos de sus alrededores, detrás de los arbustos se encontraba Lumiere observando escuchando lo que decían la feliz pareja. —Te extrañamos —dice Morgana mientras unas lágrimas ruedan por sus mejillas. —También los extraño —dijo Celegrom mientras seca sus lágrimas con dulces besos.Se separan, sentándose en la hermosa alfombra de flores azules que le ofrecía la madre naturaleza. —Mi hermosa luna, —dice Celegrom — estaremos pronto en conseguir la victoria en esta guerra y regresare a tú lado.Lo mira esperanzada juntado sus manos con las de él. —Mi valiente caballero—dice Morgana dulcemente —. Ya han pasado dos meses, mi padre me obligó a casarme con Lumiere unas semanas después que te
—Oh no, padre. Está vez no. —dijo Morgana con voz fuerte.—Esposa mía —dice el rey Lumiere, mientras se coloca en su asiento con altivez, mirando a Celegrom en forma de victoria. — ¡Cállate, Lumiere! —grita la reina Morgana, y dirige su mirada hacia su padre retadoramente —. ¿Mi estado? No querrás decir...-No, pequeña —dice el rey Abaduel, bajando su mirada afligido —. Desde ese fatídico día, pensé que te perdería, eres lo único que me queda desde la muerte de tu madre.Camina hasta su padre, secándose las lágrimas con la manga de su vestido color violeta dándole un abrazo. El Rey se levanta de su asiento mirándola muy elegante.—La decisión está tomada —dice el rey Lumiere, en forma altiva.Morgana, mira con odio al dichoso rey, y camina planteándose al frente de él. —No estoy hablando contigo —dice la reina Morgana, asesinándolo con la mirada —, así que deberías limitarme y recordar que no bajaré mi cabeza ante ti.-Oh, disculpe mi señora esposa, no quise ofenderla —dijo el
Nuestra Pequeña Luna Capitulo VIII.Muy lejos de los esplendidos y pacificos reinos, en las afueras de las monumentales montañas de Magic Worns, en el frente central se ejecuta un plan para atacar a los terribles Orcos. Celegrom golpea la mesa, haciendo tambaliar la maqueta con esto caen las fichas de está al suelo.—Calma amigo— dice Tautt dandole una pequeña palmada en el hombro.—Con tantas prohibiciones es dificil— exclama frustrado Celegrom— ¿Como guiarlos a la victoria? —Encontraremos una forma, siempre lo hacemos— dijo Tautt colocando las fichas en los lugares corespondientes mientras lo observa detenidamente.—¿Qué haria sin tus consejos?— dice celegrom— y sin tu paciencia.—Jajaja por algo soy tu B.. —dijo Tautt para luego caraspear la garganta para corregir lo anterior —tu mejor amigo.Lo mira en forma de sospechosa camina hacia Tautt sonriendo le
Nuestra pequeña luna.Capítulo 9.Apesar de esa hermosa imagen surealista de su amada, el dolor se ha incrementado tornandose casi mortal y muy desgarrador para Celegrom.—Respira lentamente Celegrom— dice una voz dentro de su ser. —Pero ya, ¿Me puedes decir quién eres?— dijo Celegom, Exhalando lentamente—La historia de nuestro orígenes es larga y aún no éstas listo para escucharla— dice la voz dentro de su ser casi en susurro.—Sí, estoy listo cuenta la— exclamó Celegrom haciendo una muca de dolor.—No seas testarudo, aún no estas listo— dice la voz dentro de su ser. —Esta bien será en el momento que tú creas conveniente— dijo Celegrom escapándose le un pequeño quejido de dolor.—Buen chico, me presento ante ti mi nombre es Adael soy un lobo alfa— dice la voz del lobo Adael.—¡¡¡¿QUÉ?!!! —exclamó Celegrom anonadado mientras se soba las costillas.—Te explico tu y yo siempre hemos sido uno— dijo la voz del lobo Adael.—¿Siempre? ¿Dónde éstas? — preguntó Celegrom un poco descolocado
Mi Pequeña Luna. Capítulo 10.—Calla a el mocoso mi futura esposa— dice William.—Jamás seré tuya sarnoso— dijo Adelaila—. Y una pregunta, Cristal sabe que quieres robarle la luna a tú "mejor amigo". —¡Ohhh! eso es lo que me encanta de tí querida— dijo William—. Una mujer con carácter y no como la inútil de la Cristal, sabes lo único bueno de esa mujer es qué siempre está disponible para darme cachorros.—¡¡¡Eres un ser despreciable!!!.— exclama Adelaila, mirándolo con despreció—. ¿Cómo puedes referirte así a Cristal? tú luna, esposa y madre de tus cachorros.—Jajaja soy el desprendible William ¿No?— dijo William arrogantemente—. Cristal y todas las mujeres solo sirven para darme a mí, descendencia y así me convertiré en el gran Alfa.—Eres un asquerosa sabandija —dice Marcus escupiendole la cara—. Bestia sin corazón referirte así a lo más poderoso y hermoso de la creación me das a
—Disculpa si te hice esperar mucho—dijo ella—No te preocupes, por ti esperare esta y todas las vidas que sean necesarias. — le contesto él.—Mi padre quiere casarme con Lumiere para evitar otra guerra entre Bruwild y Ethernet. —dice ella suspirando pesadamente.—Esto no puede ser cierto —exclama angustiado. — no puedes casarte con él, ¿y nosotros que?—Lo sé, pero no puedo ir en contra de la palabra del rey y tú lo sabes bien—responde ella nostálgica—Por favor, no lo hagas— le rogo él.—Lo lamento querido, no tengo otra opción—le contesto ella. — pero antes de que me digas otra cosa necesito contar te algo.— ¿Que paso?, estas bien—pregunta el acercando se a ella angustiado.—La verdad es que no, no me he sentido muy bien últimamente—dijo ella bajando su cabeza.—Pero dime que ocurrió, sabes que siempre estaré a tu lado, pase lo que pase. —La mira preocupado y toma su mentón y le sube la cara son mucho cuidado. —sabes que eres lo único que me importa en esta vida, solo dime que ha
Después de unos par de segundos, se decide por ir al cuarto de baño, para darse una muy merecida ducha caliente; y gracias a los trabajadores de la caldera que sacan agua de los posos y la traen al palacio, luego la calienta con una criatura extraña y así llega hasta la habitación, otorgando les ese delicioso baño con aguas a su punto, es sorprendente lo que pueden inventar los enanos en estos últimos años. Gira la llave, pone el agua caliente a caer, mientras se desviste, se adentra a la ducha, deja el agua descender por su cuerpo mientras da pequeñas caricias a su vientre. Disfruta de ese pequeño momento a solas en completo silencio, mientras se termina de duchar.—Seremos uno, y eternos mi pequeña luna—dice ella para su bebe y sonríe tiernamente.Sale de la ducha, ya mucho más fresca y renovada, camina un poco directamente al guarda ropa, de tantos hermosos vestidos que habían en el, escoge un vestido color lila con encajes en la mangas y en los bordes del cuello, con unos detall