Amanda.
Estoy tan mareada y no sé si sea por el alcohol o la ola de placer que me invade justo ahora. Gustosa acepto sus dedos y los limpio con mi lengua, como si de una deliciosa paleta se tratara. Siento como me toma por los hombros, girando mi cuerpo y haciendo que me coloque de rodillas frente a él. Paso mis manos por su ombligo llevándolas hacia abajo, acariciando su gran longitud. Acerco mi rostro a su entrepierna y la recorro con mi lengua desde la base, hasta la punta. Lo introduzco en mi boca, pero es imposible llegar más allá de la mitad, y por segunda vez, no puedo evitar compararlo. Sacudo disimuladamente la cabeza, retirando cualquier pensamiento tonto, me concentro en sus roncos jadeos, disfrutando del momento. Varios minutos después siento como se derrama en mi garganta, intenta retirarse pero lo sujeto por el trasero impidiendo qué lo haga. Puede que con Josh, haya hecho esto, pero de ninguna forma es ligeramente similar. Lo sé, lo sé, no debería acordarme de la escoria esa, pero no tengo otro punto de referencia. Me ayuda a colocarme de pie, y me lleva a uno de los sillones que se encuentran a lado de la cama. Es más como una de esas sillas donde te revisan cuando vas al ginecólogo, me sujeta de los tobillos y se aleja observando mi cuerpo. Sigo sin creer lo que su mirada ocasiona en mi, una fuerte descarga eléctrica recorre mi columna con solo verme. Se para frente a mi, y se acomoda entre mis piernas, jala un banco, que no sé de donde salió y toma asiento en el. Acerca su rostro a mis pliegues deslizando su lengua sobre ellos, se pega cual sediento en el desierto, succionando hasta la última gota de placer que emana mi centro. No sé cuanto tiempo pasa, pero no se despega hasta que toma todo de mi, cubro mi rostro con mi antebrazo de la pena. Si, pena, pues jamás he sentido esto, es una ola de calor tan placentera que me hace olvidarme todo. Solo me dejo ir, lo único de lo que medianamente soy consciente, son de mis fuertes jadeos, hasta que siento que mi cuerpo vibra y el placer se acumula en mi vientre, saliendo en una fuerte lluvia. Se separa de mis labios, y sus manos abandonan mis muslos, que hasta ahora es que me doy cuenta que me estaba sujetando. Retira los cintos qué estaban en mis tobillos y pega su longitud a mi entrada, de una pequeña mesa metálica toma un preservativo y lo coloca en su falo. Estoy por detenerlo, pero muerdo mis labios para no hacerlo, siento como se introduce de una y se detiene al instante. Pues mi grito de dolor lo ha hecho ver que esta es la primera vez que estoy con alguien, no se sale, pero acerca su torso al mio, me regala una dulce caricia en lo poco que de rostro qué no cubre la máscara. Sin palabras me consuela, y me besa delicadamente, volviendo el beso más intenso, hasta que mi cuerpo empieza a moverse por si solo. No fue mucho el tiempo, pues entre su apasionado beso y las sensuales caricias a mis senos, el dolor fue menguando hasta olvidarlo. Mis caderas se mueven en círculos, mientras el arremete duró y sin piedad en mi. Nuestro jadeos y gemidos, son todo lo que se escucha en la habitación, y es realmente exquisito a los oídos. Terminamos la primera ronda, me carga cual princesa entre sus manos y continuamos en la cama. No se cuantas veces más lo hicimos, perdí la cuenta de los orgasmos qué he tenido. Mi cuerpo no resiste más, cierro los ojos y me abandono al sueño. Al despertar, me encuentro sola, y con una nota en la mesita de noche. "Desde ahora solo serás mía pequeña Perséfone". Atte:_ HADES. Dominic. Ese mismo día en la tarde, antes del encuentro. Estoy en la oficina con un genio que ni yo me aguanto, no entiendo como es que la gente hace lo que se le viene en gana. Para rematar entra, como siempre sin tocar, Patrick, mi supuesto mejor amigo, pues siempre está jodiendo con lo mismo. — Hola hermano, vine por ti y no acepto un no, como respuesta. Ahí vamos de nuevo, esa es siempre su estrategia, quiere presentarme chicas y sacarme de la soltería. —Para empezar ¿Porque