Contrato

Dominic.

Abro los ojos como plato, no me puede hacer esto, no cuando me acaba de decir que su novio la engañó.

Me debe estar tomando el pelo, si, eso es lo más probable, a Mandy, le encanta hacer este tipo de bromas.

Aclaro mi garganta y sacudo mi cabeza mientras que mi mano afloja la corbata en mi cuello, que parece se acaba de ajustar a este.

La veo fijamente a los ojos tratando de encontrar ese deje de comedia en su expresión, pero no hay nada.

—Mandy, no juegues conmigo, esto es una locura.

—¿Por qué una locura?

—¿No lo ves?

—Escucha Dom, esto nos podría ayudar a ambos, tú —dice apuntando con su índice mi pecho —le callaras la boca a tu padre y yo le haría ver a ese cretino que no lo necesito, que no dependo de él para ser feliz.

Me levanto de mi asiento y empiezo a dar vueltas por la oficina, no quiero lastimarla, en verdad que no.

Aunque tiene razón, pero de que modo explicaríamos esta repentina relación, es una locura.

Siento como me toma por el brazo, haciendo que detenga mi caminata improvisada.

Me gira para vernos de frente, después de unos segundos, toma mi mano y me lleva a la pequeña sala dentro de la oficina.

Se dirige a la puerta sin decir nada y escucho que le pide dos cafés a mi asistente.

Regresa y se sienta frente de mi, con el semblante más serio que jamás le había visto.

La sola idea de tenerla cerca como más que una amiga, me altera por completo, con un demonio ¿Por qué yo?

Y aquí estamos, en completo silencio esperando por café y con la ansiedad a tope, gracias a esta pequeña mujer.

Unos minutos después, llega mi asistente con los dos tintos, colocándolos sobre la mesa de centro.

En cuanto la mujer sale de la oficina, Amanda, se acerca y endulza el suyo y bebe de la taza.

Trato de imitar su actuar, pero antes de que pueda poner un dedo sobre la cerámica, me dice algo que me deja impactado.

—No sería real —¿Cómo?

—¿Qué? —le pregunto sumamente confundido, no estoy entendiendo nada.

—El noviazgo no sería enserio, solo fingiremos frente a todos, jamás te obligaría a algo que te incomode a tal grado, en lo privado puedes continuar con tu vida como hasta ahora, pero frente a la gente, tú y yo vivimos enamorados desde siempre, pero no teníamos el valor para confesarnos, esa será la historia. Por favor Dom, no me dejes caer sola.

Se levanta de su lugar y corre a colocarse de rodillas frente a mi con las palmas unidas.

Sus ojos de cachorrito y el puchero qué hace, me hacen soltar tremenda carcajada.

Se levanta con el rostro sonrojado y molesta, mientras a mi me dolía el estómago de las carcajadas.

—¡Basta! Ya no te burles de mi.

—Mi amor, no me burlo de ti, solo que tus caras de gatito soñador me dieron risa —le digo mientras trato de calmar mis carcajadas.

Respiro una y otra vez profundamente, hasta que logro estar tranquilo, me levanto llegando al ventanal quedando a su espalda.

—Perdón Mandy, no quería hacer que te subiera el enojo, a ver, mejor dime que tienes en mente. Se supone que hoy es la cena de compromiso.

—¿Estás seguro? —pregunta esperanzada, y por supuesto que la voy a ayudar, tal vez así logre también, que mi padre me deje en paz.

—Completamente, así que cuenta el plan.

—El muy cretino ni siquiera me ha enviado un solo mensaje. Pero en fin, eso ya no importa —hace un ligero ademan restándole importancia al asunto —llegaremos un poco tarde a la cena, él estará esperando con nuestras familias, así que empezará a marcarme para saber donde estoy y porque no he llegado.

—Quieres que se desespere.

—Exacto, quiero que por lo menos una vez en su asquerosa vida, necesite de mi, como yo lo hice muchas veces.

De repente se pone super roja y no de buena manera, creo que acaba de recordar algo, y grave, pues está que no se soporta ella sola.

—Respira, respira, Mandy, regresa a casa, regresa.

Empiezo a decir para tratar de calmar su furia, esto pasó algunas veces de niños, después de... Bueno, ya no vale la pena recordarlo.

Poco a poco se recupera, dejándose guiar por mi voz, por suerte no entró en crisis.

—Fui tan tonta Dom, me deje engañar cual vil adolescente, pero si ese par creyó que me podía seguir viendo la cara, se equivocaron.

Me lleva de regreso a la sala y ella se dirije al bar de la oficina, sirve dos tragos fuertes y regresa conmigo.

—Ya he preparado algunas imágenes —reanuda —así que cuando llegue al evento, entraré del brazo contigo.

—Listo, entonces iré a preparar mi mejor traje...

—Alto ahí matador —me detiene antes de poder dar un paso —aun no termino, cuando lleguemos, me acompañarás al escenario y daré unas hermosas palabras, mientras en la pantalla se estarán pasando esas imágenes que demuestran su infidelidad. Por suerte no firme ningún contrato aún, el muy maldito me había convencido de casarnos por bienes mancomunados.

—Qué suerte que aun no firmaban. Tengo una duda, exactamente ¿Qué se supone que haré yo?

—Sacarme de ahí cuando explote la bomba de que he decido empezar una relación muy formal contigo.

—¿Muy... Formal?

—No me veas así, en unos minutos llamo a Clarisa, para que nos redacte el contrato.

—¿Contrato?

—Así es, tanto tú como yo, estamos más que claros qué esto es solo un convenio que nos beneficia a ambos, así que lo mejor será firmar un contrato donde se estipulen algunas normas y el tiempo que durará el acuerdo...

—Wow, wow, wow, alto ahí pequeña, me mareas con tanta información. Que es todo eso, Mandy, somos amigos, esto es un favor, no estamos llevando a cabo un acuerdo comercial, no estás con socios o proveedores, soy yo, Dominic, tu amigo.

Me ve fijamente sin ninguna expresión en su rostro, lo que me desconcierta un poco.

—Precisamente por eso, porque no quiero perjudicar nuestra amistad, entre las reglas estará una que nos conviene mucho.

—¿De qué hablas?

—Esto es solo por apariencia, vas a poder llevar tu vida como hasta ahora, siempre y cuando, delante de todo el mundo seas un novio amoroso que me sabe dar mi lugar.

—Sigo sin entender nada.

—¿Crees que no se que sales?

—¿Qué dices?

—Conmigo no tienes que fingir, hace unas semanas fui a buscarte a tu departamento y vi que un chico, muy apuesto por cierto, llegó por ti y se saludaron muy... Efusivos, por decir lo menos, y se fueron ¿A dónde? No sé, pero no te preocupes, conmigo tu secreto está a salvo.

—No, nena no, eso fue...

—Tranquilo, yo no diré nada —me dice interrumpiendome —así que tú, podrás seguir con tu misterioso y sexi caballero, eso sí, diremos que nuestra relación se debió, en gran parte por la traición de la escoria de Josh, pero que tú y yo, siempre nos hemos amado en secreto, y que por eso nunca has tenido una novia o algo por estilo.

—Creo que has malinterpretado todo, esa noche, si salí, pero de la forma que piensas.

—Amigo mio, en verdad no tienes porque darme explicaciones, yo entiendo perfecto.

La veo resignado, pues le diga lo que le diga, no me va a creer, solo me resta asentar con la cabeza.

—¿Sí? Te juro que no te vas a arrepentir, entonces ¿Tenemos un trato?

Estira su delicada mano, me quedo unos segundos viéndola, hasta que opto por tomarla.

—Tenemos un trato.

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