demonios nunca tocas antes de entrar? —Uy, andamos de malas, que mejor momento para salir y conocer a unas lindas chicas que nos hagan olvidar el día de m****a hemos tenido. — No me interesa, retirate. —Sabes Dom, por mucho tiempo me he preguntado el motivo de tu negativa a conocer chicas. —¿Y luego? Veamos como es que te respondes, ni siquiera sé para que pregunto, solo vete, necesito estar solo. —Es que en verdad amigo, solo se me vienen dos posibilidades a la cabeza. Se me queda viendo esperando a que le pregunte, pero la verdad no estoy con el humor de aguantarlo. —Solo escucha ¿De acuerdo? —ruedo los ojos, no se irá. —Habla rápido, no estoy de humor. —Es más que obvio que no lo estás, bien, una de dos o te gusta alguien que ni te voltea a ver o. Hace una pausa dramática viendome a los ojos y haciendo movimientos con sus manos, animandome a completar su frase. —Solo dilo y vete —estoy a segundos de explotar. —O eres gay... No puede terminar la frase pues se escucha la puerta azotarse, tanto Pat como yo nos sobresaltamos al ver a mi padre hecho una furia. —Me explicas en este instante, que es esa estupidez de que eres homosexual. —Bueno, creo que lo mejor será que yo me vaya. Patrick idiota, primero hace sus estupideces, y ahora corre cual vil cobarde. —Tú te quedas —le ordena mi padre. Yo solo respiro profundo y trato de mantener la calma, que está a punto de irse por la borda. —Padre, primero no llegues gritando, esta ya no es tu oficina y segundo, Patrick se tiene que retirar, pues ya tiene un compromiso con unas clientes, y tercero toma asiento, esto lo temos que hablar con calma. Pat, se despide y sale como alma que lleva el diablo, mi padre me ve con ganas de querer ahorcarme. Sus estúpidos prejuicios siempre son más importantes que cualquier explicación. —Habla Dominic, yo no crié a una niña, y mucho menos voy a permitir que mi trabajo de años se vaya al caño, por culpa de tus gustitos. —Creo que no has tenido queja de mi desempeño, y además ¿Qué tendrían que ver mis gustos? Eso es irrelevante, es mi trabajo el que habla por mi, te recuerdo que llevo un año al frente de la empresa, y junto a Amanda, hemos hecho que crezca, lo que su padre y tú no lograron en años. —No me faltes al respeto, recuerda que si estás ahí, es porque yo así lo decidí, pero como veo las cosas, te voy a destituir del cargo. —Te recuerdo que esa es decisión de la junta directiva, y francamente no creo que quieran apoyarte. —No me retes Dominic, al igual que yo, ninguno de los miembros de la junta, van a permitir que ningún afeminado, esté al frente de nuestro patrimonio. —O les interesa tanto su patrimonio, que no van a permitirse perder todo lo que han ganado, así que no vengas con tus absurdas amenazas padre. —Preparate para salir de esta oficina, yo no voy a permitir que mi legado se vaya al diablo, solo porque mi hijo tiene gustos excéntricos. —¿Escuchas lo que dices? Pensé que lo que más te importaba era mi felicidad, pero como siempre, solo escuchas lo que te conviene, lo que a ti te parece, jamás escuchas a los demás, y aunque te niegues a aceptarlo, esa fue la principal razón, por la que los Roswueltte, anulará el trato. —Cállate —me grita, perdiendo los estribos —si no fuera por ti, ese contrato estaría vigente. —¿Por mi? —Así es, Gerald y yo siempre hemos escuchado rumores sobre tu orientación, pero jamás creímos en ellos, pero bien dicen que la verdad tiene pies cortos. —Habla claro, ya empezaste ahora termina con tus "verdades" sin fundamento. —Sin fundamento dices, tu propio amigo lo acaba de decir, es mas que obvio. Estoy harto de esto, no tiene caso hablar con él, me levanto y tomo mis cosas, no pienso seguir aguantando sus estupideces. —¿A dónde crees que vas? No me dejes con la palabra en la boca, regresa aquí y enfrenta tu realidad. Estaba por llegar a la puerta, pero al escucharlo me detengo en seco, me giro sobre mis talones y lo enfrento. —Piensa lo que quieras, de todas formas ya tienes tu opinión sobre mí, me voy a donde realmente me siento bien. Sin esperar respuesta de su parte, continuo mi camino dejándolo con la palabra en la boca.Amanda. Siento todo mi cuerpo dolorido, lo peor del caso es que no sé donde quedó mi ropa.Me levanto con todo el dolor de mis músculos y busco en la habitación algo que pueda ocupar para salir de aquí.Me dirijo al baño y me encuentro con una tina de hidromasaje, sin pensarlo mucho la pongo a llenar.Me duelen hasta las pestañas, pero la enorme sonrisa que llevo en los labios nadie me la quita.¡Oh mi Dios del inframundo! Claro que soy tu Perséfone de ahora en adelante, en verdad que estoy loca.Ayer llorando por un pobre, muy pobre diablo, y hoy queriendo volver a ver a mi glorioso Hades.Con su recuerdo en mente, me meto a la tina y disfruto de las burbujas que me ayudan a relajar mis músculos.Cuando me siento mejor, salgo más que dispuesta a irme, me pongo la bata y tomo mis pocas cosas regadas en el suelo.Creo que pasó mucho tiempo, pues al salir todo está apagado y solo están unas pocas personas limpiando el lugar.La chica del antifaz se me acerca y me lleva al apartado dond
Dominic.Abro los ojos como plato, no me puede hacer esto, no cuando me acaba de decir que su novio la engañó. Me debe estar tomando el pelo, si, eso es lo más probable, a Mandy, le encanta hacer este tipo de bromas.Aclaro mi garganta y sacudo mi cabeza mientras que mi mano afloja la corbata en mi cuello, que parece se acaba de ajustar a este.La veo fijamente a los ojos tratando de encontrar ese deje de comedia en su expresión, pero no hay nada.—Mandy, no juegues conmigo, esto es una locura.—¿Por qué una locura?—¿No lo ves?—Escucha Dom, esto nos podría ayudar a ambos, tú —dice apuntando con su índice mi pecho —le callaras la boca a tu padre y yo le haría ver a ese cretino que no lo necesito, que no dependo de él para ser feliz.Me levanto de mi asiento y empiezo a dar vueltas por la oficina, no quiero lastimarla, en verdad que no.Aunque tiene razón, pero de que modo explicaríamos esta repentina relación, es una locura.Siento como me toma por el brazo, haciendo que detenga mi
Amanda.Después de sellar nuestro trato con un apretón de manos, me despedí saliendo de su oficina.Tenía que darme prisa, primero llamé a la coordinadora del evento, me tengo que asegurar de que tenga listas las imágenes.Llamada telefónica.—Hola ¿Kamill?—Hola corazón, acabo de recibir tu correo ¿Estás segura de esto?—Por completo, esos dos, ya pasaron su límite conmigo, además tengo un plan, llegaré alrededor de cuarenta minutos tarde, si el innombrable te pregunta por mi, tú no sabes nada.—De acuerdo, yo tendré todo listo, gracias al cielo que te hizo abrir los ojos, y perdón que te lo diga, pero... Te lo dije. Esa supuesta amiga tuya, se le notaba a kilómetros su envidia, y tu ex prometido, es otro que no cae nada bien, llevo mucho tiempo en esto, se de que hablo, he visto desfilar muchas veces la misma historia.—Lo sé, fui demasiado ciega al no querer ver. Te agradezco mucho por tu apoyo, nos vemos en la noche.–Cuidate cariño, y recuerda, en esta vieja siempre puedes encont
DominicEstamos solo nosotros en la pista, disfrutando de nuestra canción favorita, esa que cuando adolescentes nos hizo soñar.Sin embargo, no puedo continuar con los recuerdos porque el troglodita de Josh, llega a interrumpir nuestro momento. —Creo que con quien deberías estar bailando es conmigo, amor.Dice después de aclarar su garganta y mordiendo la última palabra. Infeliz, por algún motivo aprieto más mi agarre a su cintura. Ella eleva su vista a mis ojos y me regala una sonrisa, que no se como definir, mientras acaricia la solapa del saco. —No hagas un espectáculo, y déjame terminar la pieza con Dom. En un momento estaré contigo. El tipo se queda con el coraje atorado en la garganta, gira a ver a los invitados y les dedica una sonrisa nerviosa. Le lanza un beso con la mano a Mandy, y se gira regresando a la mesa de los novios, donde se encuentran los padres de ambos. Sin más contratiempos, seguimos bailando hasta que termina la canción. La giro y nos en caminamos tomados
DominicPero que clase de mujer es mi amiga, a mi jamás se me hubiera ocurrido algo así.Digo, la verdad fue un desagradable espectáculo, ese ente y la supuesta amiga, sí que dan asco.Pero al escuchar que intentaba amenazarla, el coraje llegó enseguida, y no me quedé con las ganas de decirle unas cuantas cosas. Pero no quedo ahí, cuando llegué a ella y con el impulso de la adrenalina, la besé, un beso exigente, hambriento, que hizo que todos se quedarán con la boca abierta.Ambos sonreímos descaradamente al terminar el beso, nos tomamos de la mano y salimos del lugar.—Ja, ja, ja, ja, ja, fue una locura.Grita mientras vamos en mi auto descapotable, y su peinado lo desata haciendo que su cabello vuele con el viento. Salió mejor de lo que esperábamos, pero hasta aquí llega nuestra actuación, ya que ahora, yo tengo un gran compromiso. —Una gran locura, pero... Se acomoda en el asiento del copiloto para prestar atención a lo que estoy por decir. —¿Pero? —Tengo un compromiso en una
Josh.Maldita sea, maldita Leila, tenía que llegar ayer a mi apartamento y joder todo, y más imbécil yo por seder.Teniendo tan cerca el compromiso dejé que se me calentará la cabeza que no pensé en nada, más que en mi calentura.Me dejé llevar por la rabia de que Amanda, jamás ha querido pasar de los orales y dejé que todo se fuera al caño.Seis put*os años tirados a la basura, y la estúpida escuincla no se aguanto y me expuso frente a toda la alta sociedad, tirando a la basura todas mis posibilidades de negocio.Y para colmo su estúpido amiguito se atrevió a amenazarme, par de infelices, pero si creen que esto queda aquí, se equivocan no lo voy a permitir.Aun tengo un As bajo la manga, algo por lo que mi pequeña Amanda, tendrá que regresar conmigo por las buenas o por las malas.Estoy llegando a mi casa con eso en mente, necesito encontrar esos documentos. Aunque he de reconocer que el dinero, no es lo único que me mueve a querer seguir a lado de Amanda. Puede que Leila, sea muy
—Mi amorcito ¿Por qué me dejaste sola? Todos me veían raro.Reclama como si no fuera consciente de que nos descubrieron en el acto, acaso ¿Está loca o que?—Leila, baja, enserio no te das cuenta del lío en el que nos metimos ¿Cierto?Soy bastante brusco en mi forma de hablar, pero de nada me sirve un bulto sin cerebro, que en lugar de ayudar me joda. —No me grites —ahí vamos de nuevo —Parece que te enfadara mi presencia, ayer eras un osito fogoso y hoy un ogro.—Deja de comportarte como una escuincla boba, abre los ojos y ve en el maldito hoyo en el que nos metimos, por dejarte entrar en mi cama, ahora he perdido todo.—Eso no es verdad, aun tenemos el nuevo negocio.—¿Tenemos? Ja, ja, ja, ja, ja, enserio te faltan tornillos —le digo mientras con mi induce presiono su sien —entiende que sin Amanda no hay nada, no hay negocio, no hay capital, nada.—Pero la idea es tuya la podemos vender o algo así, yo que sé.—Obvio que no sabes nada, y tampoco quiero explicarte, mejor vete y déjame
Amanda.Es sábado por la mañana, y nada en este día es como lo había planeado hace meses.Según yo, hoy estaría desayunando con Josh, ultimando los detalles de nuestra boda en tres meses.En lugar de eso, me encuentro en mi cama, molida, con una enorme sonrisa en los labios y muchas dudas.Por más que repaso la noche de ayer, y no le refiero a la cara de sapo inflado qué puso mi ex cuando mi amigo casi le rompe la cara.No, me refiero a Hades, ese hombre está pa chuparse completo, pero ayer me dejó como cerdo en carnicería, con las manitas atadas al gancho.Mis manos pican nuevamente al recordarlo, me quedé con tantas ganas de deslizar mis dedos por su piel.Y no solo las manos, de solo recordarlo, mi amiguita gotea por querer sentirlo entre mis pliegues.Opto por tratar de controlarme y mejor me pongo a leer el bendito contrato ese, que por cierto no recuerdo haber aceptado nada.A menos que cuando coloco el hermoso collar sobre mi cuello, esa haya sido la invitación.Maldito Hades,